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miércoles, 6 de octubre de 2021

KOSOVO: La ruta de la perdición

Así como todo terminó mal para las intervenciones militares de Occidente tanto en Vietnam como en Afganistán, igual sucederá en Kosovo. En efecto, el fallido enclave de la OTAN creado por la fuerza de las armas en territorio serbio en 1999, volvió a estar en el centro de la noticia por sus abiertas provocaciones a Serbia, que obligo a Belgrado a desplegar tropas en la frontera, lo que causo alarma en Occidente, forzando a Pristina a entrar en negociaciones con los serbios para rebajar las tensiones, provocada por su polémica decisión de prohibir vehículos de matricula serbia en el norte del disputado territorio (una región de mayoría serbia) enviando para ello a unidades de la policía especial, lo cual enfureció al gobierno de Belgrado - que no reconoce al régimen kosovar, al cual califica de terrorista- que junto con el despliegue de sus tropas, también ordeno que aviones de combate sobrevolaran la zona a últimas horas del domingo por la mañana. Si bien luego del acuerdo alcanzado en Bruselas, se regreso al status quo anterior el problema de fondo como es la existencia ilegal de Kosovo, persiste. Cabe precisar que la cuna histórica del pueblo serbio tiene hoy el 88% por ciento de sus habitantes (1.798.505) de origen albanés, que son musulmanes. Mientras los serbios la denominan Kosovo, los albaneses la llaman Kosova. En serbio, Kosovo significa 'campo del mirlo', el sitio de la batalla entre el ejército del príncipe serbio Lazar y las fuerzas del Imperio Otomano (1389) que terminó con la derrota del primero y la anexión de Serbia a Turquía, de la cual solo pudo liberarse en el siglo XIX. Es de destacar que si bien la economía de Kosovo es una de las más pobres de Europa - con un ingreso per cápita estimado en 6.500 euros, el desempleo es muy elevado, entre el 30 y el 35% y hay una notable economía sumergida asociada, sobre todo, al contrabando de gasolina, tabaco y cemento - alberga a la mayor base militar estadounidense del mundo: el Campo Militar de Bondsteel. El complejo fue construido en 386,47 hectáreas con un perímetro de 11,27 kilómetros. Construida por la empresa privada Kellogg, Brown, and Root (KBR) y el ejército estadounidense por 350 millones de dólares en Uroševac, cerca de la frontera con Macedonia. Bondsteel tiene un costo de 70 millones de dólares al año, para mantener en activo su propia central eléctrica, depuradoras y hasta helipuerto. Nada que pueda faltarles a las tropas en esa región, parte de las 800 bases militares estadounidenses en el mundo. La realidad de la construcción de Camp Bondsteel no tiene que ver exclusivamente con Kosovo y la OTAN. Existen intereses geoestratégicos relacionados con los Balcanes, Asia Occidental y la frontera occidental de Rusia. Ya The Washington Post había señalado durante la época de decisión de construcción de Bondsteel que “con Oriente Medio cada día más frágil, necesitaremos bases y derechos de vuelo sobre los Balcanes para proteger el petróleo del Mar Caspio” Recordemos que la base se encuentra en una zona a vuelo de avión sin reabastecer de Asia Occidental, el Cáucaso y Rusia. De esta forma se puede controlar oleoductos y corredores energéticos vitales como el oleoducto transbalcánico donde multinacionales estadounidenses como Halliburton tienen presencia e intereses. Por cierto, en el corazón del disputado territorio de Kosovo, los serbios brillan por su ausencia, concentrados al norte del enclave cerca a la frontera con Serbia. La soberanía de Belgrado sobre Kosovo - considerada por los serbios como la cuna de su nación - no existe bajo la secesión de la población albanokosovar. Se han suprimido las leyes federales serbias. El dinar, sustituido en principio por el Marco alemán ha sido reemplazado por el Euro como moneda oficial de cambio, para todo tipo de comercio, sea este legal o ilegal. Pérdida de soberanía expresada, por ejemplo, en la autorización de las autoridades de ocupación de la ONU para imprimir sellos postales cuyo uso fue aprobado por la Unión Postal Universal. La no existencia de patentes en los mayoritariamente robados Mercedes Benz, Audi y BMW que surcan las caóticas calles de Pristina, son el símbolo del no reconocimiento a los serbios, pero también del dudoso origen de los automóviles con banderas albanesas ondeando en sus techos. Todo ello no deja lugar a dudas, de Serbia no se quiere saber nada. Pero Alemania ocupa hoy un lugar central. Los teutones han tejido sus redes, desde la muy políticamente correcta Eslovenia, pasando por Croacia y la Federación croata-musulmana de Bosnia Herzegovina y dando un salto hacia la ocupada provincia Serbia de Kosovo, Macedonia y expandiéndose hacia Grecia y Turquía. El poderío económico alemán sienta las bases de un nuevo orden global para los Balcanes, convertida en el motor de la pujante UE y con ventajas en su avance hacia el Este, lo cual le está generando dificultades con su socio estadounidense, ya que Berlín habla de negocios con Moscú cuando Washington quiere hablar de guerra. Mientras tanto, en Kosovo el trabajo se ha reemplazado por el meramente asistencial y caritativo. Campea el contrabando, el narcotráfico de las mafias, especialmente la llamada mafia albanokosovar cuyos mercados principales se ubican en Italia, Suiza y Alemania. El objetivo declarado, por las fuerzas aliadas de la OTAN, para su intervención en Kosovo, sostenía la necesidad “de detener las matanzas llevadas a cabo por las fuerzas serbias contra la población albanokosovar”. Han pasado más de dos décadas desde el fin de los bombardeos contra Serbia y la situación, en esencia, no ha variado. Reinan las reglas de la limpieza étnica, pero ahora con un perjudicado distinto, la minoría serbia, convertido hoy en los parias de la histórica provincia. Serlo en Pristina es llevar la marca de Caín, sinónimo de haber colaborado con los militares y paramilitares serbios llegados de Belgrado durante la guerra contra la población albanokosovar. Las acusaciones que suelen repetirse son, que al caminar por las calles de Pristina, Prizren, Istok o Djavorica, el no ser albanokosovar es arriesgarse a una paliza y hasta la muerte. Acusación no casual si consideramos que el líder del ELK (Ejército de Liberación de Kosovo) Hashim Thaci, un feroz asesino apodado The Snake, primer ministro de Kosovo autoproclamado independiente el año 2008 y desde el 2016 “presidente” del enclave hasta el 2020, cuando dimitió tras ser acusado de Crímenes de Guerra y encarcelado desde entonces en un centro de detención del Tribunal de La Haya. Al respecto, Euronews señalo que “En el 2008, justo cuando Kosovo declarara la independencia, Carla Del Ponte, la fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional de las Naciones Unidas para la ex Yugoslavia (TPIY) de 1999 a 2007, publicó sus memorias: ‘Señora Presidenta: Enfrentamientos con los peores criminales de la humanidad y la cultura de la impunidad’ (‘Madame President: Confrontations with Humanity’s Worst Criminals and the Culture of Impunity’). En ella, no sólo alegaba que durante el conflicto de Kosovo se habían cometido graves delitos contra nacionales serbios, que habían permanecido en Kosovo luego de la guerra, sino que esos delitos no se habían investigado seriamente. Líderes de la terrorista ELK participaron como importantes figuras del gobierno kosovar de la posguerra. Además de los abusos, asesinatos y desapariciones de prisioneros en una amplia red de centros de detención del denominado Ejército de Liberación del Kosovo en Albania septentrional y central, Del Ponte destacó las denuncias de que se habían extraído órganos de algunos prisioneros en una clínica médica de Albania, que se habían transportado al extranjero y se habían vendido en el mercado negro. Las Naciones Unidas y la OTAN han estado administrado Kosovo y tras veinte años, este fallido enclave tiene una economía inexistente y se ha convertido en un foco del crimen organizado, del tráfico de drogas, de armas y de seres humanos con trata de blancas que suelen nutrir el mercado de Italia y Suiza, principalmente. Los funcionarios internacionales han constatado que en Kosovo no hay una auténtica sociedad civil, en condiciones de poner en funcionamiento una verdadera institución democrática. Lo que se constata más vívidamente es que ahí las diversas minorías deberían estar protegidas por las tropas internacionales de las amenazas kosovares, pero ello no ocurre. Para los 100.000 serbios especialmente, que aun malviven en una de las zonas más conflictivas del mundo, la idea de paz y tranquilidad escapa a su cotidianidad. Ante tanta inestabilidad en la zona, no es casual que los medios europeos, dieron a conocer con satisfacción que gracias a la mediación de la Unión Europea y su representante ante el conflicto, Miroslav Lajcak se había alcanzado un acuerdo que puso fin a las tensiones en la frontera el último fin de semana. Esta situación ha vuelto a colocar en el tapete que los Balcanes sigue siendo una zona donde la tensión es pan de cada día por más que exista una fuerza multinacional liderada por la OTAN - la denominada KFOR - que sólo ha servido como una muestra de la inoperancia de aquellas creaciones de la ONU para impedir conflictos y que en realidad es el causante de ellas ¿No será mejor solicitar su retirada? Para nasies es un secreto que el descalabro del enclave de la OTAN es inevitable y mas temprano que tarde, colapsará. Kosovo es Serbia. Por historia y por tradición, siempre lo será :)
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