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miércoles, 18 de junio de 2025

TITAN / THE OCEANGATE DISASTER: El precio de la codicia

Hace ya más de dos años desde que el submarino Titán, de la compañía OceanGate, se sumergió en las profundidades del océano Atlántico para explorar las mediáticas ruinas del Titanic. Y lo que en un principio parecía una simple expedición terminó siendo una pesadilla con terribles consecuencias. La tragedia ocurrió en el 2023, cuando el sumergible desapareció misteriosamente con cinco personas a bordo, en un suceso que impacto al mundo. A bordo del Titán iban cinco pasajeros, entre ellos: el multimillonario e inglés Hamish Harding, el rico empresario británico-pakistaní Shahzada Dawood y su hijo Suleman, de 19 años, el explorador francés Paul-Henri Nargeolet y el fundador de OceanGate y piloto del submarino, Stockton Rush. El 18 de junio de 2023, medios de comunicación de todo el mundo comunicaban la desaparición del submarino. El tiempo era decisivo para rescatar con vida a los pasajeros, pero las horas y los días pasaban mientras toda esperanza se reducía. Con los días se confirmó lo inevitable, el submarino Titán sufrió una implosión y las cinco personas murieron al instante. Ahora, la plataforma de streaming Netflix ha incorporado a su catálogo el pasado miércoles 11 de junio 'Titan: The OceanGate Disaster', un documental que indaga la tragedia alrededor del submarino. A partir de los relatos de testimonios, imágenes, datos inéditos y análisis de expertos, la producción busca esclarecer los motivos del accidente, los fallos y las desacertadas decisiones que desencadenaron aquel trágico final. Con una duración de 1 hora y 50 minutos y bajo la dirección de Mark Monroe, el documental recrea cronológicamente los hechos desde los momentos previos a la tragedia hasta concluir con el terrible encuentro de los restos del submarino. "Estoy convencido, basándome en la investigación y las conversaciones que he tenido, de que el sumergible Titán podría haber implosionado en cualquier momento", aseguraba el director de la producción, Mark Monroe. Además, subrayaba que "fue impactante" que el Titán alcanzara tantas inmersiones exitosas. El documental gira en torno a la responsabilidad del codicioso empresario Stockton Rush y plantea hasta qué punto se le puede considerar culpable de los hechos. "Él creía completamente en lo que estaba haciendo y en que funcionaría", apuntaba uno de los entrevistados. Y es que el documental también se adentra en la mente del billonario y CEO de OceanGate, en su “frenética búsqueda de llevar la experiencia de inmersiones oceánicas como una atracción turística, a cualquier precio”, según la sinopsis oficial. Asimismo, el documental apunta las advertencias que fueron subestimadas y cómo la compañía ignoró las preocupaciones de los técnicos e ingenieros en torno a la seguridad del sumergible. Aunque el documental profundiza (nunca mejor dicho) en los aspectos técnicos de la implosión del Titan —incluyendo su controvertida construcción en fibra de carbono, vulnerable a la presión de las profundidades—, también dirige la mirada hacia Rush, retratado por varios testimonios como una persona “arrogante” y de “mal carácter”. “Trabajé para alguien que probablemente está al borde de ser un psicópata clínico. Sin duda, un narcisista”, afirma Tony Nissen, exdirector de ingeniería de OceanGate, en una de las declaraciones más contundentes del documental. “¿Cómo se puede gestionar a alguien así cuando además es el dueño de la empresa?”. En el documental, se describe a Stockton Rush como alguien con un "origen privilegiado", procedente de una fortuna familiar heredada durante generaciones; en su árbol genealógico figuran dos firmantes de la Declaración de Independencia. Algunos de los entrevistados recuerdan que Rush aspiraba a convertirse en una especie de explorador multimillonario al estilo de Jeff Bezos o Elon Musk, aunque con la mirada puesta en los océanos de la Tierra en lugar de Marte. “Big swinging dicks” (una expresión vulgar para referirse a hombres poderosos y dominantes) era una frase que a Rush le gustaba repetir en voz alta y con frecuencia, y convertirse en uno de ellos era un objetivo explícito para él. (Rush no era multimillonario, pero sí tenía dinero de sobra para gastar). Joseph Assi, un videógrafo contratado por Rush para documentar las expediciones de OceanGate, cuenta que una de las filosofías personales de Rush era que “la accesibilidad es propiedad”. Como dice Assi en el documental: “Si hay una pequeña isla en medio del océano, y tú eres el único que puede acceder a ella, no importa de quién sea, tú tienes el control porque tienes la capacidad de llegar hasta allí. Y él realmente creía en eso”. Rush también llegó a declarar abiertamente que si quería “podía comprar a un congresista”, algo que alarmó a muchos empleados de OceanGate. Rob McCallum, un consultor, recuerda en el documental: “Stockton dijo que había decidido que no veía necesaria la certificación ni la supervisión de terceros. Me levanté y dije: ‘Lo siento, no puedo formar parte de esta conversación, ni tampoco estar vinculado con OceanGate o con este vehículo de ninguna manera’. Y me fui. Tenía a todos los contactos del sector de los sumergibles diciéndole que no lo hiciera. Pero una vez que empiezas por el camino de hacerlo todo por tu cuenta, y te das cuenta de que te equivocaste desde el principio... tienes que admitir que estabas equivocado. Y eso es un trago difícil de tragar”. Rush también es descrito como alguien con una actitud insensible hacia sus empleados, negándose a asumir la responsabilidad por sus errores. Por ejemplo: en el 2016, Rush y OceanGate organizaron una expedición al SS Andrea Doria. El viaje estuvo a punto de acabar en desastre luego de que Rush llevara el sumergible a una zona peligrosa; David Lochridge, director de operaciones marinas de OceanGate y piloto con más experiencia, tomó el control y logró que todos regresaran a la superficie sanos y salvos. Aunque Rush agradeció a Lochridge, su actitud hacia él se volvió distante, excluyéndolo posteriormente de comunicaciones importantes. Finalmente, Rush lo despidió en una tensa reunión cuya grabación de audio se escucha en la película. Más tarde, Rush sugirió ascender a otra empleada de OceanGate, Bonnie Carl, para reemplazar a Lochridge como nueva piloto principal. Pero Carl era contable, dirigía el departamento de recursos humanos y no tenía ninguna experiencia como piloto de sumergibles. En resumen, la nueva incorporación de Netflix no solo expone la ética y la importancia de priorizar la seguridad ante la ambición, sino que también objeta el infame papel de Stockton Rush y su deseo de transformar el turismo subacuático para su propio beneficio, y que al final, le costó la vida.
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