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miércoles, 5 de diciembre de 2018

UCRANIA: Atrapada en su laberinto

Un nuevo capitulo de tensiones entre Rusia y Ucrania se ha abierto tras la captura de tres buques militares ucranianos junto a su tripulación (entre los cuales habían varios agentes del servicio de inteligencia ucraniano que provocaron el incidente) el pasado 25 de noviembre por parte de Moscú en aguas próximas a Crimea y la declaración del estado de guerra por parte del gobierno colaboracionista de Kiev hasta finalizar el presente año. Sucede que dos acorazados y un remolcador zarparon de Odessa en dirección a Mariúpol, debiendo para ello atravesar el estrecho de Kerch, controlado por los rusos, que separa el mar Negro del mar de Azov, el cual no solo los conecta, sino que también une marítimamente los territorios más orientales de Ucrania con el resto del país. Este paso queda regulado, para Ucrania, por el tratado bilateral firmado en el 2003 entre rusos y ucranianos, pero para Rusia, aunque el tratado sigue vigente, todo el estrecho es considerado aguas rusas tras la reunificación de Crimea en el 2014 - como consecuencia del incruento golpe de Estado en Ucrania patrocinado por la CIA, derrocando al presidente constitucional Víctor Yanukóvich, para reemplazarlo por el traidor colaboracionista Petro Poroshenko - y muy especialmente desde la inauguración en el 2018 del puente de Kerch, por lo que cruzar el paso esta regulado por Moscú y su cruce sin autorización como en este caso, esta considerado como una clara violación a su territorio. Muchos analistas consideran que por ello que este fue un acto claramente provocado por parte de la camarilla golpista de Kiev, los cuales de cara a las ‘elecciones’ a celebrarse en el 2019, buscan por todos los medios iniciar una escalada militar con Rusia, intentando sacar réditos políticos con ello. Por lo visto, a pesar de sus continuos fracasos al momento de enfrentarse a Moscú (si sumamos a lo sucedido en Crimea con el levantamiento en el este ucraniano con mayoría rusófona, quienes se alzaron en armas para defenderse de la criminal agresión por parte de los fascistas ucranianos al negarse a aceptar el golpe) Poroshenko insiste en lo mismo una y otra vez, sin importarle que sus temerarias provocaciones conduzcan en esta ocasión a una guerra total. Es indudable que los buques fueron enviados el pasado 25 de noviembre con el objetivo de provocar una respuesta rusa. En contraste con los procedimientos normales para el pase de esas naves a través del Estrecho de Kerch, los buques de guerra ucranianos se negaron a comunicarse con los controles rusos y actuaron de manera amenazadora dentro de los límites territoriales del Mar Negro perteneciente de Rusia. En concordancia con esta burda maniobra por parte de los golpistas, en una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas celebrada al día siguiente, tanto los EE.UU., el Reino Unido y Francia se negaron deliberadamente a aceptar los sólidos argumentos esgrimidos por Rusia en el sentido de que se sentía obligado a detener a los barcos ucranianos y 24 tripulantes por violar sus aguas territoriales. Por el contrario, se alinearon automáticamente con la tergiversada versión de los hechos reivindicados por Poroshenko de que sus barcos fueron atacados ‘ilegalmente’ por Rusia y lo denunciaron como un acto de " agresión " exigiendo que los barcos y la tripulación ucranianos fueran repatriados de inmediato, aunque, de acuerdo con la legislación rusa, hay sobrados motivos para su procesamiento. Esa reiterada negativa de Occidente a reconocer los hechos es lo que forma parte del problema. Como recordareis, Rusia es continuamente acusada de haber “invadido” Crimea, cuando lo cierto es que fueron los propios habitantes de la península quienes en una libre y espontánea decisión votaron en un referéndum para volver a ser parte de Rusia, de la que fue parte hasta 1954, cuando el dictador comunista soviético de origen ucraniano Nikita Kruschev, la “regalo” a Ucrania, cuando no tenia ningún derecho de hacerlo. Con esta consulta celebrada constitucionalmente en el 2014 se reparo una injusticia histórica, algo que las potencias occidentales se resisten a aceptar. Se le pidió a Crimea que tomara ese paso porque EE. UU., la UE y la OTAN habían respaldado el mes anterior un golpe ilegal en Kiev contra el gobierno electo de Ucrania e iniciado una sangrienta represión contra las minorías rusófonas del este del país que ante el genocidio que se avecinaba, pidieron ayuda a Moscú para hacer frente a esta amenaza que con la complicidad de Occidente, ponía en riesgo su propia existencia. Al ser Crimea nuevamente parte del territorio de Rusia, los barcos que pasan por el estrecho de Kerch entre el continente ruso y la península están obligados a notificar los controles marítimos a Moscú. Así, cuando los buques de la armada ucraniana violaron los procedimientos legales y entraron ilegalmente en los límites territoriales rusos, su acción fue agresiva, no la respuesta rusa. Además, como señalamos líneas arriba, existen claros indicios de que este acto deliberado fue orquestado por Kiev con el propósito de provocar un incidente para luego dárselas de “victimas”. No es de extrañar por ello que Radio Free Europe, un organismo de propaganda propiedad del gobierno de los EE. UU., haya admitido de mala gana que varios oficiales de los servicios secretos ucranianos (SBU) se encontraban entre la tripulación de los barcos, que por lo demás estaban armados. Si se trataba solo de un paso “inocente” por el estrecho, tal como afirman los golpistas ucranianos ¿por qué entonces estaban involucrados sus servicios secretos? Recordemos que otros agentes suyos han sido capturados previamente realizando operaciones de sabotaje en Crimea. Otro factor para tomar en cuenta es el extraordinario aumento de la presencia de la OTAN en el este de Ucrania y el Mar Negro. Cabe destacar que cuando el presidente ruso Vladimir Putin inauguro oficialmente el puente de 19 kilómetros que une el continente ruso con Crimea en mayo a principios de este año, se inicio una vomitiva campaña mediática en los medios de comunicación tanto estadounidenses como ucranianos, para que la estructura fuera saboteada. Es por ese motivo que Moscú comprensiblemente ha incrementado los controles de seguridad en torno a la infraestructura vital, que a un coste $ 3,7 mil millones es el puente más largo de Europa. En los últimos meses, en respuesta a ello, los EE. UU. y el Reino Unido han ordenado un aumento del despliegue militar en la región haciéndolos pasar como ejercicios de " entrenamiento " y de "asistencia " a las fuerzas del régimen de Kiev. Es mas, en julio de este año, la OTAN realizó varios simulacros navales, junto con las fuerzas ucranianas en el Mar Negro, a pesar del hecho de que Ucrania no es miembro de esa alianza agresiva, al cual aspira a unirse al bloque de 29 miembros liderado por EE.UU. en algún momento en el futuro. Fue en el mes siguiente, en agosto, cuando Rusia comenzó a intensificar sus controles a las embarcaciones que intentan cruzar a través del Estrecho de Kerch hacia el Mar de Azov. Este último conduce a puertos bajo el control del régimen golpista de Kiev, como Mariupol, adyacente a la escindida República Popular de Donetsk. Tanto ella como la República Popular de Luhansk se separaron de Ucrania tras el golpe fascista en Kiev en el 2014 y desde entonces han estado bajo ataque militar durante los últimos cuatro años a pesar de los llamados tratados de paz de Minsk. Esta es la realidad que los partidarios occidentales de Poroshenko - empecinado en exterminarlos a como de lugar, violando flagrantemente cada uno de los acuerdos firmados - se niegan a tratar. Entretanto, la OTAN continuó en septiembre con el suministro de dos cañoneras de EE.UU. a la armada ucraniana para su despliegue en el Mar de Azov. Una publicación vinculada al Pentágono, Defense One, lo describió como parte de los esfuerzos de Washington y Kiev para desarrollar una "marina de mosquitos" con el fin de incomodar a las fuerzas rusas. Solo cuatro días antes del último enfrentamiento naval, el ministro de Defensa británico, Gavin Williamson, anunció que la Royal Navy enviaría al HMS 'Echo' para patrullar con las fuerzas especiales ucranianas para "defender la libertad y la democracia" (?). Williamson dijo cínicamente: " Mientras Ucrania se enfrente a las hostilidades rusas, el Reino Unido será un socio firme.” Esto es el fondo de las tensiones a fuego lento en el Mar Negro entre Ucrania y Rusia, una situación que ha surgido debido a raíz del golpe de estado en Kiev en febrero del 2014, que llevó a los fascistas al poder. Sin embargo, en el colmo de la hipocresía, en todas las discusiones sobre los acontecimientos desde entonces, las potencias occidentales están negando su plena culpabilidad en los hechos. La reciente militarización del Mar Negro por la OTAN es una clara provocación a la seguridad nacional de Rusia, que por cierto no se va a quedar con los brazos cruzados ante ello. Dada la ‘indulgencia’ de los EE.UU., Europa y la OTAN hacia el régimen fascista de Kiev en medio de sus continuas violaciones contra la población rusófona en el este de Ucrania, su negativa a cumplir con los acuerdos de Minsk y su continua retórica inflamatoria y desquiciada contra Rusia, no debería sorprender. Si este mismo régimen se siente envalentonado para provocar una confrontación armada con Moscú, es que lo hace por orden de quienes los colocaron en el poder en el 2014 para manejarlos como mejor les convenga. Queda por ver si la reciente provocación naval es el pretexto buscado para una conflagración con Rusia. La historia nos dice que los incidentes navales son una forma probada y confiable de crear un pretexto para la guerra en los EE.UU. Recuerden el incidente del Golfo de Tonkin en 1964, que fue ideado por el gobierno de Johnson para lanzar una guerra a gran escala contra Vietnam. Antes de ese notorio operativo de bandera falsa, tuvimos el hundimiento de la Lusitania en 1915, lo que provocó que los EE.UU. entraran en la Primera Guerra Mundial. Además, esta el hundimiento del Maine en La Habana en 1898, que inició la Guerra Hispanoamericana y, posteriormente, desató al imperialismo estadounidense, expandiéndose en el caribe y Centroamérica. El último incidente del estrecho de Kerch sigue a los meses de la siniestra acumulación de fuerzas estadounidenses y de la OTAN en territorio ucraniano y en aguas marítimas. Washington comenzó a suministrar armamento letal a principios de este año en forma de misiles antitanques Javelin a la camarilla golpista de Kiev, y existe un número creciente de militares estadounidenses, británicos y de otros piases miembros de la OTAN desplegados desde el 2014 para entrenar a varias brigadas paramilitares, que desataron el terror en el este del país con la tácita aprobación de parte de Washington y sus aliados, que han continuado apoyando a este régimen asesino con armas y financiamiento del FMI. La provocación contra Rusia en el estrecho de Kerch demuestra el desquiciado deseo de Poroshenko de comenzar una guerra total. Este "régimen de bandidos", como lo llamó acertadamente la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Maria Zakharova, está empujando al mundo al abismo ¿EE.UU. y sus socios de la OTAN se alejarán del laberinto que ellos mismos han ayudado a crear? :(

MOTO G7: Adiós a las sorpresas

Poco a poco estamos conociendo a base de filtraciones a los que serán la nueva generación Moto G, presumiblemente los Moto G7. Por ahora sabemos que serán al menos un dúo, Moto G7 y Moto G7 Plus. Nos quedaba no obstante la duda sobre su aspecto final. Duda disipada con nuevos supuestos renders filtrados tanto de Moto G7 como de Moto G7 Plus. Finalmente, esa pantalla Max Vision que conocíamos por una filtración anterior llega con un pequeño notch en forma de gota de agua. En definitiva estaríamos ante unos Moto G7 muy parecidos a los anteriores y prácticamente idénticos entre sí. La imagen superior corresponde al Moto G7, aunque vale aclarar que su diseño es idéntico al Moto G7 Plus. Ambos modelos expanden la pantalla con respecto a la generación anterior a base de notch y una barbilla más reducida, aunque todavía lo suficientemente contundente para incluir el logo de la compañía. Dicho logo está también presente, como es tradición, en el lector de huellas, en la parte trasera, la cual sería de cristal, y por eso se rumorea que el Moto G7 podría ser el primero de la saga en integrar la carga inalámbrica Qi, aunque no hay nada confirmado. La configuración de cámaras es también la misma en ambos modelos, con una cámara frontal de una lente y doble para la trasera. En cuanto a las especificaciones técnicas que se barajan, se espera que el Moto G7 monte un Snapdragon 660 mientras que el Moto G7 Plus suba la oferta ligeramente con un Snapdragon 670 o 710. El Moto G7 probablemente cuente con 4 GB de RAM y 64 GB de almacenamiento, mientras que el Moto G7 Plus esté más holgado con 6 GB y 128 GB. Se rumorea además que la configuración de cámaras será la misma (dual 16+5 MP en la trasera, con grabación 4K), mientras que se espera que el Moto G7 Plus tenga algo más de batería que su hermano, cuya capacidad se estima en 3.500 mAh. Sin embargo, la principal diferencia será la pantalla: el Moto G7 se espera con una pantalla de 6 pulgadas FHD+, mientras que el Moto G7 Plus llevaría la diagonal hasta las 6,4 pulgadas, también FHD+. Se desconoce su fecha de presentación, aunque teniendo en cuenta que pasaron por la FCC hace relativamente poco, se espera que sean oficiales más pronto que tarde, probablemente a principios del 2019 :)

COPA CONQUISTADORES DE AMÉRICA: ¿El nuevo torneo oficial de la FIFA?

Venga ya, uno podría pensar que se trataba de una nueva ocurrencia de Gianni Infantino - el mandamás de la FIFA - pero no, es la denominación que se le da a la final de la Copa Libertadores 2018 entre los equipos argentinos River Plate y Boca Juniors, que se disputará en Madrid este domingo 9 de diciembre y que originalmente se debía realizarse en Buenos Aires, pero por motivos por todos conocidos, se decidió trasladarlo a Europa para descontento de los argentinos y los latinoamericanos en general, al ver que les ‘arrebataron’ su torneo, cuando los verdaderos responsables - y de los cuales nadie habla - es ese grupo de energúmenos que ataco a pedradas el bus que transportaba al equipo xeneize al estadio Monumental para jugar dicho partido. Si la policía argentina es incapaz de controlar a unos cuantos desadaptados ¿se imaginan lo que sucedería en el 2030 si es que ellos organizan el mundial con la cantidad de hooliggans ingleses y rusos ávidos de pelea que llegaran allí? No quiero ni pensarlo, por ello me parece acertado trasladar el encuentro futbolístico lo mas lejos posible por razones de seguridad y que mejor lugar que Madrid, para felicidad de los miles de argentinos que residen no solo en España sino también en el resto de Europa quienes podrán observarlos en vivo. Por lo pronto hay una extraordinaria demanda de entradas para acceder al encuentro que se realizara en el Santiago Bernabeu y se da por descontado que miles no podrán ingresar al estadio ese día porque estará completamente lleno ya que la expectativa entre los argentinos que viven en la península - demás esta decirlo - es grande, ya que se sabe que están pagando precios de reventa de hasta 3.160 euros, cuando su coste original es de 220. Una auténtica barbaridad. Llama la atención por cierto, la absurda posición tomada por ambos equipos de no querer jugar el encuentro en la capital española, apelando entre otras cosas, a un trasnochado chauvinismo. Por lo visto, aun no pueden superar el hecho de haber pertenecido a España durante 300 años y consideran una ‘humillación’ que su máximo torneo de clubes - creado en honor de quienes precisamente lucharon para independizar esos territorios de la Metrópoli en el siglo XIX - se juegue precisamente en la capital de aquel denostado imperio que los conquisto, por lo que no faltaron quienes cambiaron el nombre original de la Copa (de Libertadores a Conquistadores) para mostrar su desacuerdo por la decisión adoptada por la CONMEBOL, debido a las jugosas ganancias que obtendrá del encuentro. “Ya puestos, nos llevamos el partido a un lugar donde se pague en euros y no en pesos argentinos”, debieron pensar los gerifaltes del fútbol sudamericano al hacer tal cambio que sorprendió a muchos. El Bernabéu, además, dará el lustre a una competición sin demasiado recorrido internacional porque, valgan verdades, la Libertadores, fuera de Sudamérica, no interesa a casi nadie. Interesaba, eso sí, el Boca-River-River-Boca, pero no por cuestiones futbolísticas sino por todo lo que rodeaba a este histórico enfrentamiento. Visto así, la elección de la capital española tenía cierto sentido aunque para algunos, jugarla en otro continente desvirtúa la competición. Lo que no tiene sentido, mire usted por dónde, es criticar sin desmayo al anfitrión con argumentos tan peregrinos sucedidos hace 500 años. Venga hombre, se trata solo de un partido de fútbol y no tiene nada que ver con San Martín, Bolívar o el oro que nos ‘robamos’ los españoles, mientras los británicos exterminaban a su vez a millones de indios de América del Norte, pero para ellos no hay reproche alguno. Digo yo ¿la vida de los pieles rojas valía menos que la de los Incas o Aztecas para no condenar a la pérfida Albión por el genocidio al que los sometieron para arrebatarles sus tierras? Si tanto Boca y River continúan amenazando con no presentarse, que no haya campeón este año y se les sanciona a ambos equipos con 10 años de inhabilitación a cada uno para participar en lo torneos oficiales y allí verán que se les quita la tontería. Es lamentable que en vez de buscar soluciones, a esta gente les guste enredarse en más problemas. Queda por ver la seguridad prevista para el encuentro, porque entre esos 80.000 habrá, seguro, decenas de cabezas huecas encantados de liarla parda antes y después del partido. Creerán que están en la Argentina pero al primer intento, la de hostias que les caerán. Esperemos que no se llegue a ese extremo y el domingo, gane quien gane, toque hablar de fútbol. Sólo de fútbol :)
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