En Rolls-Royce aseguran que les costó un considerable debate interno lanzar la primera versión Black Badge, hace ahora cinco años. Para una marca que seguía haciendo del cromado al espejo uno de sus atributos (por dentro y fuera del coche), abrirse a la estética de rebeldía, de persona que renuncia al traje y la corbata en favor de la ropa informal, casi dando imagen de 'chico malo', podía parecer una herejía. Pero el Black Badge nació, primero con el Wraith (2016), luego con el Dawn (2017) y más tarde con el Cullinan (2019). Y mira por donde, el 27% de los coches que vende hoy día Rolls-Royce salen ahora con esta estética oscura. Cifra que crecerá con la llegada de este acabado 'nocturno' al Ghost, un modelo también nuevo si tenemos en cuenta que llegó al mercado hace ahora justo un año. En realidad el Ghost Black Badge no tiene por qué ser negro. De hecho, la marca ofrece una paleta de 44.000 colores "listos para usar", expresión a la que añaden que, si el cliente desea un tono exacto que no tienen en catálogo, no tienen problemas en hacerlo a medida. Pero es cierto que la mayoría de los clientes ha optado por el color negro, del que en Rolls-Royce presumen que es el negro más negro que jamás ha lucido un coche en su carrocería. Este tono lo han conseguido atomizando 45 kg de pintura a una carrocería pintada previamente de blanco y cargada electrostáticamente. Tras una fase de secado al horno, el coche pasa entonces por dos capas de pintura transparente, tras lo cual cuatro artesanos tiran de viejo oficio para dar a la carrocería un acabado brillante como el de un piano. Pero, ¿qué pasa con el Espíritu del Éxtasis y las rejillas del radiador en forma de panteón, tradicionalmente cromados? A que siguen siendo cromados, pero no de un cromado plateado, sino de otro oscurecido gracias a que en el proceso de cromado se introduce sustrato de acero inoxidable. Lo más sorprendente es que esta capa de cromado oscurecido tiene un grosor de un micrómetro, que más o menos es la centésima parte del grosor de un cabello humano. Si esto resulta sorprendente, todavía lo son más las ruedas de 21" realizadas en fibra de carbono. Cada una utiliza 22 capas de fibra, que se pliegan sobre sí mismas para dar un grosor de 44 capas. Entre ellas, un buje de aluminio formado se une a la llanta mediante fijaciones de titanio de calidad aerospacial, y todo ello se remata con el tradicional tapacubos central en el que la RR se mantiene siempre vertical aunque la rueda esté dando vueltas... Ni que decir tiene que, para un chófer, hacerles un rozón en un bordillo tiene que provocar una semana de insomnio. Por dentro incorpora fibra de carbono con un hilo metálico integrado que forma patrones de diamante. Hay también elementos cromados oscurecidos (salidas de ventilación, sobre todo), y destaca la presencia de un patrón de estrellas no sólo en el techo, sino otro con 152 puntos luminosos en el salpicadero. Y sería complejo explicar cómo lo consiguen, pero al mirar estas estrellas se ve un efecto parpadeo similar al que uno tiene cuando mira el cielo real. Con tanto refinamiento exclusivo, que curiosamente en Rolls-Royce llaman 'post opulencia' y que califican como "minimalista", lo de menos parece lo que afecta a su rendimiento. Aun así, para adaptarse al gusto de conductores más jóvenes y rebeldes este Ghost Black Badge cuenta con29 CV y 50 Nm más que el Ghost normal, por lo que las cifras del V12 6.75 se quedan en 600 CV y 900 Nm de par. Mucho potencial. Quizá por eso en la firma británica han decidido también incrementar la potencia de los frenos. Los precios aún no se han anunciado, pero el periodo de pedidos ya está abierto :)