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miércoles, 19 de noviembre de 2025

VISIÓN NOCTURNA DE LOS ANIMALES: ¿Cómo pueden observar en la oscuridad?

Los animales son criaturas únicas de la naturaleza. Superan las capacidades humanas en muchos aspectos y a menudo nos asombran con sus habilidades. Sin embargo, esto no siempre fue así. Los primeros mamíferos aparecieron hace unos 200 millones de años y eran animales primitivos que se parecían más a reptiles modificados. Evolucionaron gradualmente hasta convertirse en las criaturas que conocemos hoy. Paralelamente a las criaturas de aquella época, sus habilidades también evolucionaron. Algunas desaparecieron por inutilidad, mientras que otras se acentuaron. Así, una de las principales características de algunos mamíferos, reptiles, aves e insectos fue la capacidad de ver de noche. Según las investigaciones científicas, los fotorreceptores que proporcionan esta visión se desarrollaron en animales que vivieron durante el período Jurásico. En aquella época, compartían su hábitat con los dinosaurios, que les superaban con creces en tamaño, peso y fuerza. Estas criaturas eran exclusivamente diurnas, por lo que los demás animales tuvieron que adoptar un estilo de vida nocturno. De lo contrario, habrían sido devorados por sus voraces vecinos. El deseo de evitar el contacto directo con los dinosaurios llevó a muchos animales de aquella época a adaptarse a la vida nocturna. Tras la desaparición de los reptiles gigantes, algunas especies volvieron a sus hábitos originales y comenzaron a salir de sus escondites diurnos. Al mismo tiempo, gracias a los procesos evolutivos, algunos de estos animales conservaron la visión nocturna. No perdieron esta capacidad ni siquiera después de milenios, por lo que hoy podemos observar mucha fauna nocturna. Al considerar los procesos evolutivos desde un punto de vista científico, es correcto basarse en las conclusiones de los investigadores. Todos ellos descubrieron que la visión nocturna evolucionó en los animales, creando un desequilibrio entre los bastones y los conos (fotorreceptores cilíndricos y cónicos). El predominio de los bastones propició que algunos seres vivos que habitaron nuestro planeta aprendieran a ver con luz tenue. Esta diferencia se acentuó tanto en algunas especies que dejaron de poder ver con la luz del sol. Posteriormente, estos animales adoptaron un estilo de vida completamente nocturno y han conservado esta característica. A pesar de su parecido externo, los órganos de la visión de los animales tienen poco en común con los humanos. Esta misma diferencia significativa se observa en los principios de su funcionamiento. Nuestros ojos captan los rayos de luz a través de la pupila. Estos inciden luego en el cristalino, que enfoca la imagen, preparándola para su posterior procesamiento. A continuación, entra en acción la retina. Con una mayor sensibilidad a la luz y fotorreceptores cilíndricos y cónicos, sus células procesan la información y la envían al cerebro. En la retina hay cuatro veces más bastones, que proporcionan la visión diurna, que conos. Por eso, normalmente solo podemos ver con la luz del sol o con alguna fuente de iluminación. En los animales, la situación es ligeramente diferente. En sus órganos visuales, el número de bastones y conos está desequilibrado en comparación con los humanos. Esta diferencia es relativamente pequeña en las especies que son igualmente activas durante el día y la noche. Gracias a esto, dichos animales suelen ver tanto de día como de noche. Un ejemplo notable de estos animales es el gato. Ve bien con poca luz, pero lleva una vida predominantemente diurna. En algunas especies, la diferencia en el número de bastones y conos es inexistente o se inclina hacia estos últimos. Clasificamos a estas especies como nocturnas. Volviendo a los gatos (los animales más parecidos y cercanos a nosotros), cabe destacar que su sistema visual es diferente al de los humanos. Estos mamíferos tienen ojos relativamente grandes y pupilas enormes, tres veces mayores en diámetro que las humanas. Sin embargo, esto solo se observa en ausencia de iluminación normal, cuando las pupilas al máximo dilatadas les permiten captar la mayor cantidad de luz disponible, creando una imagen más brillante y nítida. Otra característica de los gatos y otras especies es la presencia de una capa adicional de células en los órganos de la visión. Esta capa tiene la capacidad única de reflejar la luz, lo que maximiza la sensibilidad de los órganos visuales y mejora la visibilidad. Al reflejar los rayos de luz, los ojos del gato brillan de color rojo o verde por la noche. En nuestro planeta habitan decenas de miles de especies animales, pero solo unas pocas pueden ver de noche. Estos animales suelen ser nocturnos o tener actividad diurna. Cada animal posee características propias de visión nocturna, las cuales requieren un análisis más detallado. Como podéis imaginar, los gatos son algunos de los animales más conocidos por su capacidad de ver de noche. Todas sus variedades se distinguen por una excelente visión, que les permite realizar cualquier tarea. Los gatos domésticos no utilizan esta habilidad con tanta frecuencia como los gatos salvajes, por lo que su visión nocturna podría estar más desarrollada. Tigres, leones y otros felinos también pueden ver en la oscuridad. Esto les permite cazar turistas y mamíferos desprevenidos, aumentando considerablemente sus posibilidades de éxito y, por ende, su probabilidad de supervivencia en la naturaleza. Pero al igual que los felinos, existen otros animales que tienen esa misma capacidad. Así tenemos por ejemplo al lobo, depredadores natos se encuentran en la cima de la cadena alimenticia. Su visión es excelente a cualquier hora del día y poseen un olfato excepcional. Los lobos tienen ojos enormes, gracias a los cuales captan la máxima cantidad de luz. Sus retinas contienen aproximadamente el mismo número de bastones y conos. Además, el número de lobos es mucho mayor que el de personas. Gracias a esto, pueden distinguir objetos cercanos incluso en la oscuridad. Lo que les falta en visión de largo alcance, lo compensan con su excelente sentido del olfato, capaz de detectar el olor de una posible presa desde muy lejos; Otra especie es el zorro, mamíferos inteligentes y ágiles que habitan todos los continentes. Son predominantemente nocturnos, por lo que necesitan una excelente visión nocturna. Esta capacidad está perfectamente desarrollada en los zorros. Detectan rápidamente a sus presas en condiciones de poca luz, sin darles ninguna oportunidad de escapar. La estructura de sus órganos visuales les permite ver bien tanto de noche como de día. Esto es posible gracias al elevado porcentaje de bastones y conos en la retina. Al igual que los lobos, los zorros tienen un excelente sentido del olfato, que compensa sus leves deficiencias visuales; Asimismo, también tenemos al erizo, un pequeño mamífero que tiene mala visión diurna, pero ve muy bien de noche. Esto se debe a la singular estructura de sus ojos. Estos órganos de los erizos son diminutos, pero en cuanto a sensibilidad a la luz, superan a los ojos de la mayoría de los mamíferos. Gracias a esto, los erizos pueden ver perfectamente, incluso con poca luz. Utilizan esta habilidad para buscar presas, que suelen ser pequeños invertebrados, insectos y otros animales; No nos olvidamos en esta lista del del búho, aves poseen una vista excepcional. Sus órganos visuales son una verdadera obra de arte. La principal característica de sus ojos es su capacidad de adaptarse instantáneamente a las condiciones de luz. Esto se debe a la dilatación y contracción de sus enormes pupilas. Existen leyendas que afirman que los búhos no pueden ver nada durante el día. Esto es falso, ya que pueden distinguir objetos incluso bajo la luz solar intensa. Sin embargo, estas aves son nocturnas y cazan principalmente después del atardecer. En ese momento, su visión se agudiza significativamente y se vuelve cientos de veces mejor que la humana. Incluso en una noche nublada, pueden ver fácilmente roedores y aves pequeñas, su principal alimento; Están también los primates nocturnos, que suelen observarse luego del atardecer. Generalmente, se trata de animales relativamente pequeños que, al no poder competir con sus congéneres de mayor tamaño, adoptaron un estilo de vida nocturno. Estos primates poseen una visión muy similar a la humana, con la única diferencia de tener ojos de gran diámetro. Gracias a ellos, captan la máxima cantidad de luz, percibiéndola entre dos y tres veces mejor que los humanos. Los primates nocturnos aprovechan esta capacidad para obtener alimento. Se alimentan de diversos insectos y recolectan frutos que crecen en las cercanías; De otro lado, están las serpientes, que no siempre ven de noche, pero que poseen esta capacidad, utilizando un método diferente para obtener información: la visión infrarroja. Gracias a ella, pueden detectar posibles presas en la oscuridad y orientarse en el espacio. Las serpientes más conocidas con esta capacidad son las víboras y diversas especies de boas y pitones; Finalmente, están los habitantes acuáticos, que al igual que los terrestres, poseen visión nocturna. Entre ellos se incluyen las sepias y algunos tipos de peces. Estos representantes de la fauna utilizan esta capacidad única para orientarse, buscar alimento y construir refugios contra los grandes depredadores.
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