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miércoles, 20 de noviembre de 2019

CHIPRE: ¿El camino del no retorno?

Considerada junto con Irlanda como una de las islas divididas de Europa, Chipre siempre ha estado en el centro de una lucha geopolítica de imperios rivales a causa de su localización estratégica, la fertilidad y los recursos naturales. Debe notarse que el nombre de la isla proviene de “Cuprum”, que significa cobre. A través de de su historia, ha estado bajo control de los fenicios, asirios, egipcios, persas, el imperio helénico de Alejandro Magno, la dinastía ptolemaica, el Imperio Romano, el Imperio Bizantino (que a propósito, fue un periodo de prosperidad). Luego, gobernaron los Francos, los Caballeros Templarios, la dinastía Lusignan, Génova, Venecia; tras ellos, el Imperio Otomano y finalmente el Imperio Británico, que colocó a los grecochipriotas y los turcochipriotas en dos comunidades en lucha, sentando las bases para la subsiguiente partición de la isla. En 1960, Chipre obtuvo formalmente la independencia, pero desde entonces han quedado dos grandes bases militares británicas. Tras la ocupación turca del 40% del norte de la isla en 1974 con el pretexto de “proteger” a los turcochipriotas - a raíz de un golpe de Estado de la Junta Militar griega contra el Gobierno del arzobispo ortodoxo Makarios (primer presidente de la República de Chipre tras su independencia) para anexionar Chipre a Grecia - un tercio de la población grecochipriota , en torno a 150.000 personas, fueron expulsadas de sus casas, miles fueron asesinados y muchos otros todavía continúan desaparecidos. Más de 100 iglesias fueron destruidas o convertidas en mezquitas. La floreciente isla fue brutalmente dividida por alambres de espino - la denominada línea verde - mientras que Nicosia (la capital) se convirtió en una ciudad mutilada por horrendos pasos de control. En cuanto a los turcochipriotas, a pesar de profesar el Islam como los ocupantes turcos, no la pasan mucho mejor. Desde 1974, están sufriendo bajo la ocupación militar de Turquía, que ha convertido el norte de Chipre en un inmenso campo de concentración al aire libre, custodiado por 55.000 soldados, con orden de disparar a matar a quien se atreva a intentar cruzar la línea divisoria que los separa de la parte griega, donde por lo demás tampoco son bien recibidos, al considerarlos espías y agentes turcos. Aislada internacionalmente, el enclave turco - con distinto idioma, distinta religión y distinta moneda a los del sur de la isla - solo es reconocido por Ankara que lo mantiene bajo su férreo control. Debido a su difícil situación, los turcochipriotas incluso iniciaron una rebelión en 2003-2004 intentando cambiar el rumbo del nacionalismo anti-griego del régimen títere instaurado por los turcos en 1974, buscando la manera de lograr un acuerdo con la parte griega para lograr la ansiada reunificación de la isla. Sin embargo, es muy difícil acercar posiciones debido a mutuos recelos, por la que anteriores conversaciones realizadas - el último de ellos en el 2017 - quedaron en nada. No se puede obviar además la amenazante presencia turca en el norte de la isla, cuyo peso es determinante y se ha mantenido hasta el momento reacio a otorgar cualquier concesión a los grecochipriotas. Por otro lado, se sabe que el dictador turco Recep Tayyip Erdogan, es contrario a la retirada de sus tropas y en varias ocasiones ha declarado que aumentaría su contingente en “defensa” de los turcochipriotas del enclave. “Protegeremos los derechos de los turcochipriotas en cualquier escenario” agrego el sátrapa turco en una oportunidad. “Son los grecochipriotas quienes tienen que cambiar de ideología y aceptar compartir el poder de la isla con los turcochipriotas” indicó. Al norte de la línea verde, la presencia turca va desde el rostro omnipresente de Ataturk - aquel despreciable violador de niños griegos - aunque el propio Erdogan aparece en algunas pintadas, hasta los colores del equipo de Nicosia Norte, imitador del Galatasaray de Constantinopla (Estambul). La cerveza que se bebe es EFES y el típico yogurt líquido turco ‘Ayran’ es lo más refrescante para los que no quieren alcohol. La bandera turcochipriota, idéntica a la turca pero con sus colores invertidos y dos rayas rojas horizontales, desfila junto a su hermana mayor en los tanques y los aviones militares. Los guías turísticos del enclave turco presumen de su gigantesca bandera “tatuada” en la montaña - del tamaño de cuatro estadios - para recordar a sus vecinos sureños que la administración exclusivamente grecochipriota de la República de Chipre “no les representa”. Sin embargo, son los turcochipriotas los principales perjudicados por un statu quo que se prolonga ya por demasiado tiempo. Con su capacidad para los intercambios comerciales limitada y sin reconocimiento en los principales organismos internacionales, el aval de Ankara los sostiene, pero su aislamiento los condena al estancamiento. Para empeorar las cosas, Turquía “alentó” a varias decenas de miles de sus ciudadanos a establecerse en el norte de Chipre ocupado hasta formar la mayor comunidad en la región. Actualmente, más de 800.000 personas viven en la parte grecochipriota y unas 325.000 en la parte turcochipriota, que ocupa algo más de un tercio del territorio total. El muro que divide ambas zonas fue prácticamente infranqueable desde 1974 hasta el 2004, año en el que se celebró un referéndum para la unificación en el que ganó el no. Las consecuencias del aislamiento van desde la parte económica hasta la social y cultural, dependiendo de Turquía en todo, como la colonia que es en realidad. “Los turcochipriotas son muy infelices y están controlados por Ankara, pero saben que sin Ankara estarían económicamente en ruinas. Es el famoso Síndrome de Estocolmo. Se han enamorado de su secuestrador. Los turcochipriotas son rehenes de Turquía y creen que no hay escapatoria posible de ese infierno” advierte un observador. Precisamente la salida de las tropas turcas, cuya presencia viola la soberanía chipriota, es la principal demanda grecochipriota junto con el componente étnico. Los grecochipriotas consideran a los del norte simplemente como “turcos” exigiendo el abandono del territorio de todos aquellos que llegaron tras la invasión de 1974 y que suman decenas de miles. Si bien hubo diversas conversaciones para llegar a un acuerdo, estos fracasaron debido a la persistencia de diversos temas espinosos - aparte de los nombrados anteriormente - como el proceso de restitución, compensación o intercambio para los propietarios expoliados de sus bienes. Los grecochipriotas desean el retorno de al menos 100.000 de ellos a las propiedades que debieron abandonar por la fuerza debido a la invasión turca. Siempre se ha admitido que en caso de solución, parte de las tierras o casas en el norte serán restituidas a los originales propietarios chipriotas griegos. Algo que para los turcochipriotas luego de 45 años de apoderarse de lo que no les pertenece, es “inadmisible” pretendiendo de esta manera consumar el robo. En los últimos años, aquellas generaciones que no vivieron el horror de la guerra y la separación forzosa parecen estar de acuerdo en al menos una cosa, que ya es hora de intentar derribar muros, pero aun quedan todavía muchas heridas, muchas cuentas pendientes desde la guerra ocasionada por Turquía. Una posible reunificación de Chipre traería enormes beneficios económicos para la isla, una de las pocas buenas noticias en una zona terriblemente castigada por los conflictos y, sobre todo, una vuelta a la normalidad a sus habitantes. Y el final a uno de los capítulos más traumáticos de su historia. ¿Podrán lograrlo en esta ocasión o es como muchos temen, un sueño irrealizable? :(
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