Venga ya, debo confesaros algo y es que he sentido una gran satisfacción al enterarme de la virtual nominación del señor Trump como candidato para las elecciones presidenciales del 8 de noviembre en los EE.UU. imponiéndose a todos aquellos quienes se unieron en su contra y que uno a uno mordieron el polvo de la derrota, mostrándose impotentes ante el espectacular avance del magnate, quien sin lugar a dudas será el elegido en la Convención Republicana a realizarse en julio en Cleveland (Ohio) a pesar de la intensa campaña mediática adversa de los grandes grupos de poder, quienes ven con evidente preocupación como aquel a quien no pueden tener bajo su control - cosa habitual en la política estadounidense - puede llegar a la Casa Blanca. Y es que a diferencia de los otros aspirantes (tanto demócratas como republicanos) el señor Trump no necesita ser financiado por banqueros ni corporaciones judías de Wall Street para realizar su campaña. Es multimillonario y por lo tanto, no le debe favores a nadie, ni mucho menos esta comprometido con el establishment a los cuales detesta desde el fondo de su alma. La línea de sus propuestas, guiadas por el “América primero” tiene tintes nacionalistas y aislacionistas, así como también un claro componente económico, alejándose de las “doctrinas” republicanas. Ha cuestionado desde alianzas tradicionales con socios como Japón o Arabia Saudita hasta la reducción de su aportación a la OTAN o la relación con China. Proteccionista en extremo, una de las mayores rupturas de Trump con la ortodoxia republicana es en el comercio. El candidato ha mostrado su oposición al TTP, el acuerdo negociado por Obama con 11 naciones de Asia y el Pacífico que considera perjudicial en gran medida. También ha definido como “el peor pacto comercial de la historia” el NAFTA (el acuerdo de libre comercio con Méjico y Canadá) que firmó “el esposo de Hillary Clinton” En su página web, donde se explican en detalle sus posiciones programáticas, una de ellas es la propuesta de reforma de la relación comercial con China, a cuyos bienes propone imponer una tarifa del 45% para su importación a EE.UU. Tanto en su oposición a los pactos de libre comercio como en su planteamiento proteccionista de nueva relación con China y en la propuesta de imponer tarifas de importación a empresas estadounidenses que produzcan fuera del país, Trump lo justifica plenamente ya que están literalmente vaciando EE.UU. de manufactura y empleo. En el campo fiscal, promete un aumento de los impuestos para los mas ricos - incluido el - para proteger a la clase media: "Estoy dispuesto a pagar más, ¿y sabes qué?, los más ricos están dispuestos a pagar más", dijo Trump al programa "This Week" de la cadena ABC. Esta posición de Trump sobre tributos más altos para los ricos representa una ruptura total con los candidatos presidenciales republicanos que se han opuesto firmemente a esas alzas impositivas por casi tres décadas. Si bien, como la inmensa mayoría de los republicanos, Trump ha puesto en la diana la reforma sanitaria de Obama y promete que en su primer día en el Despacho Oval solicitará al Congreso que la derogue, planteando crear en cambio un sistema basado en el libre mercado en el que haya más competitividad para que se amplíe la cobertura y bajen los precios de los seguros, en cambio choca con el partido cuando defiende mantener como está el programa de Seguridad Social (y no privatizarlo parcialmente o dar menos prestaciones como pretenden muchos conservadores) o cuando apuesta por mantener Medicaid, el sistema de salud pública para los más pobres, que propone convertir en una beca federal que gestionarían los estados. A ello debemos agregar sus ya conocidos ofrecimientos, como la deportación de 11 millones de indocumentados que se calcula que hay en EEUU, responsables tanto del incremento de la delincuencia como del tráfico de drogas; blindar sus fronteras, creando el Muro Trump en su límite con Méjico a un coste de ocho mil millones de dólares (que obviamente será pagada por estos así no quieran); prohibir la entrada de los musulmanes a suelo estadounidense porque entre ellos - como sucede en Europa - se infiltran comandos terroristas de ISIS (creados paradójicamente por su rival demócrata, Hillary Clinton, tal como ella misma lo confeso el año pasado) prometiendo además erradicar a ese grupo terrorista por medio de una amplia operación militar; y plantea el retorno a una política exterior aislacionista, existente en los EE.UU. hasta antes de la II Guerra Mundial, abandonando la OTAN ya que su permanencia le cuesta muchísimo dinero al tener que mantener a sus tropas en suelo extranjero, dejando a los europeos que resuelvan sus problemas: “Los países a los que defendemos deben pagar el coste de esta defensa y, si no lo hacen, EE.UU. debe estar preparado para dejarles que se defiendan solos” afirmó al respecto. Asimismo, no oculta su desprecio a los judíos, quienes reciben “generosamente” unos tres mil millones de dólares al año por parte de Washington en concepto de ayuda militar (que subiría a cinco mil millones anuales a partir del 2017) y ha dejado en claro que acabará con esa sangría que sale de los bolsillos de los ciudadanos. “Eso debe terminar de inmediato” aseveró en una reciente entrevista. Además, al buscar una relación más estrecha con el presidente ruso, Vladímir Putin - a quien admira - acusando en cambio a Obama de iniciar los preparativos para el estallido de la III Guerra Mundial, lo han convertido en el gran favorito para las elecciones de noviembre. Sus sucesivos triunfos en las primarias, han ocasionado que la gran mayoría de líderes republicanos se “rindan” ante el y lo acepten como su candidato:"Todos debemos unirnos tras Trump para derrotar a Hillary Clinton" escribió en su cuenta de Twitter, Reince Priebus, presidente del Comité Nacional Republicano, algo que muchos analistas lo ven como un mensaje dirigido especialmente a aquellos viejos sectores del establishment que han sido profundamente críticos con la candidatura de Trump y que hoy son los grandes perdedores. “Incluso impulsaron la campaña «No Trump» un movimiento anómalo que consistía en torpedear al gran favorito de su partido y que fue un fracaso rotundo” reseñó la CNN. Trump ha ganado las últimas ocho primarias de forma convincente, con más del 50% de los votos en cada estado. Tras su victoria este martes en Nebraska y Virginia Occidental, está cada vez mas cerca de los 1.237 delegados necesarios para obtener la investidura del partido en la convención en julio y de lograr la nominación de forma matemática cuando todavía faltan por votar estados tan populosos como California y Nueva Jersey, evitaría llegar a la convención republicana de julio sin los delegados suficientes, lo que en otras circunstancias, hubiese dado pie a una convención disputada, pero al ser el único candidato, eso ya no será posible. Pero ¿como el magnate se hizo con el control del Partido Republicano? Trump capitalizó su manejo de medios y el sentimiento antiélite que recorre Estados Unidos para convertirse en el primer "novato" político en ganar la nominación republicana tras Dwight Einsenhower en 1952. En el 2010, el Partido Republicano se vio desbordado por el surgimiento del Tea Party, cuyo objetivo era deshacerse de la clase política tradicional, tanto republicana como demócrata, con el fin de elegir nuevas figuras. El partido Republicano tomó nota del mensaje, pero Donald Trump logró representar y amplificar ese voto castigo como ningún otro candidato. “La derecha está enojada con el establishment, que no hizo lo que habían prometido, es decir reducir el rol del Estado, abolir la reforma de la salud, evitar el matrimonio gay y otros avances sociales", explicó James Thurber, director del Centro de Estudios Presidenciales y Parlamentarios de la American University."Sus votantes vienen de esa derecha enojada, tienen la impresión de haber sido abandonados, que el Estado y los empresarios son sus enemigos", dijo el analista. El aparato republicano incluso contribuyó directamente al ascenso de Trump, durante el primer periodo de Obama. El hombre de negocios encabezaba en ese entonces a los "birthers", el movimiento que ha puesto en duda el nacimiento de aquel renegado musulmán en suelo estadounidense con el fin de impugnar su presidencia y ahora ha vuelto a prometer que si es elegido Presidente llegará hasta el final con el objetivo de desenmascararlo a como de lugar. “No me sorprende por eso su apoyo a ISIS y otros grupos terroristas: Si es musulmán como ellos” afirmó el magnate a la cadena Fox. "El partido Republicano le dejó margen porque eso les ayudaba a movilizar su base electoral. Esa maniobra le permitió a Trump subir en las preferencias de los electores, algo de lo que ahora el establishment del partido se lamenta por ello", subrayó John Hudak, investigador del Instituto Brookings en Washington. No cabe duda que la Convención Republicana de julio será un acto meramente protocolar, porque Trump será el nominado. Si por allí algún sector pretende - como algunos analistas afirman - imponer a otro candidato en su lugar, el viejo partido se dividirá irremediablemente, ya que muchos se irían con el quien se presentaría como independiente, con grandes posibilidades de entrar a la Casa Blanca, derrotando a Hillary Clinton. Es su hora de triunfo y nada ni nadie podrán arrebatárselo :)