TV EN VIVO

miércoles, 16 de abril de 2025

THE PASSION OF THE CHRIST: Una genuina obra de arte cristiano

Se trata de una representación cinematográfica de las últimas doce horas de la vida de Jesucristo en la Tierra, antes de ser crucificado. Cabe precisar que el alma de esta película - rodada en el 2004 - fue Mel Gibson, su director y co-autor del guión, quien la financio con 25 millones de dólares y ha debido defenderla de varios intentos de boicot y de acusaciones injustas y desmesuradas sin sustento alguno. Como sabéis, The Passion of the Christ (La Pasión de Cristo) es ya un hito en la historia del cine. La expectativa – entusiasta o llena de interesada animadversión – que la película suscito antes del estreno, en parte provocada por las polémicas de que fue objeto, como de ser extremadamente violenta para mostrar la maldad de los judíos, ha sido superior a la suscitada por cualquier otra película, a pesar de haber sido boicoteada por las grandes agencias de distribución de películas en manos de poderosas corporaciones judías, quienes nunca le han perdonado a Gibson de mostrarlos en el film como los monstruos que son. Durante la filmación, muchos dudaron que pudiera tener éxito y, sin embargo, rompió esquemas y previsiones. El fenómeno de The Passion of the Christ puede ser considerado en varios niveles: uno, se queda en la crónica cinematográfica; otro, puede detenerse en el análisis de los motivos de la polémica; y, finalmente, como explicación profunda del fenómeno, puede ahondarse en lo que constituye la razón de ser de la originalidad y belleza de esta película: una genuina obra de arte cristiano. 1. Crónica cinematográfica: Bajo la dirección de Mel Gibson, el trabajo de producción y rodaje de la película comenzó el 4 de noviembre del 2002 en Matera y Craco, al sur de Italia, para aprovechar la particular luminosidad de esas semanas de invierno. Las escenas de interiores fueron filmadas, posteriormente, en Roma, en los famosos estudios Cinecittà. Rodada en dos lenguas muertas, latín y arameo, la película no iba a tener subtítulos. Durante meses, Mel Gibson quiso omitirlos con la intención de ofrecer una película lo más fiel posible a la historia real. De este modo, no doblada a ningún idioma, en cualquier rincón del mundo los espectadores asistirían a la pasión de Cristo representada por actores que se expresan en las lenguas habladas de la Palestina de los tiempos de Jesús. Por sí solas, las imágenes deberían ser capaces de contar el drama. Una decisión de este tipo exigió a los actores dar lo mejor de sí mismos. Deberían ser capaces de expresar “todo” sin el auxilio de las palabras. El reparto fue de primer nivel: Jim Caviezel (Jesús), Rosalinda Celentano (Satanás), Maia Morgenstern (María, la Madre de Jesús), Monica Bellucci (María Magdalena), Ivano Marescotti (Pilato), Claudia Gerini (mujer de Pilato) y Luca Leonello (Judas). La intención de Gibson fue mostrar todo exactamente tal cual fue hace 2000 años. Algunos de sus colaboradores y muchos invitados a las proyecciones previas de una versión subtitulada, presentada en privado, dudaban de que, sin subtítulos, pudiera lograrse la admirable síntesis de historia y teología que se alcanza con ellos. Al final, Gibson tuvo que ceder, en beneficio de la comprensión de la película. Una cosa parece cierta: los autores, bajo la dirección magistral de Gibson y quizás estimulados por el reto de deber expresarse sin el apoyo de lenguas inteligibles, han realizado una puesta en escena extraordinaria. La historia se centra en las doce últimas horas de la vida de Jesucristo, desde la agonía en el Huerto de Getsemaní hasta la muerte en la cruz, y está abierta a la resurrección. Se trata – dice el director – de la historia del más grande de los heroísmos, del amor más grande. La historia de un hombre extraordinario que da la vida por los demás; un hombre, Jesús, que los cristianos creemos que es verdadero hombre y verdadero Dios. La historia de quien, consciente y voluntariamente, va a su pasión y muerte para salvar a los hombres de la muerte eterna. Un hombre muere a causa de nuestros pecados y para la redención de los pecados de todos. De todos los pecados. Y en primer lugar, por los pecados de los protagonistas de la pasión: Judas lo traiciona, el Sanedrín lo acusa con mentiras y lo condena injustamente, los discípulos lo dejan sólo, Pedro lo niega tres veces, Herodes se burla de él, Pilatos se lava las manos irresponsablemente, la muchedumbre manipulada pide a gritos su ejecución, los soldados romanos lo flagelan, humillan y crucifican sin piedad. Y entre todos los personajes se mueve la presencia insidiosa de Satanás que desde el Huerto a la Cruz acecha los pasos de Cristo para ver si cede ante los tormentos, si renuncia a su misión. El film intercala algunos “flashbacks” (saltos al pasado) que permiten penetrar en el alma de los personajes y en el sentido de las acciones. Uno de ellos compara la carrera de María, la madre de Jesús, para ayudarlo cuando estaba caído bajo la pesada cruz, y un episodio de la infancia donde se ve a María corriendo con la misma premura para recoger a su pequeño hijo caído tras un tropiezo. En otros nos es descubierta la íntima conexión de la Ultima Cena-Eucaristía y el Sacrificio de la Cruz. En otros, la luminosa vida cotidiana de la Sagrada Familia en Nazaret contrasta con la sordidez de un juicio injusto y amañado, y con la villanía y crueldad de los azotes, insultos y burlas; 2. Polémicas previas al estreno: Durante el verano y otoño del 2003, un borrador de la película fue presentado en los EE.UU. y en Italia a pequeños grupos de católicos y evangélicos, a personajes del mundo religioso y político y a responsables de medios de comunicación. Las presentaciones tenían por objetivo recoger impresiones de los cristianos, calibrar las reacciones y salir al paso de rumores o abiertas acusaciones que habían comenzado a circular. Los productores querían demostrar la falsedad de las acusaciones contra la película “de antisemitismo y de falta de rigor histórico”. Profundamente ofendido, Mel Gibson negó las acusaciones de difamación antisemita hechas a su persona y a la película. Sin haber visto el film, diversas organizaciones judías hicieron declaraciones de este tipo. “Lamentablemente los judíos” -apunta Gibson – “no solo son especialistas en falsificar la historia, sino también tienen un largo historial de confrontación con la Iglesia Católica; siempre se han dedicado a difamar la memoria del Papa Pío XII y para ellos el Evangelio es, en sí mismo, antisemita, cuando ello no es cierto, ya que no se puede ocultar su plena responsabilidad en la muerte de Jesús. Si ellos no quieren reconocer su crimen, lo siento” apuntó. 3. Una obra de arte cristiano: La calidad artística de Mel Gibson es indiscutible, como lo es, también, su adhesión creyente a la fe cristiana y su deseo de ser fiel a la historia evangélica. El resultado de estos ingredientes es una indiscutible obra de arte. “La Pasión de Cristo es una película hecha para inspirar, no para ocultar la verdad. Mi intención al llevarla a la pantalla es crear una obra de arte que quede y motive la reflexión en las audiencias de distintos credos o de ninguno, a los que la historia les es familiar” puntualizó. (Por cierto, la esperada secuela The Passion of the Christ: Resurrection, comenzará a rodarse en agosto de este año en los estudios Cinecittà de Roma. El propio Mel Gibson confirmó que la película contará otra vez con Jim Caviezel como Jesús, y que necesita emplear algunas técnicas de rejuvenecimiento, como la desintegración digital (CGI), en Caviezel, ya que han pasado más de 20 años desde la primera película. Aparte de Caviezel, medios internacionales confirmaron que la película tendrá a la actriz Maia Morgenstern interpretando nuevamente a la Virgen María y a Francesco De Vito como el apóstol Pedro.).
Creative Commons License
Esta obra está bajo una Licencia de Creative Commons.