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miércoles, 2 de marzo de 2016

UN SOBREVIVIENTE DE EPOCAS REMOTAS: El Dragón de Komodo

Muchos hemos crecido con la idea de que los dragones eran unos seres fabulosos con la capacidad de volar y que echaban fuego por la boca, fabulosos en el sentido de que no podrían haber existido en realidad. Sin embargo, se trata de algo más que un mito, ya que semejantes criaturas existen (por lo menos de nombre) en Indonesia. Si bien no escupen fuego ni pueden elevarse por los aires, estos gigantescos y peligrosos animales alimentaron esa leyenda. Nos referimos al Dragón de Komodo, considerado el lagarto más grande del mundo, el cual puede alcanzar una longitud de 10 pies y un peso mayor a 250 libras. A pesar de su fortaleza y temeridad, los dragones de Komodo son animales en peligro de extinción. Quedan únicamente cerca de 5,000 dragones viviendo en cuatro pequeñas islas de Indonesia. Estas terribles criaturas obtuvieron su nombre de la isla en donde fueron descubiertos por primera vez, la Isla Komodo. Estos lagartos tienen la cabeza puntiaguda, cuello largo, lengua similar a la de las serpientes, piernas fuertes, y una poderosa cola. Son carnívoros. Pueden atacar a animales vivos o alimentarse de carne en descomposición. A pesar de su gran tamaño, los dragones de Komodo son corredores rápidos de distancias cortas, ya que pueden correr hasta 12 millas por hora en un periodo corto de tiempo. Sin embargo, los dragones de Komodo raramente persiguen a su presa. En lugar de eso, son depredadores cautelosos -se esconden quedándose inmóviles durante horas esperando que su comida se acerque. Cuando localizan a una presa, le tienden una emboscada corriendo fuera de su escondite a una velocidad máxima. Pueden utilizar estrategias diferentes de ataque dependiendo del tamaño de su presa. Si los dragones tienden una emboscada a una presa más grande que ellos, como un venado o un búfalo, primero atacan sus patas para derribar a su presa y hacerla perder el equilibrio. Aun cuando su presa puede levantarse y escapar, el animal herido no va a vivir por mucho tiempo, ya que su saliva de contiene bacterias mortales. Cuando los dragones lanzan un ataque y muerden a su presa con sus colmillos planos y dentados, también transmiten su saliva a la víctima. El animal en fuga muere algunas horas o días después a causa de las heridas infectadas. Entonces, atraído por el olor de la carne en descomposición, el dragón localiza a su presa y lo devora en el acto. En la actualidad se estiman que existen unos 5.000 ejemplares; más de la mitad de ellos viven dentro de los límites del Parque Nacional de Komodo (Indonesia) (que comprende la mayoría de las islas habitadas por el animal).Los estudios realizados en las últimas décadas, por desgracia, señalan una progresiva disminución de sus efectivos, así como de su área de distribución debido a la acción del hombre: la destrucción de su hábitat como consecuencia de la transformación de áreas naturales en cultivos, la fragmentación de sus poblaciones por el aumento progresivo de los núcleos urbanos, disminución de sus presas a causa del exceso de caza e incluso la captura de ejemplares para suministrar al tráfico ilegal de animales. Hoy, la situación de peligro que establece para él la Lista de Especies Amenazadas que realiza la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza es el de “vulnerable”. Estamos en la obligación de salvarlo de su desaparición. No debemos permitir que se convierta en un mito :(
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