Se trata de la capital más acogedora del norte de Europa, llena de cafés, tiendas y los mejores restaurantes de los países escandinavos. Con sus tortuosas calles de la ciudad vieja, los magníficos palacios reales, los edificios vanguardistas y las más nuevas atracciones, Copenhague es la combinación perfecta entre la tradición y la modernidad, cuyas diferentes áreas tienen unas características muy definidas. En efecto, desde la turística zona del centro de la urbe con la peatonal Stroget como calle vertebradora de la ciudad, hasta el residencial Osterbro, pasando por los pueblos situados al Norte de Copenhague, pequeñas excursiones ideales para quien se decide a viajar a la capital danesa. El centro de Copenhague, llamada la City, reúne la mayor parte de las atracciones turísticas que ver en la capital danesa. Podemos delimitar lo que llamamos el centro en una zona de alrededor de cuatro kilómetros de este a oeste y dos de norte a sur aproximadamente. Un paseo de punta a punta del centro de la ciudad nos lleva alrededor de una hora, aunque con todos los rincones interesantes que tiene por visitar, obviamente supondrá bastante más tiempo que lo programado. Podemos decir que la City es la zona que va desde la Estación Central de Ferrocarril - límite oeste - hasta la estatua de la Sirenita y el Kastellet - al este - y desde la zona de los Lagos en el norte, hasta el barrio de Christianshavn en el sur. Aquí se concentran casi todos los atractivos de la ciudad. Comenzando por el oeste, llegamos a la Estación Central de Ferrocarril de Copenhague (conocida como Kobenhavn Hovedbanegard o simplemente Kobenhavn H), que es un edificio en el que lo que más destaca es la decoración y las vigas de madera de los techos del vestíbulo central. Es un punto de referencia principal de los ferrocarriles daneses, ya que de ella parten todos los trenes nacionales e internacionales, los regionales de la isla de Zelanda y los S-Tog de cercanías. Luego de salir de la estación, al otro lado de la calle se encuentra una de las principales atracciones de Copenhague: los Jardines Tívoli, un parque de atracciones situado en el corazón de la ciudad, con 169 años de vida y una gran tradición. Se trata de un recinto pequeño que no ocupa más de una manzana, pero cuyo interior hace que merezca la pena visitarla. A la salida del Tívoli se encuentra Rådhuspladsen, la Plaza del Ayuntamiento, que es el centro neurálgico de la ciudad. Como podéis imaginaros, el edificio alrededor del que se organiza todo es el Ayuntamiento, que bien merece una visita por dentro y, para el que tenga ganas de ver una buena vista, una subida a su torre en una de las visitas guiadas que se organizan. Desde la Plaza del Ayuntamiento, el mejor camino que se puede seguir es la Strøget, la calle peatonal del centro de la ciudad que se prolonga hasta Kongens Nytorv, donde están el Teatro Real y Nyhavn. La Strøget es la gran calle comercial de Copenhague y, a su alrededor, se mueve gran parte de la vida de la ciudad. A lo largo de sus cerca de dos kilómetros se pueden encontrar las tiendas más exclusivas, grandes almacenes o las sucursales de las principales cadenas de ropa europeas. En ella, y especialmente en las pequeñas calles que parten de ella o van en paralelo, hay también varios cafés, bares y discotecas. Durante su trayecto, la Strøget atraviesa plazas como la de Nytorv, donde está el tribunal de la ciudad; y la de Højbro Plads, desde la que se pueden ver tanto el Parlamento como el edificio de la bolsa, a las que se puede llegar con un paseo de apenas cien metros, y de ella sale, además, otra calle comercial y peatonal que se dirige hacia el norte y que pasa junto a la Rundetårn o Torre Redonda, un bello edificio desde cuya terraza hay una maravillosa vista de Copenhague. Al final de la calle peatonal aparece Kongens Nytorv, una plaza en la que se juntan varios de los edificios más interesantes de de la ciudad. En ella están tanto el Teatro Real, los edificios del Hotel D´Anglaterre o los almacenes Magasin. Sin embargo, lo mejor de la plaza se encuentra en Nyhavn, el Puerto Nuevo (o viejo, más bien, aunque haya que ignorar la traducción auténtica), un pequeño canal de unos quinientos metros alrededor del cual hay inconfundibles edificios de fachadas con muchos colores diferentes. Es un lugar ideal para dar una vuelta y hacer las mejores fotos de la ciudad. Desde Nyhavn apenas hay diez minutos de caminata hasta Amalienborg, el palacio donde vive la familia real danesa. Está situado en una plaza con una estructura simétrica y que está custodiada por los típicos guardianes daneses del gorro de piel alto. Si se tiene suerte, se puede coincidir con la ceremonia del cambio de la guardia que, no es excesivamente espectacular como en otros países, pero siempre resulta curiosa. Si se sigue un poco más hacia el este -alrededor de un kilómetro- aparecerá la famosa estatua de la Sirenita que todo el que pase por Copenhague no puede dejar de ver. Otros lugares que ver en el centro de la ciudad son el castillo de Rosenborg y los jardines que lo rodean. El edificio en sí es bastante pequeño y alberga una exposición de joyas de la corona, pero los jardines, pese a no ser demasiado amplios, son todo un espectáculo especialmente durante el verano, cuando cientos de personas descansan sobre la hierba al sol. Los alrededores de Copenhague, además, nos deparan fantásticas vistas y atracciones. Castillos como el de Frederiksborg en Hillerød, parques como el de Klampenborg, el museo de arte contemporáneo de Louisiana, la casa Museo de Karen Blixen las playas del norte de la isla en la zona de Gilelleje e incluso restos vikingos como en Roskilde harán las delicias del viajero. De todos ellos, mi favorito es el castillo de Frederiksborg, que funciona también como museo de historia danesa. Se trata del mayor castillo danés de la época del Renacimiento, que fue construido por el rey Christian IV en la primera mitad del siglo XVII. Todo el recinto del castillo está situado en tres pequeñas islas situadas en un lago de la ciudad y constituyen un conjunto monumental rodeado por agua y naturaleza. Dentro de él es recomendable pasear por las salas de la parte más baja, que mantienen algo la fisonomía de los tiempos pasados, visitar la capilla, el gran salón, las habitaciones en las que se pueden contemplar cientos de pinturas, especialmente retratos de personajes importantes de la historia danesa y, para finalizar, se puede dar un vistazo a las salas del piso superior donde se pone más de manifiesto el carácter de museo y se puede hacer un pequeño recorrido por los documentos visuales que presentan la historia danesa más reciente. No podíamos dejar de referirnos por cierto a sus imponentes jardines, realizados entre 1720-1725, trazados a la moda de la época por el arquitecto real y diseñador, Johan Cornelius Krieger. Estos se han caracterizado por un eje central creando una continuidad entre el edificio, el jardín y el campo abierto. A lo largo del eje principal en el jardín de Frederik IV de estilo barroco, fue construida una cascada de canales de agua y fuentes, simétricamente a avenidas, parterres y bosquecillos con monogramas reales. Finalmente, Copenhague es también la ciudad con mejor vida nocturna de toda Escandinavia, lo que hace de la capital de Dinamarca un destino fantástico para quien también esté buscando diversión. Lamentablemente, los días se me hicieron cortos para conocer al detalle todo lo que ofrece y es por ello que prometo regresar más adelante.