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miércoles, 2 de marzo de 2022

OTAN: Sembrando odios

“Vladimir Putin se ha vuelto loco”… “Es la reencarnación de Hitler que busca destruir a la humanidad”… “La invasión de la pacifica e inocente Ucrania es solo el comienzo”… “Luego seguirá el resto de Europa”… Al menos eso es lo que los líderes de Occidente y su vomitiva prensa adiestrada hasta la nausea quieren que creas. Según su disparatada narrativa - completamente fuera de la realidad - “Putin se encuentra aislado, solo, confundido y enojado por el desastre militar que Rusia está experimentando en Ucrania (?), por lo que ha arremetido furiosamente, amenazando al mundo entero con la aniquilación nuclear”. Venga ya ¿Se puede ser tan idiota y creer esas mentiras repetidas hasta el infinito cuando es EE.UU. y la OTAN quienes han provocado para que se llegue a esta situación, al incitar el régimen fascista ucraniano - instaurado por un golpe patrocinado por la CIA en el 2014 - para que extermine en masa a la población rusoparlante del este del país y que lo ha venido haciendo durante 8 años desconociendo groseramente el Acuerdo de Minsk que había firmado, donde se especificaba que debía proteger a esa minoría pero que en la práctica hizo todo lo contrario, creyendo que Rusia al final no le iba a hacer pagar por sus abominables crímenes? Ha llegado el momento que responda por ello y ya lo está haciendo con su sangre. Los verdugos no pueden ahora dárselas de “victimas” que eso no cuela. Es por ello al ver a sus colaboracionistas en fuga - con el cobarde judío de Volodymir Zelensky en primer lugar - la OTAN ha incrementado sus tropas en el flanco oriental, lo que ha motivado la inmediata respuesta rusa. En efecto, en una reunión con sus principales generales el domingo, el presidente ruso anunció : “Ordeno al ministro de defensa y al jefe del estado mayor general de las fuerzas armadas rusas que pongan las fuerzas de disuasión del ejército ruso en un modo especial de servicio de combate.” El motivo de esta acción, señaló Putin , se centró en el hecho de que “los países occidentales no solo están tomando medidas hostiles contra nuestro país en la esfera económica, sino que altos funcionarios de los principales miembros de la OTAN hicieron declaraciones agresivas con respecto a Rusia” en relación con la situación actual en Ucrania. Cabe precisar ante todo que las “fuerzas de disuasión” de las que habló Putin se refieren al arsenal nuclear ruso que podrían ser utilizados en cualquier momento si la situación lo amerita, con mayor razón tras las altisonantes declaraciones antirrusas tanto del discapacitado físico y mental de Joe Biden como de sus lacayos europeos, Boris Johnson, Olaf Scholz y Emmanuel Macron. Vamos, el borracho, el impotente y el homosexual... menuda banda de jetas. Lo que hizo resonar aún más las palabras del presidente ruso fue que el jueves pasado, al anunciar el inicio de la “operación militar especial” de Rusia contra Ucrania, cuando declaró que “nadie debe tener dudas de que un ataque directo a nuestro país llevará a la destrucción y horribles consecuencias para cualquier potencial agresor”. Hizo hincapié en que Rusia es “una de las potencias nucleares más potentes y también tiene absoluta ventaja en una gama de armas de última generación que no posee Occidente como los indetectables misiles hipersónicos y que son imposibles de neutralizar”. Sin embargo, cuando el líder ruso emitió esa advertencia, The Washington Post la describió como “vacía, un simple acto de mostrar los colmillos”. El Pentágono, por su parte, involucrado como estaba en su propia revisión de la postura nuclear de EE. UU. diseñada para abordar ataques como este, parecía desconcertado, y un funcionario que prefirió el anonimato señaló que los responsables políticos de EE. UU. “no ven una amenaza mayor en ese sentido”. Pero vaya que se equivocaron. Es entonces cuando la OTAN, que se encuentra en el centro de la crisis actual, emitió un comunicado en el que señaló que: “Las acciones de Rusia representan una seria amenaza para la seguridad euroatlántica y tendrán consecuencias geoestratégicas. La OTAN continuará tomando todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad y defensa de todos los aliados. Estamos desplegando fuerzas defensivas terrestres y aéreas adicionales en la parte este de la Alianza, así como activos marítimos adicionales. Hemos aumentado la preparación de nuestras fuerzas para responder a todas las contingencias”. Sin embargo, oculto casi al final de esta absurda declaración, había un pasaje que, cuando se examina de cerca, apuntala el razonamiento detrás de la flexión nuclear de Putin. “Hemos realizado consultas en virtud del artículo 4 del Tratado de Washington y hemos decidido, de acuerdo con nuestra planificación defensiva para proteger a todos los aliados, tomar medidas adicionales para fortalecer aún más la disuasión y la defensa en toda la Alianza”. Según el Artículo 4 , los miembros pueden traer cualquier tema de preocupación, especialmente relacionado con la seguridad de un país miembro, a la mesa de discusión dentro del Consejo del Atlántico Norte. Los miembros de la OTAN Estonia, Letonia, Lituania y Polonia desencadenaron la consulta del Artículo 4 tras el operativo ruso en Ucrania. En una declaración emitida el viernes, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, amplió la declaración inicial de la OTAN y declaró “que la OTAN se comprometió a proteger y defender a todos sus aliados, incluida Ucrania” lo cual es algo ridículo ya que este último país no es miembro de la agresiva alianza militar. Hay que destacar tres puntos de declaración. Primero, al invocar el Artículo IV, la OTAN se estaba posicionando para una potencial acción militar ofensiva; sus criminales intervenciones militares anteriores contra Serbia en 1999, Afganistán en el 2001, Irak en el 2004 y Libia en el 2011 se realizaron bajo el Artículo IV de la Carta de la OTAN. Visto así, la premisa de que la OTAN “es una organización exclusivamente defensiva, comprometida con la promesa de la autodefensa colectiva” como repiten hasta la saciedad, es totalmente infundada. En segundo lugar, mientras que las protecciones del Artículo V (defensa colectiva) solo se extienden a los miembros reales de la OTAN, lo que no es Ucrania, el Artículo IV permite que “el paraguas de la protección” de la OTAN se extienda a aquellos países que no son miembros y a quienes la alianza considera aliados, una categoría donde Stoltenberg colocó grotescamente a Ucrania. Finalmente, la ridícula mención de Stoltenberg de Ucrania “como aliado de la OTAN” se produjo al mismo tiempo que anunció la activación y el despliegue de la Fuerza de Respuesta de la OTAN de 40.000 efectivos , algunos de los cuales se desplegarían en el flanco oriental de la OTAN, lindando con Ucrania. La activación de la Fuerza de Respuesta no tiene precedentes en la historia de la OTAN, un hecho que subraya la seriedad que una nación como Rusia podría otorgar a la acción. Vistos así, los comentarios del presidente ruso del pasado jueves fueron mesurados, sensatos y responsables. Por cierto, desde que comenzaron las consultas del Artículo IV, los miembros de la OTAN han comenzado a proporcionar a Ucrania ayuda militar letal, con la promesa de otorgarle más en los próximos días y semanas. Estos envíos solo pueden acceder a Ucrania a través de una ruta terrestre que requiere transbordo a través de miembros de la OTAN, incluidos Rumania y Polonia. No hace falta decir que cualquier vehículo que transporte equipo militar letal a una zona de guerra es un objetivo legítimo según el derecho internacional; esto se aplicaría en su totalidad a cualquier envío o entrega afiliada a la OTAN realizada por un miembro de la OTAN por su propia voluntad. ¿Qué sucede cuando Rusia comience a atacar las entregas de armas de la OTAN, la UE, los EE. UU. y los Aliados cuando llegan a suelo ucraniano? ¿Creará la OTAN, actuando en virtud del Artículo IV, una zona de amortiguamiento en Ucrania, utilizando la Fuerza de Respuesta nunca antes movilizada? Uno sigue naturalmente al otro... El escenario se vuelve aún más grave si la UE cumple su amenaza de proporcionar a Ucrania aviones y pilotos para luchar contra los rusos. ¿Cómo se desplegarían en Ucrania? ¿Qué sucede cuando Rusia comienza en todo su derecho a derribar estos aviones tan pronto como ingresan al espacio aéreo ucraniano? ¿Puede crear la OTAN arbitrariamente una zona de exclusión aérea sobre el oeste de Ucrania cuando no tiene derecho alguno a ello? ¿Qué sucede si se combina una zona de exclusión aérea (que muchos funcionarios occidentales están promoviendo) con el despliegue de la Fuerza de Respuesta para crear un territorio de facto de la OTAN en el oeste de Ucrania? ¿Qué pasa si el régimen colaboracionista ucraniano se establece en la ciudad de Lvov, operando bajo la protección de este “paraguas aéreo y terrestre”? No cabe duda que Rusia puede aplastarlos sin contemplaciones ya que ese territorio no es parte de la OTAN. Como recordareis, en junio del 2020, Rusia publicó un nuevo documento, titulado "Sobre los principios básicos de la política estatal de la Federación Rusa sobre disuasión nuclear", donde describe las amenazas y circunstancias que podrían conducir al uso de armas nucleares. Si bien este documento declaró que Rusia “considera las armas nucleares exclusivamente como un medio de disuasión”, describió varios escenarios en los que Moscú recurriría al uso de armas nucleares si la disuasión fallara. Si bien el documento de política nuclear de Rusia no solicitaba el uso preventivo de armas nucleares durante los conflictos convencionales, sí declaraba que “en caso de un conflicto militar, esta política prevé la prevención de una escalada de acciones militares y su terminación bajo condiciones que sean aceptables para Rusia y/o sus aliados”. En resumen, Rusia podría advertir que podría usar sus armas nucleares para disuadir una agresión proveniente de la OTAN cuando la existencia misma del estado se encuentre en peligro. Al definir las preocupaciones de seguridad nacional de Rusia tanto para los EE. UU. como para la alianza atlántica en diciembre pasado, Putin fue muy claro sobre su posición en lo que respecta a la membresía de Ucrania en la OTAN. En un par de borradores de documentos del tratado, el líder ruso exigió que la OTAN proporcione garantías por escrito de que detendrá su expansión al este de Europa y asegurará a Rusia que ni a Ucrania ni a Georgia nunca se les ofrecerá ser miembros de la alianza. En efecto, en un discurso pronunciado luego de que fueron entregadas las demandas de Rusia , Putin declaró que “si EE.UU. y sus aliados continúan con su postura obviamente agresiva, Rusia tomaría medidas de represalia apropiadas, ya que tiene todo el derecho a hacerlo.” La advertencia es clara. En resumen, el presidente ruso dejó en claro que, cuando se trataba del tema de la membresía de Ucrania en la OTAN, el estacionamiento de misiles estadounidenses en Polonia y Rumania y los despliegues de la OTAN en Europa del Este, Rusia sentía que su propia existencia estaba siendo amenazada y por lo tanto debía actuar en consecuencia. Es así como la operación militar especial rusa en Ucrania, vista desde la perspectiva de Rusia y su liderazgo, fue el resultado de una prolongada intrusión de la OTAN en los intereses legítimos de seguridad nacional del Estado y el pueblo rusos. Occidente, sin embargo, ha interpretado la incursión militar como poco más que la acción irracional de un líder enojado “que busca desesperadamente relevancia en un mundo que se escapa de su control” cuando es todo lo contrario. La desconexión entre estas dos narrativas podría resultar fatal para el mundo. Al minimizar la amenaza que Rusia percibe perfectamente, tanto de una OTAN en expansión como de la provisión de asistencia militar letal al régimen golpista de Ucrania mientras Rusia participa en operaciones militares que considera críticas para su seguridad nacional, EE.UU. y la OTAN corren el riesgo de no comprender la gravedad mortal de las instrucciones de Putin a sus líderes militares con respecto a la elevación del nivel de preparación por parte de las fuerzas nucleares estratégicas de Rusia. Pero lejos de reflejar el capricho irracional de un hombre desesperado como quieren presentarlo en Occidente, las órdenes de Putin reflejaron la extensión lógica de una postura de seguridad nacional rusa concertada durante años, donde la oposición geopolítica a la expansión de la OTAN en Ucrania estaba casada con una postura nuclear estratégica. No es de extrañar por ello que cada declaración que Putin ha hecho en el transcurso de esta crisis ha estado ligada a esta política. Si EE.UU. y la OTAN de una manera suicida se niegan a aceptar la legitimidad de las preocupaciones rusas, descartando la estrategia de seguridad nacional de una nación que ha sido rodeado por tropas agresivas de la OTAN representa un peligroso desprecio por la realidad, cuyas consecuencias podrían resultar fatales para el mundo. El presidente Putin se ha quejado a menudo de que Occidente no lo escucha cuando habla de temas que Rusia considera de importancia crítica para su seguridad nacional, pero Occidente ¿es capaz de comprender la gravedad de la situación que ellos han generado incentivando al régimen fascista ucraniano para provocar a Rusia como lo hicieron con Georgia en su momento y luego lo abandonaron a su suerte? Por lo visto hasta ahora, la respuesta parece ser no. Si la situación se agrava será por culpa exclusiva de la OTAN y será tarde para lamentarse. Ahora están cosechando lo que han sembrado con su demencial fobía antirrusa. Ellos son los verdaderos enemigos de la humanidad :(
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