Orgullosa y audaz, la cruda exuberancia de sus calles hace de Belgrado una de las capitales de Europa más interesantes. Mientras se encamina hacia un futuro brillante, su pasado se presenta delante del viajero: se encontrarán grotescos edificios socialistas en medio de artísticas piezas de art noveau, y los resquicios del legado de los Habsburgo contrastan con las ruinas otomanas y los espantosos monolitos de la oprobiosa época comunista que aun se resisten a desaparecer en medio de la ignominia, como ha sucedido en la otrora Europa del Este. Aquí es donde el río Sava confluye con el Danubio (Dunav), mientras las zonas verdes convergen con la frenética expansión urbana, y la vieja cultura europea cede paso a la vida nocturna de la modernidad. Entre las atracciones imprescindibles de una ciudad que parece encapsulada en el tiempo podemos citar: 1.- Sveti Sava: Se trata de la iglesia ortodoxa más grande de los Balcanes (y la segunda del mundo), un hecho que se hace evidente al contemplar el horizonte de la ciudad desde la distancia o al situarse bajo su cúpula. La iglesia se construyó en el lugar donde, al parecer, los invasores turcos quemaron las reliquias de San Sava. Las obras del interior de la iglesia (frecuentemente interrumpidas por las guerras) continúan hoy en día, mientras que la cúpula se adorna con un mosaico de 1248 metros cuadrados, uno de los más grandes del mundo en superficie curva. Se espera que las obras continúen este año, ya que estas se realizan íntegramente en base de donaciones; hasta entonces, visite la sorprendente cripta con techo dorado y sus impresionantes candelabros ornamentados, mosaicos de vidrio de Murano y vibrantes frescos. Cabe precisar que la catedral de San Sava es la aportación más reciente a una línea histórica de importantes monumentos y lugares de Belgrado, que se extendía desde el noroeste hacia el sureste: la Fortaleza de Kalemegdan, la Plaza de la República, la plaza de Terazije, el Palacio de Albania, el edificio Beograđanka y la Plaza Slavija. La iglesia es de planta central, con forma de cruz griega. Tiene una gran cúpula central apoyada en cuatro pechinas y reforzada en cada lado por una semicúpula menor sobre un ábside. Debajo de cada semicúpula hay una galería sujetada por arcos. La cúpula tiene 70 m de altura, mientras que la cruz de oro plateado principal tiene 12 m, lo que da un total de 82 m de altura en total. Además, tiene una posición dominante en el paisaje urbano de Belgrado y es visible desde todos los enfoques de la ciudad. Mide 91 m de largo de este a oeste, y 81 m de norte a sur. Su superficie es de 3500 m² en la planta baja, con tres galerías de 1.500 m² en el primer nivel, y una galería de 120 m² en el segundo nivel. Su capacidad es de unas 10 000 personas, además de 800 asientos para el coro. El sótano contiene una cripta donde se encuentran el tesoro de San Sava y la tumba de San Lazar, con una superficie total de 1800 m². La fachada es de mármol blanco y granito y, cuando sea finalizada, la decoración interior será de mosaicos. La cúpula central contiene un mosaico de Cristo Pantocrátor; 2.- La Fortaleza de Belgrado: Testigo de unas 115 batallas, la imponente edificación, también conocida como Kalemegdan, fue destruida más de 40 veces a lo largo de los siglos. Las fortificaciones de la ciudadela comenzaron en la época celta, y los romanos la extendieron a las llanuras aluviales durante el asentamiento de Singidunum, el nombre romano de Belgrado. Gran parte de lo que se conserva hoy en día es fruto de las reconstrucciones austrohúngaras y turcas del siglo XVIII. La sangrienta historia del fuerte, perceptible a pesar de los alegres cafés y ferias de hoy, la hace aún más fascinante. Entrando por Knez Mihailova y atravesando el Parque Kalemegdan, se llega primero a la Ciudad Alta, donde destacan el Museo Militar, la Torre del Reloj, la Turbeh de Damad Ali-Paša, el Pozo Romano y el Monumento a la Victoria. En la Ciudad Baja, que desciende hacia el río, se puede admirar el Gran Polvorín, las iglesias de Ružica y Sveta Petka, el antiguo baño turco (hamam) y la Torre Nebojša; 3.- Museo Nacional de Serbia: Construido en 1903 y reconstruido en múltiples ocasiones a lo largo de los años, la última remodelación del museo, con una inversión de 12 millones de euros, abarca unos 5000 metros cuadrados de espacio expositivo distribuidos en tres plantas. Entre las obras más destacadas se incluyen obras del croata Ivan Meštrović, el escultor más célebre del Reino de Yugoslavia; tesoros arqueológicos de la Serbia de la época romana; y extensas galerías dedicadas al arte serbio de los siglos XVIII y XIX y al arte yugoslavo del siglo XX. No se pierda el rincón más inquietante del museo, donde La quema de los restos de San Sava (1912) de Stevan Aleksić se encuentra junto a La caída de Stalać (1903) de Đorđe Krstić, dos óleos sobre lienzo hiperrealistas y amenazantes; 4.- Palacio Real: Encargado entre las dos guerras mundiales por el rey Alejandro I de Yugoslavia - quien pronto sería asesinado - el Palacio Real, ubicado en el exclusivo barrio de Dedinje de Belgrado, fue residencia del rey Pedro II y utilizado posteriormente por el régimen comunista tras la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día, tras el derrocamiento de la dictadura, fue devuelta a sus legítimos propietarios y alberga a los descendientes de la dinastía Karađorđević, por lo que solo se le puede visitar mediante una visita guiada. Revestido de mármol blanco, el Palacio Real fue construido en 1929 en estilo serbio-bizantino. Sus estancias más impresionantes son el Vestíbulo (decorado con copias de frescos de los monasterios medievales de Serbia), el Salón Azul, de estilo barroco, y el Comedor y el Salón Dorado, de estilo renacentista. El Palacio Blanco, de estilo clasicista - destinado a los tres hijos del rey y finalizado tras su asesinato en 1937 -, cuenta con varias salas amuebladas al estilo Luis XV y Luis XVI. El sótano (con bodega, sala de billar y cine) está pintado al estilo del Palacio Terem del Kremlin de Moscú, con escenas de la mitología serbia. Los palacios albergan una gran colección de arte de la familia Karađorđević, y el complejo también incluye una pequeña capilla dedicada a San Andrés; 5.- La Iglesia de San Marcos: Es una iglesia ortodoxa serbia localizada en el parque Tašmajdan, en el barrio de Palilula, no lejos del Parlamento. Fue construida en estilo serbio-neobizantino por los hermanos Petar y Branko Krstić sobre el lugar que había ocupado una iglesia anterior que se remontaba a 1835; las obras concluyeron en 1940, siendo la planta del templo una reminiscencia de la arquitectura del monasterio de Gračanica. Sufrió graves daños durante la II Guerra Mundial, por lo que tuvo que ser demolida y reconstruida. Es una de las iglesias más grandes del país, y conserva una rica colección de iconos del arte religioso serbio de los siglos XVIII y XIX. Su interior aún no se encuentra completamente terminado. Aloja enterramientos de importantes personajes históricos del país como eclesiásticos, hombres ilustres y miembros de la familia real de Serbia, entre ellos los de Alejandro I y Draga Mašin; 6.- Museo de Arte Contemporáneo: Recientemente renovado, es uno de los principales atractivos culturales de Belgrado, es un tesoro de arte del siglo XX procedente del antiguo espacio cultural yugoslavo. El edificio modernista de hormigón y cristal de la década de 1960, rodeado por un parque de esculturas, ofrece magníficas vistas a la Fortaleza de Belgrado, al otro lado del río Sava. El arte conceptual ocupa un lugar destacado, incluyendo un vídeo de la década de 1970 titulado " Liberando la Memoria", de Marina Abramović, la artista más famosa de la región (y originaria de Belgrado). Una sección está dedicada a la revista de vanguardia yugoslava de la década de 1920, Zenit, y al movimiento artístico zenitista asociado a ella; 7.- Museo Nikola Tesla: De imprescindible visita, es uno de los mejores museos de Belgrado, donde podrás liberar a tu nerd interior con maravillosos elementos interactivos de ciencia ficción. Las cenizas de Tesla se conservan aquí en un orbe dorado brillante: un hecho por lo que el museo (y sus partidarios laicos) y la Iglesia Ortodoxa llevan años debatiendo si los restos deberían trasladarse al templo de Sveti Sava. 8.- Monte Avala: Elevándose imponente sobre Belgrado y coronado por la torre más alta de los Balcanes (204,5 m), es un punto de referencia que ofrece un agradable respiro del bullicio de la capital. La torre de radiodifusión, finalizada en 1965 pero destruida por las bombas de la OTAN en 1999, fue reconstruida en el 2010 y ahora ofrece panorámicas perfectas de Belgrado y sus alrededores desde sus miradores y una cafetería. Cerca de allí, el Monumento al Héroe Desconocido, obra de Ivan Meštrović, rinde homenaje a las víctimas serbias de la Primera Guerra Mundial. El monte Avala está a 16 km del centro de la ciudad; los fines de semana de verano, el autobús 400 llega a la cima de Avala desde la parada Voždovac. Por cierto, Belgrado tiene la reputación de una ciudad con una vida nocturna vibrante, con sus numerosos bares, restaurantes, discotecas y bares musicales que se quedan abiertos hasta la madrugada, y que están situados en toda la ciudad. Aparte del centro, la zona más característica de la vida nocturna de Belgrado son las "barcazas" (serbio: splavovi) - discotecas, bares y restaurantes alojadas en los barcos anclados a lo largo de las orillas de Sava y Danubio. Si fuera por mí, me quedaría unos días más, pero debo continuar en el itinerario previamente fijado que originalmente me llevaría a Tirana - la capital de Albania - pero razones políticas lo impiden, por lo que redirigí mi viaje a Atenas, en Grecia, dentro de nuestra ruta De los Cárpatos a los Balcanes por lo que llego el momento de prepararse para ello.