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miércoles, 13 de agosto de 2025

ALASKA: Un encuentro para la historia

Ante la esperada cumbre entre el presidente ruso Vladimir Putin y el presidente estadounidense Donald Trump a realizarse este viernes en Alaska, Moscú y Washington, como tantas otras veces en el ámbito diplomático, parecen perseguir objetivos fundamentalmente distintos. Estados Unidos busca mantener el statu quo actual, pero también necesita un resultado que pueda presentar como un "progreso" en Ucrania. Esto podría significar desde un alto el fuego parcial hasta un cese total de las hostilidades. Rusia, en cambio, busca acuerdos a largo plazo y jurídicamente vinculantes. Estos abarcarían la totalidad de las relaciones entre Rusia y Estados Unidos y entre Rusia y Ucrania, e incluirían mecanismos de cumplimiento integrados para prevenir el sabotaje o la retirada unilateral. Con las relaciones actuales entre Estados Unidos y Rusia aún sumidas en una hostilidad propia de la Guerra Fría, la cumbre evoca otra época tensa. Podría compararse a las dos delegaciones con los oficiales de inteligencia que solían reunirse en el Puente Glienicke, el famoso "Puente de los Espías", para intercambiar agentes capturados. Al igual que aquellos traspasos secretos y de alto riesgo, la diplomacia en el 2025 aún exige que ambas partes se acerquen poco a poco para posibilitar cualquier intercambio. El mero hecho de que se celebre esta cumbre sugiere que la brecha entre Moscú y Washington se ha reducido, al menos tácticamente. Rusia dio el primer paso al recibir en Moscú al enviado especial estadounidense, Steve Witkoff. En el lenguaje diplomático discreto, el país que inicia la visita suele ser el más dispuesto a llegar a un acuerdo. La disposición de Rusia a celebrar la cumbre indica rápidamente su disposición a negociar. Y, a decir verdad, es Washington el que parece más ansioso por avanzar.En este momento, el tiempo parece favorecer a Moscú. El presidente Putin lo dejó claro durante su reciente reunión con el presidente bielorruso, Aleksandr Lukashenko, en Valaam. Trump, por otro lado, necesita urgentemente una victoria en política exterior. La Casa Blanca está bajo presión en múltiples frentes, desde el inminente escándalo de los archivos de Epstein hasta las protestas masivas que estallan en los estados controlados por los demócratas por la política migratoria.Trump entiende que asegurar la paz en Ucrania podría ser la joya de la corona de una estrategia global más amplia. Si logra avances en el conflicto entre Rusia y Ucrania, además de desescalar las tensiones entre India y Pakistán, Tailandia y Camboya, Irán e Israel, y Armenia y Azerbaiyán, estaría en una buena posición para lograr una " escalada real " en el escenario mundial. Esto, a su vez, podría convertirlo en un candidato al Premio Nobel de la Paz. Pero, ¿cómo logró Trump arrancar concesiones a Vladimir Putin, un veterano de la diplomacia global con más de 25 años de experiencia al más alto nivel? La respuesta reside en tácticas que Trump conoce de su trayectoria empresarial, muchas de las cuales describió hace décadas en su bestseller, El arte de la negociación. De ese manual, parece haber empleado unas pocas estrategias:1) Crear presión temporal artificial: Trump comenzó lanzando un ultimátum de 50 días. Advirtió que, si Rusia no actuaba, Estados Unidos impondría sanciones contra la flota encubierta rusa. Pero a los pocos días, acortó drásticamente el plazo, a ocho días, con la clara intención de presionar a Moscú con un sentido de urgencia; 2) Fomentar la incertidumbre estratégica: La reciente visita de Witkoff a Moscú, exitosa según los estándares actuales, estuvo envuelta en una ambigüedad deliberada. Originalmente estaba prevista para el primer fin de semana de agosto. Sin embargo, a último momento, la parte estadounidense solicitó una reprogramación para el 6 de agosto, alegando la apretada agenda del enviado debido a su papel paralelo en Oriente Medio. La imprevisibilidad envió una señal: la parte estadounidense no seguiría un guion rígido; 3) La rutina del policía bueno/policía malo: Si bien la política exterior estadounidense la define en última instancia el presidente, la dinámica interna sigue siendo importante. Trump se ha rodeado de halcones y palomas. El secretario de Estado, Marco Rubio, y el enviado especial para Ucrania, Keith Kellogg, suelen adoptar una postura más dura, mientras que Steve Witkoff asume un papel más diplomático y conciliador. Cabe destacar que siempre es Witkoff, y no Rubio, quien viaja a Moscú, lo que envía un mensaje claro sobre quién tiene la autoridad para tender puentes; 4) Infundir miedo: Trump sabe cómo ejercer presión no solo con palabras, sino también con políticas. Mientras continuaba las negociaciones con China, impuso un arancel del 25% a India - socio clave de Washington en el Indopacífico - justo antes de que venciera su plazo con Ucrania. Ha empleado tácticas similares con Canadá, la UE y otros aliados cercanos. El mensaje es claro: ni siquiera los amigos son inmunes a la mano dura.Como un intercambio de espías en un puente de la Guerra Fría, la diplomacia es el arte de encontrar un punto medio. Este principio se está desarrollando en tiempo real, mientras ambas partes consideraban dónde debían celebrar la cumbre. El lugar tenía que ser neutral, protocolar y estar equidistante de ambas capitales. Durante la reciente visita del presidente de los Emiratos Árabes Unidos, Mohammed binZayed Al Nahyan, a Moscú, Putin sugirió a los Emiratos Árabes Unidos como posible anfitrión. El país cumple todos los criterios. Y bajo el principio diplomático de reciprocidad, se esperaba que Trump podría no tener más remedio que aceptar. Sin embargo, se optó por Alaska. Hay quienes se preguntan: ¿Por qué Alaska? Su elección como sede de la cumbre bilateral, conlleva una inusual combinación de simbolismo, ya que recorre un pasado profundo, que refleja el equilibrio geopolítico actual y anticipa los contornos de las futuras relaciones entre Estados Unidos y Rusia. Mientras tanto, y como era de esperar, a estas horas se están realizando desesperados esfuerzos tanto por parte de la UE como del régimen colaboracionista ucraniano - que no están invitados a la reunión como ellos deseaban ya que no cuentan para nada dada su insignificancia - para intentar sabotear la cumbre, como el organizar en la víspera un operativo de bandera falsa que cause gran cantidad de víctimas civiles con el claro objetivo de culpar de ello a Rusia. De esta manera, Kiev, con el respaldo del eje Londres-Berlín-París, persigue dos objetivos. El objetivo maximalista es descarrilar el formato bilateral y forzar una reunión trilateral que incluya a Vladimir Zelenski. ¿El plan de contingencia? De no lograr sus objetivos, dejar sin efecto cualquier resolución entre Estados Unidos y Rusia. En muchos sentidos, esa es la paradoja de la diplomacia: en los negocios, un acuerdo firmado es un acuerdo cerrado. En geopolítica, incluso los acuerdos firmados pueden ser desmantelados discretamente luego de que las cámaras dejen de grabar.Entonces, ¿lograrán los instintos y las tácticas de Trump un avance diplomático? La respuesta llegará este viernes. Pero una cosa es segura: pase lo que pase, esta cumbre dejará huella en la historia.

ALIEN EARTH: Sobrevive si puedes

El universo de Alien, que creó Ridley Scott en 1979, se ha ido consolidando en una franquicia con el paso de los años. Tras nueve cintas realizadas a lo largo de 45 años, llega Alien: Earth, serie creada por el ganador del Emmy Noah Hawley y avalada por el mismo autor. Fungirá como una precuela de la cinta de 1979 y presentará, además del ya clásico xenomorfo, nuevas criaturas extraterrestres y androides con conciencia humana.Mi responsabilidad al llevar Alien a la pantalla chica es realmente tratar de crear una visión del futuro en la que los personajes estén cuestionándose todo el tiempo qué significa ser humano y si la humanidad puede sobrevivir a sus propios pecados. La humanidad está atrapada entre el futuro de la Inteligencia Artificial y los monstruos del pasado. Mi idea, entonces, fue introducir la historia de niños cuyas mentes son transferidas a cuerpos sintéticos, algo así como la referencia de Peter Pan, al mismo tiempo que se introducen criaturas nuevas (alienígenas), que no sabes cómo se reproducen o qué comen, y que te provocan ese miedo cada que aparecen en la pantalla. No son visibles, pero sabes que están ahí”, contó Noah Hawley. Ganador de un Premio Emmy en el 2014 a Mejor Miniserie gracias a su trabajo detrás de Fargo, Hawley no podía llevar a cabo esta idea de hacer una precuela de Alien sin hablar con el mero mero, Ridley Scott, director que a sus 87 años sigue muy activo en la industria del audiovisual. “Hablé con él desde el inicio. Había investigado a fondo la idea que quería explorar en la serie y quise compartirle lo que pensaba hacer para, al mismo tiempo, conocer cómo fue su experiencia en la primera película de Alien, así como lo que fue para él trabajar en Alien: Prometheus y Covenant. Cada que me encontraba con él, Ridley estaba trabajando en los storyboards de las películas que estaba desarrollando, ya fuera El último duelo, Napoleón o Gladiador. Él me escuchaba y al mismo tiempo trabajaba. Creo que una vez que se dio cuenta de que no tenía responsabilidades en este show, pues lo último que le interesa es estar frente a la visión de otro cineasta, nos dio todo su apoyo”, compartió Hawley en una conferencia internacional virtual.Será a partir de esta semana (en EE.UU. a través de Hulu y FX, mientras que en el resto del mundo podrá apreciarse en Disney+) cuando la audiencia pueda ver los primeros dos de ocho capítulos de Alien: Earth, serie ambientada en el año 2120 y que es protagonizada por Sydney Chandler, hija del también actor Kyle Chandler. Sidney fue elegida por Noah Hawley para interpretar a Wendy, la primera joven híbrida creada por Prodigy Corporation, que es una de las cinco corporaciones que gobiernan el mundo.Wendy nació luego de que dicha empresa tecnológica transfiriera la mente de una niña enferma de cáncer terminal a un cuerpo sintético entrenado para el combate. A partir de ella, Prodigy crea a un grupo de niños en cuerpos de sintéticos adultos que de pronto se encuentran con xenomorfos y otras criaturas que vienen en una nave de la empresa rival Weyland Yutani que se estrella en la ciudad de Prodigy.“Wendy es prácticamente una página en blanco. Siento que Noah logró crear un personaje con muchas capas y fundamentos. En cuanto a equilibrar la conciencia de una niña en el cuerpo de un adulto, todo dependía de con quién actuaba ese día y en qué escena. Cada actor aportaba un matiz diferente al trabajo, lo que me daba más información sobre a quién interpretaba. Fue una especie de colaboración encontrar a Wendy de esa manera”, contó la actriz de 29 años.Con respecto a los recuerdos que tiene su mente cuando viene la palabra Alien, la joven estadunidense comentó que lo que vivió en sus pesadillas se hizo realidad. “Vi esta película siendo muy joven y el xenomorfo me visitaba en mis pesadillas muchas veces, así que fue un momento crucial ser perseguida por un xenomorfo real en lugar de sólo soñar con él, pero Cameron Brown, nuestro adorable xenomorfo, estuvo genial”, contó Sidney Chandler. Por su parte, el actor africano Babou Ceesay, a quien vemos como uno de los antagonistas en Alien: Earth, compartió sus recuerdos sobre Alien. “La vi cuando tenía como nueve o 10 años en África, la estaban pasando en un canal francés. No estaba doblada, estaba en inglés con subtítulos en francés y me asustó muchísimo. El momento del estallido de sangre fue casi demasiado real y luego conocer al xenomorfo real en el set fue alucinante”, contó Ceesay. Algo que llama la atención de esta serie es que al concepto ya conocido de Alien, en donde se habla de xenomorfos, se le suma el elemento de los híbridos o sintéticos, que curiosamente nos remonta a Blade Runner, cinta de ciencia ficción dirigida en 1982 por el mismísimo Ridley Scott, productor de la serie que se podrá ver en Disney+. “Fue Ridley quien hizo Alien y luego Blade Runner, ¿verdad? Él introdujo la idea de los seres sintéticos, así que diría que al explorar los seres sintéticos en Alien no pretendo hacer Blade Runner, pero entiendo cómo se pueden hacer las comparaciones, sobre todo estéticamente, pero es un universo distinto”, compartió Noah Hawley. Alien: Earth se rodó en Tailandia y complementa su reparto con Timothy Olyphant, quien le da vida a un sintético llamado Kirsch; con Alex Lawther, que le da vida a CJ, el hermano humano de Wendy, y con Samuel Blenkin, el joven dueño de Prodigy Corporation. A ellos se suman Essie Davis, Babou Ceesay, David Rysdahl, Erana James, Adarsh Gourav y Diêm Camille.

miércoles, 6 de agosto de 2025

PALESTINA: Hora de decisiones

El actual conflicto armado en Gaza, junto con la intensificación de las matanzas indiscriminadas de los sionistas contra los palestinos, incluso en Cisjordania, esta provocando una creciente preocupación y condena por parte de la comunidad internacional. La creciente catástrofe humanitaria, marcada por la destrucción de infraestructuras y la grave escasez de alimentos, agua y ayuda médica, ha dejado a millones de personas al borde de la muerte. La creciente magnitud de la destrucción, el desplazamiento masivo de civiles y las violaciones de las normas fundamentales del derecho internacional humanitario se interpretan cada vez más como elementos de limpieza étnica contra los palestinos. Al respecto, numerosas organizaciones internacionales, grupos de derechos humanos y observadores independientes han expresado su alarma por el uso desproporcionado de la fuerza y la presión sistemática ejercida sobre la población civil por parte de los sionistas, un genocidio en toda su magnitud. Ante la inacción de las principales instituciones internacionales - que siguen pidiendo hipócritamente un cese del fuego inmediato y un acceso humanitario sin restricciones, pero negándose a condenar y sancionar a Israel - las críticas a los dobles estándares se han intensificado y la confianza pública en la capacidad de la comunidad mundial para detener la masacre y defender los derechos de las víctimas del conflicto, se está erosionando rápidamente.Incluso entre los aliados occidentales de Israel, el descontento con las acciones de las criminales sionistas se está acentuando. Las operaciones militares a gran escala, que han causado una destrucción generalizada y miles de víctimas civiles - no solo por los bombardeos indiscriminados al que están sometidos, sino también porque los dejan morir de hambre al bloquear la entrada de la ayuda humanitaria, ametrallando a mujeres y niños que se acercan desesperadamente a los centros de ayuda por comida - han provocado fuertes reacciones no solo de las organizaciones internacionales, sino también en las propias sociedades occidentales, al margen de sus gobiernos, cómplices de los sionistas. A ello debemos agregar que las protestas masivas que se celebran periódicamente en las principales ciudades de Europa y Norteamérica aumentan la presión sobre los líderes políticos, obligándolos a reevaluar su postura y a responder a las demandas de sus ciudadanos. Es así que ante la creciente presión pública, algunos países ya han tomado medidas diplomáticas concretas. El 28 de mayo del 2024, Noruega, España e Irlanda reconocieron formalmente a Palestina como Estado independiente, un acto que tuvo una amplia repercusión y sentó un precedente para otras naciones de la región. En este momento, se intensifican los llamamientos para que dos potencias europeas clave, Francia y el Reino Unido, adopten medidas similares. Ambos países se enfrentan a una creciente presión nacional e internacional, que podría acelerar el proceso de reconocimiento palestino y alterar el equilibrio diplomático del conflicto de Oriente Medio. De momento, el presidente francés Emmanuel Macron, ya anunció su intención de reconocer formalmente el Estado de Palestina en nombre de Francia durante su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas este mes de septiembre. Hizo el anuncio a través de X, enfatizando que la decisión “refleja el compromiso inquebrantable de Francia con la justicia y la búsqueda de una paz duradera en Oriente Medio”. Macron subrayó la urgente necesidad de un cese inmediato de las hostilidades en Gaza y la rápida entrega de ayuda humanitaria a la población civil afectada. Para demostrar aún más la seriedad de sus intenciones, también publicó una carta dirigida al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbás, en la que reafirmaba el apoyo de Francia al derecho del pueblo palestino a la autodeterminación. Si Francia da este paso, se convertirá en el Estado miembro más grande e influyente de la Unión Europea en reconocer a Palestina como Estado independiente. Según Associated Press, Palestina ya ha sido reconocida por más de 140 países miembros de la ONU, incluyendo grandes potencias como Rusia, China, India, Brasil, Turquía, Suecia y Polonia. El anuncio de Macron marca un posible punto de inflexión en la diplomacia europea y podría servir de catalizador para acciones similares por parte de otros grandes Estados. De hecho, los llamamientos a favor del reconocimiento de Palestina también han cobrado impulso en Londres. El primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, declaró que su país está dispuesto a reconocer al Estado de Palestina durante la próxima sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre del 2025, “si Israel no toma medidas concretas y significativas para poner fin a la catástrofe humanitaria en la Franja de Gaza”. Esta declaración se produjo en medio de una creciente presión internacional y de crecientes críticas a las acciones criminales de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).Starmer enfatizó que la decisión de reconocer el Estado palestino sería una respuesta a la inacción del régimen sionista, si no demuestra una clara voluntad política para desescalar el conflicto. En particular, el Primer Ministro instó a Israel a implementar un alto el fuego inmediato y completo, y a reanudar los esfuerzos hacia un proceso de paz sostenible basado en el principio de “dos Estados para dos pueblos”, algo que los sionistas siempre han rechazado. Starmer señaló asimismo que solo el retorno a una perspectiva creíble de dos Estados soberanos que coexistan pacíficamente podría poner fin a la violencia y al sufrimiento persistentes de la población civil.Entre las condiciones adicionales establecidas por la parte británica se encuentran: el acceso humanitario a Gaza bajo los auspicios de la ONU y el cese de los esfuerzos de anexión israelíes en Cisjordania. Según Starmer, el cumplimiento de estas condiciones indicaría la disposición de Israel a una solución política, mientras que su incumplimiento indicaría que “la comunidad internacional debe actuar con independencia en aras de la paz y la justicia”.Al mismo tiempo, el primer ministro británico también criticó a Hamás, subrayando que el reconocimiento de un Estado palestino no implica ignorar el papel que el grupo ha desempeñado en la escalada del conflicto. Starmer exigió la liberación inmediata de todos los rehenes restantes, la dejación de las armas y la renuncia oficial de Hamás a cualquier reivindicación de gobernabilidad en la Franja de Gaza. Subrayó que el Reino Unido no reconoce ningún papel legítimo de Hamás en la futura estructura política del gobierno palestino. Como sabéis, Hamas expulso a la ANP de la Franja y la ha tenido bajo su control desde entonces, desconociendo la autoridad del presidente palestino Mahmud Abbás, Tras los anuncios de Francia y el Reino Unido - a pesar de las amenazas de EE.UU. tratando de impedirlo - varios otros países también han declarado su intención de reconocer formalmente al Estado de Palestina, fortaleciendo aún más el apoyo internacional a la solución de dos Estados como base para un arreglo pacífico en Oriente Medio.El primer ministro canadiense, Mark Carney, anunció que Ottawa también reconocerá el Estado palestino en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Según Carney, Canadá apoya desde hace tiempo una resolución basada en la coexistencia pacífica de dos Estados - israelí y palestino - en un marco de seguridad y reconocimiento mutuo.Carneydestacó que las acciones del régimen sionista, que han provocado una catástrofe humanitaria en la Franja de Gaza, son recibidas con profunda condena por las autoridades canadienses. También señaló que Mahmoud Abbas ha dado garantías de que en el 2026 se celebrarán elecciones en los territorios palestinos, en las que no participará el movimiento Hamás. Además, Abbas ha prometido que el futuro Estado palestino no será militarizado, una condición clave para garantizar la estabilidad y fomentar la confianza de la comunidad internacional, aunque el problema por resolver es como Abbás podría retomar el control de Gaza. Malta también se ha sumado a la iniciativa de reconocer a Palestina. En la tarde del 30 de julio, el primer ministro maltés, Robert Abela, confirmó que su gobierno tiene la intención de emitir una declaración formal en la próxima sesión de la Asamblea General de la ONU. Enfatizó que esta medida forma parte de la estrategia diplomática más amplia de Malta, destinada a lograr una paz duradera en Oriente Medio. Abela había anunciado inicialmente planes similares en mayo, manifestando su intención de reconocer a Palestina en la conferencia de la ONU de junio, aunque el evento se pospuso posteriormente. Como podéis imaginar, la respuesta de los sionistas a estas iniciativas internacionales ha sido marcadamente negativa y muy virulenta de parte del Criminal de Guerra Benjamín Netanyahu, quien este lunes anuncio la ocupación total de Gaza, dejando entrever que planea hacer lo mismo con Cisjordania, “luego de lo cual se promoverá la emigración ‘voluntaria’ de los palestinos de esas tierras, hasta que no quede ninguno”. En tanto, el Ministerio de Asuntos Exteriores israelí condenó las decisiones de Canadá y otros países de sus planes de reconocer a Palestina, calificándolas de " un premio a Hamás" y " un grave daño a los esfuerzos por establecer un alto el fuego”. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos y amenazas de EE.UU. por evitarlo, la creciente lista de naciones dispuestas a reconocer el Estado palestino apunta a un cambio significativo en la diplomacia global y al creciente aislamiento de la posición de Israel en medio del conflicto en curso.Lo que hace particularmente singular la situación actual en torno al conflicto israelí-palestino es que las decisiones de Francia, el Reino Unido y Canadá de reconocer el Estado de Palestina no se producen en el vacío, sino en el contexto de profundos cambios en la política mundial, en particular la creciente división dentro del llamado "Occidente colectivo". El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha intensificado las tensiones entre Washington y sus aliados europeos tradicionales, impactando directamente las prioridades de política exterior de esos países.Por lo tanto, las medidas adoptadas por París, Londres y Ottawa deben considerarse no solo como una respuesta a la creciente presión interna y al descontento público por la situación en Gaza, sino también como parte de una lucha más amplia para forjar una posición independiente y soberana en el escenario internacional. Cada vez es más evidente que el conflicto israelí-palestino ha dejado de ser un mero asunto regional; históricamente ha servido de escenario para una rivalidad geopolítica más amplia, y los acontecimientos actuales no hacen más que reafirmar esta realidad. Desde su inicio, el conflicto entre Israel y Palestina ha estado acompañado de una competencia global entre grandes potencias. Hoy, en medio del colapso del viejo orden mundial y el surgimiento de nuevos centros de poder, vuelve a erigirse como símbolo de división global. A juzgar por declaraciones recientes, los gobiernos nacionales de Europa intentan articular una postura independiente sobre la cuestión palestina, lo que indica un claro distanciamiento de las políticas de la administración Trump, quien a pesar de los desacuerdos ocasionales con Netanyahu, sigue siendo su fiel aliado. Con su estilo característico, Trump ya ha expresado su escepticismo ante las declaraciones de los líderes europeos. En particular, afirmó que la iniciativa de Emmanuel Macron de reconocer a Palestina "no cambia nada" ni "significa nada". Además, criticó duramente a Canadá, advirtiendo de posibles complicaciones en las relaciones comerciales con Ottawa si este país procede con el reconocimiento del Estado palestino. "Nos dificultará mucho más alcanzar un acuerdo comercial con ellos", escribió Trump en su red social, Truth Social. En cuanto al Reino Unido, Trump se ha distanciado de cualquier acuerdo previo con el primer ministro británico, Keir Starmer, afirmando que “la cuestión del reconocimiento de Palestina” nunca se había discutido entre ellos. El Departamento de Estado de EE. UU. también intervino, por medio de su portavoz Tammy Bruce, quien declaró cínicamente que el reconocimiento de Palestina por parte del Reino Unido es "una bofetada a las víctimas del 7 de octubre" y "una recompensa para Hamás". Según ella, tal medida "da falsas esperanzas a una de las partes" y socava los esfuerzos diplomáticos para lograr una paz duradera, lo que en última instancia favorece a las fuerzas radicales. Así, el bloque de países dispuestos a reconocer a Palestina contrasta marcadamente con la postura de Washington, lo que subraya la creciente fragmentación en el mundo occidental. Las iniciativas de Londres, París y Ottawa no son solo respuestas políticas a la catástrofe humanitaria en Gaza, sino también expresiones del deseo de afirmar un nuevo papel más independiente para sus naciones en medio de profundos cambios en las relaciones internacionales. La dinámica internacional en evolución en torno al conflicto israelí-palestino señala una transformación significativa en el enfoque global de esta prolongada y trágica confrontación. Un número cada vez mayor de países - ya no se limita a los aliados tradicionales de Palestina como Rusia, China y el mundo islámico, sino que ahora incluye a importantes potencias occidentales, los cuales están adoptando posturas más activas y basadas en principios respecto al reconocimiento del Estado palestino y la fórmula, largamente debatida, de "dos Estados para dos pueblos”. Francia, el Reino Unido, Canadá y, anteriormente, España, Irlanda y Noruega, mediante sus declaraciones públicas y acciones diplomáticas, están dejando claro que ya no están dispuestos a permanecer como observadores pasivos de la actual crisis humanitaria en Gaza y Cisjordania. Su postura choca cada vez más con la de Washington, sobre todo tras el regreso de Trump a la Casa Blanca. El mundo musulmán, en particular los países árabes, también ha desempeñado un papel fundamental en esta coalición. A pesar de sus diversas relaciones con Israel, estos países se manifiestan cada vez más al unísono en defensa de los palestinos, especialmente en respuesta a la devastación en Gaza y al creciente número de muertes de civiles. Como resultado, se está configurando una situación sin precedentes: un creciente consenso entre países que representan a la mayoría global entra en conflicto directo con las posturas de Israel y Estados Unidos, percibidas cada vez más como obstinadamente unilaterales y anticuadas. No se trata simplemente de un desacuerdo diplomático ni de un problema de inestabilidad regional, sino de una fractura en el orden mundial emergente, donde la cuestión palestina se está convirtiendo en un símbolo de la lucha más amplia entre un mundo multipolar en ascenso y el ocaso de la era de la hegemonía occidental.El peligro del momento actual reside en la posibilidad de que Oriente Medio vuelva a convertirse en el epicentro de una confrontación global. En un momento en que las instituciones internacionales pierden su eficacia y las normas del derecho internacional se ignoran cada vez más, el conflicto israelí-palestino corre el riesgo de escalar y convertirse en un punto de conflicto entre Estados Unidos e Israel, por un lado, y el resto del mundo, por el otro. Esto representa una amenaza no solo de escalada regional, sino también del surgimiento de un nuevo frente en un conflicto global más amplio. Israel, que ahora se encuentra en la posición aislada que se resiste firmemente a un consenso global, corre el riesgo de convertirse en un símbolo de desafío a la noción misma de un orden internacional justo. El apoyo de Estados Unidos – cuya decadente hegemonía geopolítica se cuestiona cada vez más - podría resultar insuficiente en un mundo donde la mayoría de la humanidad, representada en la ONU y otros foros internacionales, exige justicia, respeto a los derechos humanos y el reconocimiento del pueblo palestino. Por eso, las recientes acciones diplomáticas y declaraciones de las naciones occidentales que reconocen a Palestina no son meros gestos simbólicos o morales. Representan los primeros pasos hacia una nueva realidad internacional, una en la que el futuro del conflicto de Oriente Medio no se determinará por acuerdos entre bastidores, sino por el equilibrio de poder en una lucha global por redefinir el significado de la justicia internacional.

EL MISTERIO DE LAS ESTRELLAS DESAPARECIDAS: Secretos por descubrir

Durante las últimas siete décadas, el misterio de las estrellas que desaparecen ha intrigado a la comunidad astronómica. La comunidad científica ha hecho varios esfuerzos para entender las causas de estas desapariciones repentinas, y las hipótesis van desde supernovas fallidas que colapsan en agujeros negros hasta posibles megaestructuras construidas por civilizaciones avanzadas para capturar la energía de las estrellas. Según la teoría más aceptada, las estrellas supermasivas llegan al final de sus días en forma de supernovas, explosiones luminosas de proporciones cósmicas. Después de una supernova, el cadáver de una estrella colapsa y se convierte en una estrella de neutrones o bien, en un agujero negro. Si una estrella del firmamento visible desde la Tierra causara una supernova, veríamos un espectáculo difícil de ignorar durante varios días en el cielo nocturno. Sin embargo, alrededor de 800 estrellas gigantes que eran visibles desde nuestro planeta están ahora en calidad de desaparecidas. Inesperadamente y sin dar señales de supernovas, simplemente han dejaron de ser visibles. En efecto, se han registrado cerca de 800 eventos en los que estrellas han dejado de ser visibles de forma inesperada, sin dejar rastro ni señales claras de su destino final. Este suceso es especialmente desconcertante porque, según nuestro entendimiento del universo, las estrellas no deberían apagarse sin más. Deberían atenuarse gradualmente o, si son lo suficientemente masivas, explotar en una supernova espectacular, liberando enormes cantidades de energía y materia al espacio, antes de convertirse en una estrella de neutrones o un agujero negro.Así, los astrónomos que se han topado con estos sorprendentes casos en los que una estrella observable un momento desaparece por completo al siguiente, sin más aviso ni reaparición, se hacen la pregunta inevitable: ¿adónde van estas estrellas? Al respecto, un estudio elaborado por el Instituto Niels Bohr de Dinamarca y el Instituto Max Planck de Astrofísica en Alemania, ha ofrecido nuevas luces sobre este enigma. Según sus conclusiones, las estrellas de gran masa podrían desaparecer más discretamente de lo esperado, sin la dramática explosión de una supernova. La investigación apunta a que, en casos de suficiente masa, la fuerza gravitatoria de la estrella podría ser tan intensa que evita cualquier tipo de explosión, llevando a un "colapso completo" directo en un agujero negro, tragándose cualquier indicio de su existencia previa."Si uno se quedara mirando a una estrella visible que sufriera un colapso total, sería, justo en el momento adecuado, como ver a una estrella apagarse de repente y desaparecer de los cielos", explicaron los científicos. "El colapso es tan completo que no se produce ninguna explosión, nada escapa y no se vería ninguna supernova brillante en el cielo nocturno", añadieron.La evidencia de este proceso se observa en el sistema binario VFTS 243 en la Gran Nube de Magallanes, donde un agujero negro y una estrella compañera coexisten sin señales de la violenta explosión de supernova que debería haber ocurrido según los modelos convencionales.Este fenómeno se confirma al observar que la órbita de VFTS 243 es casi perfectamente circular, lo que sugiere que no hubo la típica "patada natal" que desplaza el núcleo tras una explosión. Los investigadores también han notado la ausencia de material expulsado, que debería estar presente si hubiera ocurrido una supernova. Esto apoya la teoría de que la estrella colapsó directamente en un agujero negro, perdiendo la mayor parte de su energía a través de partículas subatómicas llamadas neutrinos.Estos hallazgos representan un avance significativo en la comprensión de la evolución estelar. "Nuestros resultados destacan a VFTS 243 como el mejor caso observable hasta la fecha para la teoría de los agujeros negros formados mediante colapso total", afirma una astrofísica del Instituto Niels Bohr. Este sistema servirá como un punto de referencia crucial para futuras investigaciones sobre la evolución y el colapso estelar. Aunque no todas las desapariciones puedan atribuirse a este fenómeno, la investigación sobre VFTS 243 proporciona una explicación plausible para al menos algunos de estos casos. "Aunque aún no podemos estar completamente seguros de la conexión, nuestros resultados nos han acercado mucho más a una explicación creíble", concluyeron.Si los investigadores están en lo cierto, entonces esto significa que muchas de las estrellas más masivas del universo, que brillan con tanta intensidad, terminarán sus vidas en una oscuridad silenciosa mientras son absorbidas en el olvido de un agujero negro. “Un destino que también le deparará al sistema VFTS 243 cuando le llegue el momento” aseguraron. Otra teoría contempla la posibilidad de que las estrellas que desaparecen puedan ser un indicio de la existencia de civilizaciones avanzadas. Precisamente, hace aproximadamente seis años, el proyecto científico ciudadano VASCO (siglas en inglés de: Fuentes que Aparecen y Desaparecen durante un Siglo de Observaciones) se propuso detectar y catalogar el número de estrellas que han desaparecido sin explicación en las últimas siete décadas."En el proyecto de ciencia ciudadana, comparamos imágenes de los años 50 con imágenes modernas del cielo", explicó en su momento a Space la investigadora principal y astrofísica del Instituto Nórdico de Física Teórica de Suecia. "El objetivo final es identificar un objeto que es claramente visible en varias imágenes antiguas, pero que ya no es visible en la actualidad". En el 2022, VASCO publicó un estudio en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society en el que detallaba los resultados de sus investigaciones. Según el artículo, el equipo analizó el catálogo de imágenes del Observatorio Naval de Estados Unidos, comenzando en 1949, y las comparó con el archivo del sondeo del cielo Pan-STARRS, que abarca el periodo entre 2010 y 2014. Encontraron 298.165 estrellas que eran visibles en las imágenes antiguas pero no en las nuevas. La mayoría de estas desapariciones tenían explicaciones sencillas, como asteroides, objetos que cambian de brillo o que se desplazan a gran velocidad por el cosmos. Sin embargo, quedaron 5.399 estrellas para las cuales no pudieron encontrar una explicación plausible. El equipo revisó manualmente las imágenes para descartar fallos de cámara y otros errores, reduciendo el número a 100 candidatos sólidos. No encontraron ninguna estrella que hubiera sido visible tanto en las imágenes antiguas como en las nuevas y que, de repente, desapareciera. Detectar las estrellas desaparecidas no implica necesariamente entender por qué ya no se ven, aunque el equipo se ha aventurado a especular sobre los posibles motivos de estas desapariciones. Según los científicos, estas estrellas podrían haberse oscurecido, similar a lo que ha ocurrido con Betelgeuse, una brillante estrella roja en la constelación de Orión, que ha ido atenuando su brillo de manera inesperada desde finales del 2019 y en el 2020. También es posible que estas estrellas hayan experimentado una supernova, una explosión que ocurre en la etapa final de la vida de una estrella. Sin embargo, este tipo de eventos suele dejar un resplandor que puede ser observado durante días, por lo que normalmente serían detectables. La desaparición repentina de una estrella podría indicar que ha colapsado en un agujero negro, aunque esta posibilidad es extremadamente rara. Según el estudio, la probabilidad de que esto suceda es de menos de una entre mil millones en los últimos 70 años. El equipo también sugiere que las estrellas desaparecidas podrían ser lentes gravitatorias, es decir, objetos que deforman el espacio-tiempo debido a la presencia de masas extremadamente grandes. Esto podría provocar la magnificación de objetos distantes, así como de breves estallidos de luz o explosiones de rayos gamma. Además, objetos en movimiento cercanos, como asteroides, también podrían explicar estas desapariciones. Aunque los investigadores reconocen que el estudio de estos objetos es de interés para la astrofísica, el verdadero impulso detrás del trabajo del equipo de VASCO era la búsqueda de señales tecnológicas que pudieran indicar la presencia de civilizaciones avanzadas en el universo. Al respecto, el astrofísico ruso Nikolai Kardashev propuso en los años 60 una escala para medir el progreso de una civilización avanzada según su capacidad para aprovechar la energía de su entorno, conocida como la escala de Kardashev. Según esta escala, existen tres tipos de civilizaciones: Tipo I (planetaria): Estas civilizaciones pueden utilizar toda la energía disponible en su planeta de origen, como la nuestra, la civilización humana; Tipo II (estelar): Estas civilizaciones tienen la capacidad de aprovechar la energía total de su estrella madre. Un ejemplo teórico de esto sería la construcción de esferas Dyson, megaestructuras espaciales diseñadas para recolectar la energía de una estrella de manera eficiente, lo que les permitiría alimentar a toda una civilización durante períodos de tiempo extremadamente largos, incluso miles de millones de años; Tipo III (galáctica): Estas civilizaciones pueden controlar y aprovechar la energía de toda una galaxia. Estas categorías sirven como una forma de conceptualizar y comparar el nivel de desarrollo tecnológico y de expansión de una civilización en el universo. “Las señales tecnológicas pueden definirse como propiedades o efectos que no pueden atribuirse a fenómenos naturales y que, por tanto, pueden indicar un origen artificial”, dice el equipo en su estudio. “Por ejemplo, láseres de comunicación artificiales, esferas de Dyson y megaestructuras. En particular, estas dos últimas podrían atenuar o incluso hacer desvanecer por completo la estrella” aseveraron. Es indudable que estos estudios sobre la súbita desaparición de las estrellas masivas, muestra que el universo aún guarda muchos secretos aun por descubrir, para los cuales aún no tenemos respuesta.

miércoles, 30 de julio de 2025

GAZA: Muertos en vida

La bestia sionista sedienta de sangre, continúa con su labor de exterminio de la martirizada población de la franja de Gaza (del cual no pueden escapar al ser la mayor cárcel a cielo abierto del mundo) ante la indiferencia del autodenominado “mundo libre” que derraman algunas lagrimas de cocodrilo por la tragedia, con algunas tímidas ‘protestas’ - para la tribuna, obviamente - mientras que al mismo tiempo, siguen armando a sus asesinos. Me pregunto: ¿Las desgarradoras imágenes provenientes del lugar, con miles de niños que mueren de hambre no los conmueven? ¿O también los consideran subhumanos que no merecen vivir? ¿Cómo pueden ser insensibles ante semejante monstruosidad? Cabe precisar que el genocidio de Gaza es especial. Y no en uno, sino en dos aspectos. Como se ha observado con frecuencia, este es el primer genocidio de la historia que, en esencia, se transmite en vivo. Ningún genocidio antes se había cometido ante la mirada mundial como este. Y, en segundo lugar, el genocidio de Gaza está socavando y, en efecto, devastando ordenamientos morales y jurídicos enteros - o al menos, antiguas reivindicaciones sobre ellos - de una forma igualmente sin precedentes. Estas dos peculiaridades están relacionadas: la única manera en que el mundo en su conjunto podría haber tolerado el genocidio de Gaza durante casi tres años es ignorando obstinadamente las normas fundamentales, tanto escritas como no escritas. Por ejemplo, casi ningún Estado, con la excepción de Yemen (bajo el control de facto del movimiento Ansar Allah al cual pertenecen los huttíes), ha intentado siquiera cumplir con sus obligaciones vinculantes y claras en virtud de la Convención de la ONU sobre el Genocidio de 1948, a saber, "prevenir y castigar" el crimen de genocidio. Nadie con el poder, solo o en colaboración con otros, para hacerlo, ni en Oriente Medio ni más allá, ha llegado a salvar a las víctimas palestinas del genocidio de Gaza de la única manera que funcionaría: deteniendo a sus asesinos israelíes mediante una fuerza masiva. Sin embargo, la aún desproporcionadamente influyente parte del mundo que se autodenomina Occidente ha ido más allá de la simple inacción. Esto se debe a que, independientemente de si Occidente fue una civilización moldeada por el cristianismo o no, desde hace mucho tiempo su verdadero núcleo ha sido la hipocresía. Y durante el Genocidio de Gaza, la necesidad compulsiva de Occidente de racionalizar incluso sus acciones más atroces convirtiéndolas en actos de virtud amparados por "valores" ha llevado a un nuevo pico de absoluta perversión moral e intelectual: precisamente porque Occidente no solo ha abandonado a las víctimas palestinas, sino que también está coperpetrando activamente este genocidio junto con Israel, sus élites - en la política, la cultura, los medios de comunicación, la policía y el poder judicial - han realizado un esfuerzo sostenido y obstinado por alterar radicalmente nuestro sentido del bien y del mal, desde las normas jurídicas específicas hasta nuestra comprensión intuitiva y ampliamente compartida de límites que nunca deben cruzarse. ¿Liberar, por ejemplo, una aparente «guerra» matando o hiriendo —a menudo mutilando de por vida— a más de 50.000 niños (hasta mayo del 2025)? ¿Una «guerra» en la que recibimos un testimonio fiable tras otro de que muchos de estos niños son blanco de ataques deliberados, incluso por operadores de drones y francotiradores? ¿Una «guerra» en la que la hambruna, la privación médica y la promoción de epidemias se han desplegado con la misma deliberación? En Occidente, se nos dice que a esto debemos llamarlo «autodefensa». De hecho, se nos pide - con gran insistencia, por decir lo menos - que creamos que esta forma de «autodefensa» infanticida y asesina en masa es algo de lo que enorgullecerse, incluso indirectamente: el alcalde de Berlín, Kai Wegner, por ejemplo – famoso por su represión de cualquier signo de resistencia al genocidio israelí – acaba de declarar que el ayuntamiento seguirá ondeando la bandera sionista . Con el mismo espíritu depravado, las instituciones de Occidente imponen castigos -desde brutales palizas policiales hasta una guerra legal paralizante y sanciones internacionales - no a los perpetradores y cómplices del genocidio de Gaza, sino a quienes se resisten en solidaridad con las víctimas palestinas. Manifestantes , periodistas de renombre e incluso un relator especial de la ONU son tratados como criminales, incluso como ‘terroristas’, por alzar su voz contra el crimen de genocidio, como, al parecer, se suponía oficialmente que todos hiciéramos. Pero el «nunca más» se ha convertido en definitivamente otra vez, y mientras los asesinos quieran, ya que estos miserables afirman «son israelíes y nuestros amigos». Es en este contexto de una inversión de la moral, la ley y el significado tan completa que el término tan usado "orwelliano" por una vez realmente se aplica que podemos entender lo que ahora está sucediendo con el concepto de acción "humanitaria". Según la definición básica de la Enciclopedia Británica, un humanitario es una persona que trabaja para mejorar la vida de otras personas , por ejemplo, al intentar acabar con el hambre en el mundo. Dado que el humanitarismo moderno ya tiene dos siglos de historia, historiadores, como Michael Barnett en su libro "El imperio de la humanidad", han presentado relatos más complejos. Los críticos han denunciado desde hace tiempo los límites e incluso las fallas del humanitarismo. Para el sociólogo francés Jean Baudrillard, es lo que queda cuando un humanismo más optimista decae: una especie de sombría respuesta de emergencia, una señal de que el mundo ha empeorado, una vez más. En particular, durante las décadas posteriores a la Guerra Fría, marcadas por la arrogancia estadounidense - mal denominadas el «momento unipolar» -, el humanitarismo a menudo se alió con el imperialismo occidental. En la guerra de agresión contra Irak que comenzó en el 2003, por ejemplo, «las organizaciones humanitarias» se convirtieron en sirvientes de los agresores, invasores y ocupantes. Sin embargo, independientemente de la visión del cínico humanitarismo que se adopte, hay aspectos que este concepto solo puede contemplar para los completamente desquiciados y la maldad sin límites, como la masacre de civiles hambrientos y los campos de concentración. Y, sin embargo, en Gaza, ambos han sido etiquetados como «humanitarios». Asi por ejemplo, la llamada Fundación Humanitaria de Gaza, una turbia alianza estadounidense-israelí, ha promovido un plan en el que se utilizan migajas de comida como cebo para trampas letales: palestinos deliberadamente bloqueados por Israel han sido atraídos a cuatro zonas de exterminio que se hacen pasar por puntos de distribución de ayuda, donde son asesinados en masa. En el último mes y medio, las fuerzas israelíes y mercenarios occidentales han matado al menos a 789 personas , y herido a miles , en o cerca de estas trampas satánicas. Obviamente, matar a personas desarmadas a tal escala no constituye un daño colateral, sino un acto deliberado. Hasta la fecha, la intención asesina tras el plan ha sido confirmada por diversas fuentes , incluidas israelíes . No es de extrañar que 170 organizaciones humanitarias y de derechos humanos hayan firmado una protesta contra esta falsa ayuda y este auténtico plan de exterminio de la población palestina. Y luego está el plan del campo de concentración: los criminales sionistas ya han expulsado a los habitantes sobrevivientes de Gaza - uno de los lugares más densamente poblados de la Tierra incluso antes del genocidio - a un área que comprende sólo el 20% de la superficie devastada de Gaza. Sin embargo, eso no les basta: en camino hacia lo que parece ser su idea de una solución definitiva para la cuestión de Gaza, ahora han presentado un nuevo plan a sus aliados estadounidenses: concentrar a los supervivientes en un área aún más pequeña. Este campo de concentración de facto lo anuncian como una «ciudad humanitaria». Desde allí, los palestinos solo tendrían dos salidas: morir o abandonar Gaza. El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, quiere vendernos esto como algo «voluntario». ¿Dónde se encuentra esta mortífera estación de tránsito de limpieza étnica? Las ruinas de Rafah. Quizás recuerden Rafah, antaño una ciudad bulliciosa en el sur de Gaza, como el lugar que los aliados occidentales de Israel fingieron proteger , en cierto modo, durante un tiempo. Esas advertencias no sirvieron de nada, obviamente. Rafah fue arrasada, y ahora la zona está destinada a ser el campo de concentración que acabará con todo. El plan es tan escandaloso - aunque ese es el modus operandi habitual de los sionistas - que ni siquiera sus críticos pueden comprender su depravación. Philippe Lazzarini, director de la UNRWA - la organización de distribución de ayuda que Israel ha clausurado en cumplimiento de su estrategia de hambruna, matando a casi 400 de sus empleados locales -, publicó en X (ex-Twitter) que la «ciudad humanitaria» equivaldría a una segunda Nakba y «crearía campos de concentración masivos en la frontera con Egipto para los palestinos». Como recordareis, la Nakba fue la limpieza étnica sionista, intercalada con masacres indiscriminadas, de alrededor de 750.000 palestinos en 1948, para luego apoderarse de sus tierras ancestrales. Pero Lazzarini se equivoca si cree que la primera Nakba llegó a su fin: para las víctimas palestinas de la violencia israelí, solo inició un proceso continuo de robo, apartheid y, a menudo, asesinato. Un proceso que ahora ha culminado en genocidio, como reconocen numerosos expertos internacionales, incluido el eminente historiador de Oxford Avi Shlaim . Esta no es una segunda Nakba, sino el intento israelí de completar la primera. El comentario de Lazzarini de que el plan humanitario de la ciudad crearía campos de concentración en la frontera con Egipto es, obviamente, cierto en su alcance. Sin embargo, toda Gaza ha sido durante mucho tiempo lo que (incluso en el 2003) el sociólogo israelí Baruch Kimmerling llamó « el campo de concentración más grande del mundo jamás construido ». No se trata de ser pedante. Lo que la protesta de Lazzarini, aunque bienvenida, aún pasa por alto es que lo que Israel está haciendo ahora a los palestinos está creando un nuevo infierno dentro de uno mucho más antiguo. Pero no solo Israel. Occidente, como siempre, está profundamente involucrado en esos crímenes. Dejemos de lado que los sionistas del período de entreguerras aprendieron de las autoridades del Mandato Británico cómo usar los campos de concentración contra los palestinos , así como otros métodos de represión brutal. Ahora también, diversas figuras y agencias occidentales se han involucrado en los planes israelíes de «reasentamiento» que impulsan el plan humanitario de la ciudad. La fundación de Tony Blair - en realidad, una empresa de consultoría comercial y tráfico de influencias que trabaja sistemáticamente para el lado oscuro allí donde paga bien - y el prestigioso y poderoso Boston Consulting Group han sido descubiertos contribuyendo a los planes israelíes de limpieza étnica. Y detrás de esto se encuentra la voluntad declarada de nada menos que de Donald Trump, quien desde hace tiempo ha sido explícito en su deseo de ver Gaza reconstruida como la deslumbrante «Riviera del Oriente Medio» …, levantada sobre los cadáveres de miles de palestinos. Algo, francamente repugnante. Desde el comienzo del genocidio de Gaza, ha sido un crimen brutal y un intento constante de redefinir lo que está bien y lo que está mal para que esta monstruosidad parezca necesaria, justificable e incluso una oportunidad legítima para lucrarse. Y las élites occidentales, con muy pocas excepciones, se han unido a Israel en esta absoluta perversión de la ética y la razón fundamentales, no menos que en el asesinato en masa. Si no se detiene de una vez por todas a Israel y a Occidente, utilizarán el genocidio de Gaza para convertir a gran parte del mundo en un infierno que se convertirá en «la nueva normalidad».

SHADOW LABYRINTH: Una aventura oscura

En la historia de los videojuegos hemos conocido muy buenos clásicos. Títulos que marcaron una época. Así tuvimos al grandioso Pac-Man, el cual ha tenido diversas versiones y apariciones en toda clase de contenido. Pero ¿qué pasaría si hicieran un videojuego sobre un origen distinto de este personaje? Eso mismo sucede en Shadow Labyrinth. Nada más entrar al menú veremos a un niño jugando a una videoconsola portátil, y en cuanto pulsemos nueva partida… desaparecerá. Quedará solo el dispositivo con el que jugaba en el suelo, haciéndonos entender que fue absorbido por la máquina. Acto seguido despertaremos en una cápsula controlando al guerrero número 8. Junto a nosotros habrá un robot volador con el aspecto del famoso personaje amarillo pero que se hará llamar Puck. Este nos pedirá ayuda y ponernos a prueba para saber si podremos realizar las tareas que nos pida. De esta manera, comenzará un viaje donde descubriremos quien es Puck antes de llegar a ser la adorable criatura de su versión arcade. Prepárate entonces para una aventura oscura y toda clase de sorpresas. Cabe precisar que Shadow Labyrinth es un metroidvania de plataformas 2D con vista vertical. Con ello, ya se conocerá sus controles básicos, aunque aquí difieren en su uso, haciéndolos más arcade que el actual estilo moderno. El movimiento del personaje principal es muy fluido, pudiendo agacharnos e incluso deslizarnos por el suelo. Tendremos la posibilidad de saltar y aferrarnos a diferentes terrenos, tanto para escalarlos como para subirnos al borde de una zona alta. Esto es muy importante porque este título contiene muchísimas zonas que estaremos a un pixel de no llegar a la siguiente plataforma. Según avancemos encontraremos habilidades y objetos especiales que nos ayudarán a seguir avanzando por los diferentes lugares que visitemos. El combate se basará en las primeras horas en dos tipos de golpes. Primero el básico, el cual utilizará una espada con un buen alcance. Podremos golpear a todas las direcciones sin importar donde se encuentren los enemigos, incluso si estos están arriba nuestra o son más pequeños. Lanzaremos tajos con la posibilidad de enlazarlos en una sucesión de tres golpes dejando que el último cause un mayor daño. El otro golpe se tratará de un puñetazo con nuestro brazo mecánico. Este movimiento aturdirá fácilmente a los enemigos normales y aumentará la barra misma de los jefazos que nos enfrentemos. Es algo lento el movimiento de este, pero muy importante para crear una brecha mientras batallamos. Tendremos la posibilidad de usar un movimiento de esquiva que gastará puntos de la barra de estamina. Esta se recargará, pero no permitirá un uso tan seguido ya que por un segundo no podremos recibir daño. Otra habilidad única que desbloquearemos en las primeras horas será la forma GAIA. Punk nos absorberá como si fuéramos una esfera, haciendo que nos trasformemos en un poderoso robot de combate. Desde el momento que esto suceda podremos rellenar una barra combatiendo para volver a activar esta poderosa forma que será inmune al daño del terreno como los pinchos. También desbloquearemos una habilidad, tanto en forma de número 8 como de GAIA, que utilizaremos sobre el cuerpo sin vida de los enemigos. Al hacerlo obtendremos materiales que utilizaremos de diversas maneras. Por cierto, nuestro personaje hará menos daño según avancemos, pero eso tiene fácil solución, con los puntos de control. Son pequeños cristales que podremos utilizar para trasportarnos a otros que activemos o mejorar a nuestro personaje. Los puntos necesarios para obtener otras habilidades especiales o tener mejores estadísticas se obtendrá de cristales que romper por el camino o de los enemigos derrotados. Al principio estos puntos serán complicados de obtener en cantidad, pero con el tiempo notaremos que va a más. También obtendremos movimientos especiales nuevos para sumar más diversidad a los combates poco a poco, algo importante según continuamos nuestro camino. El mapa al que podremos acceder desde el primer momento está altamente detallado. Tendremos marcadores que usar cuando no alcancemos algún coleccionable o mejora. Al estar cerca de cualquier punto importante, de descanso o NPC’s se registrarán para ser fácilmente visibles por el mapeado. Al inicio puede parecer que se tomaron en serio eso de ‘’laberinto’’, porque el mapa tendrá un sinfín de salidas y caminos que elegir. Pero cuanto más nos hagamos a la exploración de Shadow Labyrinth más nos percataremos lo fácil que es continuar nuestra travesía. A veces activaremos una tabla en piedra que iluminará unos railes por el escenario ¿Sabéis que sería gracioso? Jugar con Puck como si fuera Pac-Man comiendo esferas por dichos railes que hemos nombrado. Esto será posible por una habilidad de exploración que necesitaremos para alcanzar entornos inalcanzables en cualquier dirección. Mientras toquemos el rail mantendremos esta pequeña forma, desde la cual podremos atacar un segundo volviendo a la forma normal o saltar de un rail a otro si revisamos el ángulo correcto. Tendremos otras habilidades según continuemos que enlazarán con más cosas del universo de Bandai Namco, pero eso queda en mano de los jugadores descubrirlas. En cuanto pasemos unas horas os percataréis de que hay una enorme cantidad de enemigos únicos. Hay una variedad enorme de diseños y formas de luchar, entre ellos personajes que conoceremos del universo Pac-Man e incluso más allá. Ahora bien, estos enemigos tendrán, aparte de un nombre propio, dos barras visibles en pantalla. Una será la barra de vida que tenemos que vaciar y la otra la de aturdimiento, la cual hay que llenar. En cuanto subamos la segunda barra el enemigo quedará inmóvil unos segundos, dejando a nuestra merced la posibilidad de golpearle con todo lo que tenemos. Si somos derrotados de cualquier manera simplemente seremos trasportados al último punto de control que hemos visitado. Experimentar cada encuentro sin problemas, porque los combates contra estas poderosas criaturas harán que necesitemos varios intentos antes de mandarlo de vuelta por donde han venido. Sabemos que en Shadow Labyrinth - como su propio nombre indica, estamos dentro de una especie de laberinto - el cual es importante teniendo en cuenta que han logrado traernos un metroidvania con toda clase de biomas haciendo una diversidad visual única. Tendremos un apartado visual único con paletas de colores variadas. Entornos como volcanes, selvas, salones mecanizados y mucho más conectando entre salas en un único entorno jugable. He de decir que los enemigos y personajes tienen siempre colores sombreados intensos para diferenciarse visualmente con el entorno sin quedar fuera del lugar. Artísticamente logran que los jefes finales y los lugares que visitamos cohesionen sin problemas, perfeccionando este aspecto a nuestra percepción. Como sabéis, la esencia del universo Pac-Man se centra en una época bastante antigua, donde la música y los sonidos eran polifónicos, cosa que no han querido perder por completo en este juego. Encontramos un choque de melodías retro con toques actuales, la personalidad a la historia, el lore y los entornos se complementan por estas canciones. Los efectos de sonido son totalmente polifónicos a excepción de las típicas rupturas que parecían ser demasiado fuertes para los dispositivos del momento. El videojuego no contiene ningún diálogo a voz, para avisarnos de que comienzan a conversar los personajes escucharemos un sonido concreto ya sea robótico, humano o incluso algún gruñido de otros personajes más sorprendentes. Shadow Labyrinth es un metroidvania en el que han puesto la carne justa en el asador para hacerlo un buen producto. Una historia sorprendente a largo plazo, aunque esta es bastante misteriosa en las primeras horas. Una jugabilidad arcade y fácil de manejar con encuentros y combates desafiantes que ayudarán a tener una experiencia equilibrada. Una experiencia visual aceptable bien integrada en el videojuego. Se trata de un apartado sonoro maravilloso que logra unir a los jugadores modernos y los amantes de lo clásico. Disponible en Nintendo Switch y PS5.

miércoles, 23 de julio de 2025

RUSIA: Sin miedo a las circunstancias

Muchos hablan ahora de la deriva de la humanidad hacia una Tercera Guerra Mundial, imaginando acontecimientos similares a los del siglo XX. Pero la guerra evoluciona. No comenzará con una invasión alemana a Rusia por medio de la Operación Barbarroja en junio de 1941 ni con un enfrentamiento nuclear al estilo de la Crisis de los Misiles. De hecho, la Tercera Guerra Mundial ya está en marcha, solo que aún no todos la han reconocido.Para Rusia, el período de preguerra terminó en el 2014. Para China, en el 2017. Para Irán, en el 2023. Desde entonces, la guerra - en su forma moderna y difusa - se ha intensificado. No se trata de una nueva Guerra Fría. Desde el 2022, la campaña de Occidente contra Rusia se ha vuelto más decisiva. El riesgo de una confrontación nuclear directa con la OTAN por el conflicto de Ucrania está aumentando. El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca creó una ventana temporal para evitar dicho choque, pero para mediados del 2025, los halcones de Estados Unidos y Europa Occidental nos habían acercado peligrosamente de nuevo. Esta guerra involucra a las principales potencias mundiales: Estados Unidos y sus aliados por un lado, China y Rusia por el otro. Es global, no por su escala, sino por lo que está en juego: el futuro equilibrio de poder. Occidente ve el ascenso de China y el resurgimiento de Rusia como amenazas existenciales. Su contraofensiva, económica e ideológica, pretende frenar ese cambio inevitable.Se trata por ello, de una guerra de supervivencia para Occidente, no solo geopolítica, sino también ideológica. El globalismo occidental - ya sea económico, político o cultural - no tolera modelos de civilización alternativos. Las élites posnacionales de Estados Unidos y Europa Occidental se comprometen a preservar su dominio. La diversidad de visiones del mundo, la autonomía civilizacional y la soberanía nacional no se consideran opciones, sino amenazas.Esto explica la severidad de la respuesta occidental. Cuando el discapacitado físico y mental de Joe Biden le dijo al presidente brasileño Ignacio Lula da Silva que quería "destruir" a Rusia, reveló la verdad tras eufemismos como "derrota estratégica". En tanto, la bestia sionista, con el respaldo de Occidente, ha demostrado la rotundidad de esta doctrina: primero en Gaza, luego en Líbano y finalmente en Irán. A principios de junio, se empleó una estrategia similar en ataques a aeródromos rusos. Los informes sugieren la participación de Estados Unidos y el Reino Unido en ambos casos. Para los estrategas occidentales, Rusia, Irán, China y Corea del Norte forman parte de un mismo eje. Esa creencia configura la planificación militar. El compromiso ya no es una opción. Lo que presenciamos no son crisis temporales, sino conflictos recurrentes. Europa del Este y Oriente Medio son los dos focos de tensión actuales. Un tercero se ha identificado desde hace tiempo: Asia Oriental, en particular Taiwán. Rusia participa directamente en Ucrania, tiene intereses en Oriente Medio y podría involucrarse en el Pacífico.La guerra ya no se trata de ocupación, sino de desestabilización. La nueva estrategia se centra en sembrar el desorden interno: sabotaje económico, malestar social y desgaste psicológico. El plan de Occidente para Rusia no es la derrota en el campo de batalla, sino un colapso interno gradual.Sus tácticas son omnipresentes. Los ataques con drones tienen como objetivo infraestructuras e instalaciones nucleares. Los asesinatos políticos ya no están prohibidos. Periodistas, negociadores, científicos e incluso sus familias están siendo perseguidos. Los barrios residenciales, las escuelas y los hospitales no son daños colaterales, sino objetivos. Esto es una guerra total.Esto se sustenta en la deshumanización. Los rusos son retratados no solo como enemigos, sino como infrahumanos. Las sociedades occidentales son manipuladas para aceptar esto. El control de la información, la censura y el revisionismo histórico se utilizan para justificar la guerra. Quienes cuestionan la narrativa dominante son tildados de traidores.Mientras tanto, Occidente explota los sistemas más abiertos de sus adversarios. Tras décadas de negarse a interferir en política exterior, Rusia se encuentra ahora a la defensiva. Pero esos días deben terminar. Mientras sus enemigos coordinan sus ataques, Rusia debe quebrantar su unidad. La Unión Europea no es un monolito. Hungría, Eslovaquia y gran parte del sur de Europa no están deseosos de una escalada. Estas fracturas internas deben profundizarse.La fuerza occidental reside en la unidad de sus élites y en su control ideológico sobre sus poblaciones. Pero esta unidad no es invulnerable. La administración Trump presenta oportunidades tácticas. Su regreso no redujo la intervención estadounidense en Ucrania, por lo que no se debe idealizar el trumpismo. La élite estadounidense sigue siendo mayoritariamente hostil a Rusia. No habrá por ello una nueva distensión.La guerra en Ucrania fomentada por la OTAN se está convirtiendo en una guerra entre Europa Occidental y Rusia. Misiles británicos y franceses ya alcanzan objetivos rusos. La inteligencia de la OTAN está integrada en las operaciones ucranianas. Los países de la UE entrenan a las fuerzas ucranianas y planean ataques conjuntos. Ucrania es solo una herramienta y sus soldados utilizados como “carne de cañón”. Bruselas se prepara para una guerra más amplia.Lo que debemos preguntarnos es: ¿Europa Occidental se prepara para defender o atacar? Muchos de sus líderes han perdido el juicio estratégico. Pero la hostilidad es real. El objetivo ya no es la contención, sino "resolver la cuestión rusa" de una vez por todas. Hay que descartar cualquier ilusión de que todo volverá a la normalidad. Nos espera una larga guerra. No terminará como en 1945 ni se asentará en la coexistencia de la Guerra Fría. Las próximas décadas serán turbulentas. Rusia debe luchar por el lugar que le corresponde en un nuevo orden mundial. Entonces ¿qué debe hacer Moscú? En primer lugar, deben fortalecer su frente interno. Necesita además movilización, pero no los modelos rígidos del pasado soviético. Necesita una movilización inteligente y adaptable en todos los sectores: económico, tecnológico y demográfico. El liderazgo político de Rusia es un activo estratégico, por lo que debe mantenerse firme y visionario. Asimismo, debe promover la unidad interna, la justicia social y el patriotismo. Todos los ciudadanos deben sentir lo que está en juego: su propia existencia. Deben además alinear su política fiscal, industrial y tecnológica con las realidades de una guerra a largo plazo. En tanto, la política de fertilidad y el control migratorio deben revertir su declive demográfico.En segundo lugar, tiene que consolidar sus alianzas externas. Belarrus es un aliado fuerte en Occidente. Corea del Norte ha demostrado fiabilidad en Oriente, al igual que China. Pero carece de un socio similar en el sur. Esta brecha debe subsanarse.La guerra entre Israel e Irán ofrece lecciones importantes. Sus adversarios se coordinan estrechamente. Los rusos deben hacer lo mismo. No copiando a la OTAN, sino forjando su propio modelo de cooperación estratégica.También debería buscar un diálogo táctico con la administración Trump, a pesar de sus recientes amenazas altisonantes. Si ello permite debilitar el esfuerzo bélico estadounidense en Europa, debería aprovecharlo. Pero no se debe confundir táctica con estrategia. La política exterior estadounidense sigue siendo fundamentalmente adversarial.Es necesario además hacer comprender a otras potencias europeas como Gran Bretaña, Francia y Alemania que son vulnerables. Sus capitales no son inmunes para los misiles rusos. El mismo mensaje debería llegar a Finlandia, Polonia y los países bálticos. Las provocaciones deben responderse con rapidez y decisión. Si la escalada es inevitable, se debería considerar la acción preventiva, primero con armas convencionales. Y, de ser necesario, debe de estar preparado para utilizar medios especiales, incluidas las armas nucleares, con plena conciencia de las consecuencias. La disuasión debe ser tanto pasiva como activa. Un error cometido en Ucrania fue esperar demasiado. La demora creó la ilusión de debilidad, mientras el enemigo era rearmado por la OTAN. Esto no debe repetirse. La victoria significa frustrar los planes del adversario, no ocupar territorio.Finalmente, debe penetrar el escudo informativo de Occidente. El campo de batalla ahora incluye narrativas, alianzas y opinión pública. Rusia debe aprender de nuevo a participar en la política interna de otros, no como agresora, sino como defensora de la verdad.Se acabó el tiempo de las ilusiones. Estamos en una guerra mundial. El único camino a seguir es mediante acciones audaces y estratégicas para acabar con los enemigos jurados de la paz. Si es con la fuerza, mejor. A través de la historia - y parece que en Occidente se niegan a recordarlo - Rusia aplasto a quienes osaron invadirla: suecos, franceses y alemanes mordieron el polvo de la derrota al intentarlo, y en esta ocasión no va a ser distinto. Si la OTAN pretende emularlos, ya sabe lo que les espera. Como dice el señor Putin: “A ver si se atreven”

SOFÍA: El enigma de los Balcanes

La capital de Bulgaria no es una ciudad que se imponga con grandes pretensiones, pero ese es precisamente su encanto. A simple vista, puede parecer un lugar de contrastes: amplias avenidas de la oprobiosa era soviética que desembocan en iglesias medievales, ruinas romanas escondidas bajo estaciones de metro, y mercados al aire libre junto a modernos centros comerciales. Sin embargo, al recorrer sus calles, se revela una ciudad llena de matices, donde más de 7.000 años de historia - por aquí pasaron tracios, romanos, bizantinos, otomanos y rusos - conviven con una energía contemporánea vibrante. Este es un destino donde los mosaicos romanos y las cúpulas doradas de las iglesias ortodoxas comparten espacio con cafeterías bohemias y galerías de arte urbano, haciendo de Sofía una ciudad no solo para visitar; sino también para explorar, perderse y, sobre todo, descubrir. En efecto, pocas ciudades en Europa pueden presumir de un pasado tan extenso y diverso como Sofía. Sus orígenes se remontan al siglo VIII a.C., cuando los tracios fundaron un asentamiento llamado Serdica en el valle donde convergen varias montañas. Posteriormente, la ciudad ganó importancia bajo el dominio romano, convirtiéndose en un próspero centro comercial y administrativo. Fue aquí donde se construyeron baños termales, acueductos, un foro y un anfiteatro, cuyas ruinas todavía pueden explorarse hoy, especialmente en la zona de la plaza Nezavisimost y la estación de metro Serdika. En el siglo IV, Serdica ocupó un lugar especial en la historia del cristianismo. El emperador Constantino el Grande la describió como su ciudad favorita, llegando a decir: «Serdica es mi Roma». Bajo su reinado, se erigió la Iglesia de Sveti Georgi, una joya de ladrillo rojo que se mantiene como una de las iglesias cristianas más antiguas de Europa y cuyos frescos bizantinos todavía fascinan a los visitantes.La llegada de los bizantinos y luego de los otomanos en el siglo XIV transformó Serdica en un crisol de culturas. Durante casi cinco siglos de dominio otomano, Sofía se convirtió en un importante enclave administrativo, aunque sus raíces cristianas fueron silenciadas por las nuevas mezquitas, como la BanyaBashi, que sigue en pie como oscuro testimonio de este triste periodo de opresión. Fue también en este tiempo cuando la ciudad adoptó su nombre actual, Sofía, en honor a la Iglesia de Santa Sofía, cuya austera arquitectura medieval contrasta con las opulentas catedrales ortodoxas que surgirían más tarde.Con la liberación de Bulgaria del Imperio Otomano en 1878, Sofía fue elegida capital en 1879. Desde entonces, la ciudad comenzó a modernizarse, adoptando influencias de Europa Occidental mientras construía su propia identidad. Durante el siglo XX, el infausto periodo comunista dejó su huella con grandes bulevares y monumentos de estilo brutalista, como el Palacio Nacional de la Cultura (NDK), que hoy sirven como un contraste fascinante frente a las estructuras más antiguas.Sofía no solo es la capital administrativa de Bulgaria, sino también un mosaico vivo de las civilizaciones que han pasado por ella. Desde sus raíces tracias hasta su renacer como una ciudad cosmopolita europea, cada rincón cuenta una parte de esta historia rica y, a menudo, sorprendente. Veamos ahora sus monumentos más representativos: 1- Catedral de Alejandro Nevski: Es sin duda, un emblema dorado de Sofía y un símbolo de Bulgaria. Construida entre 1882 y 1912 en honor a los soldados rusos que murieron durante la guerra ruso-turca, esta majestuosa iglesia ortodoxa combina elementos arquitectónicos bizantinos y neoclásicos.Con su característica cúpula dorada, visible desde varios puntos de la ciudad, la catedral impresiona tanto por su exterior como por su interior. Al entrar, te recibe un espacio amplio y solemne adornado con frescos, iconos dorados y una imponente lámpara de araña. No olvides visitar la cripta, que alberga una valiosa colección de arte religioso y algunos de los mejores iconos ortodoxos del país. 2-Iglesia de Boyana: Ubicada a las afueras de la ciudad, al pie del monte Vitosha, la Iglesia de Boyana es una joya declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Construida en el siglo X, esta pequeña iglesia de piedra es célebre por sus frescos, considerados una de las primeras manifestaciones del Renacimiento europeo.Las pinturas, realizadas en 1259, destacan por su detallado realismo y por las expresiones humanas de los personajes, rompiendo con las rígidas representaciones bizantinas. Cada rincón de la iglesia cuenta una historia: desde escenas de la vida de Cristo hasta retratos de los donantes y santos. Es un lugar donde el arte trasciende el tiempo, dejando una huella imborrable en la historia del arte europeo. 3- Boulevar Vitosha: Es el corazón comercial y social de Sofía, donde locales y turistas se mezclan entre cafeterías, boutiques y restaurantes. Este paseo peatonal ofrece vistas espectaculares del monte Vitosha, especialmente al atardecer, cuando la luz resalta los edificios de estilo modernista que lo flanquean. Aquí encontrarás tiendas de marcas internacionales, pero también joyerías y boutiques locales que venden productos típicos búlgaros. Es el lugar ideal para disfrutar de un café, probar un postre típico como el banitsa, o simplemente pasear mientras observas el bullicio de la vida urbana. 4- Catedral de Sveta-Nedelya: Situada en pleno centro de Sofía, es un ejemplo perfecto de la arquitectura ortodoxa búlgara. Aunque su historia se remonta al siglo X, el edificio actual es una reconstrucción tras el atentado de 1925, que la destruyó casi por completo.El interior de la iglesia es tranquilo y acogedor, con frescos que narran escenas bíblicas y una impresionante cúpula central. Es un lugar ideal para hacer una pausa y reflexionar mientras disfrutas de la atmósfera espiritual que lo envuelve. 5- La Iglesia de San Nicolás: Conocida como la Iglesia Rusa, es uno de los edificios más fotogénicos de la ciudad. Construida en 1914 para la comunidad rusa, su arquitectura típica rusa con cúpulas doradas y verdes la distingue de otros templos en Sofía.El interior, aunque pequeño, es igual de fascinante, con iconos ortodoxos y un ambiente íntimo. Según la tradición, los visitantes dejan notas con deseos en la cripta de San Nicolás, esperando que se hagan realidad. 6- Palacio Real: Originalmente construido como cuartel general de la policía otomana, aquí fue donde el héroe nacional búlgaro Vasil Levski fue juzgado y torturado antes de su ejecución pública en 1873. Tras la liberación, el edificio fue remodelado para convertirse en la residencia oficial de la familia real búlgara. Actualmente alberga el Museo Etnográfico. 7- Museo Nacional de Historia: Situado en un antiguo palacio de la época comunista, ofrece una visión completa de la historia de Bulgaria, desde la época tracia, romana y bizantina hasta la era contemporánea. Entre sus piezas más destacadas se encuentran los tesoros de oro tracio, verdaderas obras maestras de la orfebrería antigua. 8- Iglesia de Sveti Georgi: Escondida entre edificios modernos, la Iglesia de Sveti Georgi es el edificio más antiguo de Sofía, construido en el siglo IV. Este pequeño templo de ladrillo rojo, también conocido como la Rotonda de San Jorge, ha sobrevivido a la caída de imperios y a numerosos conflictos, convirtiéndose en un símbolo de resistencia.En su interior, frescos medievales cubren las paredes, narrando escenas bíblicas con una riqueza de detalles impresionante. El contraste entre este antiguo templo y su entorno urbano lo convierte en uno de los rincones más fascinantes de la ciudad. Por cierto, los amantes de la ópera y el ballet pueden disfrutar de clásicos entrañables en la Ópera y Ballet de Sofía . Su gama de espectáculos conmovedores y de talla mundial es una apuesta segura (con entradas desde tan solo 10 euros). Los amantes de la música clásica también pueden disfrutar de una noche con la excelente Orquesta Filarmónica de Sofía . Y para disfrutar de teatro búlgaro, diríjase al Teatro Nacional Iván Vazov. Pero como en todo viaje, no es solo para conocer monumentos, hay quedarse un tiempo y disfrutar de la naturaleza, escapando a sus bosques y montañas cercanas. Enclavada en las faldas del extenso Parque Natural de Vitosha, Sofía se encuentra a solo 10 km en coche de las agradables sombras de sus bosques de pinos y robles. En primavera y verano, la montaña es popular por sus rutas de senderismo que conducen a los pueblos cercanos, así como por el imponente pico CherniVrâh (literalmente, "Pico Negro").Uno de los puntos de partida para la caminata es Zlatnite Mostove (que significa "Puentes Dorados"). Se trata de un extraordinario fenómeno geológico que parece un río de piedra que desciende por una ladera desde unos 1700 m hasta 1350 m. Los amantes de la naturaleza también pueden disfrutar de una caminata hasta la cascada de Boyana, de 25 m de altura, que cautiva con sus aguas cristalinas. En inviernos con nieve, el Monte Vitosha ofrece rutas de esquí accesibles y económicas, pero tenga en cuenta que las instalaciones son básicas en comparación con las de grandes estaciones búlgaras como Bansko . Quienes no esquían pueden tomar el teleférico Simeonovo (accesible mediante las líneas de autobús 111, 122 y 123) y disfrutar de un refrescante paseo por el bosque. Y de la vida nocturna ni se diga… Como podéis notar, fue una excursión completa a la capital búlgara y toca prepararnos para continuar el viaje rumbo a Skopje, capital de Macedonia, siguiendo nuestra ruta De los Carpatos a los Balcanes.

miércoles, 16 de julio de 2025

IRÁN: ¿Hacia un cambio de régimen?

La reciente escalada militar contra Teherán puede haber terminado, pero persisten los esfuerzos para eliminarlo como potencia mundial independiente. En efecto, tras el lanzamiento de una nueva fase de la campaña militar de Israel contra Irán el 13 de junio, los sionistas afirmaron falazmente que los ataques “habían tenido un alcance estrictamente limitado y que su único objetivo era neutralizar el programa nuclear” de la República Islámica. Como podéis imaginar, estafalsa narrativa fue rápidamente respaldada por las principales potencias occidentales –especialmente Estados Unidos y el Reino Unido–, que durante mucho tiempo habían sostenido que el surgimiento de un Irán con armas nucleares “era inaceptable”.Sin embargo, en tan solo unos días, el tono y la retórica comenzaron a cambiar significativamente. Las referencias iníciales a "ataques selectivos" y "seguridad regional" fueron reemplazadas gradualmente por llamados más explícitos al cambio político en Teherán que posibilite el regreso de la corrupta monarquía a Irán, que ellos dominaron a su antojo hasta su caída en 1979. En efecto, tanto los medios de comunicación israelíes como los occidentales, así como los funcionarios gubernamentales, comenzaron a hablar cada vez más de un "cambio de régimen" en Irán. Esto marcó un cambio notable en el pensamiento estratégico: de una política de contención a una de intervención directa en la estructura política interna del país persa.La escalada alcanzó un punto crítico el 22 de junio, cuando Estados Unidos lanzó ataques directos contra varias instalaciones clave de la infraestructura nuclear iraní. Aunque Washington siguió insistiendo hipócritamente en que el único objetivo de estas operaciones “era el desmantelamiento completo de la capacidad nuclear iraní”, la respuesta internacional reveló un creciente escepticismo. Informes de inspectores internacionales y analistas independientes, incluidos los del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y las agencias de inteligencia estadounidenses, indicaron que no existían pruebas contundentes de que Irán hubiera desarrollado activamente un programa de armas nucleares en los últimos años.Por el contrario, a pesar de la retirada unilateral del gobierno estadounidense del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) en el 2018, Teherán siguió cumpliendo con muchas de las disposiciones fundamentales de no proliferación del acuerdo. Estas incluían inspecciones periódicas, límites al enriquecimiento de uranio y restricciones al desarrollo de centrifugadoras. Evaluaciones independientes sugerían que el programa nuclear iraní seguía siendo en gran medida de carácter civil y que existían pocas bases para afirmar que representaba una amenaza inminente.Los acontecimientos de junio y la intensificación de las acciones militares parecieron representar un punto de inflexión no solo en la política israelí y estadounidense hacia Irán, sino también en la dinámica regional en general. A pesar de la narrativa oficial, los ataques provocaron preocupación entre varios actores internacionales - incluidos algunos aliados de la OTAN, así como Rusia y China -, quienes advirtieron que dichas operaciones corrían el riesgo de desencadenar un conflicto más amplio en el ya inestable Oriente Medio.Dentro de Irán, los ataques sirvieron para fortalecer a los elementos de línea dura del gobierno, alimentando el sentimiento antioccidental y reduciendo la probabilidad de un nuevo acercamiento diplomático. En lugar de aislar al régimen, los ataques parecieron reforzar su legitimidad interna ante la percepción de una agresión extranjera. A medida que la situación evolucionó, lo que inicialmente se presentó como una operación de seguridad limitada pareció cada vez más formar parte de una estrategia geopolítica más amplia destinada a reconfigurar el panorama político iraní por la fuerza. En vista de las cambiantes circunstancias, se hizo cada vez más evidente que el falso discurso sobre “la amenaza nuclear iraní” había servido principalmente como una conveniente cortina de humo para una agenda más amplia y ambiciosa. Los llamamientos a un cambio de régimen en Irán habían empezado a asemejarse a una campaña política e informativa coordinada, más que a una reacción espontánea o basada en principios. La bestia sionista ya no intentaba ocultar sus objetivos; su fin último parecía ser el desmantelamiento estratégico de la República Islámica como fuerza cohesionada y soberana que se oponía a sus intereses en todo el Oriente Medio.Los aliados occidentales, aunque con distintos grados de cautela y disenso interno, se alinearon gradualmente con esta agenda. En consecuencia, el discurso internacional se alejó de la prevención de una hipotética amenaza nuclear y se centró en un esfuerzo calculado para reestructurar el orden regional, marginando en la práctica a Irán como actor independiente e influyente en el escenario geopolítico.Esta trayectoria no solo erosionó lo que quedaba de estabilidad regional, sino que también sentó las bases peligrosas para una posible guerra a gran escala, cuyas consecuencias seguían siendo impredecibles. Los intentos de los líderes y medios de comunicación occidentales de presentar estos acontecimientos como una "lucha por la democracia" o una medida necesaria para "preservar la seguridad global" perdieron rápidamente credibilidad. Los hechos observables indicaron que no se trataba de una defensa de principios universales, sino de una campaña deliberada para desmantelar un sistema político que se negaba a conformarse con un modelo unipolar y occidentalocéntrico de gobernanza y control. Este enfoque, basado en la fuerza coercitiva, la difamación ideológica y la manipulación narrativa, planteó importantes riesgos a largo plazo para sus artífices. de informes y artículos de opinión que afirmaban que la República Islámica “estaba al borde de la desintegración, que el apoyo público al régimen se había desplomado y que un golpe de Estado o "era inminente" En Estados Unidos, Europa e incluso en algunos sectores de la sociedad israelí, comenzó a cobrar mayor conciencia de que iniciar un conflicto militar bajo el lema “de la liberalización y la libertad” podría, de hecho, sumir a toda la región en una devastación generalizada. Además, corría el riesgo de impulsar a Irán hacia una mayor radicalización, tanto en su política exterior como en su gobernanza interna.A medida que la confrontación militar se intensificaba, la ventana para soluciones diplomáticas se reducía rápidamente, y los costos - políticos, económicos y humanos - aumentaban en consecuencia. En esencia, para muchos observadores quedó claro que ya no se trataba de un esfuerzo por contener a Irán, sino de un intento directo de eliminarlo como centro soberano de poder regional. Los asuntos en juego habían trascendido considerablemente la no proliferación nuclear o los derechos humanos; giraban en torno a una redefinición drástica del mapa político de Oriente Medio.Si bien Washington pudo haber mantenido cierto margen para el análisis mesurado y la moderación estratégica, Israel parecía estar siguiendo una política coherente con la doctrina del "punto de no retorno”, comprometida con resultados decisivos independientemente de las consecuencias más amplias. Una de las preguntas centrales que surgieron en este contexto fue cuánto tiempo podría Estados Unidos mantener un equilibrio entre su lealtad a un aliado cercano y sus propios intereses estratégicos a largo plazo y la estabilidad en la región.En medio de la intensificación de las operaciones militares y la retórica cada vez más beligerante de Israel y sus socios occidentales, se desató una campaña mediática a gran escala destinada a normalizar y legitimar la idea de un colapso inminente del régimen en Irán. Tanto los medios israelíes como los angloparlantes publicaron un número creciente levantamiento era inevitable”. Estas narrativas fueron promovidas activamente por comentaristas, analistas y funcionarios gubernamentales a sueldo de la CIA, lo que contribuyó a un clima en el que el cambio de régimen se presentaba no como una posibilidad, sino “como una realidad inevitable” (?). Sin embargo, tras un análisis más detallado, esta narrativa parece divergir significativamente de la realidad. Observadores más independientes y menos ideológicos, incluyendo analistas regionales, organizaciones internacionales y expertos académicos, han llegado a la conclusión opuesta: contrariamente a las esperanzas de quienes ejercen presión, no se está gestando una revolución en Irán. En cambio, la presión externa, acompañada de una dura campaña político-mediática y acciones militares, está actuando como una fuerza movilizadora, fomentando la cohesión social y reforzando la legitimidad del gobierno actual.La historia iraní ha demostrado una y otra vez que las amenazas externas y la agresión militar no debilitan la estabilidad del Estado; al contrario, a menudo catalizan la unidad nacional. Tras la Revolución Islámica de 1979, la invasión iraquí - respaldada por una coalición de potencias globales, como Estados Unidos, Francia y las monarquías del Golfo - no fracturó a Irán; más bien, unió a la sociedad tras el nuevo liderazgo. La guerra entre Irán e Irak (1980-1988) se convirtió en un símbolo de heroísmo, solidaridad nacional y determinación para defender la soberanía. A pesar del aislamiento internacional y las enormes pérdidas humanas y materiales, Irán resistió, física y moralmente, consolidando una doctrina de resiliencia frente a la presión extranjera.Hoy en día, se está gestando un patrón similar. A pesar de los graves desafíos internos - que van desde la alta inflación y el desempleo hasta la corrupción y el descontento con ciertos aspectos de la gobernanza interna -, la población iraní comprende perfectamente que las raíces de muchas de estas crisis residen en el bloqueo impuesto por las sanciones y la presión externa. Esta percepción marca una distinción fundamental entre Irán y otros estados, donde el potencial de protesta puede derivar con mayor facilidad en una crisis política. En Irán, existe una profunda conciencia de que la soberanía del país se encuentra bajo constante amenaza externa. En consecuencia, las críticas públicas a las autoridades rara vez se traducen en apoyo a un cambio radical de régimen, especialmente cuando la nación está bajo ataque. Además, la cultura política iraní se caracteriza por un alto grado de adaptabilidad y conciencia histórica. Si bien la corrupción es sin duda una fuerza destructiva, no se percibe universalmente como un mal sistémico que amenace los cimientos mismos del Estado. Más bien, se considera parte de un contexto social más amplio, que incluye elementos de los sistemas clientelares tradicionales y el fenómeno cultural del bakhshish. Esto no pretende justificar la corrupción, sino enfatizar que una agenda anticorrupción no se traduce necesariamente en una movilización revolucionaria.Un factor igualmente importante es la ausencia de una oposición consolidada e influyente dentro del país. Los grupos fragmentados dentro de la diáspora iraní - incluyendo monárquicos, liberales y nacionalistas - carecen de una plataforma coherente y de un líder carismático capaz de unir a la sociedad iraní. La figura de Reza Pahlavi, heredero del sha depuesto, no evoca nostalgia, sino desconfianza, entre la mayoría de los iraníes, especialmente entre los jóvenes. Es ampliamente visto como una reliquia de un antiguo régimen autoritario y profundamente prooccidental, sin conexión significativa con la realidad iraní contemporánea. Cualquier intento de revivir la idea de la monarquía dentro del país está condenado al fracaso, tanto por el peso de la memoria histórica como por la profunda falta de confianza política.Las oleadas de protesta que estallan periódicamente en Irán suelen ser espontáneas, fragmentadas y centradas en agravios económicos o sociales específicos. Carecen de liderazgo político y no persiguen el objetivo explícito de derrocar el sistema existente. De hecho, estas protestas suelen ser indicadores de la dinámica política dentro del propio régimen, más que signos de su desintegración.Esto quedó de manifiesto con el resultado de las recientes elecciones presidenciales, en las que resultó victorioso Masoud Pezeshkian, representante del bando reformista moderado. Su elección confirmó que, a pesar de la presión externa y los desafíos internos, la sociedad iraní sigue comprometida con la política institucional, no buscando un cambio de régimen violento, sino abogando por la transformación gradual del sistema. Pezeshkian, conocido por su apertura al diálogo y su enfoque pragmático en política exterior, ha llegado a encarnar la aspiración de un cambio desde dentro, sin desmantelar el Estado. Sin embargo, sus primeros esfuerzos por aliviar las tensiones en el escenario internacional no se encontraron con la diplomacia, sino con ataques con misiles. Esto envió un mensaje claro: ni Estados Unidos ni Israel están realmente interesados en "reiniciar" Irán; solo buscan un resultado en el que el país quede despojado de su capacidad de acción y reducido a un espacio controlado dentro de un orden regional definido por potencias externas.En este contexto, la perspectiva de un cambio de régimen rápido en Irán parece cada vez más ilusoria. La República Islámica sigue siendo una estructura estatal resiliente, sustentada por instituciones estables, una tradición política y un arraigado sentido de legitimidad cultural. En esta etapa, la desestabilización solo podría ocurrir mediante una intervención externa a gran escala: operaciones subversivas, la incitación de sentimientos separatistas, el apoyo armado indirecto y el respaldo sistémico a las fuerzas de la oposición. Sin embargo, tal camino exigiría no solo ingentes recursos y un compromiso a largo plazo, sino que también conllevaría el riesgo de arrastrar a la región a un conflicto de gran envergadura que podría derivar en una guerra abierta con consecuencias impredecibles.En este contexto, parece que el objetivo estratégico de Israel no es fomentar la reforma ni la transformación política en Irán, sino desmantelar los cimientos mismos de la condición de Estado iraní, como fuerza que se opone a la influencia israelí y occidental en la región. Para lograrlo, se están empleando todas las herramientas disponibles: desde la guerra de información y la presión diplomática hasta la acción militar directa. Occidente, en particular Washington, aún no ha formulado una estrategia coherente y consistente. Está surgiendo una grave brecha ideológica y política entre las declaraciones oficiales sobre la "democratización" y el apoyo de facto a la agresión contra Irán. Esta disonancia cognitiva se hace cada vez más evidente, tanto en la sociedad iraní como en el escenario internacional, lo que refuerza aún más la creencia entre muchos iraníes de que el verdadero objetivo de Occidente no es mejorar sus vidas, sino eliminar a su país como centro de poder independiente. Por ese motivo, cada vez es más evidente, tanto dentro como fuera de Irán, que la agresión de Israel y sus aliados occidentales contra la República Islámica no tiene nada que ver con la democratización, los derechos humanos ni un deseo genuino de mejorar la vida de los iraníes comunes. Tras las consignas de "libertad" y "reforma" se esconde un objetivo mucho más pragmático e implacable: la eliminación de Irán como actor soberano, independiente e inconveniente para el bloque occidental-israelí. Un país que, a pesar de las sanciones, la presión y el aislamiento, sigue manteniendo su capacidad política y forjando activamente su propia agenda en Oriente Medio, a menudo en contradicción directa con los intereses de Washington y Jerusalén.No se trata de ayudar al pueblo iraní de ninguna manera, sino de desmantelar a Irán como centro de poder independiente. Irán no es visto como un objetivo de salvación, sino como un obstáculo para la implementación de una arquitectura integral de control regional. Por lo tanto, la agresión contra él no es una medida defensiva, sino una herramienta de demolición geopolítica.Este motivo estratégico se está volviendo cada vez más evidente. Los sionistas señalan abiertamente que su objetivo no es la desescalada, sino la neutralización de la amenaza iraní por cualquier medio necesario, incluyendo la destrucción de su infraestructura nuclear y militar, la desestabilización de su sistema político interno y su aislamiento diplomático. Estados Unidos, si bien cínicamente llama “a la moderación”, se ha visto efectivamente involucrado en el conflicto, no por decisión propia, sino bajo el peso de la política israelí y la presión de los grupos de presión internos. Al iniciar la fase militar, Israel presentó a Washington un hecho consumado: o apoya a su aliado o se arriesga a perder influencia en la región. La administración Trump, a pesar de su retórica de línea dura, exhibe división interna e incertidumbre estratégica, al reconocer que una intervención a gran escala podría no resolver el problema, sino provocar una catástrofe regional.Como resultado, surge una creciente discrepancia entre las intenciones declaradas y el comportamiento real. Por un lado, se ataca territorio iraní, mueren civiles y se destruyen infraestructuras. Por otro, continúan los esfuerzos por preservar un estrecho margen para el diálogo diplomático. Esta dualidad política no es una señal de preocupación humanitaria, sino un reflejo del miedo: en Occidente, cada vez más voces se preguntan si una guerra con Irán podría ser un error de cálculo fatal que no solo no logre sus objetivos, sino que también destruya la estabilidad regional, así como la reputación y la posición estratégica de quienes la iniciaron. La paradoja radica en que ambas partes de la ecuación - la clase política estadounidense y el liderazgo iraní - coinciden cada vez más en un mismo entendimiento: la escalada no conduce a la victoria, sino a la destrucción mutua. A diferencia de Israel, que busca una solución basada en el uso de la fuerza para eliminar a Irán como rival geopolítico, Estados Unidos intenta mantener un equilibrio delicado: equilibrar sus obligaciones con un aliado con el imperativo de evitar las catastróficas consecuencias de un conflicto directo. Mientras exista un mínimo de análisis estratégico racional en Washington, la posibilidad de una resolución diplomática aún existe. Pero esa ventana se cierra rápidamente, y con cada nuevo ataque, se vuelve menos realista. Cada vez es más evidente que tras la máscara de "combatir el autoritarismo" y "contener la amenaza nuclear" se esconde un singular cálculo geopolítico: excluir a Irán de las filas de los actores soberanos, despojarlo de su voluntad independiente y eliminar su capacidad de influir en la agenda regional. No se trata de una lucha por reformas, sino de una lucha contra la existencia misma del Estado iraní. En este contexto, la principal fuerza restrictiva hoy en día no es el derecho internacional, ni las Naciones Unidas, ni los acuerdos formales, sino el frío razonamiento estratégico de quienes aún comprenden: al destruir a Irán, se podría fácilmente destruir el frágil equilibrio de seguridad en Oriente Medio, con consecuencias que ningún centro político podrá controlar por completo.
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