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jueves, 3 de enero de 2013

UN EJEMPLO PARA TOMAR EN CUENTA: A 20 años de la división de Checoslovaquia

Esta semana - que duda cabe - nuestra atención continúa concentrada en Europa. En efecto, hace veinte años, Checoslovaquia (una república de Europa Central creada en 1918 tras la caída del imperio Austrohúngaro y que duro hasta 1992) se escindió en forma pacífica, y de mutuo acuerdo (a diferencia del baño de sangre ocurrido en la desaparecida Yugoslavia) dando lugar a dos pujantes nuevos estados europeos: la República Checa y Eslovaquia, hoy intensamente relacionados entre sí (dadas sus múltiples coincidencias, a pesar no obstante de sus diferencias).Transcurrido este tiempo, cabe preguntarse no tanto qué causó la separación o sus consecuencias, sino sobre todo, y guardando las distancias, las posibles analogías y diferencias de la antigua Checoslovaquia con España en relación a Catalunya y sus afanes independentistas. Pero primero hagamos un poco de historia. Checoslovaquia surgió en octubre de 1918 del hundimiento de la Monarquía austrohúngara, con el respaldo de las potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial y el impulso principal del nacionalismo burgués checo nacido durante la segunda mitad del siglo XIX, al que se unieron eslovacos y rutenos, influidos todos decisivamente por las corrientes románticas paneslavistas de la época. En efecto, los intelectuales que impulsaron su nacimiento, se inspiraban en un precedente histórico, el Imperio de la Gran Moravia, Estado político eslavo alto medieval que unió por primera vez a checos, moravos y eslovacos durante el siglo IX con una lengua (eslavo antiguo), cultura y religión comunes, ya que fue la época en que los santos Cirilo y Metodio cristianizaron a los eslavos, dándoles asimismo su primer alfabeto. Precisamente, el fin de la Gran Moravia, a principios del siglo X, se debió a los ataques de las tribus asiáticas magiares, que darían origen a una inicial, progresiva y lenta diferenciación entre eslovacos y checomoravos: los primeros pasarían a sumergirse durante 1.000 años en el Reino de Hungría, sin independencia política de ningún tipo en todo ese tiempo; mientras que los segundos fundaron el Reino de Bohemia (cuyo territorio prácticamente coincidió siempre con el de la actual República Checa), que pronto entraría en el ámbito cultural germánico, incluida su absorción territorial por Austria entre los siglos XVII y principios del XX. Todas estas circunstancias antiguas, marcaron de forma decisiva la distinta evolución de los pueblos checo y eslovaco. Así, en el convulso siglo XX, Checoslovaquia nació y vivió, primero y durante la I República, una próspera etapa, especialmente en su parte checa, urbana, culta y cívica, no exenta de problemas étnico-sociales (minorías germana y magiar) y económicos, que afectaron especialmente a los eslovacos, que se sentían discriminados y que ansiaban su independencia, lográndolo en 1938 tras la anexión de Checoslovaquia al III Reich alemán gracias al Pacto de Munich, y la proclamación del Estado Eslovaco. Sin embargo tras II Guerra Mundial - que significó la ocupación del país por los invasores soviéticos - mediante un golpe de Estado se instauró una sangrienta dictadura comunista, que fue derribada por la Revolución de Terciopelo que puso fin a la tiranía en 1989, creándose una República federada de tipo democrático-liberal presidida por el intelectual Václav Havel e iniciando un triple proceso de transición liberalizadora en lo político, lo económico y lo nacional, llegando en 1993 a la casi irremediable división.¿A que debió aquello? Como siempre suele suceder en los procesos histórico-políticos, se aunaron un cúmulo de circunstancias y varias causas, junto a la voluntad decidida de ruptura de determinados grupos de poder. En efecto, a los condicionantes históricos mencionados, se unió el despertar en Europa de los nacionalismos de base étnica así como, decisivamente, una visión distinta en las zonas checa y eslovaca sobre cómo afrontar la transición económica desde el socialismo al capitalismo. Poco a poco fueron surgiendo diversas tensiones entre los representantes políticos de ambas partes de la federación, y un activo movimiento separatista comenzó a movilizarse en Eslovaquia, haciendo hincapié en las diferencias de ambos pueblos. Es así como en 1992 el resultado de las elecciones legislativas de junio de ese año daría inicio al proceso final de división.Así, en la parte eslovaca resultó ganador Vladímir Mečiar y su Movimiento pro-Eslovaquia Democrática, de tendencia populista y socialista-nacionalista, partidario de reformas económicas lentas. En la parte checa ganó una coalición derechista, encabezada por el Partido Cívico Democrático, formación política presidida por el neoliberal Václav Klaus, partidario de reformas económicas rápidas y radicales. Sus diferentas irreconciliables llevaron a la división de Checoslovaquia, aprobada por la Asamblea Federal en noviembre de 1992 y llevada a efecto el 1 de enero del 93. Dos décadas más tarde, ambos pueblos, gozan de una relación de proximidad fluida, constante y cordial, demostrando que una división amistosa no tiene porque convertirlos en enemigos irreconciliables como quieren hacernos creer en España cuando Catalunya acceda a su independencia. Ese día llegara aunque a algunos no les agrade la idea. Visca Catalunya Lliure!   :)
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