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miércoles, 13 de abril de 2022

JESÚS: Aquel gran desconocido

Como sabéis, la muerte de Jesús en la cruz es uno de los acontecimientos más importantes de toda la historia. Si bien cada vez más investigadores han llegado a admitir que el fundador del Cristianismo fue un personaje histórico, crucificado por presiones de los judíos en Jerusalén y quienes a la postre son los únicos responsables de su muerte, sin embargo, apenas sabemos nada sobre Él. El resto se mueve en un enorme espacio en el que confluyen la fe, la historia y el misterio. Cada nuevo hallazgo arqueológico relacionado con ese momento es analizado a fondo. El descubrimiento en una tumba de aquella época del cadáver de un reo crucificado, que recibió sepultura en vez de dejar que se pudriese a la vista de todos como solía ser habitual, hace plausible el entierro de Jesús. Una inscripción hallada en Caesarea Maritima confirma la existencia de Poncio Pilatos como gobernador romano en época de Tiberio. Pero el relato bíblico sigue muy alejado de cualquier confirmación histórica. Una de las pocas certezas que comparten los historiadores es que la muerte de Jesús tuvo lugar durante la Pascua judía (Pésaj), en la que se conmemora la liberación de la esclavitud en Egipto y que es una de las fiestas más importantes del calendario hebreo. Como la Semana Santa cristiana, Pésaj depende de las fases lunares y el equinoccio de primavera. "Existe una conexión muy sólida entre la Pascua judía y la pasión", asegura Carl Savage, profesor de arqueología bíblica en la Universidad de Drew (EE.UU.) y que ha trabajado en diferentes yacimientos como Bethsaida, en Galilea. "Es muy plausible que ocurriese durante ese periodo, aunque incluso los propios Evangelios aportan calendarios ligeramente diferentes sobre los acontecimientos de la última semana de vida de Jesús", prosigue. Preguntado sobre las certezas históricas que rodean la muerte de Jesús, Douglas Boin, investigador de la Universidad de Saint Louis (EE.UU.), quien publicó un estudio sobre los cristianos bajo el imperio romano, titulado Coming Out Christian in the Roman World: How the Followers of Jesus Made a Place in Caesar's Empire, responde: "No muchas. Jesús fue ejecutado en la provincia romana de Judea por el prefecto de la provincia, Poncio Pilatos. Eso es todo. Incluso la fecha, probablemente en torno al 28 después de Cristo, es una suposición informada" aseveró. Muchos investigadores barajan la fecha del 14 de Nisán, esto es, el viernes 3 de abril. Pero ni siquiera los Evangelios se ponen de acuerdo: Marcos, Lucas y Mateo hablan de un día y Juan de otro. En su libro sobre Jesús escrito en el 2007, titulado Jesus of Nazareth, el papa Benedicto XVI apoyo la tesis de Juan, lo cual adelantaría un día la condena y la muerte. Pero son fuentes no cristianas, sobre todo Tácito, las que permiten establecer un calendario más o menos preciso. El historiador romano habla de la muerte en la cruz de una persona a la que su gente llamaba el Mesías bajo el reinado de Tiberio por el gobernador Poncio Pilatos. "Estas fechas son especialmente útiles para los historiadores", explica Savage. "El emperador Tiberio gobernó Roma entre el 14 y 37 d.C., sabemos que Jesús nació entre el 7 y 4 antes de la era cristiana al final del reinado de Herodes. Sabiendo que vivió unos 30 años, podemos fechar su muerte entre el 26 y el 28" aseveró. Flavio Josefo también habla de la condena de Cristo a la cruz por Pilatos, pero la autenticidad del pasaje, conocido como testimonium Flavianum, ha sido puesta en duda por numerosos eruditos. Como explica la historiadora Mireille Hadas-Lebel en su biografía Flavio Josefo, algunos estudiosos creen que todo el pasaje es falso, mientras que otros opinan que "algún piadoso lector cristiano de principios del siglo IV" agregó algunas frases. "Aquellos que hemos sido educados en la tradición católica imaginamos el recorrido a través de Jerusalén, el enfrentamiento con los líderes judíos, las palabras pronunciadas en la cruz", prosigue Boin. "Muchos de estos detalles provienen del relato de los autores de los Evangelios, que se guían por agendas teológicas. Como historiador los considero importantes, pero deben ser analizados con cautela" afirmó. "Ejemplos de ello son los sucesos ocurridos en el huerto de Getsemaní, la traición de Judas, la Última Cena, la negación de Pedro, Poncio Pilatos dando a elegir entre Barrabás y Jesús o lavándose las manos antes de entregarlo para su crucifixión. Todos estos episodios aún no están confirmados independientemenye y por lo tanto, podría existir alguna duda al respecto, pero dado el demoniaco comportamiento de los judíos con Jesús en todo momento, crece la certeza que si habrian sucedido. Por ello, aunque si bien no sabemos nada más allá de lo que cuentan los Evangelios, es plausible que hayan ocurrido", explica Carl Savage. "A ellos debemos agregar algunas cosas que aclaran algunas partes del relato bíblico. Por ejemplo, fue encontrado un hueso de talón con un clavo en una tumba del área de Jerusalén. Eso nos permite confirmar que la crucifixión era practicada como forma de ejecución en Judea en la época de Jesús. También que la forma de enterramiento descrita en los Evangelios coincide con evidencias históricas. Por lo tanto, estas evidencias nos permiten pensar en la muerte de Jesús como un evento real y no como una construcción teológica" expresó. “Sin embargo, la clave no está en cómo fue ejecutado, sino en el por qué y por quién. Las evidencias son claras: todo acusa a los pérfidos judíos del crimen que se negaba a reconocer la divinidad de Jesús" añadió. Por su parte, Paul Winter (1904-1969) escribe en su clásico On the Trial of Jesus, que "el tribunal judío no tenía autoridad para dictar y aplicar penas capitales, porque la ley romana se lo prohibía, y únicamente por ese motivo no pudo condenar a muerte a Jesús en el Sanedrín como querían, por lo que presionaron a Pilatos para que lo condene, amenazándolo con denunciarlo al Cesar por no castigar a un enemigo de Roma. El procurador temió que el Emperador pudiese creer esas mentiras y poner en riesgo su propia vida, por lo que tuvo que ceder entregándoles a un inocente" anotó. Para Douglas Boin, "aquellos testimonios interesados que tratan de exculpar a los judíos son una distracción que trata de lanzar a los historiadores por el camino equivocado de quienes son los responsables de ese deicidio". De nuevo existe un consenso entre los investigadores: si Jesús fue condenado a la cruz, tuvo que ser con falsas acusaciones de una serie de delitos que provocaban un método de ejecución tan extremo: sedición, desafío al poder de Roma, insurrección contra el Estado. “Y Pilatos a pesar de no encontrar ningún delito en el - como el mismo lo expreso - para librarse de los judíos que lo importunaban, al final tuvo que aplicar ese castigo a quien no lo merecía. El hecho de que Jesús fuese ejecutado junto con ladrones, con un letrero en lo alto de la cruz donde decía a modo de advertencia ‘Jesús Nazareno Rey de los Judíos’ fue para presentarlo como un rebelde al Imperio, intentando justificar su decisión” precisa Savage. Como era de esperar y como todo judío buscando falsificar la historia, Simon Sebag Montefiore falta a la verdad en su polémico libro acerca de la ciudad de las tres religiones, titulado Jerusalem: The Biography, al escribir: "Los Evangelios, escritos o enmendados luego de la destrucción del Templo en 70, acusan a los judíos y absuelven a los romanos, deseosos de mostrar su lealtad al imperio, cuando sabemos que los judíos no tuvieron nada que ver con su crucifixión”. Sin embargo, los cargos contra Jesús y el castigo en sí cuentan su propia historia y lo desmienten rotundamente: fue una conspiración judía de principio a fin. Por ese motivo, ellos fueron los únicos responsables de su muerte por lo que sobre ellos y sus descendientes cayo la maldición eterna: “Hay de aquel que entrego al hijo del Hombre - dijo Jesús a Pilatos - mas le vale no haber nacido”. (Mateo 26:24). Es más, cuando Pilatos entrego a Jesús para que sea crucificado, se lavo las manos y dijo “soy inocente de la sangre de este Justo” a lo cual diabólicamente los judíos contestaron a una sola voz estas siniestras palabras donde se condenaron a sí mismos: “Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos” (Mateo 27:25), convirtiéndose desde entonces en un pueblo maldito, despreciado y perseguido por los siglos de los siglos. Y es que la historia, no puede ni debe ocultarse. En cuanto al propio Jesús como personaje histórico, aun hay mucho por descubrir acerca de los primeros años de su vida, que - a diferencia de su muerte y resurrección - ha quedado envuelta en el misterio :(
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