Como sabéis, el tirón del cine de terror en las salas, especialmente entre la audiencia juvenil, es incontestable. Por lo general, el estreno funciona en la taquilla por encima de la media cuando está bien arropado por una campaña publicitaria de holgado presupuesto. Para tal efecto, la decisión de dividir la adaptación de 'It', uno de los libros de referencia del maestro Stephen King, en dos tandas, ha sido una excelente maniobra, económica y de marketing. El material de partida ya se prestaba a una posible división en dos partes, al contar con un salto en el tiempo de casi tres décadas con los mismos protagonistas. Si la entrega inicial presentaba a un grupo de chavales a las puertas de la pubertad enfrentándose a una amenaza sobrenatural, esta vez los personajes han crecido y sus vidas vuelven a sufrir un vuelco cuando aquel ser demoníaco que creían muerto vuelve a las andadas. En efecto, Pennywise, el payaso monstruoso, icono absoluto, la gran estrella de la función, regresa vengativo para acabar lo que empezó, con más energía que nunca. Andy Muschietti, vuelve a firmar la dirección de un producto pensado para el gran público que entiende el horror cinematográfico como una sucesión de sustos tan manidos como efectivos.'It', que ya tuvo una primera versión audiovisual televisiva con el inefable Tim Curry como Pennywise, recaudó más de 700 millones de dólares en su primer lanzamiento, batiendo el récord cosechado por un título de estas características. La segunda entrega, que no secuela, puede batir tan suculenta cifra, ya que el filme original se ha nutrido de fans en su posterior periplo en formato doméstico, terreno donde el género de terror se mueve cual monstruo en el lago Ness. Además, la continuación de la siniestra aventura, consciente de las virtudes de su predecesora, aviva la llama de la diversión apostando por un imaginativo despliegue visual tan deslavazado como bien desaforado. No hay orden y concierto desde el punto de vista narrativo en algunos pasajes de la propuesta, pero dada la naturaleza de la película, el festival de pánico y suspense no cesa, pudiendo captar la atención del espectador medio sin rodeos. De metraje excesivo, 165 minutos, 'It: Capítulo 2' retoma al Club de Perdedores luego de 27 años. El pasado persigue a los protagonistas, léase los demonios internos. Toca superar los traumas de la infancia personificados en un clon excesivo, sanguinario y grotesco, que se antoja más cercano a Freddy Krueger que nunca, con una interpretación surrealista que borda Bill Skarsgård, también sumamente inquietante en la serie 'Castle Rock', basada igualmente en el imaginario de Stephen King. Pennywise y el humor negro van de la mano, aunque en su comportamiento pérfido realice actos espeluznantes como devorar niños. No hay que tomarse en serio 'It: Chapter II' si se quiere disfrutar en el patio de butacas. Hay consciencia de que adaptar el volumen de 1.500 páginas firmado por King es una osadía. Los aficionados al celuloide terrorífico podrán degustar multitud de referencias y situaciones que les suenan de algo. Si en el inicio del díptico, ya con espíritu de blockbuster, se buscaba la relación directa con el fenómeno 'Stranger Things', que viene de 'Cuenta conmigo' y una mixtura de influencias de los 80, aquí el desbarre es lo que cuenta, el show alucinógeno y el punto de vista circense en el desarrollo de los tremebundos sucesos al servicio de un cuento macabro, a ratos redundante, que no aprovecha al máximo la conexión entre los personajes, en edad adulta y cuando eran menores. Quizás no le haga falta en esta ocasión. Cabe señalar que los crecidos James McAvoy, Jessica Chastain, Bill Hader ('Barry', en HBO), Isaiah Mustafa ('Shadowhunters'), Jay Ryan ('Mary me mata'), James Ransone ('The Wire') y Andy Bean ('Divergente: Leal') protagonizan esta experiencia coral que no te la querrás perder :)