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miércoles, 1 de enero de 2025

EE.UU.: Ambiciones imperiales

Mal empieza Donald Trump, quien recién asumirá su cargo de Presidente de los EE.UU. el próximo 20 de enero, pero desde ya ha demostrado sus deseos expansionistas de apoderarse - por la fuerza de ser necesario - de Canadá, Groenlandia… y hasta del Canal de Panamá, utilizando el mismo lenguaje belicista de sus antecesores. Si así trata a sus “aliados” de la OTAN (Canadá y Dinamarca, al cual pertenece Groenlandia) ¿Qué se puede esperar de su actitud frente al resto de países que no son parte de esa alianza agresiva? ¿A que no decía que en su gobierno no iban a ver más guerras? Por lo visto, Donald Trump es un firme creyente en la teoría de que la mejor manera de normalizar una idea, por muy descabellada que sea, es repetirla muchas veces. Y así es resucitó su vieja aspiración de hacerse con el control de Groenlandia, territorio autónomo perteneciente al reino de Dinamarca, tal como lo hizo durante su primer gobierno (y que por esas fechas, por cierto, lo tratamos con amplitud), hoy vuelve a la carga con lo mismo. Se trata de la isla más grande del mundo que no forma un continente: una vasta porción de tierra y hielo entre los océanos Ártico y Atlántico de exigua población (56.000 habitantes), pero rica en recursos naturales y gran valor geoestratégico. Trump, que lleva con el expansionismo subido varios días, en los que ha reclamado el control del canal de Panamá, y fantaseado con anexionarse Canadá, volvió a poner sobre la mesa el asunto de Groenlandia. Lo hizo, en uno de sus mensajes en la red social de la que es dueño, Truth Social. En él, anunciaba que Ken Howery será su embajador ante Dinamarca. Tras cantar las alabanzas de Howery, otro trasplante de Silicon Valley en el Ejecutivo estadounidense (cofundador de PayPal y del fondo de capital de riesgo Founders Fund), al presidente electo le bastó una frase para dar un manotazo al tablero geopolítico: “Para los fines de la seguridad nacional y la libertad en todo el mundo, Estados Unidos considera que la propiedad y el control de Groenlandia son una necesidad absoluta”. Trump ya lo dijo en el 2019, durante su primera vuelta en la Casa Blanca, que estaba considerando la posibilidad de comprar Groenlandia. Hasta llegó a cancelar un viaje de Estado a Dinamarca cuando los gobernantes del país escandinavo, socio fundador de la OTAN y miembro de la Unión Europea, le respondieron que la isla no se vende. En esta ocasión, el primer ministro de Groenlandia, Múte Egede, lo repitió en Facebook. “Groenlandia es nuestra”, escribió. “No estamos en venta y nunca lo estaremos. No debemos abandonar nuestra lucha de años por la libertad. Sin embargo, debemos seguir abiertos a la cooperación y al comercio con todo el mundo, especialmente con nuestros vecinos”. Si bien la isla cuenta desde el 2009 con la posibilidad de declarar su independencia, pero al estar unida por robustos vínculos a Dinamarca, nada indica que esté en sus planes ejercer ese derecho. Como recordareis, Trump completó con el de Groenlandia una serie de anuncios que han hecho saltar las alarmas en las cancillerías de medio mundo. El sábado por la noche, y de nuevo en Truth Social, amenazó “con retomar el control sobre el canal de Panamá si los barcos estadounidenses no obtenían rebajas en las tarifas por usarlo”. También expresó su deseo de evitar que el paso caiga en las “manos equivocadas”, en referencia a China, al cual siempre ha considerado una potencia enemiga. Pero el mapa de las ambiciones imperiales de Trump 2.0 no podría estar completo sin Canadá. El presidente electo una vez más, en su red social que “muchos canadienses quieren convertirse en el estado número 51”. En noviembre, amenazó al vecino del norte con la imposición de aranceles del 25% a las importaciones, lo que desembocó en una visita a Mar-a-Lago del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, que ocupa el puesto desde el 2015 y que este año se enfrenta debilitado a la reelección. A Trump, cuyo talento para la burla está fuera de duda, le divierte llamarlo “gobernador” del “Gran Estado de Canadá” y no oculta su deseo de que pierda en las urnas. No parece difícil que algo así suceda: Trudeau afronta debilitado la campaña, acosado por una crisis de la vivienda, un sistema de salud en decadencia, una inmigración creciente y la misma guerra ideológica entre progresistas y conservadores que se libra sin cuartel en muchas sociedades avanzadas. Como lo explica el historiador Daniel Immerwahr, si bien EE.UU. está fundado sobre el mito del antiimperialismo (la independencia de los ingleses), se trata de un país cuya historia puede contarse a través de las aspiraciones expansionistas como las que ahora subyugan a Trump. Primero fue la compra de Luisiana a Francia t Florida a España, la conquista del Oeste exterminando a millones de indios y tras el mordisco tejano a Méjico, posteriormente tras una victoriosa guerra, se quedó con gran parte de su territorio. Luego, llegaron las aventuras de ultramar, con la anexión de decenas de islas deshabitadas en el Caribe y el Pacífico, la compra de Alaska a Rusia, la absorción en 1898 de los restos del imperio español: Cuba, Puerto Rico y las Filipinas, la toma de Hawái, la anexión de isla de Wake y Samoa Americana, así como de las islas Vírgenes. La última fase llegó al término de la II Guerra Mundial, cuando la superficie del país había llegado a su apogeo, unos 135 millones de estadounidenses vivían fuera de la zona continental, y Washington decidió soltar la mayoría de esos territorios. Filipinas obtuvo su independencia, Puerto Rico se convirtió en Estado libre asociado y Alaska y Hawái pasaron a ser Estados por derecho propio. “No sé hasta qué punto son creíbles esas aspiraciones de Trump”, explicó Immerwahr este martes en un correo electrónico. “Sí creo que estamos ante una vuelta a una visión más antigua del poder, donde la seguridad se logra a través de la superficie. Luego de 1945, EE.UU. ha buscado formas más difusas de influencia, a través de pactos comerciales, asociaciones de seguridad, flujos de armas y bases. Todo esto requiere conexiones estrechas con gobiernos extranjeros. La visión de Trump de una América fuerte, en cambio, parece ser una gran extensión de tierra, encerrada entre altos muros. Quiere poder sobre el mundo, pero no presencia en él. Así que, en lugar de obtener el beneficio estratégico de Groenlandia operando una base militar o comerciando con Dinamarca, está tratando de comprarla de nuevo”. Al historiador, todo esto le retrotrae a los días sangrientos de Teddy Roosevelt [1901-1909]. Y aunque considera “tentador” verlo como el regreso de EE.UU. a una era imperial, recomienda no olvidar “los cientos de bases militares que el país tiene fuera de sus fronteras como una especie de imperio”. Un “imperio puntillista”, lo llama en su libro. “Trump claramente se siente más cómodo con una forma más antigua de proyección de poder. Se ve a sí mismo como un emperador romano” acoto. Algunas de las ganancias de territorio estadounidense fueron posibles gracias a acuerdos de compraventa como el que ahora acaricia Trump. En 1803, Washington compró Luisiana a Francia por 15 millones de dólares y pasado 84 años, Alaska a Rusia por 7,2 millones. Las islas Vírgenes estadounidenses provienen de un pago en 1917 de 25 millones a Dinamarca. Pero Trump ni siquiera es el primer presidente que pone sus ojos en Groenlandia: Harry Truman llegó a ofrecer 100 millones de dólares por la isla en 1946. Hoy, como entonces, durante el apogeo de la Guerra Fría y de la pugna con la Unión Soviética, se trata de un pedazo de tierra codiciado por su ubicación estratégica. Y no solo en virtud de la vieja rivalidad de las potencias: el paulatino deshielo del Ártico promete abrir nuevas vías de navegación, así como una competencia comercial y naval de la que Beijing (aunque no pinta nada en la zona, como anotamos hace dos semanas) no piensa quedarse fuera. También es novedoso el valor de las reservas de minerales de tierras raras de Groenlandia, necesarios para el diseño de la tecnología más avanzada. De esta manera, y a un mes de que vuelva al poder, es difícil saber cuánto de serio tiene lo que Trump promete, o amenaza, en materia de política internacional. Es parte de su estrategia: soltar ideas descabelladas, repetirlas hasta que no lo sean tanto, y luego esperar a ver cuáles cumple. En el caso de Groenlandia, la idea de su compra fue recibida en 2019 casi como una broma de mal gusto. Pero esta podría no tener tanta gracia ahora, con el regreso a la Casa Blanca de Trump desencadenado por lo que deben ser tomadas como son: una advertencia.

EL ENIGMATICO MUNDO DE LOS LEMURES: Criaturas de Madagascar

Son unos primates endémicos quienes habitan únicamente la isla de Madagascar, que reciben su nombre por los lemures, fantasmas o espíritus de la mitología romana, debido a las estrepitosas vocalizaciones que emiten, unos ojos brillantes que le dan un aspecto espectral y los extraños hábitos nocturnos de algunas de sus especies. Aunque a menudo se los confunda con primates ancestrales, los primates antropoides (monos, hominoides y seres humanos) no evolucionaron de los lémures, sino de los omomíidos, aunque sí comparten algunos rasgos morfológicos y de comportamiento con primates basales. Su clasificación taxonómica es controvertida y depende de que concepto de especie se utilice. Incluso se discute la taxonomía de nivel más alto, y algunos expertos ubican a la mayor parte de los lémures en el infraorden Lemuriformes, mientras que otros prefieren que Lemuriformes contenga a todos los estrepsirrinos existentes, colocando a todos los lémures en la superfamilia Lemuroidea y a los lorísidos y galágidos en la superfamilia Lorisoidea. La hipótesis más extendida es que los lémures llegaron a Madagascar por rafting dispersión biológica por balsas de vegetación en algún momento en que las corrientes oceánicas favorecieron la dispersión hacia la isla. Desde entonces los lémures han evolucionado para enfrentarse a un ambiente sumamente estacional y sus adaptaciones les dan un nivel de diversidad que rivaliza con los demás grupos de primates. Hasta la llegada de los humanos a la isla, hace aproximadamente 2000 años, existían lémures tan grandes como un gorila macho. En la actualidad perviven unas cien especies de lémures, la mayor parte de ellas descubiertas o promovidas al estatus de especie a partir de los años 1990. Con un peso que va desde los treinta gramos hasta los nueve kilogramos en las especies actuales, los lémures comparten muchos de los rasgos básicos de los primates, como manos y pies con cinco dedos y pulgar oponible, y uñas en lugar de garras (en la mayoría de las especies). Sin embargo, su proporción cerebro-masa corporal es menor que en los primates antropoides, y, al igual que los demás primates estrepsirrinos, tienen la “nariz húmeda”. Los lémures son generalmente los estrepsirrinos más sociales y se comunican más con olores y vocalizaciones que con señales visuales. Tienen un metabolismo basal relativamente bajo, muchos se reproducen estacionalmente, tienen períodos de dormancia (como hibernación o letargo), y algunos muestran un dominio social de las hembras. La mayoría se alimenta con una amplia variedad de frutas y hojas, mientras que otros son especialistas. Aunque muchas comparten dietas similares, especies distintas comparten los mismos bosques a través de un proceso de diferenciación de nicho. La investigación sobre estos primates se centró en su taxonomía y en la recogida de especímenes durante los siglos XVIII y XIX. Aunque las observaciones aportadas por los primeros investigadores de campo fueron abundantes, los estudios modernos sobre la ecología y comportamiento de estos animales no se desarrollaron hasta los años 1950 y 1960. Ante las dificultades surgidas por la inestabilidad política y la confusión reinante en Madagascar a mediados de los años 1970, los trabajos de campo se detuvieron, pero se reanudaron en los años 1980 y supusieron un gran avance en el conocimiento de estos primates. Instalaciones de investigación como el Duke Lemur Center de la Universidad Duke han proporcionado la oportunidad de avanzar en su estudio en un ambiente controlado. Los lémures son importantes para la investigación porque su mezcla de características primitivas y rasgos compartidos con los primates antropoides puede arrojar un mayor conocimiento sobre la evolución de los primates y de los humanos. Sin embargo, muchas especies de lémur están en peligro de extinción debido a la pérdida de su hábitat y a la caza. Aunque por lo general las tradiciones locales ayudan a proteger a los lémures y sus bosques, la tala forestal ilegal, la generalización de la pobreza y la inestabilidad política dificultan y menoscaban los esfuerzos por la conservación de estos primates. Debido a estas amenazas y a la disminución constante de sus poblaciones, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) considera que los lémures son los mamíferos en mayor peligro de extinción, considerando que hasta el 2013, más del 90 % de las especies de lémures están amenazadas. Los lémures se han adaptado para ocupar muchos nichos ecológicos abiertos desde su llegada a Madagascar. Su tamaño va desde los 30 g del lémur ratón de Berthe (Microcebus berthae), el primate más pequeño del mundo, a los 160-200 kg del recientemente extinguido Archaeoindris fontoynonti, y han desarrollado diversas formas de locomoción, distintas formas de complejidad social y adaptaciones únicas al clima local. Dado que los lémures carecen de cualquier tipo de rasgo compartido que los distinga de los demás primates, su diversidad ha ayudado a definirlos.34 Distintos tipos de lémures han desarrollado combinaciones únicas de características atípicas para enfrentarse con el clima riguroso y de fuertes contrastes estacionales de Madagascar. Antes de la llegada de los humanos, los lémures podían encontrarse a todo lo largo de la isla. Sin embargo, los primeros pobladores humanos pronto convirtieron los bosques en arrozales y prados por medio de la agricultura de rozas y quema (conocida localmente como tavy), restringiendo a los lémures a la periferia de la isla, aproximadamente el 10 % de la superficie terrestre total de la misma, equivalente a unos 60 000 km². En la actualidad, la diversidad y complejidad de las comunidades de lémur aumenta con la diversidad floral y de precipitaciones, particularmente en las selvas tropicales de la costa oriental, donde esta diversidad floral y precipitaciones son también mayores. A pesar de sus adaptaciones para resistir condiciones extremas, la destrucción de su hábitat y la caza han tenido como consecuencia que las poblaciones de lémures y su diversidad hayan disminuido bruscamente, causando la extinción reciente de al menos diecisiete especies en ocho géneros, conocidos colectivamente como lémures subfósiles. La mayor parte de las aproximadamente cien especies y subespecies actuales están amenazadas o en peligro de extinción. A menos que se produzca un cambio en la tendencia, probablemente seguirán produciéndose extinciones.

miércoles, 25 de diciembre de 2024

ALEMANIA: Un declive irreversible

Ups, lo ha vuelto a hacer: Elon Musk el magnate tecnológico, el hombre más rico del mundo y ahora también el nuevo mejor amigo del presidente electo estadounidense Donald Trump, ha utilizado su enorme influencia en las redes sociales (como propietario de X y de una cuenta personal con más de 200 millones de seguidores) para publicar sobre política. Y no nos referimos a su reciente intervención inútil sobre cómo los estadounidenses (a duras penas) evitan que su desvencijado artilugio gubernamental se detenga por falta de efectivo. No, esto se trata de Alemania: con respecto al enfermo del Spree de Europa (hay otro en el Sena, obviamente), en su primera publicación Musk apareció bailando y disparando para apoyar al partido ultranacionalista AfD (Alternativa para Alemania) en el período previo a las elecciones anticipadas del 23 de febrero. Sólo la AfD, pronunció con su modestia habitual, puede “salvar a Alemania”. En un segundo mensaje, a los pocos días, Musk reaccionó a un ataque terrorista en un mercado navideño alemán en la ciudad de Magdeburgo. Esta vez, llamó al canciller saliente de Alemania, Olaf Scholz, “un tonto incompetente” que debería dimitir de inmediato. Algunos alemanes están horrorizados. ¿Cómo se atreve Musk, un estadounidense, a intervenir en nuestras elecciones? Por ejemplo, el ministro de salud alemán, Karl Lauterbach, profundamente impopular, se volvió casi cómicamente victoriano con su actuación de ira justificada para exhibición pública, calificando las declaraciones de Musk de “indignas y altamente problemáticas”. ¡Escandaloso, realmente escandaloso! Curiosamente, la mayoría de los alemanes no tienen ningún problema con que el discapacitado físico y mental de Joe Biden, también estadounidense, haya ayudado a Ucrania a hacer estallar su vital infraestructura energética y luego haya promovido con fuerza la desindustrialización de Alemania y de la UE en su conjunto subvencionando a empresas que se trasladan a producir en EE.UU. Otros piensan que es totalmente “normal” que políticos alemanes, como Michael Roth (el presidente del Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento alemán, nada menos) interfieran groseramente en la política interna de Georgia, no solo interfiriendo en sus elecciones sino también tratando de instigar un golpe de Estado, para instaurar un régimen colaboracionista como sucedió en Ucrania en el 2014 . No juzguéis, para que no seáis juzgados... Así que, dejémonos de hipocresías: Es muy objetable que Musk no publique nada sobre el genocidio en Gaza y, en cambio, se ponga del lado de la bestia sionista. Pero uno no podría estar menos preocupado por su opinión sobre qué partido sería mejor para Alemania. Y en cuanto a llamar a Scholz por lo que realmente es, adelante, Elon. Solo dice la verdad. Una vez que dejamos de lado el teatro de lo absurdo promovida por los políticos alemanes que se sienten “ofendidos” por las opiniones de Musk, ¿qué es lo que realmente está en juego? ¿Y por qué a algunos alemanes les importa tanto lo que Musk tenga que decir sobre su política? No es complicado: Musk ha tocado un punto muy delicado. Y ese punto delicado se llama Alemania. Sí, todo, o al menos, todo lo que tiene que ver con su economía en crisis y, francamente, con su política delirante. He aquí cómo: El pasado 16 de diciembre, el canciller alemán Olaf Scholz perdió una moción de censura en el parlamento alemán. No fue una sorpresa, pero era el plan desde el principio. O para ser más precisos, desde el 6 de noviembre, cuando la antigua coalición gobernante de los Verdes, los liberales de mercado del Partido Liberal Demócrata y los propios socialdemócratas de Scholz implosionó con un estruendo desagradable. Luego de eso, la moción de censura –aunque vino acompañada de un drama predecible pero bastante falso y de calumnias– fue mera formalidad en el camino hacia las elecciones anticipadas, programadas para el 23 de febrero. A primera vista, lo anterior puede parecer un pequeño contratiempo de la política habitual: a veces las coaliciones no funcionan y un país necesita nuevas elecciones para - con suerte - empezar de nuevo con un nuevo gobierno. En la Alemania de posguerra (la versión occidental de la Guerra Fría y la posterior a la unificación juntas), este procedimiento -basado en el artículo 68 de su constitución - no es algo inédito; ya se ha utilizado cinco veces. Pero no se trata de ese tipo de casos. Más bien, las elecciones anticipadas son sólo un síntoma de un malestar mucho más profundo y generalizado: al leer regularmente las noticias sobre Alemania, fácilmente se llega a tener la impresión de que la otrora locomotora económica de Europa y el primero entre los no tan iguales en lo político es ahora un país muy desdichado, económicamente en declive severo y persistente y políticamente - por decirlo amablemente - muy desorientado. Y tendrías razón. Excepto que las cosas están aún peor. Lo que es realmente sombrío - de hecho, literalmente desesperanzador - en la situación actual de Alemania es que nadie con la más mínima posibilidad de llegar al poder político en Berlín está dispuesto a afrontar honestamente las causas profundas de la miseria del país. Alemania no sólo está en un caos; también tiene una élite no-partidaria disfuncional que niega totalmente cómo solucionar ese caos. Pero antes de llegar a ese elefante en la habitación de la miseria que casi todos los políticos alemanes no reconocen, con la minuciosidad estereotipada, veamos el páramo que su fracaso ha creado. Tomemos algunos puntos destacados. Hay 84 millones de alemanes. Según un importante instituto de investigación del país, una cuarta parte de ellos ha descubierto que sus ingresos son insuficientes para llegar a fin de mes . En la misma línea, otro nuevo estudio basado en datos oficiales del gobierno presta especial atención al coste de tener un techo, cualquier techo, sobre la cabeza. Acaba de descubrir que 17,5 millones de alemanes viven en la pobreza. Eso es 5,4 millones más de lo que se suponía anteriormente. La razón por la que habían escapado a las estadísticas tradicionales es que simplemente no se había tenido en cuenta el coste de sus viviendas. Una vez que, siendo realistas, se hace eso, un enorme 20 por ciento de los alemanes entran en la definición oficial de "pobres". No es extraño, entonces, que cada vez más alemanes necesiten comedores populares - en alemán, “Tafeln” - para tener lo suficiente para comer. De hecho, la demanda de viviendas ha crecido tanto que incluso tienen que racionar la comida que distribuyen. Asimismo, cada vez más alemanes se ven obligados a abandonar a sus mascotas porque ya no pueden permitirse tenerlas: los gatos y los perros se están convirtiendo en un “artículo de lujo” y mantienen a la gente en una “trampa de pobreza”. Mientras tanto, el clima empresarial en Alemania está “en caída”, según admite Bloomberg. Podríamos seguir, pero el panorama debería ser bastante claro: los alemanes pueden ser un poco “angst” en términos de temperamento, pero esta vez, están realmente en problemas. ¿Cómo le pasó eso a la potencia industrial y campeona de las exportaciones? El núcleo del problema es, obviamente, la economía. No hace falta un ápice de alarmismo para observar que su futuro mismo está en peligro: está “devastada” por una crisis energética; los competidores chinos la presionan, mientras que se están perdiendo mercados chinos; y luego está el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, y sus amenazas de aranceles brutales. Y todo eso encima de un estancamiento persistente que entra en su quinto año. En efecto, la economía alemana lleva ya dos años en una situación de estancamiento y las empresas (no) esperan otro año más sin crecimiento. Alemania, como acaba de resumir un largo informe, está “llegando a un punto sin retorno”, en una “senda de declive que amenaza con volverse irreversible”. He aquí el quid de la cuestión: los partidos tradicionales que ahora participan en las elecciones anticipadas reconocen que la situación es grave. ¿Cómo podrían no reconocerlo sin que se rían de ellos ya que son los responsables de la situación? Todos ellos ofrecen sugerencias, que como podéis imaginar, son palabras al viento. Dejemos de lado que tales sugerencias parecen un poco tontas cuando provienen de los partidos que formaron la última coalición de gobierno. Al fin y al cabo, ¿por qué no implementaron sus ideas entonces? Observemos que todo es bastante predecible: los socialdemócratas enfatizan el gasto público y la infraestructura y hacen promesas infundadas de proteger a los alemanes comunes del declive social, como si ese proceso no estuviera ya en marcha. En tanto, los conservadores tradicionales (CDU-CSU) hacen hincapié en la reducción de impuestos, los recortes presupuestarios, menos burocracia y papeleo, y en los poderes mágicos del mercado para desencadenar un nuevo crecimiento. Por su parte, los liberales de mercado de los Demócratas Libres hacen lo mismo, sólo que de forma más extrema. Y los Verdes prometen todo de alguna manera, y más, sin que tenga sentido alguno. En otras palabras, lo mismo de siempre, promesas que no se cumplirán. Y, sin embargo, ninguno de los mencionados se atreve siquiera a mencionar el problema clave que un nuevo gobierno podría resolver rápidamente y que tendría un impacto decisivo y rápido en la economía alemana: a saber, la causa de esa crisis energética que ha golpeado con más fuerza a los sectores cruciales de “consumo intensivo de energía”, pero que está afectando a todas las empresas y a todos los hogares, es decir, a los consumidores, de una manera u otra. La razón de esa extraña ceguera es puramente política, porque esa causa es muy fácil de identificar. Es el “golpe estructural” de “la pérdida de la energía barata rusa”, como reconoce el propio Bloomberg. Es cierto: Alemania tiene una gran cantidad de problemas, algunos de ellos muy anteriores a la guerra propiciada por los EE.UU. y la OTAN en en Ucrania: demografía, subdigitalización, el infame “freno de la deuda”, un límite de deuda pública diseñado de manera tan primitiva que hace imposible un déficit razonable, etcétera. Y, sin embargo, la crisis energética, de origen político y autoimpuesta (Rusia no cortó el suministro de energía barata, sino Occidente, incluso mediante sabotajes violentos, como en los ataques al Nord Stream), es decisiva. Imagínense a Alemania como un tipo de clase media que ya pasó su mejor momento y que no está en forma. En principio, no hay ninguna razón por la que una persona así no pueda reconstruirse mediante una dieta saludable y ejercicio decente. Excepto, claro, que también se le corte el suministro de oxígeno estrangulándolo. La ironía añadida es que Alemania - con abundante ayuda de su gran hermano “aliado” EE.UU. y su dependiente Ucrania - se está estrangulando a sí misma. La autoasfixia es, obviamente, una perversión bien conocida y potencialmente letal, pero por lo general se asocia con estrellas de rock envejecidas en habitaciones de hotel solitarias, donde terminan suicidándose. Pero ver a un país entero hacerlo es extraño. En el actual sistema de partidos alemán, sólo dos partidos dan señales de estar dispuestos a abordar esta cuestión central en lugar de evitarla: el partido ultranacionalista AfD de Alice Weidel y el izquierdista BSW de Sarah Wagenknecht. ¿Qué tienen en común aparte de eso? Nada. Excepto que ninguno de los dos podrá influir en la política del gobierno alemán, al menos no en breve, y no luego de las elecciones de febrero. El AfD es, de hecho, el segundo partido político más fuerte tras los conservadores de la CDU-CSU, según las encuestas actuales. Piense lo que quiera sobre los gustos políticos de Musk, pero es un hecho que ha hablado a favor de un partido que prefiere una buena parte de los votantes alemanes y cuyos votantes van en aumento. Sin embargo, los partidos tradicionales juran que no le permitirán formar parte de una coalición de gobierno. En tanto, el BSW está teniendo un desempeño razonablemente bueno para ser un recién llegado, pero puede que incluso esté teniendo dificultades para superar la barrera del cinco por ciento que le permitiría obtener escaños en el nuevo parlamento, y ciertamente está lejos de reunir la cantidad de votos que lo haría indispensable para la construcción de una coalición. He aquí la ironía final: el problema fundamental de Alemania no es en realidad económico. La economía está en una situación catastrófica, no nos engañemos. Pero la razón es política e incluso intelectual y moral: la incapacidad o la falta de voluntad para abandonar por fin un pensamiento colectivo pernicioso que subordina los obvios y vitales intereses alemanes a la equivocada agenda política de Washington, en última instancia, y no permite lo que obviamente se necesita con urgencia: restablecer y reparar una relación racional con Rusia.

SANTA CLAUS: Entre la mitología y la historia

Como sabéis, por Navidad las familias se dividen en dos facciones: quienes esperan a Santa Claus la noche del 24 de diciembre y quienes esperan a los Reyes Magos el 6 de enero; mientras algunos, los más ambiciosos - como quien escribe esta nota - nos alineamos convenientemente con ambas corrientes (En mi caso con mayor razón, ya que al ser mi cumpleaños días antes de la Navidad, recibía mis regalos en tres ocasiones prácticamente seguidas). Pero así como los Reyes Magos tienen un trasfondo eminentemente bíblico, los orígenes de Santa Claus son mucho más heterogéneos. Este personaje ha sido forjado a lo largo de los siglos por diversas culturas y religiones, desde un obispo cristiano hasta el mismísimo dios nórdico Odín. El origen histórico de Santa Claus es un personaje que existió realmente, un obispo de origen griego que vivió durante los siglos III y IV: Nicolás de Bari, conocido tras su santificación como San Nicolás. Hijo de una familia acaudalada, se ganó la estima de la gente por repartir su riqueza entre los pobres y necesitados, y especialmente por su manera humilde de hacerlo: sin desear la fama, se limitaba a dejar por la noche bolsas con dinero en las ventanas de la gente a la que ayudaba. Este personaje histórico se mezcló, a lo largo de los siglos, con al menos tres figuras del folklore y la mitología europea: Una es bien conocida: el dios nórdico Odín. Los pueblos del norte de Europa celebraban, durante el solsticio de invierno, una fiesta llamada Yule. Los vikingos creían que, en la noche del 21 de diciembre, Odín surcaba los cielos con su carro recompensando a las personas virtuosas y castigando a las malvadas; Otra es más ambigua: se trata de una personificación pagana de la Navidad, un anciano de larga barba blanca y un sombrero coronado con ramas de muérdago. Este personaje recibe diversos nombres, que equivaldrían en diferentes idiomas a Papá Noel (Nöel es Navidad en francés); Finalmente, en algunos países de Europa se desarrolló un personaje basado en San Nicolás llamado Mikulás (en Europa del este) o Saintklaas (en el norte), un anciano con ropas de obispo que en la vigilia del 6 de diciembre deja regalos a los niños en una bota colocada en el alféizar de la ventana. Este es el más parecido al moderno Santa Claus y en algunas tradiciones va acompañado de un terrorífico espíritu llamado Krampus, que castiga a los niños malos. Todos estos personajes se parecen poco a la imagen de Santa Claus que tenemos hoy en día. Podemos trazar los orígenes modernos de este personaje hasta Holanda, donde la fiesta de San Nicolás - celebrada el 6 de diciembre - es una de las más importantes del calendario litúrgico. Durante el siglo XVII se produjo una fuerte emigración holandesa hacia América, quienes fundaron, entre otras colonias, Nueva Amsterdam, que tras caer en manos de los ingleses en 1664 fue renombrada como Nueva York. Por este motivo, la ciudad tenía un importante componente cultural y demográfico de origen holandés. En 1809, el escritor estadounidense Washington Irving publicó A History of New York, una sátira sobre la historia de la ciudad en la que el personaje de San Nicolás - cuyo nombre neerlandés, Sinterklaas, adaptó como Santa Claus - aparece representado de forma burlona como un marinero holandés rechoncho vestido con abrigo, guantes y botas. Esta es la primera representación moderna de Santa Claus, aunque en esta ocasión su ropa era de color verde y no roja. Un mito popular dice que fue Coca-Cola la responsable de que ahora Santa Claus vista de rojo, pero esto no es realmente así. San Nicolás, en la tradición neerlandesa, viste de rojo; y las diversas representaciones del Santa Claus moderno creado por Irving no tenían un color fijo, aunque el verde y el rojo eran los más frecuentes y, con menos frecuencia, el azul. Durante el siglo XIX se veían todo tipo de representaciones de este personaje: delgado o rechoncho, con barba larga o más corta, sonriente o serio…La imagen actual de Santa Claus se debe al dibujante Thomas Nast, que en la década de 1860 dibujó una serie de tiras navideñas del personaje para la revista Harper's Weekly, basándose en la imagen del abrigo de marinero creada por Irving pero haciéndola incluso más caricaturesca. Estas se volvieron tan populares que varias compañías empezaron a usar a esta versión moderna de Santa Claus para sus anuncios. Entre ellas cabe destacar una en particular: Lomen Company, una empresa fundada en Alaska en 1914 que se dedicaba a la fabricación de frigoríficos para el sector cárnico y, en particular, la carne de reno. Por macabro que pueda sonar, sus anuncios popularizaron la imagen de Santa Claus montado en su trineo tirado por renos; aunque estos animales ya habían aparecido acompañando al personaje desde 1823, en un poema de Clement Clarke Moore titulado Una visita de San Nicolás. También a partir de entonces se dio por "oficial" que vivía y trabajaba en el Polo Norte. Fue en la década de los años 30 del siglo XX cuando el artista sueco Haddon Sundblom, comisionado por Coca-Cola, hizo una serie de dibujos de Santa con su traje rojo y su enorme cinturón, los cuales fueron usados durante los siguientes 30 años en la publicidad de esta marca, consolidando una imagen que quizás era más dispar y heterogénea de lo que hoy pensamos.

miércoles, 18 de diciembre de 2024

RUSIA: El gran juego en el Ártico

La región del Ártico, aun relativamente inexplorada, es reconocida como un rico depósito de recursos naturales sin explotar, en particular petróleo, gas y vida marina. Pero también se la considera históricamente como un potencial foco de conflicto entre grandes potencias. Como sabéis, Rusia ha mantenido durante mucho tiempo una presencia dominante en la zona debido a que limita con ella. Sin embargo, la expansión de la OTAN hacia el norte ha obligado a Moscú a aumentar significativamente su presencia militar. Entretanto, la creciente superpotencia China ha mostrado un creciente interés en los asuntos del Ártico, mientras que la India, a pesar de su distancia geográfica y que no pinta nada en ella, también ha establecido un punto de apoyo en la región. Con la creciente confrontación de EE.UU. con China y Rusia, estas dos potencias han fomentado una mayor cooperación y coordinación en asuntos del Ártico. Esta región, que abarca más de una sexta parte de la masa continental de la Tierra, abarca el Polo Norte y se caracteriza por sus vastas extensiones de hielo flotante, con crestas que pueden alcanzar hasta 20 metros de espesor. Se estima que alberga casi el 22% de las reservas de petróleo y gas natural no descubiertas del mundo, y Rusia representa el 52% de los recursos energéticos totales del Ártico mientras que Noruega el 12%. La industrialización global y el aumento de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero han provocado un aumento de las temperaturas, lo que ha provocado un rápido derretimiento de los glaciares. En el 2024, la extensión mínima del hielo marino del Ártico se registró en 4,28 millones de kilómetros cuadrados, aproximadamente 1,8 millones de kilómetros cuadrados por debajo del promedio a largo plazo. La tasa de reducción del hielo marino es de casi el 13% por década, lo que sugiere que el Ártico podría quedar libre de hielo durante el verano en el 2040. Las consecuencias del derretimiento del hielo son profundas y pueden elevar el nivel del mar y amenazar a muchos territorios insulares y ciudades costeras. El cambio climático y el calentamiento global han atraído la atención internacional, como se ha puesto de relieve en los debates celebrados en foros recientes como la COP29 en Bakú (Azerbaiyán). A diferencia de la Antártida, que se rige por un tratado de 1959 que sólo permite actividades pacíficas, no existe un tratado análogo para el Ártico. El Consejo Ártico, creado en 1996, se ocupa de cuestiones pertinentes a las naciones del Ártico, que comprenden a Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Islandia, Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia. Los países observadores deben reconocer la soberanía y la jurisdicción de los estados árticos, al tiempo que reconocen el amplio marco jurídico que rige el océano Ártico. En mayo del 2013, la India se convirtió en el undécimo país en obtener la condición de observador permanente en el Consejo Ártico. Tanto Rusia como Estados Unidos mantienen desde hace mucho tiempo bases militares y sistemas de vigilancia en el Ártico, incluidas capacidades de disuasión nuclear. Asimismo, Rusia lleva algún tiempo utilizando rompehielos de propulsión nuclear en la región. Aunque el acuerdo de Cooperación Ambiental Militar en el Ártico (AMEC) entre Rusia, Estados Unidos y Noruega facilitó el desmantelamiento de ciertos activos soviéticos y estadounidenses, el creciente interés de otras naciones ha desencadenado una nueva dinámica de Guerra Fría entre las dos principales potencias. El clima de cooperación que prevalecía antes se ha deteriorado, en particular a la luz de las tensiones geopolíticas derivadas de la situación en Ucrania desde el 2014. Cabe precisar que el deshielo cada vez más intenso ha empezado a permitir que la región ártica pueda navegar durante más tiempo en los meses de verano. Hay tres rutas principales que podrían revolucionar la industria del transporte marítimo comercial internacional en el siglo XXI: La Ruta del Mar del Norte (RNN) se extiende a lo largo de la costa ártica de Rusia. El hielo se derrite primero aquí y, por lo tanto, está disponible durante más tiempo. También tiene el mayor potencial comercial: la ruta reduce la distancia marítima entre Asia Oriental y Europa de 21.000 kilómetros a través del Canal de Suez a 12.800 kilómetros. Esto implica un ahorro de tiempo de tránsito de 10 a 15 días. La RNN se utilizó ampliamente para la extracción y el transporte de recursos naturales durante la era soviética. En el 2009, dos barcos alemanes liderados por un rompehielos ruso realizaron el primer viaje comercial a través de la NSR desde Busan, en Corea del Sur, hasta Rotterdam, en Holanda, estableciendo buenas perspectivas comerciales; En tanto, el Paso del Noroeste (NWP, por sus siglas en inglés) es otra ruta entre los océanos Atlántico y Pacífico que cruza el archipiélago ártico de Canadá y que se utilizó por primera vez en el 2007. Es posible que pronto se abra para un uso más regular. Si bien Canadá afirma que es una vía navegable interna, Estados Unidos y otros países insisten en que es “un paso de tránsito internacional” y debe permitir el movimiento libre y sin trabas. Esta ruta podría reducir el tiempo de navegación entre Oriente Medio y Europa Occidental a unos 13.600 km, en comparación con los 24.000 km que se recorren a través del Canal de Panamá, pero hay partes de la ruta que tienen una profundidad de apenas 15 metros, lo que reduce su viabilidad. China parece estar interesada en utilizar este paso hacia las partes orientales de Estados Unidos, ya que el Canal de Panamá también tiene restricciones en cuanto al tamaño y el tonelaje de los barcos; La tercera es una posible Ruta Marítima Transpolar (TSR) que podría utilizar la parte central del Ártico para conectar directamente el estrecho de Bering y el puerto de Murmansk en el océano Atlántico. Esta ruta es hipotética por ahora y podría aparecer a medida que avance el cambio climático y el océano se descongele completamente. Rusia es el mayor actor en el Ártico, una región que aporta aproximadamente el 10% del producto interno bruto (PIB) del país y representa el 20% de todas las exportaciones rusas. El Ártico ha cobrado una importancia renovada en la versión 2023 del Concepto de Política Exterior del Kremlin, que hace hincapié en la preservación de la paz y la estabilidad, el aumento de la sostenibilidad ambiental y la reducción de las amenazas a la seguridad nacional. El desarrollo de la Ruta del Mar del Norte (RNM) sigue siendo un objetivo clave, y Rusia reafirma su compromiso con el derecho internacional en el Ártico. El Concepto refuerza la autoridad de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CNUDM) para regir las relaciones interestatales en el océano Ártico y expresa la apertura de Rusia a una “cooperación mutuamente beneficiosa con los estados no árticos que sigan una política constructiva hacia Rusia”. La Nueva Política Ártica 2035 de Rusia, firmada el 2020, afirma explícitamente su soberanía e integridad territorial sobre la NSR, para gran consternación de Estados Unidos, que aboga por que la NSR siga siendo una vía fluvial internacional en el marco de Operaciones de Libertad de Navegación (FONOP) más amplias. Moscú ha amenazado con usar la fuerza contra los buques que no cumplan con las normas rusas en la región. A pesar de las propuestas rusas que sugieren una disposición a cooperar, Occidente presenta constantemente a Rusia como el ‘villano’ en las narrativas sobre el Ártico. A ello se suma un nuevo actor, China, que incomprensiblemente se considera un “Estado del Ártico” (?), tiene un gran interés en participar. En enero del 2018, publicó su documento oficial sobre política para el Ártico, en el que destaca sus intereses en los recursos del Ártico y la necesidad de desarrollar infraestructura para fines de investigación, militares y de otro tipo. Actualmente, China invierte más que Estados Unidos en la investigación del Ártico y opera un Instituto de Investigación Polar en Shanghái. Posee una flota de buques de investigación y dos rompehielos MV Xue Long. Además, China estableció la Estación Ártica del Río Amarillo en el 2004. Es más, en el 2018, COSCO Shipping Corporation Limited, con sede en Shanghái, realizó ocho tránsitos por el Ártico entre Europa y China. Precisamente, la llamada “Ruta de la Seda Polar” de China, lanzada en el 2018 como una iniciativa conjunta con Rusia, tiene como objetivo mejorar la conectividad en la región. Al igual que Rusia, China también aspira a desplegar rompehielos de propulsión nuclear en el Ártico, convirtiéndose en el segundo país en hacerlo. Sin embargo, Dinamarca, alentada por Estados Unidos, rechazó la oferta de China de comprar una antigua base militar en Groenlandia y construir allí un aeropuerto internacional. De otro lado, y como potencia emergente, la India aspira a convertirse en un actor importante en el Ártico. Desde julio del 2008, opera la estación permanente de investigación ártica “Himadri” en Svalbard (Noruega). Svalbard, el asentamiento permanente más septentrional de la Tierra, tiene una población de aproximadamente 2.200 habitantes y está a casi 1.200 kilómetros del Polo Norte. La investigación de la India se centra en el seguimiento de la dinámica de los fiordos, los glaciares, el reciclaje de carbono, la glaciología, la geología, la contaminación atmosférica y el clima espacial, entre otras áreas. En el 2014, la India estableció un observatorio submarino anclado llamado “IndARC” en Kongsfjorden, Svalbard, con el objetivo de encontrar vínculos entre los parámetros meteorológicos del Ártico y el monzón del suroeste. Además, la ONGC Videsh de la India ha mostrado interés en invertir en proyectos de gas natural licuado en el Ártico de Rusia. En marzo del 2022 se publicó la política de la India para el Ártico, titulada “La India y el Ártico: construir una alianza para el desarrollo sostenible”. Este documento describe los intereses de la India, que incluyen perspectivas económicas y de recursos, conectividad marítima y el fortalecimiento de su presencia en la región. Es indudable que el Ártico adquiere cada vez más importancia para Nueva Delhi, que busca ampliar las rutas comerciales marítimas para acceder a más mercados para sus crecientes exportaciones y asegurar pasajes para envíos de petróleo y otros productos básicos vitales. Tanto la India como Rusia han logrado avances significativos en la promoción del Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INSTC) de 7.200 kilómetros que podría transportar mercancías entre la India, Irán, Azerbaiyán, Rusia, Asia Central y Europa, reduciendo enormemente los costos y el tiempo, así como el corredor Chennai-Vladivostok, que podría convertirse en parte del NSR. Los acontecimientos recientes indican que Nueva Delhi está manteniendo conversaciones con Moscú sobre la construcción de rompehielos en astilleros indios, lo que pone de relieve el compromiso de la India con la participación en el Ártico y el potencial para una cooperación ampliada. India también podría explorar oportunidades mineras en la región del Ártico, a pesar de los amplios llamados internacionales a una moratoria sobre la minería en aguas profundas. Cabe destacar que Noruega aspira a ser la primera nación en iniciar actividades comerciales en este ámbito, una medida crucial dada su membresía en el Consejo Ártico y su importante papel en la geopolítica del Ártico. Como podéis suponer, el Ártico sigue atrayendo a los investigadores, mientras se desarrolla “el próximo gran juego”. A diferencia de la Antártida, los estados del Ártico poseen reivindicaciones territoriales establecidas en virtud del régimen del Derecho del Mar. En consecuencia, los debates en torno a la política, la competencia y los conflictos entre las grandes potencias en el Ártico están captando cada vez más la atención de los analistas estratégicos. La Flota del Norte de Rusia está estratégicamente situada en el Ártico y tiene una posición dominante en la región. Estados Unidos se convirtió en un estado ártico tras la compra de Alaska a Rusia por 7,2 millones de dólares en 1867. Canadá y las naciones del norte de Europa tienen intereses sustanciales en los asuntos del Ártico, lo que ha llevado a Estados Unidos a profundizar sus alianzas con estos países. Cabe destacar que la Ruta del Mar del Norte (NSR, por sus siglas en inglés) ofrece una ruta de transporte que es un 37% más corta para el transporte de carga desde Londres a Yokohama, Japón, en comparación con el Canal de Suez. Rusia busca aprovechar esta ventaja económicamente mediante una sólida infraestructura de apoyo a lo largo de su costa ártica, por lo que Moscú percibe a Estados Unidos y a sus socios de la OTAN como amenazas a sus ambiciones en el Ártico. A medida que avanza la gran carrera ártica, la economía rusa, basada en los recursos, lidera los esfuerzos de explotación, habiendo obtenido derechos sobre aproximadamente 1,7 millones de kilómetros cuadrados de lecho marino. Además, Rusia ha revivido varias bases militares de la era soviética y modernizado sus capacidades navales, y ahora opera siete rompehielos de propulsión nuclear junto con unos 30 buques con motor diésel. En contraste, Estados Unidos y China operan sólo dos rompehielos con motor diésel cada uno. La OTAN también ha intensificado los ejercicios militares en el mar de Barents y en las regiones escandinavas. China considera que el Ártico es una fuente vital de energía y minerales, mientras que la India espera que se adopte un enfoque regional de colaboración en lugar de un conflicto. No obstante, la intensificación de la competencia global entre Estados Unidos, Rusia y China ya está teniendo consecuencias significativas. Mientras que Estados Unidos es una potencia en decadencia, Rusia ha emergido como la potencia preeminente en el Ártico. Con fuertes vínculos con Rusia y un pedido reciente de cuatro rompehielos, India está bien posicionada para desempeñar un papel relevante en los asuntos del Ártico y debe seguir participando activamente y asegurar su presencia en el Ártico, ya que sus intereses se extienden mucho más allá de la mera observación.

SECRETOS DE LOS DINOSAURIOS: Vida en la Tierra prehistórica

La historia de la vida en la Tierra se remonta a más de 4.000 millones de años. Los dinosaurios vivieron en la Tierra durante más de 170 millones de años. Aparecieron hace unos 240 millones de años y se extinguieron hace unos 66 millones de años cuando un asteroide gigantesco impactó en nuestro planeta -al parecer, durante la primavera/verano-, oscureciendo los cielos y enfriando el planeta. La colisión del asteroide provocó la desaparición de todos los dinosaurios salvo los no aviarios y el 75% de la vida en el planeta, dejando un nicho importante para la proliferación de los mamíferos en la Tierra. Triásico: El comienzo de una era. El periodo Triásico, que comenzó hace aproximadamente 251,9 millones de años, marca el inicio de la era Mesozoica, también conocida como la era de los dinosaurios. Es en esta época cuando los primeros dinosaurios comenzaron a existir en la Tierra. Estos animales prehistóricos, que vivieron en la Tierra hace más de 240 millones de años, eran en su mayoría pequeños y bípedos, pertenecientes a la subclase de reptiles conocida como arcosaurios. Estos primeros dinosaurios compartían el planeta con otros reptiles, como los antecesores de los cocodrilos y las aves. Durante el Triásico, la vida en la Tierra comenzó a diversificarse rápidamente. Los dinosaurios se adaptaron a diferentes nichos ecológicos, lo que les permitió expandirse y evolucionar. Esta diversificación fue crucial para su éxito posterior en los periodos siguientes. A medida que el clima cambiaba y Pangea comenzaba a fracturarse, formando los continentes que conocemos hoy, incluyendo Gondwana, los dinosaurios se enfrentaron a nuevos desafíos y oportunidades que impulsaron su evolución. El final del Triásico estuvo marcado por una extinción masiva que eliminó a muchas especies competidoras, lo que dejó el camino libre para que los dinosaurios se convirtieran en los animales terrestres dominantes. Este evento de extinción, aunque devastador para muchas formas de vida, fue un punto de inflexión que permitió a los dinosaurios florecer en el periodo Jurásico; Jurásico: El auge de los gigantes. Durante el Jurásico, que abarcó desde hace 201,3 millones hasta 145 millones de años, los dinosaurios alcanzaron su apogeo. Hace más de 150 millones de años, estos gigantes prehistóricos no solo dominaban la tierra, sino también el aire y el mar. Pero, ¿cómo vivían los dinosaurios en esta época? El clima cálido y húmedo del Jurásico permitió el crecimiento de densos bosques y praderas, creando un entorno ideal para que los dinosaurios prosperaran. La fragmentación de Pangea en los continentes de Gondwana y Laurasia creó nuevos hábitats y oportunidades para la evolución de los dinosaurios. Surgieron especies icónicas y gigantescas, como el Brontosaurus y el Brachiosaurus, que podían alcanzar tamaños colosales. Estos herbívoros se alimentaban de la abundante vegetación, mientras que carnívoros como el Allosaurus ocupaban la cima de la cadena alimentaria. Además de los dinosaurios, el Jurásico también vio la evolución de los primeros mamíferos y aves. Aunque estos grupos eran pequeños y no tan diversos como los dinosaurios, su presencia sentó las bases para su eventual ascenso luego de que los dinosaurios se extinguieron al final del Cretácico; Cretácico: El final de una era. El Cretácico, que abarcó desde hace 145 millones hasta 66 millones de años, fue el periodo final de la era Mesozoica. Durante este tiempo, los dinosaurios alcanzaron su máxima diversidad y distribución geográfica. Pero, ¿cuándo existieron los dinosaurios y cuándo se extinguieron? Fue al final del Cretácico, hace 66 millones de años, cuando ocurrió su extinción masiva. Los continentes continuaron separándose, adoptando configuraciones más cercanas a las actuales, lo que resultó en una gran variedad de ecosistemas. La fragmentación de los continentes, incluida Gondwana, permitió que los dinosaurios se adaptaran a diversos entornos. Surgieron nuevas especies, como el Tyrannosaurus rex y los hadrosaurios, que se convirtieron en algunos de los dinosaurios más emblemáticos. El Cretácico también fue una época de cambios geológicos y climáticos significativos. Los niveles del mar fluctuaron, creando mares interiores que dividieron continentes y formaron nuevas costas. Estos cambios, junto con la evolución de nuevas plantas con flores, influyeron en la dieta y el comportamiento de los dinosaurios herbívoros. Los ecosistemas del Cretácico eran complejos y estaban poblados por una rica diversidad de vida, desde pequeños mamíferos hasta enormes reptiles marinos. Sin embargo, el Cretácico llegó a un final abrupto con el impacto del asteroide en Chicxulub. Este evento catastrófico provocó incendios globales, tsunamis y un "invierno de impacto" que oscureció el cielo y enfrió el planeta. La extinción masiva que siguió eliminó aproximadamente el 75% de todas las especies, incluidos todos los dinosaurios no aviares. Este evento marcó el fin de la era de los dinosaurios y el comienzo de una nueva era dominada por los mamíferos; La extinción de los dinosaurios. El impacto de un asteroide que ocurrió hace 66 millones de años, es uno de los eventos más significativos en la historia de la Tierra. Este asteroide, de aproximadamente 10 kilómetros de diámetro, colisionó con el planeta y la energía liberada por el impacto fue equivalente a miles de millones de bombas atómicas, por lo que sus efectos fueron devastadores para la vida en la Tierra. El impacto generó una serie de eventos catastróficos que incluyeron tsunamis masivos, incendios forestales globales y una liberación masiva de partículas a la atmósfera. Estas partículas bloquearon la luz solar, reduciendo drásticamente las temperaturas globales en un fenómeno conocido como "invierno de impacto". Este enfriamiento súbito tuvo efectos devastadores en las cadenas alimentarias, ya que las plantas no podían realizar la fotosíntesis, lo que llevó al colapso de los ecosistemas. Además de los efectos inmediatos del impacto, la liberación de gases tóxicos y aerosoles contribuyó a la acidificación de los océanos y a cambios climáticos a largo plazo. Estos factores combinados resultaron en la extinción masiva de numerosas especies, incluidos todos los dinosaurios no aviares. Este evento marcó el fin del dominio de los dinosaurios en la Tierra y allanó el camino para la evolución y diversificación de los mamíferos; Consecuencias para la vida en la tierra. La extinción masiva del Cretácico-Paleógeno tuvo profundas consecuencias para la vida en nuestro planeta. Aproximadamente el 75% de todas las especies desaparecieron, lo que dejó vacantes numerosos nichos ecológicos. Esta extinción no solo afectó a los dinosaurios, sino también a muchas otras formas de vida, incluidas plantas, invertebrados marinos y reptiles voladores. Con la desaparición de los dinosaurios, los mamíferos, que hasta entonces habían sido pequeños y nocturnos, comenzaron a diversificarse y ocupar los nichos vacantes. Este periodo de recuperación y diversificación se conoce como la radiación adaptativa de los mamíferos, que dio lugar a la aparición de nuevas especies y grupos, incluidos los primates, que eventualmente conducirían a la evolución de los humanos. El impacto del asteroide también tuvo efectos duraderos en la geología y el clima del planeta. Los cambios en la composición atmosférica y las temperaturas globales alteraron los patrones climáticos y afectaron la evolución de los ecosistemas durante millones de años. Este evento es un recordatorio de cómo los cambios repentinos y catastróficos pueden remodelar la vida en la Tierra de maneras impredecibles; Dinosaurios herbívoros: Sauropodomorfos y Ornitisquios. Los dinosaurios herbívoros fueron algunos de los más diversos y exitosos durante la era Mesozoica. Entre ellos, los sauropodomorfos y los ornitisquios se destacaron por su diversidad y adaptaciones únicas. Los sauropodomorfos, como el Apatosaurus y el Brachiosaurus, eran conocidos por sus enormes tamaños, largos cuellos y colas, que les permitían alcanzar las copas de los árboles para alimentarse de hojas y ramas. Por otro lado, los ornitisquios incluían una variedad de formas, desde los acorazados anquilosaurios hasta los cornudos ceratopsianos, como el Triceratops. Estos dinosaurios desarrollaron diversas adaptaciones para la defensa, como cuernos, placas y colas con púas, que les ayudaban a protegerse de los depredadores. Su dieta variaba desde hojas y frutas hasta helechos y otras plantas bajas. Estos herbívoros nos ayudan a entender cómo vivían los dinosaurios en su entorno. Adaptados para alimentarse de la vegetación abundante, desarrollaron diferentes estrategias para sobrevivir y prosperar. Su forma de vida ilustra cómo existieron los dinosaurios en la Tierra, aprovechando al máximo los recursos disponibles; Dinosaurios carnívoros: Terópodos. Fueron los dinosaurios carnívoros más exitosos y diversos de la era Mesozoica. Este grupo incluía a algunos de los depredadores más formidables de todos los tiempos, como el Tyrannosaurus rex y el Velociraptor. Los terópodos eran en su mayoría bípedos, con extremidades delanteras adaptadas para capturar y manipular presas. La evolución de los terópodos estuvo marcada por una serie de adaptaciones que les permitieron convertirse en depredadores eficientes. Sus dientes afilados y garras curvas eran herramientas mortales para cazar y desgarrar carne. Además, muchos terópodos desarrollaron sentidos agudos, como una excelente visión y olfato, que les ayudaban a localizar y perseguir a sus presas. Entre los terópodos también se encuentran los antepasados de las aves modernas. Aves como el Archaeopteryx, que vivió durante el Jurásico, muestran características tanto de dinosaurios como de aves, lo que sugiere una transición evolutiva gradual. Esta conexión evolutiva ha llevado a los científicos a considerar a las aves como los únicos dinosaurios sobrevivientes, lo que subraya la continua influencia de los terópodos en la biodiversidad actual; Adaptaciones y tamaños: De pequeños a gigantes. La evolución de los dinosaurios estuvo marcada por una impresionante variedad de tamaños y adaptaciones. Desde pequeños dinosaurios del tamaño de un pollo hasta gigantes como el Argentinosaurus, que podía alcanzar longitudes de más de 30 metros, los dinosaurios mostraron una notable diversidad de formas y tamaños. Esta variedad refleja su capacidad para adaptarse a diferentes nichos ecológicos y condiciones ambientales. Los dinosaurios desarrollaron una serie de adaptaciones que les permitieron prosperar en diversos entornos. Los saurópodos, por ejemplo, desarrollaron cuellos extremadamente largos que les permitían acceder a vegetación que otros herbívoros no podían alcanzar. Los terópodos, por otro lado, evolucionaron para convertirse en depredadores ágiles y eficientes, con adaptaciones como garras afiladas y mandíbulas poderosas. El tamaño de los dinosaurios también tuvo un impacto en su biología y comportamiento. Los dinosaurios más grandes, como los saurópodos, probablemente tenían metabolismos lentos y requerían grandes cantidades de alimento para mantener su enorme tamaño. Por el contrario, los dinosaurios más pequeños, como los celurosaurios, eran probablemente más activos y ágiles, con metabolismos más rápidos. Esta diversidad de tamaños y adaptaciones permitió a los dinosaurios ocupar una amplia gama de nichos ecológicos y ser los vertebrados terrestres dominantes durante millones de años; Los primeros fósiles: Desde Megalosaurus. El descubrimiento de los dinosaurios comenzó en la década de 1820, cuando los primeros fósiles fueron desenterrados en Inglaterra. Uno de los primeros dinosaurios en ser identificado fue el Megalosaurus, un gran reptil terrestre que capturó la imaginación de los científicos y el público por igual. Este hallazgo marcó el inicio de la paleontología como disciplina científica y desencadenó una ola de descubrimientos que continúa hasta hoy. A medida que los paleontólogos comenzaron a excavar y estudiar fósiles en todo el mundo, se hizo evidente que los dinosaurios eran un grupo diverso y extinto que había dominado la Tierra durante millones de años. Los fósiles proporcionaron una ventana al pasado, revelando detalles sobre la anatomía, el comportamiento y la evolución de estos fascinantes animales. Cada nuevo descubrimiento ayudó a construir una imagen más completa de la vida durante la era de los dinosaurios. Estos descubrimientos han permitido entender cómo existieron los dinosaurios en la Tierra y cómo evolucionaron a lo largo de millones de años. El estudio de los fósiles de dinosaurios también llevó a la comprensión de que las aves modernas son sus descendientes directos. Esta conexión evolutiva ha sido confirmada por numerosos hallazgos fósiles y estudios genéticos, lo que ha revolucionado nuestra comprensión de la historia de la vida en la Tierra; La ciencia tras los dinosaurios. La paleontología, la ciencia que estudia los fósiles, ha avanzado enormemente desde los primeros descubrimientos de dinosaurios. Los paleontólogos utilizan una variedad de técnicas para desenterrar, analizar e interpretar los restos fósiles. Estas técnicas incluyen la datación radiométrica para determinar la antigüedad de los fósiles, así como el uso de escáneres de alta tecnología para estudiar la estructura interna de los huesos. La investigación paleontológica ha revelado mucho sobre la biología y el comportamiento de los dinosaurios. Por ejemplo, el análisis de los huesos ha proporcionado información sobre el crecimiento y la longevidad de los dinosaurios, mientras que las impresiones de la piel y las plumas han ofrecido pistas sobre su apariencia y adaptación al entorno. Los estudios de isótopos estables han permitido a los científicos inferir las dietas de los dinosaurios y reconstruir antiguos ecosistemas. La ciencia de los dinosaurios sigue siendo un campo en evolución, con nuevos descubrimientos y teorías que desafían y amplían nuestro conocimiento. Cada fósil desenterrado tiene el potencial de cambiar nuestra comprensión de estos antiguos gigantes y de la historia de la vida en la Tierra. A medida que la tecnología avanza, los paleontólogos continúan desentrañando los secretos de los dinosaurios, revelando nuevas facetas de su fascinante mundo.
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