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miércoles, 26 de febrero de 2014

UCRANIA : Un país dividido por el odio

El baño de sangre ocurrido la semana pasada en Kiev, producto de las violentas manifestaciones contra el gobierno - organizadas por la OTAN - han dejado como resultado no solo decenas de cadáveres en las calles de la capital, sino también la destitución del Presidente Víktor Yanukóvich por el Parlamento y el anuncio de elecciones anticipadas para el 25 de mayo, abriendo un incierto futuro para el país, que se encuentra al borde de una guerra civil que pondría en riesgo su unidad En efecto, la historia de Ucrania gira en torno a un zona de influencia rusa, en el este, y otra europea, al oeste, siendo por ello una suma de territorios con distintas biografías históricas y distintas influencias exteriores, las cuales se superponen, se entrelazan y se disuelven a lo largo de los siglos. El primer Estado de los eslavos orientales, la Rus de Kiev en el siglo IX, está en las raíces culturales y de identidad de Rusia y Ucrania y de ahí la importancia que tiene Kiev como punto de referencia para los dos países vecinos, ya que fue allí donde el príncipe Vladimir el Grande adoptó el cristianismo de Bizancio en el año 988. A lo largo de los siglos, el territorio de la actual Ucrania ha sido escenario de los avances y retrocesos de diversos conquistadores, como el Estado Polaco-Lituano, la Rusia zarista, el Imperio Austrohúngaro y el Imperio Otomano. En sus expansiones, estos conquistadores incorporaban a sus dominios a pueblos de lealtades cambiantes, que conservaban, no obstante, sus propias características y sus propios intereses. La influencia del imperio Austrohúngaro y del imperio zarista se refleja en los dos mundos culturales que predominan en la Ucrania de hoy. En el entorno de influencia austrohúngara predomina la tradición de los uniatos (grecocatólicos de rito oriental que se someten al Vaticano) y en el entorno dominado por el imperio zarista, la religión ortodoxa. También los idiomas dividen a Ucrania. El idioma ucraniano se benefició de la diversidad aceptada en los territorios del imperio austrohúngaro y fue reprimido por la política zarista. De ahí que en los territorios del oeste el idioma ucraniano sea predominante, y en el este lo sea el ruso. El territorio de Ucrania se consolidó como una unidad administrativa en época de la Unión Soviética. En virtud del pacto firmado con la Alemania nazi en el otoño de 1939, Stalin incorporó a Ucrania territorios procedentes de Polonia, como Galizia oriental, la Bukovina del Norte y la Bolina , pero a su vez despojaron del Transdniester, para formar lo que actualmente es Moldavia, y también de territorios orientales que ahora forman parte de Rusia. Además en 1946, unió a Ucrania la región de la Transcarpatia arrebatada a Checoslovaquia y en 1954, Nikita Jruschov le incorporó la península de Crimea, perteneciente a Rusia desde el siglo XVIII. Este conglomerado multicultural forma hoy un país de 24 provincias y una región autónoma (Crimea) unidas a la fuerza y sin vínculos profundos entre si. Asimismo, durante la dominación soviética, los ucranianos también sufrieron una criminal represión por parte de Stalin - el mayor Genocida de la historia - como la hambruna que causó la muerte de millones de personas a principios de los años treinta, y las deportaciones en masa a Siberia tras la Segunda Guerra Mundial, acusándolos de haber colaborado con los alemanes, de las cuales muchos no volvieron. Una historia de sufrimiento que dio origen a un profundo resentimiento hacia todo lo ruso en los sectores más ultranacionalistas que surgieron tras la independencia del país en 1991 y que hoy han hecho gala de su poder en las sangrientas manifestaciones que derribaron al gobierno rusófilo de Yanukóvich. Como sabéis, esta crisis, de múltiples dimensiones (políticas, económicas, culturales, se incubaba desde hace años, pero afloró a partir del 21 de noviembre, cuando el entonces primer ministro de Ucrania, Mikola Azárov, anunció que su país no iba a firmar el acuerdo de Asociación con la Unión Europea, en Vilnius (Lituania), donde el 28 y el 29 de noviembre se celebraba una cumbre dedicada a la política de “vecindad oriental” de la UE. El acuerdo, que se llevaba negociando desde hacía tiempo, suponía un amplio desarme arancelario del mercado ucraniano ante las mercancías de la UE. Sin embargo, se decidió dejarlo de lado debido no solo a las negativas consecuencias inmediatas sobre la industria y la agricultura nacional, sino sobretodo por la firme oposición rusa al acuerdo ya que veía en el graves riesgos para su seguridad nacional, porque no solo integraba a Ucrania a la UE, sino también por añadidura a la OTAN. Es por ello que Moscú castigo a las mercancías ucranianas con duras sanciones y restricciones que golpearon fuertemente a su industria, que por otro lado esta fuertemente integrada con la rusa. Fueron justamente estas medidas las que llevaron a Yanukóvich a frenar el avance hacia la UE. Pero la OTAN, tenía otras intenciones y no estaba dispuesto a dejar escapar a su codiciada presa. Es por eso que en vísperas de la cumbre de Vilnius, organizaron mediante sus agentes infiltrados en el país a los estudiantes, quienes salieron a protestar “espontáneamente” a la plaza de la Independencia de Kiev y a ellos se unieron inesperadamente otros grupos radicales, de tendencias fascistas, xenófobos y ultranacionalistas que convergieron en la plaza, poniéndose al frente de las violentas manifestaciones que desencadenaron una masacre y la consiguiente caída del régimen. Si bien la destitución de Yanukóvich y la integración de su país a la UE eran los objetivos iniciales de las protestas, con el transcurso de los días y la influencia de los extremistas, esto fue cambiando y tomaron posiciones mas radicales dirigidas no solo contra Rusia sino también contra Occidente, con una gran desconfianza a los grupos políticos afines a Occidente que hoy celebran la caída de Yanukóvich, ya que los ven como unos oportunistas que solo buscaran enriquecerse y que en el fondo nada va a cambiar. Asimismo temen volver a ser traicionados como sucedió en el 2004 durante la llamada “Revolución Naranja”. Es por ello que el caos y la anarquía van ganando peligrosamente terreno y podrían desembocar en una guerra civil de imprevisibles consecuencias. Ya la parte oriental del país - de claro predominio ruso - así como Crimea han dejado entrever sus planes de independizarse de Kiev, quienes pedirían para lograrlo ayuda militar a Rusia, quien a su vez niega legitimidad al nuevo gobierno, al cual califica como nacido de “un motín armado” y esta dispuesto a enviar tropas para proteger sus intereses en la zona. Si los EE.UU y sus socios de la OTAN creerían que la tendrían fácil, se equivocan completamente, porque ahora le toca jugar a Moscú, ya que todo no hace mas que empezar. ¿Y el ejercito ucraniano? Al igual que el país, entraría en una fase de descomposición. Ucrania esta al borde del abismo y es menester hacer todos los esfuerzos posibles para librarla de ese terrible destino :(
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