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miércoles, 18 de diciembre de 2024

RUSIA: El gran juego en el Ártico

La región del Ártico, aun relativamente inexplorada, es reconocida como un rico depósito de recursos naturales sin explotar, en particular petróleo, gas y vida marina. Pero también se la considera históricamente como un potencial foco de conflicto entre grandes potencias. Como sabéis, Rusia ha mantenido durante mucho tiempo una presencia dominante en la zona debido a que limita con ella. Sin embargo, la expansión de la OTAN hacia el norte ha obligado a Moscú a aumentar significativamente su presencia militar. Entretanto, la creciente superpotencia China ha mostrado un creciente interés en los asuntos del Ártico, mientras que la India, a pesar de su distancia geográfica y que no pinta nada en ella, también ha establecido un punto de apoyo en la región. Con la creciente confrontación de EE.UU. con China y Rusia, estas dos potencias han fomentado una mayor cooperación y coordinación en asuntos del Ártico. Esta región, que abarca más de una sexta parte de la masa continental de la Tierra, abarca el Polo Norte y se caracteriza por sus vastas extensiones de hielo flotante, con crestas que pueden alcanzar hasta 20 metros de espesor. Se estima que alberga casi el 22% de las reservas de petróleo y gas natural no descubiertas del mundo, y Rusia representa el 52% de los recursos energéticos totales del Ártico mientras que Noruega el 12%. La industrialización global y el aumento de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero han provocado un aumento de las temperaturas, lo que ha provocado un rápido derretimiento de los glaciares. En el 2024, la extensión mínima del hielo marino del Ártico se registró en 4,28 millones de kilómetros cuadrados, aproximadamente 1,8 millones de kilómetros cuadrados por debajo del promedio a largo plazo. La tasa de reducción del hielo marino es de casi el 13% por década, lo que sugiere que el Ártico podría quedar libre de hielo durante el verano en el 2040. Las consecuencias del derretimiento del hielo son profundas y pueden elevar el nivel del mar y amenazar a muchos territorios insulares y ciudades costeras. El cambio climático y el calentamiento global han atraído la atención internacional, como se ha puesto de relieve en los debates celebrados en foros recientes como la COP29 en Bakú (Azerbaiyán). A diferencia de la Antártida, que se rige por un tratado de 1959 que sólo permite actividades pacíficas, no existe un tratado análogo para el Ártico. El Consejo Ártico, creado en 1996, se ocupa de cuestiones pertinentes a las naciones del Ártico, que comprenden a Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Islandia, Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia. Los países observadores deben reconocer la soberanía y la jurisdicción de los estados árticos, al tiempo que reconocen el amplio marco jurídico que rige el océano Ártico. En mayo del 2013, la India se convirtió en el undécimo país en obtener la condición de observador permanente en el Consejo Ártico. Tanto Rusia como Estados Unidos mantienen desde hace mucho tiempo bases militares y sistemas de vigilancia en el Ártico, incluidas capacidades de disuasión nuclear. Asimismo, Rusia lleva algún tiempo utilizando rompehielos de propulsión nuclear en la región. Aunque el acuerdo de Cooperación Ambiental Militar en el Ártico (AMEC) entre Rusia, Estados Unidos y Noruega facilitó el desmantelamiento de ciertos activos soviéticos y estadounidenses, el creciente interés de otras naciones ha desencadenado una nueva dinámica de Guerra Fría entre las dos principales potencias. El clima de cooperación que prevalecía antes se ha deteriorado, en particular a la luz de las tensiones geopolíticas derivadas de la situación en Ucrania desde el 2014. Cabe precisar que el deshielo cada vez más intenso ha empezado a permitir que la región ártica pueda navegar durante más tiempo en los meses de verano. Hay tres rutas principales que podrían revolucionar la industria del transporte marítimo comercial internacional en el siglo XXI: La Ruta del Mar del Norte (RNN) se extiende a lo largo de la costa ártica de Rusia. El hielo se derrite primero aquí y, por lo tanto, está disponible durante más tiempo. También tiene el mayor potencial comercial: la ruta reduce la distancia marítima entre Asia Oriental y Europa de 21.000 kilómetros a través del Canal de Suez a 12.800 kilómetros. Esto implica un ahorro de tiempo de tránsito de 10 a 15 días. La RNN se utilizó ampliamente para la extracción y el transporte de recursos naturales durante la era soviética. En el 2009, dos barcos alemanes liderados por un rompehielos ruso realizaron el primer viaje comercial a través de la NSR desde Busan, en Corea del Sur, hasta Rotterdam, en Holanda, estableciendo buenas perspectivas comerciales; En tanto, el Paso del Noroeste (NWP, por sus siglas en inglés) es otra ruta entre los océanos Atlántico y Pacífico que cruza el archipiélago ártico de Canadá y que se utilizó por primera vez en el 2007. Es posible que pronto se abra para un uso más regular. Si bien Canadá afirma que es una vía navegable interna, Estados Unidos y otros países insisten en que es “un paso de tránsito internacional” y debe permitir el movimiento libre y sin trabas. Esta ruta podría reducir el tiempo de navegación entre Oriente Medio y Europa Occidental a unos 13.600 km, en comparación con los 24.000 km que se recorren a través del Canal de Panamá, pero hay partes de la ruta que tienen una profundidad de apenas 15 metros, lo que reduce su viabilidad. China parece estar interesada en utilizar este paso hacia las partes orientales de Estados Unidos, ya que el Canal de Panamá también tiene restricciones en cuanto al tamaño y el tonelaje de los barcos; La tercera es una posible Ruta Marítima Transpolar (TSR) que podría utilizar la parte central del Ártico para conectar directamente el estrecho de Bering y el puerto de Murmansk en el océano Atlántico. Esta ruta es hipotética por ahora y podría aparecer a medida que avance el cambio climático y el océano se descongele completamente. Rusia es el mayor actor en el Ártico, una región que aporta aproximadamente el 10% del producto interno bruto (PIB) del país y representa el 20% de todas las exportaciones rusas. El Ártico ha cobrado una importancia renovada en la versión 2023 del Concepto de Política Exterior del Kremlin, que hace hincapié en la preservación de la paz y la estabilidad, el aumento de la sostenibilidad ambiental y la reducción de las amenazas a la seguridad nacional. El desarrollo de la Ruta del Mar del Norte (RNM) sigue siendo un objetivo clave, y Rusia reafirma su compromiso con el derecho internacional en el Ártico. El Concepto refuerza la autoridad de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CNUDM) para regir las relaciones interestatales en el océano Ártico y expresa la apertura de Rusia a una “cooperación mutuamente beneficiosa con los estados no árticos que sigan una política constructiva hacia Rusia”. La Nueva Política Ártica 2035 de Rusia, firmada el 2020, afirma explícitamente su soberanía e integridad territorial sobre la NSR, para gran consternación de Estados Unidos, que aboga por que la NSR siga siendo una vía fluvial internacional en el marco de Operaciones de Libertad de Navegación (FONOP) más amplias. Moscú ha amenazado con usar la fuerza contra los buques que no cumplan con las normas rusas en la región. A pesar de las propuestas rusas que sugieren una disposición a cooperar, Occidente presenta constantemente a Rusia como el ‘villano’ en las narrativas sobre el Ártico. A ello se suma un nuevo actor, China, que incomprensiblemente se considera un “Estado del Ártico” (?), tiene un gran interés en participar. En enero del 2018, publicó su documento oficial sobre política para el Ártico, en el que destaca sus intereses en los recursos del Ártico y la necesidad de desarrollar infraestructura para fines de investigación, militares y de otro tipo. Actualmente, China invierte más que Estados Unidos en la investigación del Ártico y opera un Instituto de Investigación Polar en Shanghái. Posee una flota de buques de investigación y dos rompehielos MV Xue Long. Además, China estableció la Estación Ártica del Río Amarillo en el 2004. Es más, en el 2018, COSCO Shipping Corporation Limited, con sede en Shanghái, realizó ocho tránsitos por el Ártico entre Europa y China. Precisamente, la llamada “Ruta de la Seda Polar” de China, lanzada en el 2018 como una iniciativa conjunta con Rusia, tiene como objetivo mejorar la conectividad en la región. Al igual que Rusia, China también aspira a desplegar rompehielos de propulsión nuclear en el Ártico, convirtiéndose en el segundo país en hacerlo. Sin embargo, Dinamarca, alentada por Estados Unidos, rechazó la oferta de China de comprar una antigua base militar en Groenlandia y construir allí un aeropuerto internacional. De otro lado, y como potencia emergente, la India aspira a convertirse en un actor importante en el Ártico. Desde julio del 2008, opera la estación permanente de investigación ártica “Himadri” en Svalbard (Noruega). Svalbard, el asentamiento permanente más septentrional de la Tierra, tiene una población de aproximadamente 2.200 habitantes y está a casi 1.200 kilómetros del Polo Norte. La investigación de la India se centra en el seguimiento de la dinámica de los fiordos, los glaciares, el reciclaje de carbono, la glaciología, la geología, la contaminación atmosférica y el clima espacial, entre otras áreas. En el 2014, la India estableció un observatorio submarino anclado llamado “IndARC” en Kongsfjorden, Svalbard, con el objetivo de encontrar vínculos entre los parámetros meteorológicos del Ártico y el monzón del suroeste. Además, la ONGC Videsh de la India ha mostrado interés en invertir en proyectos de gas natural licuado en el Ártico de Rusia. En marzo del 2022 se publicó la política de la India para el Ártico, titulada “La India y el Ártico: construir una alianza para el desarrollo sostenible”. Este documento describe los intereses de la India, que incluyen perspectivas económicas y de recursos, conectividad marítima y el fortalecimiento de su presencia en la región. Es indudable que el Ártico adquiere cada vez más importancia para Nueva Delhi, que busca ampliar las rutas comerciales marítimas para acceder a más mercados para sus crecientes exportaciones y asegurar pasajes para envíos de petróleo y otros productos básicos vitales. Tanto la India como Rusia han logrado avances significativos en la promoción del Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INSTC) de 7.200 kilómetros que podría transportar mercancías entre la India, Irán, Azerbaiyán, Rusia, Asia Central y Europa, reduciendo enormemente los costos y el tiempo, así como el corredor Chennai-Vladivostok, que podría convertirse en parte del NSR. Los acontecimientos recientes indican que Nueva Delhi está manteniendo conversaciones con Moscú sobre la construcción de rompehielos en astilleros indios, lo que pone de relieve el compromiso de la India con la participación en el Ártico y el potencial para una cooperación ampliada. India también podría explorar oportunidades mineras en la región del Ártico, a pesar de los amplios llamados internacionales a una moratoria sobre la minería en aguas profundas. Cabe destacar que Noruega aspira a ser la primera nación en iniciar actividades comerciales en este ámbito, una medida crucial dada su membresía en el Consejo Ártico y su importante papel en la geopolítica del Ártico. Como podéis suponer, el Ártico sigue atrayendo a los investigadores, mientras se desarrolla “el próximo gran juego”. A diferencia de la Antártida, los estados del Ártico poseen reivindicaciones territoriales establecidas en virtud del régimen del Derecho del Mar. En consecuencia, los debates en torno a la política, la competencia y los conflictos entre las grandes potencias en el Ártico están captando cada vez más la atención de los analistas estratégicos. La Flota del Norte de Rusia está estratégicamente situada en el Ártico y tiene una posición dominante en la región. Estados Unidos se convirtió en un estado ártico tras la compra de Alaska a Rusia por 7,2 millones de dólares en 1867. Canadá y las naciones del norte de Europa tienen intereses sustanciales en los asuntos del Ártico, lo que ha llevado a Estados Unidos a profundizar sus alianzas con estos países. Cabe destacar que la Ruta del Mar del Norte (NSR, por sus siglas en inglés) ofrece una ruta de transporte que es un 37% más corta para el transporte de carga desde Londres a Yokohama, Japón, en comparación con el Canal de Suez. Rusia busca aprovechar esta ventaja económicamente mediante una sólida infraestructura de apoyo a lo largo de su costa ártica, por lo que Moscú percibe a Estados Unidos y a sus socios de la OTAN como amenazas a sus ambiciones en el Ártico. A medida que avanza la gran carrera ártica, la economía rusa, basada en los recursos, lidera los esfuerzos de explotación, habiendo obtenido derechos sobre aproximadamente 1,7 millones de kilómetros cuadrados de lecho marino. Además, Rusia ha revivido varias bases militares de la era soviética y modernizado sus capacidades navales, y ahora opera siete rompehielos de propulsión nuclear junto con unos 30 buques con motor diésel. En contraste, Estados Unidos y China operan sólo dos rompehielos con motor diésel cada uno. La OTAN también ha intensificado los ejercicios militares en el mar de Barents y en las regiones escandinavas. China considera que el Ártico es una fuente vital de energía y minerales, mientras que la India espera que se adopte un enfoque regional de colaboración en lugar de un conflicto. No obstante, la intensificación de la competencia global entre Estados Unidos, Rusia y China ya está teniendo consecuencias significativas. Mientras que Estados Unidos es una potencia en decadencia, Rusia ha emergido como la potencia preeminente en el Ártico. Con fuertes vínculos con Rusia y un pedido reciente de cuatro rompehielos, India está bien posicionada para desempeñar un papel relevante en los asuntos del Ártico y debe seguir participando activamente y asegurar su presencia en el Ártico, ya que sus intereses se extienden mucho más allá de la mera observación.
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