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miércoles, 2 de marzo de 2022

TYRANNOSAURUS REX: Temible como ninguno

Como dinosaurio famoso que es, al Tyrannosaurus rex se le ha representado decenas de veces en novelas, cómics y películas, en unas ocasiones más acertadas que otras. Pero, sin duda alguna, la encarnación de este dinosaurio que ha pasado a la historia ha sido la de una película hollywoodense de triste recordación y sus insoportables secuelas. Lamentablemente, esta mala fama ha hecho que licencias cinematográficas hayan traspasado al conocimiento general como si se tratase de datos científicos. Hoy, vamos a separar la ficción de la realidad. Ante todo, cabe precisar que el Tyrannosaurus rex forma parte del grupo de los dinosaurios terópodos, al que pertenecen todos los dinosaurios carnívoros, incluidas las aves. De hecho, al lado de otros grandes dinosaurios carnívoros, como Spinosaurus o Carnotaurus, el Tyrannosaurus está más cercanamente emparentado con las aves. Vivió hace unos 68-66 millones de años, a finales del Cretácico, conviviendo con otros dinosaurios como los Triceratops, Ankylosaurus, Pachycephalosaurus o Alamosaurus. Es un dinosaurio que da nombre a toda una familia, los tiranosáuridos, a la que también pertenecen Gorgosaurus, Tarbosaurus o Albertosaurus. Como ellos, y en claro contraste con otros grupos de dinosaurios terópodos, el Tyrannosaurus tenía brazos muy cortos con solo 2 dedos. A pesar de este reducido tamaño, los huesos de sus brazos muestran unas inserciones musculares muy desarrolladas, señal de que tendría mucha fuerza. En contraposición con unos brazos tan pequeños, sus mandíbulas lo compensaban: el Tyrannosaurus rex tenía un cráneo enorme armado con dientes muy robustos. A diferencia de los dientes de la mayoría de los terópodos, que se parecen a cuchillos, afilados y aplanados, los dientes de los tiranosáuridos son muy gruesos. Se han hecho estudios de biomecánica, y se ha visto que estas mandíbulas armadas con semejantes dientes eran capaces de ejercer una fuerza de mordida de un mínimo de 4 toneladas, capaces de triturar huesos y desgarrar carne de sus presas de un solo bocado. Los huesos del cráneo y las vértebras y costillas de su cuello muestran unas inserciones musculares muy fuertes, mayores que las de los demás dinosaurios terópodos. De manera que habría sido capaz de arrancar grandes pedazos de sus presas con cada bocado. Sus patas traseras muestran una buena adaptación a la carrera. Sin embargo, se han hecho estudios de biomecánica en los que se propone que los huesos de las piernas de un tiranosaurio adulto, pesando entre 7 y 9 toneladas, sufrirían mucho al correr. Posiblemente su desplazamiento rápido sería andando lo más rápido posible, sin llegar a suspenderse en el aire, y no podrían superar los 18 km/hora. Sin embargo, estas adaptaciones en los huesos de sus pies y la anatomía de las patas de los tiranosaurios más jóvenes sugieren que sí que pudieron ser buenos corredores en su juventud. El primer ejemplar fue descrito por el paleontólogo norteamericano Henry Fairfield Osborn en 1905. Desde entonces conocemos más de 30 ejemplares, unos más completos que otros, y gracias a esto podemos conocer la variabilidad de esta especie, que podía llegar a alcanzar los 13 metros de longitud, las 9 toneladas de peso, y del que tenemos muchos estudios de su paleobiología. Gracias a su popularización, y a su constante presencia en las películas, muchas de las características de este dinosaurio han pasado a ser de conocimiento general, en unas ocasiones con más acierto que otras. Por ejemplo, en una de esas películas hay constantes referencias a que su visión se basa en el movimiento: se menciona tanto en plena excavación, al hablar de los raptores, como luego en el momento en el que escapa de su recinto. Y en las secuelas se mantiene esta idea una y otra vez. Esta idea nace en las novelas de Michael Crichton, donde se habla de teorías que están vigentes en aquel mundo. En estas novelas, el paleontólogo John Roxton estudió moldes internos de la cavidad craneal del Tyrannosaurus y concluyó que guardaban mucha semejanza con los cerebros de algunos anfibios y, por lo tanto, concluyó que su visión estaba adaptada al movimiento. Esta teoría, lanzada dentro del universo de las novelas, nos llega a las películas, donde se hace mención a esto constantemente. Y esa es la única razón por la que se habla de la visión del tiranosaurio adaptada al movimiento, no se basa en teorías científicas del mundo real, basadas en datos de los fósiles reales. De hecho, en las novelas los protagonistas son capaces de contrastar esta hipótesis en el campo, o mejor dicho, en las islas, y concluyen que es falsa. Pero esta contrastación de la teoría en las novelas no llega a verse en las películas. Respecto a su aspecto, en las películas se muestra a los tiranosaurios como completamente escamosos. Existen impresiones de la piel fósil de Tyrannosaurus rex, en los que efectivamente se observan escamas. Pero todo este debate viene por su ascendencia: los tiranosáuridos están más o menos emparentados con las aves, y sus parientes tienen plumas primitivas semejantes a filamentos. De ahí, que digamos que por familia le tocaría estar emplumado y por eso veréis reconstrucciones con algunas plumillas sueltas, que a simple vista pueden parecerse más a pelo que a plumas totalmente desarrolladas. En general, las particularidades de los tiranosaurios de aquella infame película pueden explicarse dentro de la ficción: los dinosaurios que ellos llevan años clonando no tienen un ADN puro y, si lo tuvieran, su aspecto sería muy diferente… Como podéis notar, no debemos guiarnos por las disparatadas ideas sugeridas en ciertas películas que no se basan en la realidad, pero que lamentablemente, lo repiten en sus sagas una y otra vez :(
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