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miércoles, 1 de septiembre de 2021

PAKISTAN: Un juego peligroso

Los dirigentes paquistaníes no han disimulado su alegría por el cambio de régimen en el vecino Afganistán. El primer ministro, Imran Khan, celebró que los afganos hubieran roto las cadenas de la esclavitud al que los tenía sometidos los EE.UU. a través del gobierno colaboracionista de Ashraf Ghani (quien huyo del país horas antes de la entrada de los talibanes a Kabul robando 169 millones de dólares) quien también era estrecho aliado de la India, su mortal enemiga. Pero las simpatías por los talibanes no son nuevas. Los servicios secretos paquistaníes los han apoyado desde sus orígenes, aunque a su vez cooperaban con los EE.UU. en “su lucha” contra Al Qaeda, el cual por cierto - al igual que ISIS - es una creación de la CIA. Pero el éxito de los islamistas radicales en Afganistán enfrenta ahora a Pakistán con varios desafíos que amenazan con trasformar esa satisfacción en muchos problemas. El más obvio e inmediato es un éxodo de miles de “refugiados” que cruzan sus fronteras, entre ellos terroristas infiltrados que buscan llegar a Europa. A mediano plazo, el triunfo de los talibanes puede causar a Pakistán tensiones internas y externas, como las que ya vivió en la primera década de este siglo. Dentro, el posible efecto sobre sus propios talibanes, que ya cuestionaron al Gobierno de Islamabad en el pasado. Fuera, el eventual reproche internacional, en la medida en que los fundamentalistas afganos vuelvan a las andadas en su discriminación de las mujeres, desprecio a los derechos humanos o apoyo a otros islamistas violentos. Como sabéis, Pakistán siempre buscó un Gobierno afín en Kabul que le diera profundidad estratégica frente a la India, un rival con el que ha mantenido cuatro guerras desde la partición en 1947, tras la independencia del Reino Unido. Así que, tras haber nutrido a grupos terroristas en la disputada Cachemira, sus generales vieron la oportunidad de utilizar esa misma ideología para acabar con la guerra civil de su vecino occidental y ‘estabilizar’ la frontera común. Contaban con millones de refugiados afganos acogidos desde la invasión soviética de 1979, 2.640 kilómetros de frontera común, e importantes lazos tribales entre los habitantes de ambos lados. Pero el subproducto de aquella política fue la aparición de un movimiento talibán autóctono (Tehreek-e-Taliban Pakistan, TTP) que llegó a hacerse fuerte en el noroeste del país poniendo en jaque al Gobierno de Islamabad. Desde entonces, las campañas militares contra ese grupo terrorista, asi como medidas políticas para desarrollar las zonas tribales (e incorporarlas a la legislación federal) como algunas concesiones, habían reducido significativamente tal amenaza en los últimos tiempos. Sin embargo, los analistas temen que la llegada al poder de los talibanes afganos envalentone al TTP y otros grupos similares a volver a la lucha. También las afinidades tribales pueden viajar en sentido contrario. Aunque los talibanes afganos se presentan ahora como un movimiento de liberación nacional “abierto al resto de las comunidades étnicas y religiosas”, sus bases y sus dirigentes siguen siendo mayoritariamente pashtunes, al igual que buena parte de los paquistaníes que residen al otro lado de la frontera. Pero ni los nacionalistas pashtunes, en el norte, ni los separatistas de Baluchistán, en el sur, reconocen esa demarcación, la llamada Línea Durand, que trazaron arbitrariamente los británicos en 1893 para fijar una segunda línea de contención frente a los rusos con los que se dividieron la zona. Demás está decir que los afganos nunca la hayan aceptado y protesten por los intentos paquistaníes de consolidarla con estructuras fijas. Esa delimitación, conocida por el nombre del entonces secretario del Foreign Office, partió por medio tierras ancestrales - tanto de pasthunes como de baluchis - haciendo imposible la estanqueidad de sus 2.640 kilómetros. De hecho, hasta este siglo los miembros de ambas etnias la cruzaban sin necesidad de pasaporte. Todo cambió en el 2001, con la invasión de los EE.UU. en Afganistán para echar del poder a los talibanes a quienes acuso de proteger “a los responsables del atentado del 11-S”, un operativo de falsa bandera montado por la CIA para “justificar” su intervencionismo en el Medio Oriente y apoderarse de sus ingentes recursos de gas y petróleo. La frontera se convirtió entonces en el principal campo de batalla en la lucha contra los talibanes, donde el grueso de sus integrantes pertenece a la etnia pasthún. Mientras, los talibanes paquistaníes se refugiaban de las operaciones del Ejército en territorio afgano (sobre todo, en la provincia de Kunar), como antes lo hicieran los talibanes afganos en territorio paquistaní. Pakistán decidió levantar una verja a mediados de la década pasada para frenar su paso, pero finalmente solo se llegaron a construir 35 kilómetros porque el proyecto era demasiado costoso. En la región de Baluchistán, sin embargo, sí se ha excavado una trinchera de 1.100 kilómetros, y el proyecto es extenderla al resto de la frontera. Desde entonces la situación se había mantenido mayormente sin cambios, hasta ahora. Es indudable que el triunfo de los talibanes en Afganistán tiene un gran beneficiario y es Pakistán. Pero ahora ¿qué hará con su influencia en ese país? A unos días de que los talibanes tomaran Kabul, su bandera ya ondeaba en lo alto de una importante mezquita de Islamabad. Muchos analistas han visto este gesto como un indicio de quiénes son los verdaderos ganadores en la guerra de Afganistán que duró 20 años. Según los líderes tribales, en los últimos tres meses, mientras los talibanes recuperaban Afganistán, el ejército pakistaní recibió una oleada de nuevos combatientes pasthunes en la frontera, procedentes de refugios que se encuentran dentro de Pakistán, deseosos de luchar contra los colaboracionistas afganos, entrenados por los estadounidenses. Con el triunfo de los talibanes, varios analistas consideran que Pakistán estará atado a ellos. “Es probable que la reputación de Pakistán en Occidente, ya de por sí inestable, se desplome ahora que los talibanes han tomado el control de Afganistán. En las redes sociales ya han circulado peticiones de sancionar a Pakistán. Al no recibir financiamiento del extranjero, Pakistán se verá en la necesidad de depender del comercio de drogas, alentado por los nuevos gobernantes en Kabul. Sin duda, un Estado gobernado por los talibanes en su frontera envalentonará a los talibanes y a otros militantes islamistas dentro de Pakistán. No olvidemos que las relaciones con los EE.UU, que ya experimentan un enfriamiento, se deteriorarán mucho más. Aparte de mantener el equilibrio del arsenal nuclear de Pakistán, ahora los estadounidenses tienen menos incentivos para tener tratos con Islamabad” anotaron. Uno de los nuevos gobernantes de Afganistán es Khalil Haqqani, un líder talibán y aliado de Pakistán que a menudo visitaba los cuarteles generales del ejército pakistaní en Rawalpindi, y que se presentó en Kabul como su nuevo jefe de seguridad, armado con un rifle M4 hecho en los EE.UU. y con un escuadrón de protección vestido con equipo de combate estadounidense procedente de los arsenales que dejaron estos al huir apresuradamente del país. “Gobernar un país devastado por la guerra será una gran prueba y un desafío impresionante, sobre todo porque los talibanes han sido una fuerza beligerante y ninguno de ellos es experto en gobernar”, escribió esta semana Malleeha Lohdi, quien fungió como embajadora de Pakistán ante las Naciones Unidas, en una columna del periódico The Dawn. Pese a que, en apariencia, Pakistán es un aliado de los EE.UU, siempre trabajó para sus propios intereses, que no son precisamente los de Washington. El objetivo de los dirigentes pakistaníes era crear en Afganistán una esfera de influencia para obstaculizar a su archienemigo: India. “El ejército pakistaní cree que Afganistán es un punto estratégico contra Nueva Delhi, que es su obsesión”, señaló Bruce Riedel, exasesor en asuntos de Asia del Sur para los gobiernos de los Criminales de Guerra George W. Bush y Barack Hussein Obama. “EE.UU. alentó a la India para que apoyara al gobierno títere afgano impuesto por Washington en el 2001, lo que exacerbó la paranoia del ejército indicó, quienes siempre habían enfatizado reiteradamente la necesidad de eliminar la presencia india en Afganistán, lo que ahora ha sucedido. No es de extrañar que cuando los diplomáticos indios estuvieron entre los primeros extranjeros en escapar de Kabul, la prensa pakistaní interpretara su salida como una victoria singular. El nexo entre los pakistaníes y el triunfal Haqqani fue incuestionable e indispensable para la victoria de los talibanes, comentó por su parte Douglas London, antiguo jefe de la CIA en la lucha antiterrorista en Asia del Sur y del Oeste. El dirigente del Ejército pakistaní, Qamar Javed Bajwa, y el director del ISI, Hameed Faiz, se reunían con Haqqani “de manera recurrente”, señaló London. Se sabe que, desde hace mucho tiempo, la familia extendida de Haqqani vive en las zonas de Pakistán ubicadas a lo largo de la frontera afgana. Según London, la ayuda de Pakistán abarcó una gama de servicios. Había refugios seguros en las áreas fronterizas de Pakistán, sobre todo en la ciudad de Quetta, que albergaban a los combatientes talibanes afganos y a sus familiares. Los servicios médicos atendían a los combatientes heridos, a veces en los hospitales de Karachi y Peshawar, las ciudades principales. La libertad que tenían los Haqqani en Pakistán para administrar lucrativos negocios de bienes raíces, contrabando y otras actividades mantuvo en marcha su maquinaria de guerra. El ISI también proporcionó activos a los talibanes para elevar su nivel internacional. El líder de los talibanes, Abdul Ghani Baradar, viajó con pasaporte pakistaní para asistir a las conversaciones de paz en Doha, Catar, y para reunirse en Tianjin, China, con Wang Yi, el ministro de Relaciones Exteriores. “Los talibanes afganos no estarían donde están sin la ayuda de los pakistaníes”, comentó London. La pregunta que muchos se hacen es que si podrán administrar su victoria o al final, termine volviéndose contra ellos :)
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