EXPLORANDO LO DESCONOCIDO: Los misterios que esconde el fondo submarino en la Tierra
Como sabéis, el fondo de los océanos es el lugar menos explorado de nuestro planeta. De hecho, conocemos mejor la superficie de Marte que las profundidades marinas, y ello debido a que ha sido inaccesible hasta hace poco tiempo. Si bien actualmente disponemos de cámaras robots para visitar rápidamente esos extraños lugares, es muy poco lo que se ha podido descubrir debido a las altas presiones existentes que pueden destruirlos fácilmente, por lo que nuestro conocimiento es muy limitado, a lo que debemos agregar que apenas se ha mapeado un 10% del total, por lo que seguimos ignorando que esconde el resto, que permanece inexplorado. Desde hace cientos e incluso miles de años, ha habido personas dedicadas de un modo u otro a la ciencia, en especial a estudiar el universo que nos rodea y las características de nuestro planeta. Obviamente, es normal querer saber más del mundo en el que vivimos, especialmente de ciertos lugares que resultan especialmente difíciles de explorar, como las cumbres más altas o las cuevas más profundas. Pero sin duda alguna, el lugar más misterioso de nuestro planeta son los océanos, que cubren más del 70% de la superficie de nuestro planeta, y han sido la fuente de numerosos mitos y leyendas para culturas de todo el mundo, acerca de lo que podemos encontrar allí, desde monstruos submarinos, ciudades sumergidas o morada de los dioses. Y es que al no tener conocimiento tangible de lo que se esconde en esos oscuros abismos, la imaginación entro en juego para tratar de suplirlos. A fin de cuentas, apenas hemos podido explorarlos. De por sí las zonas más superficiales han pasado milenios fuera de nuestro alcance, ya que estábamos limitados por navíos lentos y tecnología poco avanzada. En el último siglo esa barrera se ha superado, especialmente en las últimas décadas, gracias a nuevas tecnologías de navegación y mapeado. Y por supuesto, a barcos mucho más potentes. No obstante, cuando se trata de las profundidades marinas - como anotamos líneas arriba -la situación es muy distinta. Como es lógico, la tecnología de la que disponíamos antiguamente no nos permitía descender demasiado, por lo que el fondo del océano continúa rodeado de misterio. Pero la situación tampoco ha cambiado mucho en el último siglo, y seguimos afrontando dificultades considerables para descender a zonas muy profundas. De hecho, actualmente nos resulta extremadamente difícil llegar al fondo del océano en varios lugares de la Tierra. La culpa de esto la tiene - como hemos dicho - la presión. A mayor profundidad, mayor presión ejerce el agua, lo que de por sí hace que los humanos no podamos bucear más allá de unos pocos cientos metros de profundidad. Y bucear tan profundo es un auténtico logro. Con submarinos y robots subacuáticos, hemos podido conseguir bajar mucho más. Estos navíos están diseñados para aguantar la presión, y hay algunos hechos especialmente para descender a los lugares más profundos del océano, aunque por breve lapso de tiempo. Pero incluso - reiteramos - con la ayuda de esos vehículos, gran parte del fondo del mar continua sin explorar. La tecnología de sonar nos ha permitido mapear un pequeño porcentaje del suelo oceánico, pero no tenemos ninguna información del resto. Curiosamente, el fondo del mar oculta muchísimas cosas increíbles, de las que sabemos bastante poco. Y es que contra todo lo que uno pueda imaginar, existe vida en esos insondables abismos. Peces monstruosos y luminosos de aspecto fantasmal - como si hubieran sido sacados de alguna película de ciencia ficción - pudieron ser filmados a semejantes profundidades. Pero no es ni mucho menos, la única sorpresa que podemos encontrar. Las profundidades oceánicas son un lugar extraño, y esconden cosas que parecen no tener lógica alguna. Si bien la ciencia es capaz de explicarlas, pero eso no hace que estos fenómenos sean menos sorprendentes. ¿Podéis imaginaros lagos, ríos y cascadas en el fondo del océano? La idea suena casi ridícula. A fin de cuentas, ¿cómo es posible que haya otros cuerpos de agua dentro de un océano? Por extraño que pueda parecer, estos fenómenos no son una rareza en el fondo marino. En diversas partes del mundo se han encontrado ríos, lagos e incluso cascadas dentro del océano. Por ejemplo, la mayor cascada del mundo está en el océano Atlántico, en el estrecho entre Groenlandia e Islandia. Esta cascada desciende unos tres kilómetros hasta el fondo oceánico, lo que la hace tres veces más alta que la mayor cascada que podemos encontrar en la superficie. Estas cascadas submarinas, al igual que muchos ríos y lagos que pueden encontrarse en el fondo de los océanos, están causadas por algo sorprendentemente simple: la diferencia de densidad entre el agua fría y el agua caliente. En esa zona convergen corrientes de agua fría y agua caliente. El agua fría, al ser más densa, fluye por debajo del agua caliente, y desciende por una pendiente en el fondo del océano, creando una cascada de muchísimo caudal. También hay otro motivo por el que pueden crearse cascadas, ríos y similares bajo el agua. Una razón muy habitual es la concentración de sal en el agua. Por ejemplo, muchos lagos submarinos tienen concentraciones de sal muy elevadas. La sal hace que ese agua sea mucho más densa que la que hay en su entorno, y se concentra formando lagos. Además estos lagos submarinos suelen tener grandes cantidades de metano, que pese a ser tóxico para la mayoría de seres vivos, también es una fuente de nutrientes para algunas bacterias y moluscos. Los niveles mayores de sal, junto a una mayor concentración de sedimentos, también contribuyen a la formación de ríos submarinos como el que se encontró hace unos años en las profundidades del Mar Negro y cerca de la costa de Australia; Asimismo, encontremos volcanes en las profundidades. Si bien durante mucho tiempo se creía que estaban limitados a la superficie, por encima del nivel del mar. Pero siempre han habido volcanes totalmente ocultos a nosotros: los volcanes submarinos. Algunos están lo suficientemente cerca de la superficie como para que las erupciones expulsen lava, rocas y nubes de ceniza fuera del mar. Pero la mayoría se encuentran en zonas extremadamente profundas de los océanos. Como tal, los volcanes submarinos no se empezaron a estudiar hasta hace algunas décadas, por lo que la información al respecto es limitada. Ello debido a que descender al fondo del océano no es fácil, y menos aún cerca de un volcán. Actualmente, se están dedicando numerosas investigaciones a aprender más sobre ellos, y por un buen motivo: están estrechamente relacionados con la tectónica de placas, y hay razón para creer que pueden ser más destructivos que los volcanes en la superficie. Se sabe además que el 75% de la actividad volcánica de nuestro planeta procede de volcanes submarinos. Es frecuente encontrarlos en zonas de fracturas de la corteza oceánica, aunque son muy comunes en todo el fondo marino. Asimismo, son bastante peligrosos. Cuando uno de estos volcanes entra en erupción puede causar fuertes terremotos y tsunamis. Por lo que incluso si están muy lejos de zonas habitadas, pueden provocar una catástrofe. Y los efectos de la erupción de un solo volcán de este tipo pueden notarse por todo el mundo; De otro lado, el fondo marino alberga fumarolas hidrotermales creadoras de vida. Estas son como géiseres en pleno fondo marino. Expulsan agua a cientos de grados de temperatura, gracias al magma que circula bajo la corteza oceánica. Además, ese agua está mezclada con diferentes minerales. Las primeras fumarolas se encontraron por casualidad en 1977, cerca de las Islas Galápagos. Un grupo de científicos estaba investigando una zona volcánica submarína cuando detectaron cómo en ciertas zonas muy concretas, la temperatura aumentaba varios cientos de grados. Por si ese descubrimiento no les parecía suficiente, las fumarolas hidrotermales les reservaban otra grata sorpresa. Y es que el entorno de estas fuentes submarinas está repleto de vida. El calor extremo que generan y los minerales tóxicos que emiten las fumarolas no crean un entorno especialmente agradable. Además, a esas profundidades no llega la luz solar, y la presión es altísima. En esas condiciones sería de esperar que la vida lo tuviera difícil para triunfar. Pero el entorno de las fumarolas está repleto de bacterias que usan los minerales tóxicos para producir energía y sobrevivir. Algunos estudios sugieren que las fumarolas podrían estar relacionadas con el origen de la vida en la Tierra; Por último , aunque no menos importante es la extraña vida que existe a miles de metros de profundidad. Pero esta no se limita a bacterias y otros microorganismos. Hay animales de diversos tipos, aunque su apariencia suele ser muy diferente a lo que estamos acostumbrados a ver. Sucede que las criaturas que viven en la región abisal y hadal de los océanos (es decir, las zonas más profundas) están adaptadas a las condiciones extremas, especialmente a la presión y a la carencia de luz y de alimento. Esto suele implicar cuerpos muy blandos como los de las medusas o los pulpos, y apariencias que en general parecen casi monstruosas. Unas de las criaturas abisales más conocidas son los calamares gigantes, monstruos han sido origen de muchas leyendas a lo largo del tiempo, y aparte de estar muy bien adaptados a las profundidades, parte de su anatomía parece haber evolucionado para luchar contra los cachalotes. Otra característica muy común en los seres vivos de las profundidades es la bioluminiscencia, que implica que algunas especies son capaces de emitir luz con su propio cuerpo, gracias a procesos químicos internos. Los propósitos de esta llamativa característica son variados. La luz puede servir como trampa para otros peces, como método de camuflaje, para ver a potenciales depredadores, o incluso como método de comunicación y señal de alarma. Como podéis notar, los seres vivos de las profundidades son extraños de numerosas maneras, debido probablemente a las condiciones en las que su especie ha vivido durante miles o incluso millones de años. Y como el fondo de los océanos está en gran parte inexplorado, especialmente a esas profundidades, se desconoce cuántas especies habitan esas regiones. No es nada raro que con cada inmersión, los científicos encuentren varias especies nuevas. En lo que respecta a animales, siempre hay algo por descubrir en el fondo de los océanos :)