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miércoles, 27 de diciembre de 2017

UCRANIA: Un juego realmente peligroso

Menuda forma de acabar el año y es que el anuncio del pasado viernes en el sentido de que los EE.UU. reforzara su ayuda a Ucrania en materia defensiva, “para que Kiev pueda garantizar su soberanía” ha generado una rápida y furiosa reacción por parte de Rusia, acusando a Washington de querer fomentar un baño de sangre en el este de ese país, que como sabéis sufre una brutal agresión por parte de las hordas fascistas de Kiev en sus desquiciados planes de querer someter por la fuerza a su población rusoparlante, los cuales resisten heroicamente desde el 2014 cualquier intento de que se lleve a cabo y han consolidado sus posiciones a tal extremo que desean independizarse de Ucrania y conformar un Estado llamado Novorussia (que estaría integrada inicialmente por las provincias rusófonas de Donetsk y Lugansk, conocidas como el Donbáss) paso previo a su reunificación con la Madre Patria, tal como sucedió con Crimea. Derrotado en todos los frentes, el gobierno colaboracionista de Kiev dirigido por el traidor Petro Poroshenko, desea por ello que los estadounidenses lo doten no solo de armamento más avanzado, sino también de misiles nucleares y se lamenta profundamente que Ucrania haya sido obligada a deshacerse de los arsenales que poseía en su territorio desde los tiempos de la Unión Soviética, los cuales tuvo que entregarlos a Moscú a cambio de que se reconociera su independencia en 1991. Al respecto el viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Ryabkov declaro que los “Estados Unidos intentan conducir a las autoridades golpistas ucranianas hacia un nuevo baño de sangre sin importarles que esta decisión socava el trabajo para implementar los acuerdos de Minsk del 2015”, refiriéndose a un acuerdo de paz mediado por Occidente, advirtiendo que el suministro de ayuda militar a Ucrania impedirá también que Kiev y las provincias orientales de Donetsk y Lugansk establezcan un diálogo "sin el cual la resolución de la crisis es imposible" aseveró. El diplomático expresó su confianza en que la historia "inevitablemente pondrá a cada uno en su lugar". "Sin embargo, ¿cómo podemos hablar de una papel 'reconciliador' de Washington para la resolución del conflicto en Ucrania?. En cierto sentido, EEUU ha cruzado la línea al anunciar su intención de entregar armas letales a Ucrania y se convertirá en cómplice de los que incitan a la guerra. Esta vez no lo hará a través de contratos comerciales, que las compañías estadounidenses han estado firmando silenciosamente durante mucho tiempo, sino mediante un programa estatal", señaló Riabkov. El viceministro recordó la implicación de los funcionarios estadounidenses en el golpe de Estado de Kiev en febrero de 2014 y su complicidad ante las nuevas autoridades ucranianas cuando prohibían el idioma ruso y bombardeaban a aquellos "que no querían marchar bajo las insignias fascistas ucranianas. Los golpistas de Kiev día a día bombardean Donbáss, sin tener ningún interés en poner en marcha las conversaciones de paz y soñando con desquitarse con una población que no les obedece. Y EE.UU. ha decidido darles armas para ello. Lamentablemente, la rusofobia ha rebajado a los políticos estadounidenses a tal nivel que aplauden con entusiasmo los abominables crímenes cometidos por los batallones de asesinos enviados por Kiev” puntualizó. Horas antes, la vocera del Departamento de Estado, Heather Nauert, afirmó que este armamento también tiene como objeto "disuadir futuras agresiones a Ucrania". Los países occidentales han acusado irresponsablemente a Moscú en repetidas ocasiones de proveer ayuda militar a los separatistas de Donetsk y Lugansk, pero el Gobierno del presidente ruso, Vladímir Putin, siempre lo ha negado. De acuerdo a los últimos datos de Naciones Unidas (ONU), más de 10.000 personas, entre combatientes y civiles, han muerto en el este de Ucrania desde el estallido del conflicto en el 2014, propiciado por los EE.UU. en su afán de ‘distraer’ a Rusia de su campaña para liberar a Siria de las garras de ISIS. Como no podía ser de otra manera, Poroshenko aplaudió la decisión anunciada por Washington “esperada durante tanto tiempo”. “Las armas letales estadounidenses en manos de soldados ucranianos no son para pasar a la ofensiva, sino para responder con determinación al agresor ruso y para una autodefensa eficaz", escribió Porochenko en Facebook. “Como hemos acordado con el presidente Trump, con calma y sin ruido innecesario, Ucrania recibirá armas de guerra letales de EE.UU. Esta decisión fundamental y tan esperada de la Administración estadounidense fue confirmada durante mi charla con el secretario de Estado Rex Tillerson”, redactó el traidor. El 20 de diciembre el The Washington Post, un diario crítico con el presidente Donald Trump, afirmó que efectivamente el Departamento de Estado había dado su visto bueno para vender a Ucrania fusiles de francotirador Barret M107A1, así como municiones y accesorios por valor de 41,5 millones de dólares. Cabe destacar que Poroshenko llego al poder mediante un incruento golpe de Estado en el 2014 tras una serie de revueltas organizada por la CIA con el nombre de Euromaidan, derrocando al Presidente constitucional Víktor Yanukóvich (debido a su negativa a ‘asociarse’ a la Unión Europea por considerarla lesiva a los intereses del país) y colocando a Ucrania bajo control directo de Washington, a tal punto que gran parte de sus ministros y altos funcionarios sean estadounidenses que de la noche a la mañana ‘adoptaron’ la ciudadanía ucraniana, demostrando con ello el grado de su traición. Una vez en el cargo impuesto por los estadounidenses, desato una salvaje persecución de la minorías rusófonas del este de Ucrania, que fueron victimas de una despiadada limpieza étnica (entre ellas la matanza en el edificio de los sindicatos de Odessa, donde asesinaron a cuarenta y ocho personas, quemándolas vivas, e hirieron a más de doscientas cincuenta) y hubiesen sido exterminados por completo de no haber reaccionado a tiempo, propiciándoles a las hordas fascistas demoledoras derrotas expulsándolos de las provincias orientales y pasando a la ofensiva. A ello podemos agregar la reunificación de Crimea con Rusia luego de un referéndum en el 2014 donde más del 96% de sus ciudadanos aprobó libremente su retorno, luego de haber estado ilegalmente separados desde 1954, cuando el dictador soviético de origen ucraniano Nikita Jruschov lo ‘regaló’ prepotentemente y al margen de la ley a Ucrania, a la cual jamás había pertenecido. Tras el referéndum, Crimea volvió a ser parte de Rusia y nada ni nadie podrán separarlas jamás. La situación en el oeste para Kiev tampoco pinta nada bueno, donde las minorías prorrusas que viven en Transnitria (este de Moldavia) quieren unificarse con el Donbáss a través de Odessa, cortando de esta manera el acceso de Ucrania al Mar Negro. Si a ello agregamos la gravísima crisis económica que padecen como producto de una guerra que ellos mismos iniciaron, no es de extrañar su deseo de obtener armas nucleares para llevar a cabo otra carnicería con la ‘bendición’ de Occidente, pero Rusia no lo permitirá y ha advertido en mas de una ocasión que atacaría de inmediato si la camarilla golpista de Kiev intenta adquirirlos. De todo ello se desprende que Poroshenko en su odio enfermizo e irracional a Moscú, busca atizar la guerra como un medio de garantizar su supervivencia política. Convertida en un Estado fallido, como si todo lo anterior no fuera suficiente, al día de hoy Ucrania se debate entre una corrupción generalizada y el abierto enfrentamiento entre clanes de oligarcas mafiosos por hacerse con el poder. Otro de los objetivos del golpe de Estado del 2014 fue anular el estatus de Ucrania como país no alineado y solicitar su ingreso en la OTAN, a expensas de lograr el visto bueno de sus integrantes. El propio Poroshenko no se cansa de afirmar desde entonces que la entrada de Ucrania en la OTAN es la principal prioridad de la política exterior del país, aunque pese a las vomitivas campañas del gobierno y a una política de toda la prensa y la televisión orientada a reforzar el nacionalismo ucraniano así como la desconfianza y el odio hacia Rusia, sólo el 40% de la población se muestra favorable a la entrada en la Alianza Atlántica, según encuestas del propio gobierno colaboracionista. Ante ese mayoritario rechazo, EE.UU. ha decidido entonces proceder con cautela: si bien dirige al ejército ucraniano, mantiene en suspenso la incorporación de Ucrania a la OTAN, que también encuentra fuertes reticencias en sus socios europeos, quienes afirman que no esta preparada para ello, lo cual no ha impedido por cierto que los EE.UU. se expandan en la zona: tras conseguir la derogación por el ‘parlamento’ de las leyes que impedían el establecimiento de bases extranjeras en el país, Washington inició los trabajos para construir su propia base naval en Ochakiv, cerca de Odessa, con la mira puesta en Rusia. No cabe duda que tras su humillante derrota en Siria, donde fracasaron miserablemente en sus demenciales planes de apoderarse del país mediante el uso de grupos terroristas como ISIS (creado, entrenado y financiado tanto por los EE.UU. Arabia Saudita, como por las corruptas petromonarquias del golfo Pérsico y cuyo ilusorio ‘califato’ fue volado en mil pedazos por los quirúrgicos bombardeos de la aviación rusa) Washington pretende reabrir el frente en Ucrania, para lo cual junto con la OTAN, han reforzado previamente su presencia en el este de Europa. Por lo visto, la Bestia esta sedienta de sangre, pero lo que no sabe es que si ataca a Rusia, se ahogara en la suya propia :)
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