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miércoles, 22 de octubre de 2025

IRÁN: Una guerra por venir

Si alguien creía que la frágil tregua (ojo, no “paz”) alcanzada en Gaza por presiones de Donald Trump a la bestia sionista, uno podría pensar que los conflictos se reducirán en la convulsionada región, estaís equivocados completamente, ya que la mirada asesina del Criminal de Guerra Benjamín Netanyahu– tal como se preveía – no solo ha vuelto a bombardear Gaza, sino que también ha vuelto a apuntar a Teherán. En efecto, el espectro de una nueva guerra en Oriente Medio sigue acechando, con Irán como posible centro de la misma, ya que la presión de Estados Unidos, Israel y varios países europeos aumenta constantemente. Esto se refleja tanto en el endurecimiento de las sanciones como en la creciente presencia militar en la región. Los gobiernos occidentales acusan a Teherán “de apoyar a grupos armados, desestabilizar a los países vecinos y avanzar en su programa nuclear”. En respuesta, Irán ha intensificado su actividad regional, buscando expandir su influencia a través de socios en Siria, Líbano, Irak y Yemen, por lo que las tensiones están trascendiendo gradualmente el ámbito diplomático, acercándose a amenazas manifiestas. Dentro de Irán, la presión se ve agravada por la agitación interna y la creciente tensión económica y social. Las sanciones se endurecen, la inflación erosiona el nivel de vida y el desempleo afecta a segmentos más amplios de la población. El descontento aumenta, especialmente entre los jóvenes y la clase media urbana. En este contexto, el gobierno está intensificando su discurso en política exterior y se presenta como resiliente y dispuesto a resistir la presión externa. Un número creciente de analistas pronostica una segunda ronda de conflicto abierto entre Irán e Israel. Para comprender lo que Irán podría enfrentar en el futuro cercano, es necesario comenzar por examinar el panorama interno antes de analizar la dinámica externa. Tras el fin del reciente conflicto de 12 días, las autoridades iraníes lanzaron una amplia campaña, aunque en gran medida oculta, para purgar las instituciones estatales y otras estructuras de presunta influencia extranjera. La iniciativa se centró en individuos sospechosos de tener vínculos con actores extranjeros hostiles y con agencias de inteligencia extranjeras. Si bien la mayoría de estos esfuerzos se llevaron a cabo en secreto, algunos casos de alto perfil se sacaron deliberadamente a la luz pública. Los arrestos no afectaron al núcleo del aparato estatal, pero entre los detenidos se encontraban individuos que, según informes, mantenían vínculos de larga data con la inteligencia occidental y organizaciones asociadas con Israel. El caso más destacado fue la detención de 122 personas, presuntamente encargadas por el opositor exiliado Reza Pahlavi de incitar disturbios en Teherán en el punto álgido de los combates. Calificados de agentes del Mossad israelí, muchos fueron ejecutados posteriormente. El 3 de agosto, el Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán anunció la creación de un nuevo órgano estratégico, el Consejo de Defensa. Este estará presidido por el presidente e incluirá al presidente del poder judicial, al presidente del parlamento, comandantes militares y ministros clave. El mandato del consejo es desarrollar planes de defensa nacional, fortalecer la capacidad operativa de las fuerzas armadas y formular una estrategia de defensa a largo plazo ante la actual volatilidad regional. A los dos días, el presidente Masoud Pezeshkian nombró a Ali Larijani nuevo secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional. Larijani, asesor principal del Líder Supremo Ali Jamenei, es una figura particularmente destacada en este contexto. A finales de julio, visitó Moscú y se reunió con altos funcionarios rusos, incluido el presidente. El momento de su nombramiento confiere a esta visita diplomática una relevancia adicional. Larijani no es solo un tecnócrata o funcionario burocrático. Es una de las figuras más influyentes de la clase política iraní, con estrechos vínculos con el llamado "grupo iraquí", una facción dentro de la élite iraní que goza de un fuerte apoyo en los círculos de poder y que tradicionalmente se ha alineado con el líder supremo. Su nombramiento indica no solo una consolidación interna, sino también un cambio hacia una planificación estratégica a largo plazo en previsión de una mayor escalada. Otros indicios sugieren que la perspectiva de un nuevo conflicto se está tomando en serio. A principios de agosto, Mohammad Mohammadi, asesor del presidente del parlamento, declaró que Irán no considera la tregua actual como una solución permanente, sino más bien como una pausa temporal en las hostilidades. El mensaje fue repetido por el ministro de Defensa, Aziz Nasirzadeh, quien declaró que Irán se había abstenido de utilizar sus armas más avanzadas durante el conflicto de 12 días. Estas incluyen misiles guiados de precisión Qassem Basir y sistemas de ojivas maniobrables. Señaló además que la producción de estos sistemas ha continuado ininterrumpidamente y que Irán adquirió una valiosa experiencia de combate durante el enfrentamiento, poniendo a prueba sus capacidades contra un adversario serio. Si se produce un nuevo ataque, advirtió, “la respuesta será inesperada y contundente”. Como podéis imaginar, la posibilidad de una guerra ya no se discute en voz baja. En uno de sus discursos de agosto, el presidente del parlamento iraní, Mohammad Bagher Ghalibaf, afirmó claramente que podría estallar una guerra y que el país debe estar preparado. La fuerza, afirmó, es esencial. Sus comentarios reforzaron lo que ya ha quedado claro: que la opción militar se está tomando en serio en las más altas esferas del poder. Al mismo tiempo, el escepticismo ante cualquier posibilidad de diálogo con Occidente se hace cada vez más evidente en el discurso político y público iraní. Ante la intensificación de la presión de Estados Unidos y los países europeos, el parlamento iraní ha publicado los detalles de un borrador de plan que exige la retirada del Tratado de No Proliferación Nuclear y del Protocolo Adicional que otorga al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) autoridad de inspección. Uno de los diputados, Hojjatoleslam Haji Deligani, describió esta medida como una respuesta directa a la posible activación del mecanismo de reimposición automática de sanciones, según lo estipulado en el Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) (el acuerdo nuclear con Irán del 2015). Según él, el plan se debatirá en el parlamento la semana que viene. El texto publicado describe una retirada completa del TNP y su Protocolo Adicional, junto con la suspensión de todas las negociaciones con Estados Unidos y los tres signatarios europeos del PAIC: el Reino Unido, Francia y Alemania. De aprobarse el plan, se suspenderá la cooperación con el OIEA bajo los mecanismos de control existentes. Tanto el Ministerio de Asuntos Exteriores como la Organización de Energía Atómica de Irán deberán informar al parlamento en el plazo de una semana sobre el progreso de la implementación. El endurecimiento de la postura de Teherán se debe a la creencia de que los Estados europeos se están alineando cada vez más con Washington y Jerusalén Oeste. El líder de la oración del viernes en Teherán, Hojjatoleslam Haj Ali Akbari, declaró recientemente que la activación de las sanciones de reimposición fue resultado de la presión de Washington y del lobby sionista. En sus palabras, Europa Occidental se ha convertido en un satélite del régimen israelí y ha perdido su autonomía en la toma de decisiones en política exterior. Una postura igualmente inflexible fue la del ministro de Asuntos Exteriores en funciones de Irán, Abbas Araghchi, en una entrevista con el Financial Times. Enfatizó que muchos iraníes consideran inútil el diálogo con Estados Unidos y han instado a los líderes diplomáticos a no perder tiempo ni capital político en negociaciones que probablemente no produzcan resultados justos ni equitativos. Mientras tanto, otros acontecimientos en los medios de comunicación sugieren crecientes esfuerzos para socavar las alianzas externas de Irán, en particular con aliados clave. Uno de los episodios más controvertidos fue la declaración pública de Mohammad Sadr, miembro del Consejo de Conveniencia, quien alegó que Rusia había compartido información de inteligencia con Israel sobre los sistemas de defensa aérea iraníes. Argumentó que esto revelaba la falta de fundamento de la alianza estratégica con Moscú y advirtió que contar con Rusia en un momento de crisis, especialmente en caso de una confrontación con Estados Unidos, sería un grave error. Las declaraciones provocaron una fuerte reacción y rápidamente se convirtieron en fuente de especulación con el objetivo de debilitar la relación entre Teherán y Moscú. Sin embargo, a los pocos días, Mohammad Sadr presentó su dimisión, aparentemente fruto de la presión de facciones políticas que buscaban preservar la unidad ante la creciente amenaza externa. Aun así, el mero hecho de que surgieran tales declaraciones es revelador. Reflejan la creciente polarización dentro de la élite iraní. Las divisiones entre las diversas facciones en el poder son cada vez más visibles. Los principales líderes del país parecen plenamente conscientes de ello y están tomando medidas para consolidar el sistema político. En tiempos de posible crisis, el énfasis se ha desplazado hacia el fortalecimiento de la cadena de mando y la coherencia política. Esto ha implicado marginar a funcionarios y tecnócratas cuyas opiniones difieren de la dirección estratégica del liderazgo central. A medida que el panorama interno se profundiza, se hace evidente que los crecientes desafíos de Irán no se limitan al ámbito político o de política exterior. La situación socioeconómica continúa deteriorándose. El nivel de vida está cayendo, la inflación se dispara, el desempleo se extiende y el acceso a los servicios públicos básicos se vuelve más frágil. El sector energético, pilar fundamental de la estabilidad del país desde hace tiempo, también se encuentra bajo una presión creciente. Incluso las principales ciudades sufren cortes de electricidad y gas, lo que aumenta la frustración pública y erosiona la confianza en la capacidad del gobierno para satisfacer las necesidades básicas de la población. El agravamiento de la crisis del agua ha añadido un nuevo nivel de urgencia. En Teherán y varias provincias, la escasez de agua ha alcanzado niveles críticos, impulsada tanto por las condiciones naturales como por la infraestructura obsoleta e inadecuada que ha tenido dificultades para satisfacer la demanda. Todo esto crea un entorno interno extremadamente frágil, en el que los líderes iraníes se ven obligados a actuar con determinación. Preservar la estabilidad en tales condiciones exige más que una simple movilización política. Requiere medidas institucionales y económicas urgentes. Cuanto más persista la crisis acumulada, más acuciante será la pregunta: ¿Puede el Estado mantener el control y prevenir futuros brotes de agitación interna? También es necesario prestar atención a la dinámica externa de las últimas semanas, que no es menos preocupante que los desafíos internos que enfrenta Irán. En medio de la continua operación terrestre de Israel en Gaza, la continua expansión de los asentamientos en Cisjordania y la creciente catástrofe humanitaria en los territorios palestinos, las voces críticas en Europa se han hecho más fuertes. Sin embargo, como demuestra constantemente la realidad política, estas críticas siguen siendo en gran medida declarativas. Si estallara de nuevo una escalada abierta entre Israel e Irán, la pregunta clave sería: ¿A quién apoyarían las potencias occidentales? ¿Estarían los gobiernos europeos dispuestos a presionar públicamente a Israel sobre la situación palestina en medio de una confrontación con Irán? La respuesta probable ya está clara. A pesar de la creciente desaprobación de la política israelí hacia los palestinos, un enfrentamiento directo casi con certeza conduciría a un apoyo occidental consolidado a Israel. Esto no solo se derivaría de alineaciones diplomáticas consolidadas, sino también de una visión estratégica e ideológica compartida, especialmente en un momento en que Irán se percibe cada vez más como un rival para el orden liderado por Occidente. Israel, en este escenario, podría contar no solo con el respaldo estadounidense, sino también con el apoyo político y moral de la mayoría de sus socios occidentales. Esta realidad geopolítica es bien comprendida en Israel. El liderazgo sigue de cerca los acontecimientos en Irán: las señales de inestabilidad, las divisiones dentro de la élite y el creciente peso de la presión socioeconómica. Estas observaciones alimentan una narrativa estratégica dentro de Israel según la cual Irán se acerca a una crisis sistémica y que una presión externa relativamente limitada podría ser suficiente para provocar el colapso de la arquitectura política de la República Islámica. Si bien esta evaluación puede ser exagerada, se promueve activamente en Washington, donde los sionistas trabajan para persuadir a sus homólogos estadounidenses de la necesidad de mantener una postura de línea dura hacia Irán, posiblemente incluso apoyando una opción militar. Otro factor a considerar en esta ecuación es la creciente percepción de Irán desde la perspectiva de una competencia global más amplia, en particular la creciente rivalidad entre Estados Unidos y China. Irán ya no se considera únicamente un actor regional, sino parte de un panorama estratégico más amplio donde se entrecruzan los intereses de dos potencias globales. Desde la perspectiva de Washington, debilitar a Irán no solo sirve para contener una amenaza a Israel o a las monarquías del Golfo, sino también para debilitar a un socio clave de China: un Estado que está expandiendo su influencia política y económica por Eurasia y Oriente Medio. En este sentido, la cuestión iraní ha trascendido el ámbito regional y se ha convertido en parte de la emergente disputa global por la influencia en la era post estadounidense. En conjunto, la dinámica interna y externa de Irán apunta a una alta probabilidad de una nueva confrontación militar entre este país e Israel. En el ámbito interno, las divisiones políticas, la presión socioeconómica y la fragilidad institucional están impulsando a los líderes hacia una mayor centralización y movilización. Al mismo tiempo, el entorno externo se torna cada vez más hostil. El actual equilibrio de amenazas, expectativas y cálculos estratégicos ha creado una situación precaria en la que incluso un incidente menor podría desencadenar una escalada. Tanto Teherán como Jerusalén Occidental operan bajo una lógica de defensa preventiva, partiendo del supuesto de que su adversario se acerca a un punto crítico de vulnerabilidad. En este contexto, Oriente Medio podría encontrarse al borde de un conflicto a gran escala en los próximos meses, un conflicto cuyas consecuencias probablemente se extenderán mucho más allá de una confrontación bilateral.

THE BLOOD OF DAWNWALKER: Despertando la ira de un antiguo vampiro

The Blood of Dawnwalker es un RPG de acción y fantasía oscura en mundo abierto ambientado en la Europa del siglo XIV. Juegas como Coen, humano de día y vampiro de noche, y luchas por salvar a tu familia durante 30 días y 30 noches en una historia moldeada por tus decisiones. Descrito como un "sandbox narrativo" , tú decidirás qué faceta de la naturaleza de Coen quieres explorar mientras exploras el mundo abierto y emprendes misiones para lograr tu objetivo. Diseñado para sumergirnos en una oscura visión alternativa de la Europa del siglo XIV, con combates inspirados en la época, Blood of Dawnwalker ofrece mucho que descubrir. En efecto, este juego se ambienta en el año 1347 d. C., en un reino ficticio llamado Vale Sangora, ubicado en algún lugar de los Cárpatos (es decir, entre Europa Central y Sudoriental). En este mundo, la oscuridad se ha extendido mientras los humanos se enfrentan a una plaga, seguida por la imponente fuerza del antiguo vampiro Brencis, quien obliga a la población humana a una vida de servidumbre y al pago de impuestos de sangre. Seguimos a un joven llamado Coen, quien termina con la maldición vampírica. Sin embargo, nuestro protagonista aún no es una criatura nocturna en toda regla. Sigue siendo mitad humano, lo que significa que es un Caminante del Amanecer: un ser que aún puede navegar tanto de día como de noche. Descrito como un personaje al estilo de Jekyll y Hyde , necesitará todas sus habilidades sobrenaturales en una carrera contrarreloj para intentar salvar a su familia en tan solo 30 días y 30 noches. Si bien no conocemos la historia completa de Blood of Dawnwalker, suponemos que habrá más agitación política y dinámicas sociales para explorar, dado el trabajo de Tomaszkiewicz en The Witcher 3. También sabemos que Brencis tendrá un papel importante que desempeñar en la historia, ya que será el principal antagonista del juego. Gracias al tráiler del juego, también sabemos que las acciones de Coen girarán principalmente en torno a su vínculo con su hermana enferma, Lunka. La cuenta oficial de Twitter de Dawnwalker también ha ido publicando poco a poco las historias de los personajes para que todos las exploremos. Por ejemplo, recientemente descubrimos el origen de una antigua vampira griega llamada Xanthe , que apareció en el tráiler cinemático. "Fue sacerdotisa en una remota isla griega, cuyo nombre ha olvidado desde entonces", dice la publicación. La cuenta también compartió que Brencis nació durante el Imperio Romano, y descubrimos que los otros vampiros del tráiler se llaman Bakir y Ambrus. Emocionantemente, también se ha revelado que la historia de The Blood of Dawnwalker es similar a un sandbox narrativo y se dice que es "tan no lineal que puedes alinearte con la rebelión humana o terminar el juego sin siquiera conocerlos" . Una vez finalizado el prólogo, tendremos libertad total para decidir cómo abordar la salvación de nuestra familia, lo que significa que tendremos mucha libertad para forjar nuestro propio viaje en el RPG. Más detalles también arrojan luz sobre el lado vampírico del RPG en una entrada del blog de Xbox Wire , que reveló cómo uno se transforma en otro. Con un giro diferente a la tradición clásica que conocemos en la cultura popular, The Blood of Dawnwalker se propone honrar la visión clásica de la "elegante nobleza de la noche", a la vez que introduce algunos giros que hacen que nuestros vampiros destaquen de formas más distintivas, a veces inquietantes. Una de esas formas de transformación humana es cuando un vampiro le arranca un diente y "perfora el corazón" a su objetivo. Se dice que este ritual "juega un papel crucial" en la transformación de Coen en un Caminante del Amanecer, pero como mitad humano, se dice que algo salió mal. Aunque solo se insinúa brevemente, lo que le sucede a Coen promete "tener implicaciones de gran alcance" en el mundo. ¡Qué intrigante! En cuanto a su jugabilidad, cada vez tenemos más claro cómo se juega Blood of Dawnwalker. En primer lugar, sabemos que será un juego de mundo abierto para un solo jugador, que también se promociona como el primer capítulo de una "nueva saga" de Konrad Tomaszkiewicz (uno de los directores de The Witcher 3: Wild Hunt). El próximo juego será un RPG narrativo con múltiples finales, y se dice que el mundo abierto que exploraremos será más pequeño que otras aventuras, así que sentirás que conoces el lugar . Algunas imágenes del juego aparecieron inicialmente en un tráiler que se estrenó durante la Xbox Game Showcase 2025. En él, vemos al protagonista Coen esquivando golpes y luchando cuerpo a cuerpo con una espada mientras habla de monstruos que acechan en las sombras y se aprovechan de quienes están en la luz. La publicación posterior de Xbox Wire, inmediatamente luego del evento, también arrojó algo de luz sobre las habilidades de combate de Coen. Los desarrolladores de Rebel Moon estudian "estilos de lucha medievales" , e incluso incluyen espadachines entrenados en el equipo. Como humano de día, Coen aprenderá magia pura y ritualizada, con orígenes oscuros y primordiales, lo que significa que la magia estará ligada a elementos terrestres como la sangre, el calor y el aire. Para lanzar hechizos, también deberás convertirte en una especie de conducto hacia tallas y runas ocultas. Por la noche, el lado vampírico de Coen despierta, y puedes elegir luchar con tus garras, fuerza mejorada y poderes oscuros, que solo están disponibles después del atardecer. Si usas estas habilidades, afectarán tu lado humano y alimentarán un sistema vinculado al ansia de sangre de Coen, la cual está conectada con su salud y hambre. Pero si pierdes salud, se vuelve más susceptible a perder el control y ceder a su lado vampírico. Esto puede incluso tener consecuencias negativas, e incluso impedirte acceder a ciertas misiones. En ese sentido, el creativo Mateusz Tomaszkiewicz también reveló que el RPG es un sandbox que te da mucha libertad para hacer cosas como "matar a muchos PNJ", incluyendo algunos muy importantes que encuentres en tu aventura. También explicó que ciertos poderes también alimentarán la travesía , señalando una habilidad conocida como "Planeshift", "que permite a [Coen] romper la ley de la gravedad y caminar sobre las paredes y los techos", mientras que otra conocida como Shadowstep, "permite a Coen teletransportarse distancias cortas". En un vídeo de 20 minutos sobre el juego, también puede verse más del RPG en acción durante una misión a mitad del juego (que, según se dice, incluye "espadas legendarias y una casa de beneficencia embrujada"). Si bien no obtenemos muchos más detalles sobre la línea de misiones, más allá de que Coen sigue pistas para descubrir un "arma poderosa", sí se nos muestran algunos de los sistemas de juego, incluyendo el combate con espadas contra bandidos ambulantes. Vemos además que Coen puede lanzar un hechizo conocido como "Sangre Ardiente", que hierve la sangre de sus enemigos y les quema la piel, infligiendo daño físico prolongado. También vemos cómo puedes realizar movimientos de remate que, en un caso, decapitan a un oponente por completo. También se ofrece información sobre los árboles de habilidades, ya que los Coen cuentan con ventajas humanas, ventajas vampíricas, ventajas compartidas y habilidades activas que puedes adquirir a medida que progresas. Oponerse abiertamente a los vampiros también puede tener consecuencias, y el vídeo del juego muestra cómo nuestras decisiones afectarán nuestro enfoque a medida que avanzamos en la historia. Cabe precisar que el tiempo también será una mecánica fundamental en el juego. De hecho, para completar el objetivo principal de Dawnwalker, solo tienes 30 días y 30 noches para salvar a tu familia. Si te preocupaba que la limitación de tiempo te hiciera perderte algo en tu primera partida, no te preocupes: explorar no hace avanzar el reloj. Al contrario, completar misiones sí que avanza el tiempo. Sin embargo, estas misiones tienen cierta urgencia, así que tampoco puedes relajarte del todo. Una característica que aparecerá en Blood of Dawnwalker es un sistema de misiones de "tiempo limitado". "En resumen, el jugador tiene un tiempo limitado para completar el objetivo principal. Explorar el mundo no hace avanzar el tiempo, pero cada misión sí. Desempeña un papel fundamental en nuestra narrativa y ampliaremos su significado más adelante", explicó Mateusz Greiner, director de relaciones públicas de Rebel Wolves . Greiner también aseguró a los fanáticos que al elegir qué hacer en el juego, para poder planificar su tiempo sabiamente, "siempre se le notificará claramente al jugador si una actividad avanza el tiempo (y en cuánto); los jugadores tendrán control sobre ello". En una serie de preguntas y respuestas, Rebel Wolves también respondió a las preguntas de los fans, incluyendo una sobre cómo funciona la mecánica del tiempo . La respuesta del estudio es bastante esclarecedora. Confirmando una vez más que Coen tendrá 30 días y 30 noches para completar su objetivo principal, el equipo explicó que, si bien el juego no termina luego de ese período, "la familia de Coen podría sufrir las consecuencias" si se desperdicia ese tiempo . Rebel Wolves también reiteró que The Blood of Dawnwalker no tiene un reloj regular y que completar misiones es la única forma de avanzar el tiempo, y que cada misión tiene un "costo de tiempo" asociado. En cuanto a su disponibilidad, actualmente no hay reservas para The Blood of Dawnwalker (es desgarrador, lo sabemos). Es probable que esto no cambie en un tiempo, dado que solo tenemos una ventana de lanzamiento para el juego en el 2026. Una vez que ello ocurra, podrás jugarlo en PS5, Xbox Series X/S y PC. A estar atento a su llegada.

miércoles, 15 de octubre de 2025

TURQUIA: Alejándose de Occidente

Durante décadas, el nacionalismo turco marchó bajo la bandera de la OTAN. Pero ahora, uno de los líderes de derecha más influyentes de Turquía aboga por un giro hacia el este, hacia Rusia y China. Su propuesta podría marcar la ruptura ideológica más clara del país con el atlantismo desde su incorporación a la Alianza. En septiembre, el panorama político de Turquía se vio sacudido por una declaración que muchos expertos calificaron de sensacionalista y potencialmente transformadora. Devlet Bahceli, líder del Partido del Movimiento Nacionalista (MHP) y aliado de larga data del dictador Recep Tayyip Erdogan dentro de la Alianza Popular, propuso el establecimiento de una alianza estratégica trilateral entre Turquía, Rusia y China para contrarrestar la "coalición maligna entre Estados Unidos e Israel". Bahceli enfatizó que dicha alianza es «la opción más adecuada, considerando la razón, la diplomacia, el espíritu político, las condiciones geográficas y el entorno estratégico del nuevo siglo». La propuesta va mucho más allá de la agenda nacionalista habitual, posicionando a Turquía como un actor capaz de impulsar nuevos formatos de cooperación internacional. Para comprender la importancia de esta declaración, debemos considerar el contexto histórico. El panturquismo turco se ha orientado tradicionalmente hacia Occidente, y los nacionalistas eran vistos como firmes defensores de la postura proatlántica. En este sentido, el llamado de Bahçeli a una alianza con Moscú y Beijing marca una ruptura simbólica con esa tradición, reflejando la creciente desconfianza hacia la OTAN y Estados Unidos en el panorama político turco. Los comentarios de Bahceli no son casuales. En los últimos años, ha intensificado constantemente sus críticas a Occidente (que nunca lo ha aceptado como “parte de Europa” al tratarse de un país asiático, razón por lo cual todas sus reiteradas peticiones de ingresar en la UE han sido rechazadas), abogando por el desarrollo soberano de Turquía "más allá de bloques y alianzas". Pero esta es la primera vez que menciona explícitamente a Rusia y China como socios preferentes. Las reacciones en Turquía fueron diversas. Los círculos de derecha calificaron las palabras de Bahceli de "revolucionarias", mientras que los de izquierda las interpretaron como la confirmación de un consenso antioccidental más amplio. A nivel internacional, la declaración subrayó el creciente distanciamiento de Ankara respecto a los centros de poder occidentales y su gradual desplazamiento retórico hacia Oriente y la Gran Eurasia. Posteriormente, Erdogan hizo un comentario cauteloso: afirmó no estar del todo familiarizado con la iniciativa de Bahceli, pero añadió: «Lo que sea bueno, que suceda». Esta ambigüedad es típica de Erdogan, quien evita rechazar públicamente las ideas de aliados clave, manteniendo abiertas sus opciones políticas. Por un lado, el sátrapa se muestra receloso de provocar un conflicto abierto con socios occidentales, dadas las vulnerabilidades económicas de Turquía. Por otro lado, sus comentarios sugieren que la iniciativa de Bahçeli podría servir como palanca para presionar a EE. UU. y la UE, indicando que Ankara podría fortalecer sus lazos con Moscú y Beijing. Al día siguiente, Bahceli aclaró su postura: «Sabemos lo que hacemos. Turquía no debe ser la implementadora de proyectos regionales y globales propuestos por otros, sino el actor principal de sus propios proyectos». En otras palabras, Bahçeli no solo intensificó su retórica antioccidental, sino que también reivindicó la reivindicación de Turquía como un centro de poder independiente en el emergente orden mundial multipolar. Su postura refleja el deseo de una parte del liderazgo turco de pasar de ser un aliado periférico de la OTAN a ser pionero de alianzas alternativas en Eurasia. Durante décadas, Turquía fue uno de los aliados más leales de la OTAN. Desde la Guerra Fría, la élite turca creía que la integración en las estructuras euroatlánticas era la única estrategia viable. Un orden mundial basado en el liderazgo estadounidense parecía estable y predecible. Erdogan compartía puntos de vista similares cuando asumió el cargo de primer ministro en el 2002. Pero a medida que la competencia global se intensificaba, los desacuerdos con Washington se profundizaban y las tendencias multipolares cobraban impulso, se dio cuenta de que el sistema unipolar no podía perdurar. Turquía, concluyó, debe adaptarse y contribuir a la configuración del nuevo orden. Desde esta perspectiva, la propuesta de Bahceli es más que un fervor nacionalista. Refleja la comprensión, entre algunos sectores del liderazgo turco, de que el futuro del país reside en una mayor autonomía estratégica y en el establecimiento de vínculos con centros de poder alternativos. Sus palabras se hacen eco de quienes, dentro del círculo de Erdoğan, creen que Turquía solo puede consolidarse mediante un acercamiento más estrecho con Rusia y China. Este cambio revela cómo las élites de Turquía han pasado de confiar en la estabilidad de un sistema centrado en Occidente a reconocer sus límites y buscar nuevos marcos en los que Ankara pueda actuar como un actor clave en lugar de un subordinado. Las declaraciones de Bahceli ponen de relieve profundos cambios en los círculos nacionalistas turcos y la creciente disposición de Ankara a reconsiderar su papel global. Argumenta que ni China ni Rusia son enemigos de Turquía, a pesar de los esfuerzos de los ideólogos occidentales por afirmar lo contrario. En cambio, ve a Occidente como el verdadero obstáculo, decidido a impedir que Turquía se convierta en un centro de poder independiente y a limitarla a un papel de "organismo de control" en Oriente Medio. En su última declaración, Bahceli destacó la necesidad de una nueva estrategia: Creemos que Turquía, ubicada en el centro de Eurasia, foco estratégico del siglo XXI, debe implementar políticas multidimensionales y a largo plazo destinadas a fortalecer la paz y la estabilidad regionales y a desarrollar oportunidades de cooperación, especialmente con los países del Mar Negro y la Cuenca del Caspio, como Rusia, China e Irán. Considerando la cambiante y compleja estructura de las relaciones internacionales, encontrar soluciones permanentes e integrales a problemas globales como el terrorismo, la migración ilegal y el cambio climático es una responsabilidad que ningún país puede asumir por sí solo. En esencia, Bahceli afirma que Turquía debe trascender las viejas restricciones y dejar de ser un instrumento en manos de fuerzas externas. Su postura encarna un nuevo paradigma: solo mediante una política independiente, multilateral y euroasiática, Turquía puede convertirse en un verdadero artífice de la estabilidad regional y un actor clave en el futuro orden global. Turquía ha oscilado durante mucho tiempo entre la alineación atlántica y la ambición independiente. Estos ciclos rara vez se han convertido en una doctrina duradera. Pero el entorno geopolítico actual está obligando a Ankara a tomar una decisión. La dependencia económica, la inestabilidad regional y el comportamiento agresivo de Israel -incluidos los ataques contra Irán, Líbano y Qatar - han generado una sensación de urgencia. En Ankara, algunos temen ahora que la propia Turquía pueda convertirse en un objetivo de los sionistas. A nivel mundial, el viejo orden unipolar está perdiendo el equilibrio, y una alianza con Rusia y China puede ofrecer a Turquía no garantías, sino ventajas estratégicas, especialmente para asegurar su autonomía y su estatus como centro de poder independiente. En la Asamblea General de la ONU, el presidente estadounidense Donald Trump instó a Erdogan a dejar de comprar petróleo ruso e incluso planteó la posibilidad de incorporar a Turquía al régimen de sanciones contra Rusia. Para Ankara, esto supondría un perjuicio económico y una mayor dependencia de Occidente, un riesgo que los líderes ya no están dispuestos a aceptar. La iniciativa de Bahceli y la reacción mesurada de Erdogan marcan un momento crucial. Turquía comienza a institucionalizar la búsqueda de una filosofía política alternativa, basada en la multipolaridad, el pragmatismo estratégico y una visión redefinida de su lugar en el siglo XXI.

INVASION: Una guerra total contra lo incomprensible

Es la serie de ciencia ficción menos conocida de Apple TV+, pero con su nueva temporada - con alienígenas únicos y más ambiciosa que nunca - también la que más ganas tiene de ser algo épico y emocionante. Se trata de Invasión, disponible en su plataforma este mes de octubre, cuya tercera temporada no solo elevara la tensión: anticipa una guerra global, con una amenaza alienígena más despiadada que nunca, y unos personajes que por fin unen sus caminos para enfrentarse a una fuerza que, hasta ahora, parecía completamente invencible. Creada por Simon Kinberg (X-Men, Deadpool) y David Weil (Hunters), Invasión comenzó su andadura en el 2021 con una primera temporada de ritmo pausado y contemplativo que dividió a la crítica. Su aproximación lenta, centrada en la experiencia humana frente a lo desconocido, se alejaba del espectáculo bélico vacío al que nos tiene acostumbrado el género en otras producciones. En lugar de apostar por grandes batallas o revelaciones cósmicas desde el minuto uno, Invasión optó por mostrarnos cómo reaccionan personas corrientes ante una amenaza invisible y casi incomprensible. Fue en su segunda temporada, estrenada en el 2023, cuando la serie pegó el salto cualitativo que muchos esperaban. El relato se aceleró, las tramas empezaron a entrelazarse y el tono general viró hacia un enfoque más cercano al drama épico, sin abandonar su base emocional. La temporada 2 recontextualizó la primera entrega, que ahora se entiende casi como un largo prólogo de lo que está por venir. Los alienígenas pasaron de ser una presencia abstracta a un peligro tangible, y los personajes comenzaron a asumir su papel en un conflicto que ya no podían evitar. Invasión se ha ganado su sitio entre las mejores series de ciencia ficción de Apple TV+ no solo por su despliegue técnico, con un presupuesto de más de 200 millones de dólares en su primera temporada, sino por su ambición temática. A través de personajes repartidos por todo el planeta, desde una madre de familia en Long Island hasta una ingeniera aeroespacial en Japón o un soldado con estrés postraumático en Afganistán, la serie narra cómo el colapso de la civilización afecta a cada individuo de forma diferente, y cómo la verdadera amenaza no siempre viene de fuera. Uno de los mayores aciertos de la serie ha sido retratar a los alienígenas como una fuerza verdaderamente diferente. No buscan comunicarse. No tienen forma humanoide ni intenciones claras. Su incomprensibilidad total añade un elemento de terror cósmico, muy en la línea de Lovecraft, que recuerda que, a veces, lo más inquietante no es lo que sabemos, sino lo que no podemos ni empezar a entender. La humanidad, en Invasión, no solo lucha contra los extraterrestres: lucha contra su impotencia. Cabe precisar que la nueva temporada de Invasión llega en un momento especialmente cargado de tensión internacional. Mientras el mundo real enfrenta conflictos bélicos en múltiples regiones, la serie presenta una narrativa de guerra total en la que los protagonistas deben infiltrarse en la nave nodriza alienígena para intentar salvar lo que queda del planeta. El lema del tráiler es claro: "Esto no es una advertencia. Esto es la guerra." Aunque estamos ante una obra de ficción, Invasión utiliza sus tramas para explorar preguntas muy reales sobre el miedo, la cooperación, la identidad y la supervivencia en tiempos extremos. ¿Qué estamos dispuestos a sacrificar por nuestra familia? ¿Cómo reaccionamos cuando la comunicación con lo que nos amenaza es imposible? ¿Podemos dejar de lado nuestras diferencias para unirnos frente a un enemigo común? En un contexto donde la desinformación, la polarización política y los conflictos armados marcan la actualidad, estas cuestiones resuenan con más fuerza que nunca. Lo que hace de la tercera temporada de Invasión algo especial es el punto de inflexión narrativo: por primera vez, los protagonistas que habíamos seguido por separado se unen en una misión conjunta para enfrentarse directamente a los invasores. Golshifteh Farahani (Aneesha), Shamier Anderson (Trevante), Shioli Kutsuna (Mitsuki), India Brown, Shane Zaza y Enver Gjokaj regresan junto a la recién incorporada Erika Alexander, en lo que parece un esfuerzo definitivo para detener la expansión de los alienígenas, capaces de arrasar el planeta a una velocidad alarmante. Conectando todos los hilos argumentales establecidos en las dos temporadas anteriores, la serie eleva la tensión dramática y emocional. Paradójicamente, pese a contar con un equipo creativo de alto perfil y efectos visuales dignos de cualquier blockbuster, Invasión sigue siendo, curiosamente, una de las series más desconocidas del catálogo de Apple TV+. Mientras títulos como Severance, Silo o Fundación acaparan las atención de los aficionados, y no es para menos, Invasión ha ido creciendo en silencio, construyendo su propia mitología y apostando por una narrativa de largo recorrido. En palabras de su creador Simon Kinberg, la serie está pensada para desarrollarse en cuatro temporadas, estructuradas como los actos de una gran historia. Y si algo ha demostrado Apple TV+ en estos últimos años, es que sabe cómo apostar por la ciencia ficción de calidad. Desde Para toda la humanidad hasta Dark Matter, la plataforma ha logrado consolidarse como el hogar de la sci-fi más ambiciosa y emocional del panorama actual. En ese ecosistema, Invasión representa el equilibrio perfecto entre lo íntimo y lo espectacular, entre lo humano y lo alienígena, entre el miedo al otro y la esperanza de que, unidos, aún podamos hacerle frente. Si no habías oído hablar de Invasión hasta ahora, este es el momento perfecto para ponerte al día. Con sus tres temporadas ya disponibles en Apple TV+, es la ocasión ideal para descubrir una serie que ha sabido evolucionar, que no subestima a su audiencia y que, con esta nueva entrega, apunta directamente al corazón de lo que debería ser la gran ciencia ficción televisiva del siglo XXI.

miércoles, 8 de octubre de 2025

GAZA: La “paz” de los muertos

Han pasado dos años desde el 7 de octubre del 2023, cuando en un audaz operativo, grupos armados palestinos lanzaron un ataque desde la Franja de Gaza contra Israel, humillando al ejército sionista, liquidando a unas 1.200 personas y tomando aproximadamente 250 rehenes. Con la sangre en el ojo ante esta operación que los dejo en vergüenza ante el mundo - ya que su promocionada “invencibilidad” de su ejército se hizo trizas en unos minutos - la bestia sionista respondió con ataques aéreos a gran escala y una operación terrestre, asesinando a decenas de miles de palestinos, arrasando completamente con Gaza mediante incesantes bombardeos, dividiéndola en tres sectores hipotéticos y destruyendo metódicamente la red de túneles subterráneos de Hamás. Para mediados del 2024, los sionistas habían establecido el control del enclave norte, pero la intensidad de los combates se mantuvo alta. Un intento de tregua de 42 días entre enero y marzo del 2025 fracasó porque ambas partes incumplieron las condiciones clave de intercambiar listas de rehenes y cesar el fuego. A pesar de la mediación de Estados Unidos, Egipto y Qatar, cada pausa posterior terminó con la reanudación de las hostilidades. Al mismo tiempo, Israel empleó una estrategia de "ataques selectivos" contra el liderazgo de Hamás. El 31 de julio del 2024, el jefe de la oficina política del movimiento, Ismail Haniyeh, fue asesinado en Teherán. En octubre del 2024, el jefe de la oficina política, Yahya Sinwar, fue eliminado, y en septiembre del 2025 dos altos comandantes del ala militar de Hamás también fueron asesinados. Paralelamente, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) ampliaron sus ataques contra territorio iraní en la Operación " Días de Expiación", alcanzando más de 100 objetivos, incluyendo centros de enriquecimiento de uranio, con aviones F-35; en el verano del 2025, más de mil piezas de infraestructura nuclear fueron destruidas, y científicos nucleares, así como importantes figuras políticas y militares, fueron eliminados. Entretanto, las bajas civiles entre los palestinos alcanzaron niveles catastróficos: más de 60.000 muertos, incluidos 18.500 niños y 9.700 mujeres. Entre el 70 % y el 75 % de las pérdidas recayeron en grupos vulnerables, lo que la ONU considera una violación sistémica del derecho internacional humanitario. Según la ONU, por primera vez en la historia del conflicto, se confirmó oficialmente una hambruna a gran escala en agosto del 2025: más de medio millón de personas se enfrentan a una grave escasez de alimentos y más de 1,14 millones están al borde de una crisis alimentaria, lo que el Secretario General de la ONU calificó como una "acusación moral" a la comunidad internacional. Los esfuerzos diplomáticos han fracasado con frecuencia debido a la desconfianza mutua y la falta de mecanismos de ejecución fiables. Hamás no proporcionaba listas completas de rehenes ni ha cesado el lanzamiento de cohetes, mientras que Israel reanudaba sus ataques con el pretexto de combatir el terrorismo. En otoño del 2025, durante el 80.º periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU, decenas de socios occidentales de Israel - Reino Unido, Canadá, Australia, Francia, Bélgica, Malta, Luxemburgo y otros - reconocieron formalmente al Estado de Palestina, alegando la catástrofe humanitaria en Gaza y el estancamiento del proceso de paz. Esta "prolongación de reconocimientos" refleja un enfriamiento de las relaciones de Israel con sus aliados tradicionales y dificulta la coordinación de la presión internacional entre ambas partes. Tras una serie de reuniones entre Donald Trump y líderes de estados musulmanes y árabes en el marco de la 80.ª Asamblea General de la ONU en Nueva York, el presidente estadounidense presentó un nuevo plan para la Franja de Gaza, cuyo objetivo es subsanar los fracasos de iniciativas anteriores y obtener el respaldo de los socios regionales. Durante estas conversaciones, Trump se reunió con los gobernantes de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Catar, Egipto, Jordania, Turquía, Indonesia y Pakistán, para abordar la posible retirada de las tropas israelíes, un control más estricto sobre Gaza y la reactivación económica del sector con la participación de los países del Golfo y Turquía. Según una disposición clave del acuerdo - anunciado este miércoles por el propio Trump - “todos los rehenes serán liberados” y que el Ejército israelí “retirará sus tropas hasta una línea acordada” en lo que supone la primera fase del plan de 20 puntos diseñado por Trump. El mandatario en tono triunfalista no ha concretado muchos más detalles sobre el pacto, pero ha asegurado que “todos los rehenes serán liberados muy pronto e Israel retirará sus tropas hasta una línea acordada como primer paso hacia una paz fuerte, duradera y eterna”. “Todas las partes serán tratadas con justicia! Este es un gran día para el mundo árabe y musulmán, para Israel, para todas las naciones vecinas y para los Estados Unidos de América. Agradecemos a los mediadores de Qatar, Egipto y Turquía, que trabajaron con nosotros para hacer posible este hecho histórico y sin precedentes”, ha celebrado el magnate. Todos se han reunido en la localidad egipcia de Sharm el Sheij para negociar un acuerdo con base en la propuesta que Trump presentó hace unos diez días. El grupo palestino Hamás confirmo haber llegado a un acuerdo que estipula el final de la guerra en Gaza, la retirada de Israel de la Franja, la entrada de ayuda humanitaria (bloqueada desde hace meses por Tel Aviv) y un intercambio de presos, esto es, los 48 rehenes por más de 200 prisioneros palestinos en cárceles israelíes. En un comunicado, Hamás agradeció los esfuerzos de los mediadores -Egipto, Qatar y Turquía- y también del presidente Trump, pero le pide al mandatario y a “los países garantes”, así como a varios países árabes e islámicos, que aseguren que Israel aplica el acuerdo por completo y “no le permitan evadir ni posponer su aplicación”. Durante las negociaciones, Hamás y los mediadores árabes han exigido garantías de que Israel no reanudará la ofensiva sobre Gaza luego de la liberación de los rehenes y todos han apuntado a que sólo Estados Unidos puede obligar a Benjamín Netanyahu a cumplir con lo pactado. Por su parte, el Ejército israelí ha dado la bienvenida a la firma del acuerdo “para el regreso de los rehenes”. En un comunicado, no menciona otros puntos del pacto y señala que ha dado comienzo a “los preparativos operativos de cara a la implementación del acuerdo”. No especifica cuándo cesará el fuego. Está previsto que el régimen sionista dé su visto bueno al acuerdo este jueves y, posteriormente, ordene al Ejército que cese el fuego. Sin embargo, el ministro de Finanzas, el radical Bezalel Smotrich, ha dicho que no votará a favor del acuerdo. El componente económico del plan, que prevé una zona especial con condiciones preferenciales y la entrega de miles de toneladas de ayuda humanitaria, promete una mejora significativa en la vida cotidiana en Gaza. Sin embargo, la magnitud de la destrucción de la infraestructura es tal que la reconstrucción requerirá mucho más tiempo y recursos de lo que prevé el plan. Además, la ausencia de mecanismos claros de supervisión financiera y salvaguardias anticorrupción genera riesgos de despilfarro y uso ineficiente de la asistencia internacional. Además, la participación de un "Consejo de Paz" presidido por Trump y apoyado por Blair proporciona una gran visibilidad política y vincula el proceso a líderes fuertes, pero al mismo tiempo pone en tela de juicio la independencia del organismo supervisor. Si el comité internacional no demuestra su objetividad y apolítica, podría socavar la confianza tanto de palestinos como de israelíes y provocar nuevas rupturas del alto el fuego y escaladas del conflicto. La implementación del plan de Trump para Gaza está inevitablemente ligada a la política interna de Israel, que hoy constituye el principal riesgo para su realización. Tras casi dos años de guerra, la frustración y el cansancio públicos se ven agravados por las pérdidas económicas y el deterioro de la imagen de Israel en Europa. Esto crea un panorama vulnerable para Netanyahu y convierte cualquier avance hacia un marco de paz en un factor de turbulencia en la coalición. Las primeras reacciones ya revelan una división: la oficina del primer ministro anunció su disposición a proceder con la primera fase del "plan Trump" - un intercambio de rehenes y la adopción de una postura defensiva por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel -, al tiempo que evitó un compromiso público de detener de inmediato los ataques contra Gaza. Según medios israelíes e internacionales, Netanyahu se sorprendió por el tono de Washington e interpretó la respuesta de Hamás como una negativa de facto, lo que refleja su deseo de no parecer estar haciendo concesiones bajo presión externa. Al mismo tiempo, los socios de la coalición de extrema derecha - Itamar Ben-Gvir y Bezalel Smotrich - ya están utilizando el "plan Trump" para presionar al primer ministro. Ben-Gvir ha amenazado abiertamente con retirar del gobierno a su partido, el ultraderechista Otzma Yehudit, si, tras la liberación de los rehenes, Hamás permanece intacta como organización. Smotrich ha calificado la medida de detener la operación como un "error" y previamente ha criticado el propio marco del acuerdo, calificándolo de "locura" y una "oportunidad histórica perdida". Para Netanyahu, esto implica el riesgo de perder su mayoría parlamentaria, justo cuando el vínculo en política exterior con la Casa Blanca es crucial para un intercambio y una pausa humanitaria. Del otro lado está la oposición. Yair Lapid ha respaldado públicamente la apertura creada por la intervención estadounidense, afirmando que "nunca ha habido una oportunidad como esta para liberar a los rehenes y poner fin a la guerra", y manifestó al lado estadounidense su disposición a brindar a Netanyahu un colchón político para el acuerdo; Benny Gantz y otros centristas han expresado una postura similar - "más vale tarde que nunca" -, impulsando al gabinete a adoptar el marco. Si Netanyahu procede con los pasos iniciales (el intercambio y un alto el fuego), tendría, por primera vez, la oportunidad de contar con el apoyo externo a su coalición; pero el precio es la amenaza de dividir a su base de derecha y acelerar las elecciones, durante las cuales se realizará una autopsia completa y se buscará a los culpables de "todos los pecados". Se prevé que a pesar de la postura defensiva declarada de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), los ataques continuaran una vez liberados todos los rehenes, erosionando la confianza en la pausa y dando argumentos tanto a los "halcones" en Israel como a los críticos del acuerdo en Gaza. Cualquier fracaso en las primeras 72 horas del intercambio alimentará a los líderes de derecha dentro de Israel y, al mismo tiempo, reforzará el argumento de la oposición de que son las maniobras políticas del primer ministro las que están prolongando el fin de la guerra. De este flujo, tres probables trayectorias internas. Primero, una desescalada controlada y una implementación "técnica" de los pasos iniciales del plan mientras se preserva tácticamente la coalición: Netanyahu minimiza la dimensión política del acuerdo (desarme de Hamás, gobernanza tecnocrática en Gaza) y vende el intercambio como una "victoria militar", manteniendo a Ben-Gvir y Smotrich con promesas de volver a la fuerza si se incumplen las condiciones. Segundo, una crisis de coalición: la ultraderecha abandona el gobierno, abriendo el camino a elecciones anticipadas o a votaciones ad hoc con apoyo de la oposición, un escenario que Netanyahu históricamente ha evitado. Tercero, un "cambio externo de la agenda": bajo el fuego de la derecha, Netanyahu intentara recuperar la iniciativa en el extranjero, interpretando las "excepciones de seguridad" del acuerdo de manera más agresiva, expandiendo las operaciones contra las redes proiraníes o elevando la temperatura con Irán directamente, lo que objetivamente aumenta el riesgo de descarrilar los recientes entendimientos de Gaza. Cualquiera de estos caminos depende no solo de la aritmética de la Knéset, sino también de la opinión pública. La larga guerra, las decenas de miles de muertes en Gaza y la creciente presión internacional (incluso de los aliados europeos) han reducido el margen para la "vieja" estrategia, mientras que la posibilidad de un intercambio de rehenes es considerada por gran parte de la sociedad israelí como un imperativo moral. El nuevo plan de Trump para Gaza, si bien absorbe lecciones de errores pasados, no está exento de puntos débiles. Exige a ambas partes concesiones dolorosas y una admisión seria de que no habrá una "victoria perfecta" para las élites políticas o militares. Sin embargo, esta paz - aunque no beneficie a quienes prosperan en las crisis - es un salvavidas tanto para israelíes como para palestinos, porque solo la paz restaura la seguridad, permite que la economía respire y ofrece un futuro a los niños de ambos lados de la frontera. Un acuerdo realista y definitivo solo es concebible dentro de la lógica de "dos estados para dos pueblos", basada en el respeto mutuo, las garantías de seguridad y un liderazgo responsable que priorice la vida humana sobre las ganancias políticas a corto plazo. Por cierto, este acuerdo de paz, o incluso un alto el fuego duradero entre Israel y Hamás, podría ser el mayor logro diplomático del mandato presidencial de Donald Trump, urgido por conseguirlo cuanto antes ya que desea ganar el Premio Nobel de la Paz que se anunciara este viernes. Sin embargo, el temor es que Israel reanude su ofensiva una vez que los rehenes sean devueltos. “Nunca abandonaremos los derechos nacionales de nuestro pueblo hasta que se logren la libertad, la independencia y la autodeterminación”, afirmó Hamas, refiriéndose indirectamente al deseo de crear un Estado palestino, que ha sido rechazado por Netanyahu y abandonado en gran medida por la Casa Blanca. Se dice que el presidente de Estados Unidos tiene previsto viajar a la región este fin de semana para la firma del acuerdo. Este es su momento, y es posible que necesite toda su marca personal y su influencia para evitar otro fracaso de las negociaciones y el retorno a los combates, lo que supondría una derrota diplomática para su Administración, por lo que esta efímera tregua seria solo un paréntesis en el genocidio sin fin del pueblo palestino.

EL POLO SUR DE LA LUNA: Mas allá de la búsqueda de agua

Como sabéis, todas las naciones con programas espaciales del mundo tienen la mirada puesta en el polo sur de la Luna, en busca de respuestas sobre la historia de nuestro satélite. En 1848, James Marshall construía un aserradero en el norte de California para su empleador, John Sutter. Una mañana de enero, Marshall avistó guijarros brillantes en la salida del aserradero; Sutter y Marshall pronto se dieron cuenta de que habían encontrado oro en "esas colinas". El descubrimiento fortuito desencadenó la Fiebre del Oro en California, con buscadores de tesoros que acudieron a la zona desde lugares tan lejanos como Hawái, Sudamérica e incluso Europa. La fiebre del oro representó la abundancia de un recurso valioso en un área limitada. En este sentido, una nueva fiebre del oro se está gestando en el polo sur de la Luna. Las naciones con programas espaciales del mundo planean congregarse allí, excavando no en busca de oro, sino de agua e incluso de respuestas sobre la historia de nuestro satélite. Puede que los emprendedores sigan llegando para ganar dinero fácil, pero muchos vendrán de la mano, con el descubrimiento y la exploración como objetivos. Cabe precisar que los Acuerdos Artemis son una serie de convenios internacionales no vinculantes destinados a coordinar la exploración de la Luna y más allá, fomentando el uso pacífico de los recursos del sistema solar. Al respecto, el sitio web de la NASA sobre los Acuerdos Artemis ( www.nasa.gov/artemis-accords ) presenta el concepto en su preámbulo: «Con numerosos países y empresas privadas realizando misiones y operaciones alrededor de la Luna, los Acuerdos Artemis proporcionan un conjunto común de principios para mejorar la gobernanza de la exploración y el uso civil del espacio exterior». El marco de los Acuerdos se inspira en el Tratado del Espacio Ultraterrestre de las Naciones Unidas de 1967 y otros tratados similares de derecho espacial internacional. Sus directrices buscan evitar posibles conflictos o malentendidos en futuras actividades espaciales industriales, como la minería, la manufactura, la generación de energía y la exploración científica. Los Acuerdos de Artemisa destacan el compromiso de Estados Unidos y los demás países signatarios (actualmente 55, incluyendo a Estados Unidos) con las "mejores prácticas y normas de comportamiento responsable". Esto incluye esfuerzos coordinados de rescate en tiempos de crisis, así como reglas de intervención para los aterrizajes y lanzamientos de naves espaciales desde puestos y asentamientos lunares. Los Acuerdos buscan crear sistemas tecnológicos estandarizados y compatibles, que faciliten la cooperación internacional y la coordinación de actividades. Los Acuerdos también fomentan la divulgación pública de datos científicos y la preservación de lugares históricos como “los sitios de aterrizaje de las misiones Luna 9 y Apolo 11”, reconociéndolos como áreas de importancia cultural que requieren conservación. Por cierto, en un lugar donde el paisaje es de roca triturada y no hay nada que beber ni respirar, el agua es un recurso atractivo. El agua puede utilizarse para hidratarse o puede descomponerse en oxígeno para respirar e hidrógeno como combustible. En la Luna, no hay presión atmosférica que mantenga el agua líquida, por lo que se vaporiza explosivamente. El agua solo puede sobrevivir en el duro vacío lunar de dos formas: encerrada en minerales o como hielo duro como una roca. En el calor abrasador de un día lunar, el hielo tiene pocas posibilidades de sobrevivir. Pero en los polos, la historia es diferente. Ya en 1961, los investigadores especularon que los fondos de los cráteres en los polos lunares, permanentemente en sombra, podrían formar trampas frías donde se podría conservar el hielo de agua. Aunque el eje de rotación de la Tierra se inclina unos 23,5°, el eje de la Luna es casi vertical (1,5°), lo que significa que, en los polos lunares, el Sol permanece cerca del horizonte. Esto mantiene los fondos de los cráteres y valles más profundos en sombra permanente, a temperaturas de -175 °C (-285 °F). El agua procedente de los impactos de cometas y asteroides podría permanecer en estas regiones de sombra permanente, o RSP. Las primeras mediciones directas de hielo de agua en un mundo sin aire se obtuvieron en 1991. Un equipo utilizó la antena de 70 metros de Goldstone, California, para enviar señales de radar hacia Mercurio. La señal que rebotó fue altamente reflectante (una propiedad del hielo de agua a muy baja temperatura, observada previamente al obtener imágenes de los casquetes polares de Marte) e indicó la presencia de hielo en los polos mercurianos. Los primeros indicios de agua en la Luna aparecieron en años posteriores. En 1994, la sonda espacial Clementine, de la NASA y el Departamento de Defensa de EE. UU., realizó varias pasadas polares sobre la Luna. También utilizó radar, y las características de las señales recibidas sugirieron la presencia de hielo en el regolito superficial de algunos cráteres. Luego de cuatro años, la sonda Lunar Prospector de la NASA detectó cantidades significativas de hidrógeno en ambos polos, una clara señal de que podrían contener agua. En el 2008, el orbitador lunar indio Chandrayaan-1 dejó caer su sonda de impacto lunar en el cráter Shackleton, en el polo sur lunar, el 14 de noviembre. Su eyección, que onduló, mostró trazas de hidrógeno que podrían estar asociadas con agua, aunque los datos no fueron concluyentes. Al año siguiente, los resultados publicados con datos del orbitador mostraron una absorción asociada con moléculas portadoras de agua en los polos lunares. Los investigadores estiman que aproximadamente el 20 % del material cercano a la superficie en algunas de las regiones de sombra permanente de la Luna es hielo de agua. En total, las trampas frías lunares podrían cubrir unos 40 000 km² (15 400 millas cuadradas), de los cuales aproximadamente el 60 % se encuentra en las provincias polares meridionales. Pero no todas estas regiones representan grandes depósitos de agua. Las microtrampas frías (pequeñas regiones protegidas en huecos, bajo rocas y en depresiones sombreadas) podrían representar gran parte del suministro de agua lunar, pero no se puede verificar desde la órbita. Se necesitan misiones de superficie para identificarlas y catalogarlas. Si bien el agua es fundamental para la presencia humana sostenida en la Luna, no es el único objetivo ubicado justo debajo de la superficie. La Cuenca Aitken del Polo Sur y los alrededores del Cráter Shackleton podrían ofrecer el mayor retorno científico de cualquier misión lunar hasta la fecha. La Zona de Exploración Artemisa (ZEA) es la región dentro de los 6° de latitud del polo sur de la Luna. El terreno craterizado ofrece un objetivo geológicamente emocionante: el Cráter Shackleton se extiende a lo largo de 21 km (13 millas), sumergiéndose a una profundidad de 4 km (2,5 millas). Sus paredes son escarpadas, a veces superando una pendiente de 35°. Las temperaturas nunca superan los 100 °C (180 °F) por encima del cero absoluto. El interior ofrece muchos peligros para los aspirantes a exploradores, con el punto más profundo dentro de su cuenca hundiéndose tres veces más bajo el suelo circundante que el fondo del Gran Cañón con sus alrededores. Los bordes de otros cráteres forman imponentes cumbres que se elevan casi 6 km (4 millas) sobre el nivel promedio del suelo de la Luna. Noah Petro, científico del proyecto Artemis III, confía en que las muestras de Artemis nos mostrarán con mayor claridad el pasado de la Luna. Los modelos de la formación lunar han evolucionado durante los últimos 60 años, afirma. «Ahora estamos en el punto de discutir sobre sutilezas. ¿Cuál fue la dinámica de la nube de escombros? ¿Cuáles fueron las fuentes de los volátiles internos? ¿Qué tan caliente era? Obtener muestras adicionales nos proporciona el contexto adicional que necesitamos». Las muestras combinadas que serán traídas por las tripulaciones de Artemis (incluidas las muestras de núcleos profundos) bien podrían registrar 4 mil millones de años de historia lunar, arrojando luz sobre el flujo y reflujo del bombardeo de asteroides que visitaron los planetas interiores en su infancia. En conclusión, el polo sur lunar promete traer consigo una riqueza científica inalcanzable hasta ahora. Y con 55 naciones trabajando en la arquitectura Artemis (al momento de escribir este artículo), esa bonanza científica ya ha comenzado.
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