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miércoles, 25 de septiembre de 2019

ARABIA SAUDITA: Fracasos compartidos

El devastador bombardeo de las instalaciones petroleras de Arabia Saudita por parte de los yemeníes (quienes en medio de su atroz sufrimiento, resisten heroicamente a la criminal invasión de su pequeño y empobrecido país por parte de Riad desde el 2015) ha llevado a una serie de ridículas acusaciones sin fundamento por parte de desequilibrados funcionarios estadounidenses, quienes sin prueba alguna que lo sustente, culpan a Irán del ataque. La razón para señalarles con el dedo es simple: demuestra el espectacular fracaso de Washington para proteger a su aliado saudita de una respuesta contundente que le ha originado millonarias pérdidas. Es lógico suponer que la administración Trump necesita convertir en un chivo expiatorio a Irán responsabilizándolos de los ataques contra Arabia Saudita, porque reconocer que los rebeldes huttíes fueron capaces de realizar un ataque tan audaz en el corazón mismo del corrupto y decadente reino petrolero (su más estrecho aliado en la región junto con Israel) sería admitir el rotundo fracaso de su política intervencionista. Como sabéis - y tal como lo detallamos hace dos semanas - Arabia Saudita ha gastado cientos de miles de millones de dólares en los últimos años comprando avanzados sistemas de defensa antimisiles Patriot de los EE.UU. y tecnología de radar supuestamente de vanguardia del Pentágono. Si los rebeldes yemeníes pueden volar aviones no tripulados de combate hasta 1,000 kilómetros en territorio saudita y destruir los sitios de producción de la industria petrolera del reino, entonces eso debería catalogado como una gran vergüenza para sus "protectores" estadounidenses ya que ha dejado al descubierto su completa inutilidad. ¿Tanto dinero gastado para nada? se preguntan con razón. La defensa estadounidense de Arabia Saudita está relacionada con la histórica relación existente entre ambos países quienes comparten su abierta hostilidad hacia Irán. Para nadie es un secreto que las exportaciones de petróleo sauditas nominadas en dólares para el comercio, las más grandes del planeta, son vitales para mantener el mercado global de petrodólares, que a su vez es crucial para el poder económico estadounidense. A cambio, EE.UU. está obligado a ser el “protector” de la monarquía saudita, que viene con el lucrativo beneficio adicional de venderles armas al reino por valor de miles de millones de dólares cada año. Un negocio redondo… para los estadounidenses. Según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, Arabia Saudita tiene el tercer presupuesto militar más grande del mundo, detrás de los EE.UU. y China. Con un gasto anual de alrededor de $ 68 mil millones, es el número uno del mundo en términos de porcentaje del producto interno bruto (8.8 por ciento). La mayoría de las armas sauditas provienen de los EE. UU., mientras que los sistemas de misiles Patriot en particular son un artículo reciente de gran valor y de nula utilidad, como acaban de comprobar. Y es que a pesar de toda la generosidad financiera que dispone y la mejor tecnología militar estadounidense que pueda poseer, el reino petrolero acaba de presenciar una ola de asaltos aéreos potencialmente devastadores en su industria petrolera vital. La producción de petróleo saudita en su gran complejo de refinería en Abqaiq, 205 millas (330 kms) al este de la capital, Riad, disminuyó un 50 por ciento luego de que fue envuelta por las llamas tras los ataques aéreos. Asimismo, uno de los mayores campos petroleros de Arabia Saudita, en Khurais, también en la Provincia Oriental, fue parcialmente cerrado. Hay informes creíbles de que el daño es mucho más grave de lo que los funcionarios sauditas están admitiendo públicamente. Y se ha llegado a saber que estos sitios industriales considerados claves para su producción petrolera tardarán semanas en repararse. No nos debe extrañar por ello que ante la gravedad de la situación que pone de manifiesto la absoluta precariedad de su aliado saudita, un desquiciado Secretario de Estado de los EE.UU. Mike Pompeo, se apresuro en afirmar grotescamente que "Irán lanzó un ataque sin precedentes contra el suministro de energía del mundo" cuando esto fue obra de los hutties, quienes lo asumieron desde el primer momento. Algunos funcionarios de la administración Trump dijeron a medios estadounidenses que "misiles de crucero " fueron responsables de las gigantescas bolas de fuego vistas sobre las instalaciones petroleras sauditas. Uno fue citado anónimamente diciendo: "No hay duda de que Irán es responsable de esto... no hay escapatoria". No hay otro candidato” sin mostrar prueba alguna de su absurda aseveración. En un apresurado esfuerzo por ‘fundamentar’ las acusaciones contra Irán, se publicaron imágenes satelitales que muestran lo que parece ser el resultado del ataque aéreo en el complejo de la refinería de Abqaiq. Las autoridades estadounidenses afirman que la ubicación de las explosiones indica que los ataques no se originaron en Yemen, sino en Irán o Iraq. Incluso el normalmente obediente The New York Times expresó sus dudas al respecto, comentando en su informe: “Las fotografías satelitales publicadas el domingo no son nada claras como sugirieron los funcionarios, y algunas muestran daños en el lado oeste de las instalaciones, por lo que no provienen de Irán o Irak". Es de destacar que Donald Trump inicialmente se abstuvo de culpar abiertamente a Irán por su nombre, y simplemente ‘insinuó’ la posibilidad. Si Pompeo - cuyo grado de locura es igual o peor al del recientemente destituido Bolton - es tan inflexible en atacar a Irán, ¿por qué Trump no lo hizo desde el primer momento? ¿Será que también dudaba de la interesada versión propalada por su Secretario de Estado? Como es obvio suponer, Irán ha rechazado rotundamente las acusaciones de que tuvo alguna participación en el ataque, diciendo que las demenciales declaraciones de Pompeo están encaminadas para hacer estallar un conflicto en la región. A su turno, el primer ministro iraquí, Adel Abdul Mahdi, también rechazó las afirmaciones de que el territorio de su país podría haber sido utilizado por militantes chiítas pro iraníes para lanzar ataques aéreos a las instalaciones petroleras sauditas. Entretanto, los rebeldes huttíes en Yemen han vuelto a emitir declaraciones inequívocas que reivindican plenamente su responsabilidad en la operación, especificando que las armas usadas fueron drones, no misiles, y dieron mas detalles, agregando que se desplegaron 10 vehículos aéreos no tripulados (UAV) para dejar en ridículo a los “avanzados” sistemas antiaéreos estadounidenses estacionados en territorio saudita. Es notable que la mayoría de los medios de los EE.UU. dieron cuenta inicialmente que los ataques fueron realizados por aviones no tripulados volados desde Yemen. Associated Press informó un nivel de sofisticación en los ataques, mediante el cual los drones se usaron primero para desactivar los sistemas de radar Patriot de los EE. UU. antes de que otros UAV procedieran a ejecutar los ataques aéreos. Por lo tanto, ante semejante fracaso de sus sistemas de defensa, los funcionarios estadounidenses están tratando afanosamente de cambiar la historia culpando a Irán, al que quieren convertir en un chivo expiatorio porque la consecuencia lógica podría provocar un ataque militar contra la Republica Islámica, en cuyo caso Teherán advirtió que está listo para la guerra. La razón para culpar a Irán es que están convencidos que los rebeldes yemeníes (que Irán apoya políticamente) simplemente no son capaces de usar drones con un éxito tan espectacular contra la industria petrolera saudita. El culpable entonces - afirman - debe ser Irán, por lo que se ‘justifica’ un ataque a ese país. Esto es la continuación del presunto sabotaje de Irán contra los petroleros en el Golfo Pérsico a principios de este verano, un operativo de Falsa Bandera montado por la CIA como quedo confirmado mas adelante. Sin embargo, la historia demuestra que los hutties son capaces de lanzar misiles balísticos cada vez más poderosos y drones penetrantes cada vez más profundos al territorio saudita. Los rebeldes han estado utilizando drones desde el comienzo de la invasión que la coalición Arabia Saudita-EAU, respaldada por EE.UU., lanzó en el país árabe en marzo de 2015 para derrocarlos por su cercanía a Irán. Es mas, en los últimos cuatro años, la potencia de fuego aéreo de los hutties ha mejorado gradualmente. Inicialmente, los sauditas, con los sistemas de defensa estadounidenses, podían interceptar los lanzados drones y misiles desde Yemen. Pero desde el año pasado, los rebeldes han aumentado su tasa de éxito al alcanzar objetivos en el interior de la propia Arabia Saudita, incluida la capital, Riad, victima de varios ataques con misiles. En mayo de este año, los drones hutties golpearon el crucial gasoducto este-oeste de Arabia Saudita. Luego, en agosto, se informó que aviones no tripulados y misiles balísticos golpearon el campo petrolero Shaybah cerca de la frontera con los Emiratos Árabes Unidos (EAU), así como el complejo exportador Dammam en la provincia oriental de Arabia Saudita. Los yemeníes afirman que están llevando la guerra a Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos luego de años de implacables ataques aéreos en su tierra natal que han dejado casi 90,000 muertos, monstruosos Crímenes de Guerra que Occidente se niega a condenar a la vez que siguen armando a los asesinos. Como recordareis, un reciente informe de la ONU - que dimos cuenta hace dos semanas - condenó a los EE.UU, Gran Bretaña y Francia por su complicidad en los crímenes de guerra a través de su apoyo militar a la coalición saudita. Debe haber un fundado temor entre los corruptos monarcas de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos de que los rebeldes de Yemen - devastado por la guerra que ellos ocasionaron - ahora han pasado a la ofensiva y los atacan con drones que podrían demoler sus economías petroleras, dejando en claro para su desventura que el tan preciado “protector” estadounidense no puede cumplir con su papel asignado, a pesar de los cientos de miles de millones de dólares gastados en armamento del Pentágono. Es por eso que Washington tiene que encontrar una excusa para elegir a Irán como el ‘villano’ de la película, cuando en realidad los malos son ellos, los mismos que se niegan a ver la realidad por apoyar a regimenes criminales como el de Arabia Saudita. No es de extrañar que el pasado viernes al mismo tiempo que Trump optaba por aplicar sanciones al banco central iraní, en un claro intento de asfixiar económicamente a Irán, se aprobaba el despliegue de fuerzas estadounidenses en Oriente Medio para “proteger” a los sauditas, así como del destructor de misiles guiados USS Nitze, equipado con el sistema de defensa antimisiles Aegis, capaz de transportar hasta 74 misiles SM-3 con un alcance de 500 kilómetros, y que además va armado con misiles de crucero Tomahawk, que pueden alcanzar objetivos a una distancia de 1.600 kilómetros. Por lo visto, los agresores se están preparando para un conflicto con Irán tan deseado por la Casa Blanca desde hace décadas y que se ha vuelto una obsesión compulsiva. Si quieren guerra, la van a tener y lo van a lamentar :)
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