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miércoles, 31 de octubre de 2018

HALLOWEEN: El terror llama a tu puerta

Como sabéis, la palabra “Halloween” es una contracción de la expresión inglesa “All Hallow’s Eve” que literalmente, significa “Víspera de Todos los Santos”. A primera vista, esta celebración anglosajona estaría vinculada a una fiesta solemne y considerada como de estricta observancia por la corrupta y decadente Iglesia Católica, que se celebra el 1 de noviembre. Nada más falso, ya que su origen es ancestral, inclusive al propio cristianismo. En efecto, el verdadero origen de esta fiesta proviene de los antiguos celtas, que habitaban Irlanda, Gales, Escocia y norte de Francia, quienes celebraban una festividad llamada Samhain, entre finales de octubre y principios de noviembre, un rito en que se celebraba el final de la temporada de las cosechas y el comienzo del invierno. Los druidas, auténticos sacerdotes célticos, creían que en una determinada noche, la del 31 de octubre, las brujas gozaban de mayor vitalidad, a los propios druidas se les concedía el don de adivinar el futuro, los límites entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos desaparecían completamente, e incluso, que los fantasmas de los muertos venían del otro mundo a llevarse consigo a los vivos. Por eso, en la noche de Samhain los druidas preparaban enormes fogatas y hacían conjuros, intentando ahuyentar a los malos espíritus, y la gente dejaba dulces o comida a la puerta de sus casas, en la superstición de que los difuntos, a quienes las leyendas les atribuían la autoría de las más crueles atrocidades, se irían contentos y les dejarían en paz. Para ellos, cualquier hecho de la naturaleza era poco menos que profético y la noche de Samhain abría el largo y crudo invierno por el que vagaban perdidos los fantasmas de los muertos del último año en busca de cuerpos que poseer para transitar al otro mundo, hasta la llegada de la primavera cuando los días son más largos y las tinieblas menguan. Cuando el Cristianismo llegó a los pueblos célticos, la tradición del Samhain no desapareció, pese a los esfuerzos realizados por la Iglesia Católica para eliminar antiguas supersticiones para reemplazarlos por los suyos. Al fracasar sus intentos, decidió apropiarse de la celebración, ‘cristianizándola’ como hizo con la Pascua y la Navidad. Así, en el calendario gregoriano, el 1 de noviembre pasó a ser el día de Todos los Santos; el Samhain, la víspera de Todos los Santos, pasó a denominarse All-hallows Eve y, actualmente, por contracción de la expresión, Halloween; y por su parte, el Día de los Todos los Difuntos o Día de Todas las Almas pasó a ser el 2 de noviembre. Las tres celebraciones juntas, “Eve of All Saints”, “Day of All Saints”, and “Day of All Souls”, se denominan en la tradición irlandesa Hallowmas. A mediados del siglo XVIII, los emigrantes irlandeses empiezan a llegar a América. Con ellos llegan su cultura, sus tradiciones, su Halloween... En un primer momento la celebración sufre una fuerte represión por parte de las autoridades de Nueva Inglaterra, de arraigada tradición luterana. Pero a finales del siglo XIX, los EE.UU. reciben una nueva oleada de inmigrantes de origen céltico. La fiesta de Halloween, en América, se mezcla con otras creencias y en la secuela colonial, el Halloween incluye entre sus tradiciones el contar historias de fantasmas (telling of ghost stories) y la realización de travesuras (mischief-making), bromas (fortunes) o los bailes tradicionales. La gente comienza a confeccionar disfraces (disguises) o trajes para Halloween (Halloween costumes). En cuanto a la calabaza, está asociado a la fiesta de forma indisoluble. Su uso tiene origen en un tacaño y pendenciero irlandés, llamado Jack, quien tuvo la mala fortuna de encontrarse con el diablo en una taberna en la Noche de Brujas y a quien estafo una y otra vez, pero al morir el demonio lo castigo, enviando a vagar su alma por las tinieblas por toda la eternidad, lanzándole un carbón encendido directamente del infierno, para que se guiara en la oscuridad, y Jack lo puso en el interior de un nabo, para que no se apagara con el viento. Pero cuando los irlandeses llegaron a América, conocieron las calabazas y se dieron cuenta de que estas eran mucho más grandes y fáciles de ahuecar que los nabos, por lo que los reemplazaron y desde entonces, ninguna persona ha crecido sin conocer un Jack-o-lantern, el tenebroso candil de Jack. Así, Halloween evoluciono con el paso de los años y se desentendió de la ‘tradición’ cristiana, convirtiéndose en una noche con aura de misterio, brujas, fantasmas, duendes, vampiros, espíritus, pero sin que se pierda el ánimo festivo y el buen humor. Una noche de dulces, bromas, disfraces y películas de terror, perdidos ya los miedos atávicos de los viejos ancestros irlandeses. Feliz Noche de Brujas :)
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