Desde los primeros vikingos en el siglo IX, hasta su independencia en 1944 bajo el liderazgo de Jón Sigurðsson, el fuego de los volcanes, el hielo de las tormentas y el hambre de los largos días en que solo se comía pescado controlaron la sociedad islandesa. El país sigue con recursos naturales escasos, pero a lo largo de los años aprendió a utilizar sus abundantes fuentes de energía hidroeléctrica y geotérmica. Con la república y la creación de un estado de bienestar social, el nivel de vida fue creciendo e Islandia fue capaz de hacer frente a la crisis financiera del 2008. El país, que fue el primero de los europeos en elegir una mujer presidenta, sigue disruptivo y centrado en los derechos humanos y en la regulación de las desigualdades. Un espíritu que se manifiesta en su capital, cada vez más despojada de los tópicos que la catalogaban como una urbe fría, como un mal menor en todo viaje al país. Hoy en día, la arquitectura y el entorno de Reikiavik conforman un caleidoscopio muy colorido de planes y propuestas para no dejarla a un lado. Veamos qué es lo que nos ofrece. La Iglesia luterana Hallgrímskirkja: Es el edificio más emblemático del país y fácilmente identificable. Pero su forma no es un capricho. El arquitecto Guðjón Samúelsson la diseño con la intención de simbolizar el paisaje natural de Islandia. Las columnas laterales de la fachada episcopal están inspiradas en las columnas de lava de basalto de la costa islandesa. Situada en la parte superior de la calle Skólavörðurholt, a sus pies esta elevación es una anécdota. Su torre, que se eleva a 74 metros es el hogar de un coro propio con 40 miembros, conciertos de invierno y un notable órgano de quince metros que recibe músicos internacionales para poner a prueba su calidad, su variada selección de voces y la acústica de la iglesia. El casi escondido ascensor a la izquierda de la entrada principal conduce al campanario, que ofrece una vista panorámica, como ninguna otra torre, de las coloridas casas de hierro ondulado de Reikiavik; Sólfar, el viajero del sol: Con la filosofía de que todo acabará bien "þetta reddast", los islandeses atraviesan sus largos y oscuros inviernos con la sabiduría de que el sol siempre llega. El sol también es el guía de los viajeros y sus barcos para que regresen a las tierras islandesas después de cruzar océanos. El escultor islandés Jón Gunnar Árnason ganó el concurso de conmemoración de los 200 años de la ciudad de Reikiavik con el diseño de Sólfar, una escultura al aire libre en la Bahía Faxaflói que se inauguró en 1990. Su concepto de barco de los sueños es, como podéis suponer, una oda al sol. Sus modernas formas de acero inoxidable sobre losas de granito contrastan de manera sorprendente con la exuberancia de las montañas en el horizonte. Representando una búsqueda de esperanza, progreso, libertad y territorios por descubrir, el barco que parece flotar en el aire es uno de los puntos imprescindibles para visitar en la capital; La Sala de Conciertos Harpa: Hogar de la Orquesta Sinfónica de Islandia, es un edificio futurista con una fachada hexagonal de cristal que cambia de aspecto a lo largo del día. Según la posición del sol, se crea un juego de reflejos entre la tierra y el mar del distrito de Miðborg, en la parte occidental de la ciudad. Este centro de conciertos y conferencias recibió, entre otros, el Premio de Arquitectura Contemporánea Mies van der Rohe en el 2012. Desde su inauguración en el 2011, el hogar de la Orquesta Sinfónica y de la Ópera de Islandia ha sido visitado por millones de viajeros. La flauta mágica de Mozart, fue uno de los primeros conciertos en el Harpa, mientras simultáneamente en otra sala se interpretaba Biophilia de Björk, influyente cantante y compositora islandesa. El arquitecto Henning Larsen y el artista Olafur Eliasson participaron en este diseño, que junto al proyecto acústico ejecutado por Artec Consultants se ha convertido en una de las atracciones turísticas más importantes de Reikiavik; El Museo de Arte de Reikiavik: Se trata en realidad tres. Sus obras están divididas entre la Islandia contemporánea en Hafnarhús, los misterios de la naturaleza en Kjarvalsstadir y enormes esculturas en los jardines de Ásmundarsafn. En el primer museo, el más central de la ciudad, es posible visitar el acervo permanente del islandés Erró, nombre artístico de Guðmundur Guðmundsson, quien nació en 1932. Su nombre y su carácter poco ortodoxo son conocidos en todo el país por el hecho de ser uno de los pocos artistas islandeses en el panorama artístico internacional. Como una de las figuras más prominentes del avant-garde europeo en los años 60, vivió en Oslo, París y gran parte de su vida en la isla de Formentera. Además de sus obras que transformaron las narrativas con collage-paintings, Erró también está asociado a movimientos experimentales en el cine. El trabajo del artista se conecta con el surrealismo y el Pop Art, pero no se puede reducir a ninguno de ellos. Además de a Erró, el Hafnarhús exhibe también a los nuevos artistas rebeldes. El segundo museo, Kjarvalsstadir, fue la casa de Jóhannes S. Kjaval (1885-1972), artista encantado por la naturaleza y lo invisible de Islandia en el folclore y el misticismo. En tanto, las esculturas de la colección de A. Sveinsson (1893-1982) están en la tercera ubicación de Museo de Arte, el Ásmundarsafn, tres artistas que representan a los islandeses en distintos aspectos. De esta manera, en un solo día en la capital, es posible visitar todas estas exposiciones; The Settlement Exhibition: En el 2001, una excavación en el centro Reikiavik sacó a la luz una casa comunal vikinga. Hoy, allí se erige The Settlement Exhibition: un museo interactivo que muestra quiénes fueron los primeros pobladores en la historia de Islandia. The Settlement Exhibition es un museo moderno e interactivo en pleno centro de Reikiavik, edificado sobre las ruinas de una antigua casa vikinga. Esta edificación fue descubierta recientemente, en el año 2001, y fue a partir de entonces cuando se decidió construir un museo en torno a ella. Gracias a la audioguía, a los paneles informativos (en inglés e islandés) y a los sistemas audiovisuales del museo, los visitantes son transportados hasta el siglo IX d.C, fecha en la que se datan habitualmente los primeros asentamientos de la historia de Islandia. La visita al museo de The Settlement Exhibition resulta interesante, tanto por la información o los objetos expuestos en el recinto como por el hecho de que todo ello tenga lugar junto a la propia casa donde vivieron estos pobladores vikingos en Reikiavik. No obstante, la experiencia en The Settlement Exhibition puede llegar a resultar decepcionante para aquellos que esperen encontrar unas ruinas similares a las de Roma o Atenas, ya que no es el caso. Se trata de un lugar en el que la imaginación y los trucos holográficos del museo son muy necesarios para poder llegar a comprender cómo era la vida en Islandia durante la época vikinga; La Catedral Luterana de Reikiavik: Pese a que mucha gente cree que la iglesia más importante de la capital de Islandia es la Hallgrímskirkja, realmente lo es la modesta Catedral Luterana de Reikiavik. Pequeña pero llamativa, está ubicada en pleno centro de la ciudad, a un paso del lago Tjörnin y el Parlamento de Islandia, la Catedral de Reikiavik fue construida en el siglo XVIII, lo cual la convierte en uno de los edificios más antiguos no solo de Reikiavik, sino de todo el país. Además, desde principios del siglo XIX, este templo se convirtió en la única catedral de Islandia tras la disolución de la diócesis de Hólar, al norte de Islandia. Por otra parte, la Catedral Luterana de Reikiavik ha tenido también un papel importante en la historia de Islandia. Entre sus muros, por ejemplo, el Reino de Dinamarca otorgó cierta independencia a Islandia a mediados del siglo XIX y se cantó por primera vez el himno nacional islandés. Tras diversas remodelaciones, el aspecto actual de la Catedral de Reikiavik data del siglo XIX. A pesar de su pequeño tamaño, la Catedral Luterana destaca en el centro de la ciudad por el contraste de su fachada blanca con sus tejados de color verdoso. El interior austero, de dos plantas, resulta igualmente interesante gracias a sus balconadas de madera, su púlpito y algunos elementos característicos de la nación islandesa que se encuentran junto al altar principal; El Parlamento de Islandia: Conocido como el Alpingi, fue constituido en el Parque Nacional Thingvellir en el año 930 d.C, en el mismo lugar que hoy se erige una bandera como conmemoración. Tras varios siglos de un gobierno bastante avanzado para la época, la historia de Islandia cambió tras la conquista del país por parte del Reino de Dinamarca. Luego de este acontecimiento, el Alpingi islandés cayó en el olvido hasta que, con la llegada del siglo XIX, comenzaron a surgir sentimientos independentistas entre la población de Islandia. Este deseo de independencia tomó forma con la implantación de un nuevo Parlamento de Islandia en el mismo edificio donde se ubica actualmente, que por aquel entonces servía también para almacenar las obras de arte que posteriormente pasarían a estar en el Museo Nacional de Islandia. De esta manera, el 1 de julio de 1881 tuvo lugar la ceremonia inaugural del Parlamento de Islandia en la Catedral Luterana de Reikiavik, justo al lado del edificio gubernamental. Desde entonces, el gobierno islandés trabajó para obtener la independencia de Islandia, logrando su objetivo en 1918 y culminándolo en 1944 con la creación de la República de Islandia y la ruptura total de cualquier relación de dependencia con el reino danés. Pese a que el interior del Parlamento de Islandia no puede visitarse salvo en contadas excepciones, su fachada exterior lo convierte en uno de los edificios más llamativos del centro de Reikiavik. El edificio del Alpingi islandés fue diseñado, curiosamente, por el arquitecto danés Ferdinand Meldahl, director de la Academia de Bellas Artes de Copenhague. La influencia danesa del edificio se ve también en el emblema ubicado en la parte de arriba de la fachada norte del Parlamento, donde puede verse la corona y emblema del rey Cristián IX de Dinamarca. Justo debajo de ella, aparece escrita a lo largo de toda la fachada la fecha 1881, año de constitución del Parlamento islandés. Pese a que el arquitecto fuera danés, los materiales empleados fueron puramente islandeses: el exterior del edificio destaca por su roca negra desnuda sacada directamente de la colina Skólavörduholt, el lugar donde hoy se ubica la Hallgrímskirkja. Siguiendo la misma línea islandesa, la decoración del edificio se remata con cuatro bajorrelieves justo debajo de las ventanas del segundo piso donde pueden verse los espíritus guardianes de Islandia: un gigante, un enorme pájaro, un toro y un dragón. El Parlamento de Islandia se ubica en Austurvöllur, una de las plazas más populares y famosas de Reikiavik. En ella se concentran la mayor parte de las manifestaciones frente a la sede del gobierno islandés, así como varios bares y restaurantes con terraza, muy cotizados cuando hace buen tiempo en Islandia. El resto de nuestra visita estará dedicada a conocer lo que nos ofrece esta tierra de hielo, volcanes y fiordos, pero esta parte prefiero tratarlo en Crepúsculo, dedicado a la naturaleza. Si bien se trata de nuestra última parada en los países escandinavos, no dejo de pensar en la cercana Groenlandia para iniciar en esta ocasión nuestra Aventura por las Américas, o regresar a Europa para una Excursión por el Cáucaso... Aun no me decido. Estén atentos a nuestras próximas entregas ¿vale?