En el reino animal encontramos especies tan interesantes como el erizo (Erinaceinae) Son unos pequeños mamíferos, que apenas alcanzan los 30 centímetros de largo y los 800 gramos de peso en la edad adulta y su principal característica son las púas que tienen en la espalda. Las utilizan a modo de herramienta defensiva contra sus depredadores. Existe la creencia de que las púas de los erizos de tierra son tóxicas, pero en realidad no son así. Son pelos huecos rellenos de queratina, una sustancia que permite que se mantengan fuertes y rígidos. Al ser animales de hábitos nocturnos no soportan las temperaturas extremas. Los que viven en zonas templadas suelen hibernar durante determinados periodos de tiempo. El erizo es un omnívoro que se alimenta principalmente de coleópteros, insectos, gusanos, larvas, caracoles y babosas. Complementa sus comidas con lo que encuentra, como huevos de ave, frutas y hongos. El mamífero elabora su nido con hojas muertas, ramitas y hierbas secas. Aprecia especialmente los bosques, laderas, setos y arbustos. Paradójicamente, muchos de ellos residen en la ciudad en lugar de en el campo, debido a la abundancia de comida y la ausencia de depredadores, como el búho, la lechuza o el tejón. La reproducción ocurre entre mayo y junio. La hembra tiene un periodo de gestación de aproximadamente cinco semanas y da a luz a principios del verano. Su camada incluye en promedio de dos a seis crías que amamanta. Su piel de color rosa no contiene espinas al nacer, luego se cubre de trescientos pelos blancos que se caen luego de cuatro semanas. Abandonan el nido una vez destetados, al cabo de dos meses. Dotado de una esperanza de vida de menos de dos años en estado salvaje, el erizo es extremadamente vulnerable los primeros meses de su existencia. De hecho, más de seis crías sobre diez mueren antes de cumplir un año debido al invierno. A pesar de su pequeño tamaño, estos animales tienen más de 5.000 púas en su espalda. Durante su juventud, pueden cambiar sus púas por otras nuevas. Existen varias causas por las que los erizos pueden perder las «espinas» en la edad adulta, y el estrés es uno de los más comunes. Otra curiosidad llamativa sobre estos erizos es que cuentan con una serie de músculos en la espalda, gracias a los cuales pueden esconder y sacar las púas cuando lo consideran oportuno. Sus sentidos más desarrollados son el oído y el olfato, aunque no ven demasiado bien. Los erizos de tierra utilizan diferentes sonidos para comunicarse entre ellos. Resulta de especial interés conocer la forma en la que estos animales hacen uso de sus púas. Cuando detectan que un depredador se acerca - que puede ser un búho, a lechuza o un tejón - lo que hacen es enrollarse hasta convertirse en una bola completamente cubierta de púas para ahuyentarlo. En cambio, los erizos de que viven en el desierto, se ponen en posición de ataque y esperan a que las púas que recubren su espalda consigan un efecto disuasorio. Al observar detenidamente a los erizos es fácil darse cuenta de que tienen por costumbre lamerse con frecuencia como los gatos. No se ha conseguido probar a ciencia cierta por qué lo hacen, aunque existen varias teorías al respecto. Algunos expertos consideran que cuando detectan un nuevo aroma, muerden la fuente y se untan su saliva para que su propio aroma pase desapercibido. Otros también indican que esta costumbre se debe a que gracias a la saliva las púas penetran con mayor facilidad en el cuerpo de sus depredadores. Aparecido hace quince millones de años durante la era del Neógeno, el erizo es un pequeño mamífero de la familia de los erinacéidos. No ha sufrido ninguna evolución desde entonces, los fósiles encontrados son idénticos a los esqueletos de los especímenes actuales. Sin embargo, su simbolismo ha seguido cambiando a lo largo de los siglos. Durante la antigüedad, los egipcios le atribuían virtudes protectoras y decoraban las tumbas con sus representaciones. Acompañaban a los difuntos en el más allá y los protegían. Luego, en la antigua Roma, los latinos estudiaban su comportamiento al final del invierno para predecir la llegada de la primavera. Odiado en la Edad Media, estaba asociado a los vicios de la avaricia y la glotonería y se utilizaba con fines medicinales. Hasta mediados del siglo XX, fue considerado como una plaga a erradicar. El Estado recompensaba a los particulares que los mataban concediéndoles una prima. Actualmente más valorado por los jardineros, el erizo está protegido en Francia y en Europa por un decreto promulgado en 1981. Si lo vez en tu jardín, no lo espantes ya que es muy útil eliminando plagas. Sin embargo, frecuentemente es víctima de accidentes, intoxicaciones a causa de pesticidas y ahogamientos en piscinas. Las herramientas de jardín también representan para él un importante riesgo de lesión. Al ser domesticable, puede alcanzar hasta diez años en cautividad, ya que está más protegido de los depredadores y otros peligros. ¿A que no quisieras tener uno?