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miércoles, 20 de julio de 2022

EE.UU.: Una impotencia absoluta

¿Qué sucede cuando tomas a un presidente disfuncional, lo llevas al extranjero para que se reúna con el gobierno disfuncional de un país disfuncional y haces que discutan políticas disfuncionales? Nada. Y eso es exactamente lo que sucedió cuando el discapacitado físico y mental de Joe Biden, viajó a Medio Oriente, donde en su primera parada en Israel se reunió con el primer ministro interino, Yair Lapid, para hablar sobre los esfuerzos estadounidenses en curso para negociar un regreso al Plan de Acción Integral Conjunto, o JCPOA (por sus siglas en inglés). Ante todo, una lección de historia rápida ¿vale? : Sucede que el criminal de guerra y musulmán encubierto Barack Hussein Obama ayudó a hacer realidad el JCPOA en el 2015, a pesar de las objeciones israelíes. Pero en mayo del 2018, el presidente Donald Trump se retiró precipitadamente de dicho acuerdo luego de sucumbir a las presiones israelíes. Sin embargo, al poco tiempo se dieron cuenta de su error ante el creciente poderío iraní y desde entonces, tanto EE.UU. como la entidad sionista se han arrepentido de esa decisión. Teherán respondió a la retirada estadounidense y la posterior restauración de las llamadas sanciones de “máxima presión” mediante la implementación de procedimientos permitidos bajo los términos del JCPOA para detener el cumplimiento de sus obligaciones específicas del acuerdo en caso que se produjeran violaciones por otras partes (los países europeos firmantes, que sucumbieron a la amenaza de sanciones estadounidenses y bloquearon la implementación de la interacción económica con Irán protegida bajo el JCPOA). El resultado de la sumisión de la Casa Blanca a los caprichos de los sionistas, ha significado que Irán haya avanzado significativamente en su programa de enriquecimiento nuclear, sin ningún control exhaustivo por parte de la Agencia Internacional de Energía Atómica. De esta manera, se ha creado el mismo escenario que el JCPOA pretendía prevenir en primer lugar - la acumulación por parte de Irán de uranio enriquecido, suficiente para la producción de suficiente material fisionable para producir al menos una, y posiblemente más, armas nucleares - si Irán, de hecho, perseguía un programa de armas nucleares. Ninguna nación, incluido Israel, ha presentado evidencia para corroborar tal acusación. En reuniones con Biden, Lapid subrayó la posición de Israel de que “nunca se le podría permitir a Irán tener armas nucleares”, a lo que Biden respondió: “No habrá un Irán nuclear”. Estos sentimientos quedaron codificados por escrito cuando Biden y Lapid firmaron una declaración conjunta al día siguiente en la que los dos se comprometieron “a no permitir nunca a que Irán adquiriera un arma nuclear”. Es más, Biden, en comentarios hechos a la prensa durante su visita a Israel, dijo que estaría dispuesto a usar la “fuerza” como “último recurso” para evitar un Irán con armas nucleares. Normalmente, se esperaría que uno tomara declaraciones tan audaces al pie de la letra. Varios problemas surgen, sin embargo, a la hora de dar crédito a Biden y sus palabras. A pesar de sus recientes esfuerzos por mostrar fuerza mediante la realización de juegos de guerra que simulan un ataque aéreo israelí contra la infraestructura nuclear iraní, la realidad es que Israel, según su propio Ministerio de Defensa , está al menos a un año de tener un plan de ataque viable en lugar para tal acción, y al menos tres años antes de poder implementar tal plan. Allí entra en acción Joe Biden. El hecho es que Israel no está, y probablemente nunca lo estará, en condiciones de iniciar y sostener una acción militar viable contra Irán sin la ayuda de los EE.UU. La promesa de Biden del "uso de la fuerza" cuando se trata de responder a cualquier esfuerzo iraní para adquirir un arma nuclear, tenía como objetivo asegurar a sus socios israelíes que podían contar con ellos. Pero el hecho es que la percepción israelí de lo que constituye una capacidad nuclear (es decir, cualquier capacidad de enriquecimiento nuclear) es muy diferente de cómo EE.UU. define el problema (un programa viable de armamentismo militar). A ello debemos agregar que una acción militar conjunta contra Irán es verdaderamente una misión imposible. Pero al final del día, la intención debe ajustarse a la capacidad, y aquí queda demostrado que EE.UU. carece de la capacidad para respaldar las palabras de Biden con acciones significativas. Olvídese, por un momento, de que el poder militar estadounidense en el Medio Oriente tras su vergonzosa humillación en Afganistán está en decadencia. Ignore el hecho de que las capacidades militares finitas estadounidenses actualmente están completamente situadas en Europa y Lejano Oriente, enfrentando las fuerzas combinadas que plantean Rusia y China. Mire, en cambio, hacia dónde viajo Biden a continuación y por qué. Su posterior viaje a Arabia Saudita – al cual durante su campaña califico de “Estado paria” de lo cual ahora hipócritamente no quiere hablar de ello - fue para convencer a sus líderes de que aumenten la producción de petróleo para ayudar a compensar el bloqueo al petróleo ruso en el mercado mundial. Pero los saudíes saben, al igual que todas las demás naciones productoras de petróleo del Golfo Pérsico, que cualquier ataque militar de Israel y/o EE.UU. contra Irán desencadenaría un ataque de represalia iraní contra la totalidad de la capacidad de producción de petróleo de Oriente Medio, para lo que no hay defensa alguna, mucho menos por parte de Arabia Saudiita que sufre humillantes derrotas - una detrás de otra - en Yemen donde desde su invasión en el 2015 no pueden doblegar a los hutties, a pesar del multimillonario gasto en armamento estadounidense que han hecho hasta el momento. Si el mundo está atravesando una gran crisis energética debido a la interrupción del suministro de petróleo ruso a los mercados europeo y estadounidense, imagine la catástrofe económica que ocurriría si la capacidad de producción de petróleo de Arabia Saudita, Kuwait y los Emiratos Árabes fueran eliminados permanentemente debido a una fulminante acción militar iraní en respuesta a cualquier ataque israelí-estadounidense. Además Irán no está solo, ya que tendría el firme apoyo de Rusia y China para hacer frente a tal amenaza. Ello nos demuestra que las promesas vacías de Biden a Israel “de una intervención militar estadounidense condicional” en Irán es otra señal de la creciente impotencia estadounidense en los asuntos de seguridad global: son palabras que se los lleva el viento y no conlleva nada de acción. Lo vemos actualmente en Ucrania (donde el régimen colaboracionista instaurado por la CIA en el 2014 sufre demoledoras derrotas por parte de los rusos y no pueden hacer nada por evitarlo) para darnos perfectamente cuenta de ello :)
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