Es un gato salvaje de gran tamaño adaptado a la vida urbana, y por más curioso que parezca, en Rusia muchos lo tienen como mascota en sus casas y al verlo, me han llamado la atención. Confieso que sentí algo de temor cuando se me acercaban para que les acaricie el lomo, y es que al igual que los gatos domésticos, no dejan de ser peligrosos. Este felino de tamaño medio (entre 60 y 92 cm de largo, sin incluir la cola) vive en las sabanas y semidesiertos de África y el oeste de Asia, desde Turquía al sur de Kazajistán y el noroeste de la India. Evita las zonas excesivamente boscosas y prefiere moverse de noche, descansando durante el día escondido entre las rocas. Al igual que los linces y el serval, el caracal posee una aguda vista y oído muy afinado debido a sus largas orejas puntiagudas, rematadas por penachos de pelo negro (por cierto, el nombre "caracal" proviene de la palabra turca karakulak, fue propuesta por Buffon en 1761 y significa "orejas negras" ) que lo hacen un eficiente cazador nocturno. Su complexión es robusta, la cola no es muy larga (menos de 30 cm) y el color del pelaje, muy corto, varía entre rojizo y anaranjado, sin manchas ni rayas de ningún tipo. El vientre es blanco. Es un felino que se caracteriza por su gran belleza, la cual se la otorga su hermoso pelaje. El área de distribución del Caracal es amplia e incluye buena parte de África, para extenderse por la Península Arábiga y Anatolia, así como por el suroeste y el centro de Asia hasta Kazajstán y el centro de la India. En África, el Caracal se encuentra en todas partes excepto en el Sáhara central y en las densas zonas boscosas del África occidental ecuatorial. Los Caracales habitan en bosques, arboledas, sabanas, praderas, semidesiertos y matorrales, pero prefieren las zonas secas con escasas precipitaciones y disponibilidad de cobertura. También pueden encontrarse en hábitats montañosos, como en las tierras altas de Etiopía, y a menudo visitan zonas suburbanas. Caza y se alimenta de pequeños mamíferos, como liebres, roedores, damanes e incluso crías de antílope, pero sus presas preferidas con diferencia son las aves. Puede capturarlas incluso después de emprender el vuelo gracias a su capacidad para realizar portentosos saltos (aproximadamente de 3 metros). En otras ocasiones ataca a las aves mientras anidan, aunque lo hagan en la copa de los árboles, ya que el caracal trepa bastante bien. Al parecer, ni siquiera las águilas escapan a sus ataques. Sin embargo, la pérdida de hábitat en el norte de África, Asia Central, Arabia, Irán y la India es una amenaza importante para la supervivencia del Caracal. En el sur de África, son objeto de una fuerte caza como plaga porque depredan el ganado. También se cazan por su carne y su piel. Se cree que el Caracal es bastante común en el África subsahariana, pero al ser una especie muy esquiva es muy difícil hacer una estimación del tamaño de su población. Actualmente el Caracal está clasificado como de Preocupación Menor (LC) en la lista de especies amenazadas. Los Caracales actúan como controladores de la población de sus especies presa. Son alimentadores oportunistas y comen lo que está más disponible y requiere menos energía para perseguir y matar, un método de caza que interviene en el control de las especies presa en términos de infra o sobrepoblación. Los Caracales, en algunas Regiones, se encuentran entre las pocas especies que pueden matar a ciertos tipos de presas. Durante mucho tiempo se pensó que el caracal (Caracal caracal) y el lince (Lynx) estaban estrechamente emparentados. Ambas especies pertenecen a la familia de los felinos (Felidae) y tienen penachos en las orejas. Además, presentan una estatura y un tamaño similares. Precisamente, debido a su similitud con el lince, al caracal también se lo conoce como lince africano. Su agilidad y velocidad han sido aprovechadas en distintas épocas en Egipto, Persia y la India para la caza. El propio caracal se ha considerado también durante mucho tiempo como una valiosa presa, razón por la cual ha sido cazado desde tiempos muy antiguos. En la actualidad, la especie está protegida en varias zonas de su área de distribución, aunque la especie en conjunto no se encuentra amenazada. Solo la subespecie de Asia Central corre un auténtico peligro. Hoy en día, estos felinos se consideran animales domésticos exóticos y símbolos de estatus. Quien quiera comprar un caracal deberá estar preparado para pagar entre 6500 y 9000 euros. Aunque os fascine la belleza de estos animales y no le importe pagar este precio, tener un caracal como mascota no es una buena idea. Los caracales son animales salvajes y no son aptos para vivir en cautividad. Por eso, es imposible tenerlos en casa de una manera acorde a la especie. Ni siquiera el recinto al aire libre más grande puede compararse con el territorio de un caracal. Tampoco su instinto de caza se puede satisfacer bajo la custodia humana. Además, el caracal puede ser muy peligroso. Con sus dientes y garras afilados puede causar graves heridas a las personas. Si un gato doméstico lo hace al estar jugando con sus dueños, imaginaos lo que puede hacer este felino. A que no me arriesgaría a tenerlo.