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miércoles, 22 de enero de 2014

REINO UNIDO: La ultraderecha avanza a pasos agigantados en un crucial año electoral

Venga ya, leyendo The Independent encuentro una noticia que no debe ser pasada por alto, ya que se trata de una tendencia que crece en toda Europa y Gran Bretaña no podía ser la excepción. Sucede que el Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP por sus siglas en inglés) está avanzando vertiginosamente, hecho que ha originado la alarma general. Se trata de una agrupación de ultraderecha, liderada por Nigel Farange quien con un claro discurso antieuropeo y xenofobo se presenta como gran favorito en las encuestas de cara a los comicios europeos de mayo. La última campaña ha tenido como objetivo a los migrantes búlgaros y rumanos, que desde el pasado 1 de enero pueden trabajar oficialmente sin restricciones en toda la Unión Europea. La extrema derecha ha fomentado una campaña de miedo e histeria colectiva, asegurando que cientos de miles de migrantes llegarán a su país. Paul Skypes, un multimillonario ex conservador y euroescéptico que financiará la campaña de UKIP para los comicios europeos, azuzó las reivindicaciones contra la eliminación de fronteras: «Nuestra incapacidad para ejercer ningún control sobre la frontera con los otros 27 miembros de la UE significa que estamos en el borde de nuestra propia abolición». «1.000 años de historia, de nacionalidad, de país independiente y consagrado tirados al basurero», añadió al borde del delirio. Un parlamentario conservador no dudó en afirmar que están importando «una marea delincuencial», en alusión a los posibles migrantes del este de Europa. La prensa también ha participado en este impulso al sentimiento antimigrante con noticias que alarmaban de una oleada de delincuencia que llegaría a Gran Bretaña a partir del 1 de enero desde el este de Europa. El diario «Daily Mail» llegó a titular que «en enero lo único que quedarán serán las cabras», en referencia a una aldea de Rumania. Según el diario, todos los habitantes ya hicieron sus maletas para irse a las islas británicas en busca de sueldos más altos y de las «generosas prestaciones sociales».Todo ello está provocando un rechazo generalizado en la sociedad, que se traduce en el crecimiento político de UKIP. A ello contribuyen las políticas antisociales que se llevan aplicando desde hace años en Londres. La economía de las islas no se ha salvado de la crisis y el gobierno conservador de Westminster no ha dudado en recortar en derechos sociales. La sociedad ha visto cómo las condiciones de vida sufrían un deterioro en los últimos años y ha encontrado un culpable en el discurso de la ultraderecha británica. Esto ha provocado un aumento en el apoyo a las políticas antimigratorias de UKIP. Por ello, y tratando de evitar ser adelantado por la ultraderecha, el primer ministro David Cameron, ha hecho suyas muchas de estas medidas contra la población migrante. Sin embargo, el discurso xenófobo y racista ha seguido calando y cada vez son más sus apoyos. La primera meta está situada en las elecciones europeas de mayo, donde todo indica que la ultraderecha británica obtendrá grandes resultados. Ya en las elecciones del 2009 fueron la segunda fuerza más votada. Al respecto, su acaudalado mecenas, Paul Skypes, asegura que ello debería marcar el camino al resto de fuerzas políticas: «Si, como espero y creo, UKIP se anota una victoria nacional impresionante, los líderes de los otros partidos principales no tendrán más remedio que abandonar su apoyo servil a la UE», auguró. Este camino supondría la salida de la Unión, para «volver a ser un país independiente» con respecto a las políticas europeas. En este sentido, Cameron, con afán de frenar el avance de la ultraderecha, ha propuesto un referéndum para el 2017 donde los ciudadanos deberán decidir si mantienen o no su adhesión a la UE. Cabe recordar que, en el otro quebradero de cabeza de Cameron, el referéndum por la independencia de Escocia, la amenaza de la inviabilidad de un Estado fuera de la UE es la principal baza que juegan las fuerzas unionistas. Sin embargo, fuera de sus fronteras la ultraderecha europea busca unir sus fuerzas de cara a los comicios comunitarios con el objetivo de lograr un grupo político fuerte en la Eurocámara, a la que podrían sumarse parlamentarios de otros partidos fascistas. Así, la presidenta del Frente Nacional, Marine Le Pen, y el líder populista holandés del Partido de la Libertad (PVV) Geert Wilders ya han firmado una alianza política y han invitado a otras formaciones extremistas a unirse a ellas. Si bien de momento, el UKIP, de Nigel Farage no ha querido sumarse a este pacto, nada le impediría mañana unirse al Eje - como ya se le esta llamando - al cual últimamente ya se han unido otros partidos de extrema derecha como Vlaams Belang de Bélgica, la FPO de Austria y los Demócratas de Suecia que comienzan a organizarse con vistas a formar un frente común en las elecciones de mayo. Como podéis notar, el cóctel ideológico fascista se extiende como una mancha de aceite por el continente. Paradójicamente, los grupos de extremistas de Hungría o Grecia parecen de entrada excluidos por la exacerbada violencia que hacen gala. El resto de grupos de extrema derecha europea - como el NPD de Alemania, la Liga del Norte de Italia, Falange Nacional de España y el Partido Liberal Democrático de Rusia - están tratando de discernir hasta qué punto serían capaces de cohabitar. “Sentimos que esta vez es distinta, que tenemos posiciones más próximas y que hay un clima en Europa que nos favorece”, estima el europarlamentario Philip Claeys, del Vlaams Belang. Sin embargo, puede que como en anteriores ocasiones, las peleas entre los propios extremistas den al traste con el experimento de coalición, pero de momento el Tea Party europeo ha conseguido desatar un clima de ansiedad en Bruselas y sobre todo en la Eurocámara, donde los cálculos indican que podrían controlar el 20% de los asientos tras las elecciones. “Esto es muy serio”, estima Guy Verhofstadt, ex primer ministro belga y actual presidente de los liberales en el Europarlamento. El problema, piensa, es que más allá del poder concreto que logren estos grupos fascistas ya han ganado, porque han conseguido de alguna manera imponer su agenda antieuropea. “Los líderes de la UE han caído en la trampa euroescéptica. En vez de ofrecer alternativas para salir de la crisis, los políticos tradicionales copian el discurso y el lenguaje de los ultras. No se atreven a decidir. El proceso de decisiones está parado” acotó. No cabe duda que la aguda crisis económica que azota Europa es el mejor caldo de cultivo del Fascismo. ¿Se volverá a repetir la historia? :)
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