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miércoles, 12 de junio de 2019

ESTONIA: ¿El enemigo de mi enemigo es mi amigo?

Como sabéis, dentro de la escalada militarista impulsada por una enloquecida camarilla liderada por Donald Trump. EE. UU. continúa una estrategia de contener a Rusia mediante la formación de alianzas militares en las fronteras de su país. Esta estrategia no es derogable, incluso si significa formar relaciones con los nacionalistas. No debe sorprendernos por ello que este mes, Estonia por fin haya firmado un acuerdo de cooperación de defensa con los EE. UU., convirtiéndose en el tercer y último estado báltico en hacerlo. La noticia del fortalecimiento de la alianza militar se produjo casi al mismo tiempo de la entrada en vigor de otro acuerdo de cooperación de defensa, esta vez firmado con los Emiratos Árabes Unidos (EAU). El acuerdo entre EE. UU. Y Estonia se firmó en el Pentágono y, según se informa, cubre la cooperación de defensa para las dos naciones hasta el 2024, aunque proporciona pocos detalles sobre lo que ocurrirá durante los próximos cinco años, y mucho menos una cifra en dólares en cuanto a la cantidad que le costara al contribuyente estadounidense. Sin embargo, lo que sí sabemos del acuerdo es un comunicado del Departamento de Defensa de los Estados Unidos que afirma que las áreas de cooperación probablemente incluirán "el desarrollo de capacidades y ayuda relacionada con la defensa, ejercicios de entrenamiento, defensa cibernética, la Liga de Defensa de Estonia, áreas de entrenamiento y apoyo de la nación anfitriona". También es probable que Estonia esté buscando albergar más ejercicios militares en su suelo, incluidos los cibernéticos. Cabe destacar que Estonia se ha convertido en uno de los países más avanzados del mundo en lo que respecta al uso de la tecnología cibernética, famosa por la implementación de su llamado gobierno electrónico (incluso Skype fue creado por estonios, y gran parte de la tecnología de Skype trabajo todavía se ejecuta desde el estado báltico). Según Stratfor, al ser la plataforma líder en inteligencia geopolítica del mundo, Estonia se ha convertido en líder en temas de ciberseguridad. No es de extrañar por ese motivo que la nación sea actualmente la sede del Centro de Excelencia del Control Cooperativo de Defensa Cibernética de la OTAN. Como nota adicional, pero también intrigantemente relevante, EE. UU. también lanzó una multimillonaria estrategia para que sus ‘aliados’ como Albania, Bosnia, Croacia, Grecia, Macedonia y Eslovaquia retiren de circulación el equipo militar ruso que aun poseen sus fuerzas armadas y reemplazarlas obviamente por armamento de procedencia estadounidense. El plan se está implementando tan rápidamente que los funcionarios del Departamento de Estado esperan ampliar el programa en las próximas semanas. Dicha estrategia está programada para hacer mas lucrativa que nunca a la industria militar estadounidense que seria la gran beneficiada del proyecto, ya que los ‘aliados’ de Washington estarían en la obligación de comprarles a ellos a precio de oro, una razón por la que nunca verá a Rachel Maddow de la MSNBC quejándose de que Donald Trump no ‘priorice’ al complejo industrial militar, a pesar de la evidencia abrumadora de que Trump ha multiplicado la venta de de armas estadounidenses en el extranjero para hacer frente a las “ potenciales amenazas” (?) provenientes de China y Rusia, cuando son los EE.UU. quienes atizan las diferencias con ambas potencias llevando irresponsablemente al mundo a una conflagración mundial. Estonia ya es miembro de la OTAN, al cual se unió en el 2004. Es uno de los pocos miembros que cumple con los compromisos de la OTAN de gastar más del dos por ciento de su producto interno bruto (PIB) en defensa, y también está en proceso de modernizar y fortalecer sus fuerzas armadas. Asimismo, el actual embajador de Estonia en EE. UU., Jonatan Vseviov, dijo a Defense News que la OTAN era la “piedra angular de nuestra seguridad” afirmando además que la OTAN hace un gran trabajo en defensa “y de disuasión”, lo que puede ser una directa referencia a un solo país y un solo país que le quita el sueño las 24 hrs. del día: Rusia. Recientemente, una importante agencia de noticias de la región del Báltico dijo que un avión militar ruso había realizado una breve incursión en el espacio aéreo estonio para demostrar que para Moscú seria muy fácil neutralizar a los estonios al encontrarse en su zona de influencia. No me malinterpreten, el momento de este acuerdo recientemente firmado probablemente sea solo una coincidencia, pero creo que los problemas geopolíticos en juego hablan por sí mismos. Como parte de la " disuasión”, Vseviov también explicó que se habían iniciado conversaciones con Estonia, Letonia y Dinamarca para establecer una División Multinacional Norte para complementar lo que Polonia ya había establecido. La OTAN, como era de esperar, no ha hecho más que elogiar a Estonia por “su contribución” a la alianza militar. Tomemos, por ejemplo, el tema en cuestión: un nuevo acuerdo de defensa con Estonia. Estonia se ha convertido en una de las caras más fuertes del movimiento nacionalista que se extiende por todo el continente europeo. Su Partido Popular Conservador (en estonio: Eesti Konservatiivne Rahvaerakond, EKRE) de tendencia ultranacionalista, ganó 19 de los 101 escaños en el parlamento y fue invitado a formar un gobierno de coalición con el Primer Ministro de Estonia, Juri Ratas. Lo irónico de todo es que, si bien en Estonia se ha extendido el rechazo hacia los ‘refugiados’ - terroristas en potencia - como sucede en gran parte de Europa, las estadísticas disponibles no apoyan la idea de que Estonia tenga un problema de inmigración de cualquier tipo. Según Stratfor, Estonia se enfrenta a una población en declive principalmente porque las tasas de emigración son altas y las tasas de natalidad son escasas. Estonia, con una población de solo 1.3 millones, apenas ha acogido a 206 ‘refugiados’ desde el 2015, de los cuales 80 ya han abandonado el país. Pero aun así, los nacionalistas estonios consideran que por más pequeña que sea, la afluencia de estos indeseables se ha convertido en una grave amenaza a la seguridad del país, por lo que han impulsado una plataforma nacionalista ganando adeptos en el interior del país, alertando sobre los riesgos que presenta su presencia , exigiendo su expulsión inmediata antes de que cometan actos terroristas en su territorio, considerando erradamente que Trump "es el único que puede salvarlos" de ese inminente peligro.  Precisamente, usando consignas como que “es el único que puede proteger a los estonios”, el EKRE se ha ido fortaleciendo. El peligro radica que ese odio lo puedan trasladar a la población de origen ruso y allí la cuestión cambia. No hay que perder de vista que una parte importante de Estonia está formada por rusos de habla étnica, lo que hace que todo sea problemático tanto para Washington como para los nacionalistas. Si EE.UU. quiere aislar a Estonia de Rusia, tendría que lidiar con esta importante y poderosa minoría. Como debió haber aprendido en Ucrania, este no es un problema menor al cual hacer frente ya que una ofensiva contra ellos podría originar el estallido de una guerra civil y la desintegración del pequeño país, ya que Moscú no toleraría que pasen por lo mismo que los prorusos del este de Ucrania a manos de la camarilla golpista de Kiev, respaldados por Washington y que convirtió a ese país en un Estado fallido al quedar irreconciliablemente dividida. En cuanto a los grupos ultranacionalistas de seguro intentaran enfrentarse de alguna manera con una población local ya diversa, que no estará de acuerdo con su visión extremista y sabrán hacerle frente gracias al apoyo decidido de Rusia. Pero si quieren que Estonia se convierta en otra Ucrania, aténganse a las consecuencias. Cabe preguntarse si buscar la “amistad” de los EE.UU. es conveniente para los nacionalistas o no, ya que solo los utilizaran para intentar contener a Rusia y luego desecharlos cuando ya no sean de ‘utilidad’ como hicieron con ISIS en Siria, ya que para Washington no interesa si los grupos a quienes “apoyan” sean nacionalistas o islamistas radicales. Lo importante es que sean antirrusos. ¿Y a esta banda de impresentables los estonios pueden considerar ‘amigos'? Lo que hay que ver :(
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