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miércoles, 4 de enero de 2023

CHINA: La estrategia del Dragón

La reciente visita del ‘emperador’ chino, Xi Jinping, a Arabia Saudita es una señal de que busca ocupar el espacio del cual Occidente se está retirando, porque está demasiado obsesionado con el conflicto ucraniano. Como sabéis, del 7 al 9 de diciembre, el autócrata fue recibido con todos los honores en Arabia Saudita para participar en las principales cumbres chino-árabes. Por la inconsistencia ideológica de la administración Biden, seguida ciegamente por la Unión Europea, el mundo está estupefacto ante el inexorable suicidio -económico, energético y geoestratégico- de Occidente contra Rusia gracias a su guerra en Ucrania. No es de extrañar por ello que el cambio en el centro de gravedad geopolítico global se está acelerando. Gracias a su retórica antioccidental, la eficacia de su modelo autocrático y su formidable poder financiero, China está desarrollando metódicamente sus lazos comerciales y estableciendo su presencia en el mundo y particularmente en Oriente Medio. En anteriores ocasiones hemos explicado las razones por las que la mayoría de los países africanos y especialmente el mundo árabe se negaron, a pesar de la presión estadounidense, a condenar y, sobre todo, a alinearse con las sanciones occidentales contra Rusia por su operación militar en Ucrania. Para los observadores no occidentales y las 4/5 partes del mundo, este conflicto en Ucrania entre europeos, estadounidenses y rusos es autodestructiva y un verdadero suicidio geopolítico y económico para Occidente. Para ellos, con razón o sin ella, sólo precipitará la decadencia moral y material, ya en marcha, de esta América y de esta Europa en las que ya no tienen ninguna confianza y cuyos líderes desprecian, totalmente desacreditados y siempre dispuestos a todas las humillaciones. y compromisos por unos pocos dólares o euros. Por lo tanto, los regímenes árabes prefieren alejarse del orden mundial estadounidense y apostar por China e incluso Rusia. Porque este último, a pesar de su actuación en Ucrania, ha demostrado de lo que es capaz durante diez años y en todas las crisis y conflictos, de la que siempre ha salido victorioso, particularmente en Siria, donde como recordareis, los rusos que acudieron en su ayuda, aplastaron literalmente bajo toneladas de bombas y misiles el ilusorio califato de ese engendro sionista de ISIS, armado por los EE.UU. y entrenado por la CIA y el Mossad israelí. No es de extrañar por ello que los líderes de la región son impermeables a la nauseabunda propaganda atlantista que inunda y satura los medios occidentales. Absolutamente no creen en “una derrota rusa” o incluso en “la caída de Putin”. Por el contrario, confían en la resiliencia de una nación - que continua castigando sin cesar al régimen fascista de Kiev - y cuyos líderes siempre han demostrado un dominio histórico perfecto y probado de mucho tiempo y sobre todo de guerras de desgaste. En cuanto a China, sigue tejiendo paciente y metódicamente su red. El viaje de Xi Jinping al reino saudita fue parte de tres importantes cumbres: la cumbre China-Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), la cumbre China-Arabia Saudita y la cumbre China-Países Árabes. Esta visita a Riad, eminentemente política y simbólica, sigue, por unas semanas, al histórico encuentro del príncipe heredero Mohammed ben Salman (MBS) dirigido al discapacitado físico y mental de Joe Biden. En efecto, las medidas tomadas por OPEP+Rusia, el pasado mes de octubre y tras la patética y estéril visita del presidente estadounidense a Riad en julio, cortaron de raíz el pilar (basado en una caída del precio del petróleo) de la estrategia estadounidense de debilitamiento de Moscú. El comercio entre China y los países árabes ha aumentado entre 2000 y hoy de 8 a 177 mil millones de dólares... Las dos potencias “emergentes”, rusa y china, en Oriente Medio mantienen, por tanto, muy buenas relaciones con todos los protagonistas de la zona. Al igual que los rusos, los chinos han desarrollado en los últimos diez años una diplomacia ultradinámica, capaz de establecer vínculos tanto con Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos como con Irán, sin olvidar a Turquía. Para China, Oriente Medio, la encrucijada de los mercados asiático y europeo, se ha vuelto cada vez más importante; por sus crecientes necesidades energéticas y de hidrocarburos, pero también porque la región es de gran interés para sus "Nuevas Rutas de la Seda". El eje marítimo basado en el puerto de Gwadar en Pakistán antes de unirse a la base militar china de Djibouti en el Cuerno de África para llegar a Europa. Impresionantes inversiones y consenso en materia de derechos humanos Una señal de los tiempos, mientras que el comercio entre los EE.UU. y Arabia Saudita solo ha estado disminuyendo desde varios años, las relaciones comerciales entre Beijing y Riyad han seguido aumentando, llegando ahora a $ 65 mil millones. En general, los intercambios entre China y los países árabes han aumentado entre 2000 y hoy de 8 a 177 mil millones de dólares, 77 de los cuales solo con los países del Golfo. Por lo tanto, las fusiones siempre tienen objetivos pragmáticos, en principio beneficiando a ambas partes. Sin embargo, los chinos aún no tienen por completo las capacidades de proyección militar necesarias para desarrollar su influencia regional. Además, en retrospectiva y cuando analizamos las experiencias occidentales en esta parte del mundo, la herramienta militar quizás no sea necesariamente la más efectiva... Beijing, por otro lado, tiene un poder económico fenomenal (inversiones chinas masivas en muchos sectores como nuclear, militar, turística, industrial o en la construcción de la ultramoderna ciudad saudí de Neom y la nueva capital egipcia querida por Al Sissi…) Además, y no menos despreciable, su diplomacia, como la de los rusos, rechaza cualquier lección moral sobre derechos humanos, por ejemplo, o injerencias políticas que exijan “más democracia”, tan querida por los occidentales. Por el contrario, defiende la soberanía de los Estados y su libre albedrío en los asuntos internos. Se basa, por tanto, en un realismo estricto y en un enfoque pragmático “maquiavélico”. Rechaza también la lógica de las alianzas o bloques, con el único objetivo de evitar verse envuelto en conflictos o tensiones ajenas a sus propios intereses. Las reconciliaciones, por tanto, siempre tienen objetivos pragmáticos, en principio beneficiando a ambas partes (estrategia ganar-ganar), y sobre todo sin atar las manos al poder chino. Por lo tanto, ¡no sorprende que Riyad y Beijing ya hayan mencionado la posibilidad de contratos petroleros en yuanes! Como una ampliación de los BRICS a países de la zona como Reino Saudí, Emiratos Árabes Unidos o incluso Egipto. Además de una fuerte convergencia de intereses económicos y comerciales, también es a nivel político que los vínculos entre las capitales árabes y Beijing se han profundizado, particularmente en el contexto de la cooperación antiterrorista. Egipto, por ejemplo, ayudó a China a repatriar por la fuerza a los estudiantes uigures presentes en su territorio en el 2019. Nuevamente, en cuanto a Rusia, el terrorismo islamista y el islam político también son una prioridad de seguridad para China, debido a la población china de fe musulmana, principalmente en una provincia en el noroeste del país, Xinjiang (Uiguristán). De otro lado, China y Rusia, paladines de un mundo multipolar no dominado por EE.UU., son seguramente las únicas potencias extranjeras presentes en el Levante que buscan verdaderamente la estabilidad de la zona para sus propios intereses. Se niegan a jugar al aprendiz de brujo por motivaciones ideológicas como Occidente, y no quieren conflictos demasiado desestabilizadores en esta parte del mundo. Para los chinos se trata precisamente de preservar, como hemos visto, sus grandes reservas de petróleo y también la seguridad de sus nuevas Rutas de la Seda. Por lo tanto, la guerra en Ucrania solo ha acelerado la influencia y la presencia de China en el Medio Oriente. Es así que dicho conflicto -incentivado groseramente por los EE.UU. - solo ha acelerado la influencia y la presencia de China en el Medio Oriente. Frente a ‘democracias’ occidentales sin aliento juzgadas como "decadentes", todavía sumidas en crisis sociales, económicas y energéticas (¡por sus decisiones suicidas y desafiando sus propios intereses!), el gobierno autocrático de Xi Jinping a pesar de la reciente los disturbios en China causados por la política de cero covid de las autoridades, pero que no pondrán en tela de juicio fundamentalmente la naturaleza y la estabilidad del régimen, son, en última instancia, los principales activos de Beijing.

COPENHAGUE: La reina de Dinamarca

Se trata de la capital más acogedora del norte de Europa, llena de cafés, tiendas y los mejores restaurantes de los países escandinavos. Con sus tortuosas calles de la ciudad vieja, los magníficos palacios reales, los edificios vanguardistas y las más nuevas atracciones, Copenhague es la combinación perfecta entre la tradición y la modernidad, cuyas diferentes áreas tienen unas características muy definidas. En efecto, desde la turística zona del centro de la urbe con la peatonal Stroget como calle vertebradora de la ciudad, hasta el residencial Osterbro, pasando por los pueblos situados al Norte de Copenhague, pequeñas excursiones ideales para quien se decide a viajar a la capital danesa. El centro de Copenhague, llamada la City, reúne la mayor parte de las atracciones turísticas que ver en la capital danesa. Podemos delimitar lo que llamamos el centro en una zona de alrededor de cuatro kilómetros de este a oeste y dos de norte a sur aproximadamente. Un paseo de punta a punta del centro de la ciudad nos lleva alrededor de una hora, aunque con todos los rincones interesantes que tiene por visitar, obviamente supondrá bastante más tiempo que lo programado. Podemos decir que la City es la zona que va desde la Estación Central de Ferrocarril - límite oeste - hasta la estatua de la Sirenita y el Kastellet - al este - y desde la zona de los Lagos en el norte, hasta el barrio de Christianshavn en el sur. Aquí se concentran casi todos los atractivos de la ciudad. Comenzando por el oeste, llegamos a la Estación Central de Ferrocarril de Copenhague (conocida como Kobenhavn Hovedbanegard o simplemente Kobenhavn H), que es un edificio en el que lo que más destaca es la decoración y las vigas de madera de los techos del vestíbulo central. Es un punto de referencia principal de los ferrocarriles daneses, ya que de ella parten todos los trenes nacionales e internacionales, los regionales de la isla de Zelanda y los S-Tog de cercanías. Luego de salir de la estación, al otro lado de la calle se encuentra una de las principales atracciones de Copenhague: los Jardines Tívoli, un parque de atracciones situado en el corazón de la ciudad, con 169 años de vida y una gran tradición. Se trata de un recinto pequeño que no ocupa más de una manzana, pero cuyo interior hace que merezca la pena visitarla. A la salida del Tívoli se encuentra Rådhuspladsen, la Plaza del Ayuntamiento, que es el centro neurálgico de la ciudad. Como podéis imaginaros, el edificio alrededor del que se organiza todo es el Ayuntamiento, que bien merece una visita por dentro y, para el que tenga ganas de ver una buena vista, una subida a su torre en una de las visitas guiadas que se organizan. Desde la Plaza del Ayuntamiento, el mejor camino que se puede seguir es la Strøget, la calle peatonal del centro de la ciudad que se prolonga hasta Kongens Nytorv, donde están el Teatro Real y Nyhavn. La Strøget es la gran calle comercial de Copenhague y, a su alrededor, se mueve gran parte de la vida de la ciudad. A lo largo de sus cerca de dos kilómetros se pueden encontrar las tiendas más exclusivas, grandes almacenes o las sucursales de las principales cadenas de ropa europeas. En ella, y especialmente en las pequeñas calles que parten de ella o van en paralelo, hay también varios cafés, bares y discotecas. Durante su trayecto, la Strøget atraviesa plazas como la de Nytorv, donde está el tribunal de la ciudad; y la de Højbro Plads, desde la que se pueden ver tanto el Parlamento como el edificio de la bolsa, a las que se puede llegar con un paseo de apenas cien metros, y de ella sale, además, otra calle comercial y peatonal que se dirige hacia el norte y que pasa junto a la Rundetårn o Torre Redonda, un bello edificio desde cuya terraza hay una maravillosa vista de Copenhague. Al final de la calle peatonal aparece Kongens Nytorv, una plaza en la que se juntan varios de los edificios más interesantes de de la ciudad. En ella están tanto el Teatro Real, los edificios del Hotel D´Anglaterre o los almacenes Magasin. Sin embargo, lo mejor de la plaza se encuentra en Nyhavn, el Puerto Nuevo (o viejo, más bien, aunque haya que ignorar la traducción auténtica), un pequeño canal de unos quinientos metros alrededor del cual hay inconfundibles edificios de fachadas con muchos colores diferentes. Es un lugar ideal para dar una vuelta y hacer las mejores fotos de la ciudad. Desde Nyhavn apenas hay diez minutos de caminata hasta Amalienborg, el palacio donde vive la familia real danesa. Está situado en una plaza con una estructura simétrica y que está custodiada por los típicos guardianes daneses del gorro de piel alto. Si se tiene suerte, se puede coincidir con la ceremonia del cambio de la guardia que, no es excesivamente espectacular como en otros países, pero siempre resulta curiosa. Si se sigue un poco más hacia el este -alrededor de un kilómetro- aparecerá la famosa estatua de la Sirenita que todo el que pase por Copenhague no puede dejar de ver. Otros lugares que ver en el centro de la ciudad son el castillo de Rosenborg y los jardines que lo rodean. El edificio en sí es bastante pequeño y alberga una exposición de joyas de la corona, pero los jardines, pese a no ser demasiado amplios, son todo un espectáculo especialmente durante el verano, cuando cientos de personas descansan sobre la hierba al sol. Los alrededores de Copenhague, además, nos deparan fantásticas vistas y atracciones. Castillos como el de Frederiksborg en Hillerød, parques como el de Klampenborg, el museo de arte contemporáneo de Louisiana, la casa Museo de Karen Blixen las playas del norte de la isla en la zona de Gilelleje e incluso restos vikingos como en Roskilde harán las delicias del viajero. De todos ellos, mi favorito es el castillo de Frederiksborg, que funciona también como museo de historia danesa. Se trata del mayor castillo danés de la época del Renacimiento, que fue construido por el rey Christian IV en la primera mitad del siglo XVII. Todo el recinto del castillo está situado en tres pequeñas islas situadas en un lago de la ciudad y constituyen un conjunto monumental rodeado por agua y naturaleza. Dentro de él es recomendable pasear por las salas de la parte más baja, que mantienen algo la fisonomía de los tiempos pasados, visitar la capilla, el gran salón, las habitaciones en las que se pueden contemplar cientos de pinturas, especialmente retratos de personajes importantes de la historia danesa y, para finalizar, se puede dar un vistazo a las salas del piso superior donde se pone más de manifiesto el carácter de museo y se puede hacer un pequeño recorrido por los documentos visuales que presentan la historia danesa más reciente. No podíamos dejar de referirnos por cierto a sus imponentes jardines, realizados entre 1720-1725, trazados a la moda de la época por el arquitecto real y diseñador, Johan Cornelius Krieger. Estos se han caracterizado por un eje central creando una continuidad entre el edificio, el jardín y el campo abierto. A lo largo del eje principal en el jardín de Frederik IV de estilo barroco, fue construida una cascada de canales de agua y fuentes, simétricamente a avenidas, parterres y bosquecillos con monogramas reales. Finalmente, Copenhague es también la ciudad con mejor vida nocturna de toda Escandinavia, lo que hace de la capital de Dinamarca un destino fantástico para quien también esté buscando diversión. Lamentablemente, los días se me hicieron cortos para conocer al detalle todo lo que ofrece y es por ello que prometo regresar más adelante.
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