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miércoles, 26 de enero de 2022

UCRANIA: Guerra en las sombras

Según informes dados a conocer recientemente, la CIA está supervisando programas de entrenamiento para preparar a las fuerzas ucranianas para la guerra no convencional, los cuales tienen una extraña similitud con un proyecto de la era de la Guerra Fría expuesto durante mucho tiempo. Si la historia sirve de juez, es probable que termine de la misma manera. En efecto, una serie de denuncias publicadas, aparentemente provenientes de “cinco ex funcionarios de inteligencia y seguridad nacional familiarizados con la iniciativa”, afirman que la principal agencia de espionaje de los EE. UU. ha estado desde el 2015, impartiendo capacitación “para personal militar y de seguridad ucraniano seleccionado” un eufemismo para referirse a grupos terroristas. Según se ha llegado a conocer, el programa tiene como objetivo desarrollar conjuntos de habilidades asociadas con la guerra no convencional (UW en inglés), una forma de conflicto a menudo denominada insurgencia. Estos informes dicen que el entrenamiento se lleva a cabo en los EE. UU. y es supervisado por el brazo paramilitar de la CIA, la División de Actividades Especiales. Cabe precisar que el Departamento de Defensa define la guerra no convencional como "actividades realizadas para permitir que un movimiento de resistencia o insurgencia coaccione, interrumpa o derroque a un poder ocupante o gobierno operando a través o con una fuerza clandestina, auxiliar o guerrillera en un área denegada". El término 'fuerza guerrillera' se define además como “un grupo de personal irregular, predominantemente ucraniano, organizado según líneas militares para llevar a cabo operaciones militares y paramilitares en territorio enemigo, hostil o denegado”. Si hay que creer en los informes de prensa, la CIA está entrenando activamente a ultranacionalistas ucranianos para resistir una imaginaria “invasión rusa” de la cual se hace tanto eco por estos días la prensa europea al servicio de Washington, llegando inclusive en su campaña de mentiras al paroxismo y la paranoia. Una lectura de esto sería que Washington está creando una capacidad diseñada para infligir un costo adicional a cualquier “futura invasión y ocupación militar rusa de Ucrania”, algo para lo que Moscú insiste en que no se está preparando. Otra lectura, dado que tanto Ucrania como EE. UU. consideran que Crimea y el Donbass “son territorios ilegalmente ocupados”, es que la CIA podría estar entrenando a fuerzas ucranianas para llevar a cabo una guerra de guerrillas ofensiva en tierras controladas directamente por el gobierno ruso, que ha sido el caso en Crimea desde el 2014, o controlado por separatistas anti-Kiev, como en Donbass. Cualquiera de las versiones sería motivo de alarma en Moscú. De ser cierto, la actividad reportada de la CIA no representaría la primera incursión de la agencia en organizar a los ucranianos para luchar contra la autoridad rusa. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, la CIA estableció estrechos contactos con dos grupos de resistencia ucranianos, la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN) y el Ejército Insurgente Ucraniano (UPA), que lucharon junto al III Reich contra los soviéticos. Inicialmente, el apoyo se orientó a facilitar las actividades de guerra no convencional de los combatientes de OUN-UPA. Los agentes fueron identificados y reclutados con la ayuda de la Organización Gehlen de Alemania, que lleva el nombre del general Reinhard Gehlen, jefe de la inteligencia militar nazi (el Departamento 12 del Estado Mayor General del Ejército Alemán-Ejércitos Extranjeros Este, o FHO) en el Frente Oriental, durante la Segunda Guerra Mundial. Gehlen controló numerosas redes de agentes que continuaron trabajando a favor de Alemania hasta el final de la guerra. Luego de que terminó la lucha, EE.UU. tomó el control del Departamento 12 y, con Gehlen todavía al mando, lo transfirió junto con su red de agentes al control estadounidense. La organización de Gehlen proporcionaría a Washington espías ucranianos bajo su control, que fueron entrenados por el ejército de los EE. UU. en Alemania Occidental y luego enviados al este de Polonia/oeste de Ucrania, donde ayudaron a coordinar una resistencia activa que continuó hasta 1955. Una vez que los soviéticos derrotaron al brazo paramilitar de la OUN-UPA, la CIA cambió su enfoque de la guerra no convencional a la acción política encubierta, financiando una variedad de publicaciones que se utilizaron para difundir propaganda antisoviética tanto dentro de Ucrania como en todo el mundo. Este esfuerzo fue conocido por el criptograma 'AERODYNAMIC' de la CIA, y continuó hasta la víspera del colapso de la Unión Soviética en 1990. Según informes de prensa, la CIA está investigando cuidadosamente al personal que recibe la capacitación de la UW para garantizar que personas ideológicamente “incompatibles”, por ejemplo, aquellas afiliadas a organizaciones neonazis y posibles agentes dobles rusos, no se incluyan en el programa. Hay dos problemas con este escenario tal como se presenta: Primero, el segmento de la sociedad ucraniana más adecuado para sostener una resistencia a largo plazo posterior a “una ocupación rusa” seria la encarnación moderna de la OUN-UPA. Por un lado, el apoyo de la CIA a este grupo le proporcionaría una base de apoyo ucraniano proclive a desatar la violencia contra Rusia. Por otro lado, el actual movimiento sucesor de OUN-UPA ha sido tomado por nacionalistas ucranianos dados a abrazar la simbología e ideología neonazi. Sin embargo, la reciente voluntad de los agregados militares estadounidenses asignados a Kiev de asociarse libremente con miembros del ejército ucraniano que blandieron abiertamente insignias y parches neonazis en sus uniformes indica que la asociación con la ideología nazi puede, de hecho, no debe ser público, pero la lógica indicaría que debería serlo. El mayor problema para cualquier reencarnación moderna de AEODYNAMIC es que, para tener alguna posibilidad de éxito, debe ser completamente encubierta. El quid de la cuestión es que, si el ciudadano estadounidense medio lee al respecto en los medios, entonces el programa ya no es encubierto. No hay razón para no creer que la CIA, de hecho, ha estado dirigiendo una misión de entrenamiento UW para ucranianos. Sin embargo, al mismo tiempo, tampoco hay motivo para dudar de que la exageración mediática de los últimos días se trata menos de prepararse para lo peor, y más bien de crear la percepción en Moscú de que tales operaciones están, de hecho, siendo preparadas, en un esfuerzo por influir en los próximos movimientos rusos. La posibilidad de una amenaza concertada de esos grupos paramilitares debido “a una invasión militar rusa de Ucrania” tendría cierto valor disuasorio. Del mismo modo, cualquier respuesta rusa, tanto política como militarmente, a una posible amenaza por parte de ellos reduce los recursos que Rusia podria desplegar en apoyo de cualquier posible invasión. Sin embargo, el hecho de que esta historia haya sido filtrada a la prensa por “cinco ex funcionarios de inteligencia y seguridad nacional familiarizados con la iniciativa” es más indicativo de una divulgación controlada de información que de una falla masiva en la seguridad operativa. Las operaciones paramilitares encubiertas se encuentran entre las actividades más clasificadas y compartimentadas realizadas por la CIA. El conocimiento de dichos programas se mantiene extremadamente estricto y se confía solo al personal que tiene necesidad de saberlo. Este mismo personal generalmente proviene de la misma comunidad que lleva a cabo la operación y, como tal, es extremadamente sensible a la necesidad de mantener el secreto, especialmente en un caso como este, donde las vidas de las personas que están siendo capacitadas podrían estar en peligro, caso de cualquier divulgación inadvertida. El hecho de que cinco ex funcionarios encargados de dicha información decidieran simultáneamente hacerla pública, incluso de forma anónima, debería enviar señales de alerta a cualquiera que evalúe la viabilidad de la información que se comparte. Si bien no está más allá de la capacidad de la CIA llevar a cabo dicho entrenamiento, tampoco se puede descartar que la “filtración” de dicho entrenamiento tiene el único propósito de que el programa se filtre a los rusos como valor disuasorio. Este tipo de operación psicológica está más alineada con la acción política encubierta por la que se conoce a la CIA. Además, dado el pobre historial de la CIA en las últimas décadas cuando se trata de montar operaciones encubiertas contra Rusia. Lo vimos en Siria donde los grupos terroristas creados, armados y financiados por Washington como ISIS y Al Qaeda fueron literalmente pulverizados por toneladas de bombas y misiles rusos en el 2014. Asimismo, es muy probable que los servicios de seguridad rusos no solo hayan estado monitoreando la operación desde su inicio, sino que hayan ayudado a guiarla, directa o indirectamente para llevarla al fracaso, utilizando para ello sus considerables recursos de inteligencia. Demás está decir que, independientemente de sus metas y objetivos, el esfuerzo de la CIA por resucitar AEODYNAMIC parece condenado desde el principio, y es más que probable que se una a su predecesor de la Guerra Fría en el basurero de la historia :)
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