Se dice que durante sus guerras de conquista en Europa, Napoleón en referencia a China dijo estas proféticas palabras: “Dejemos que el gigante siga durmiendo porque cuando despierte temblara el mundo”. Y vaya que tuvo razón. Hoy es una floreciente potencia capitalista en camino a convertirse en la superpotencia del siglo XXI. Ya destrono a los EE.UU. como la primera economía del mundo - cinco años antes de lo previsto según el Banco Mundial - y es su principal acreedor. Tiene el poder militar y un vasto arsenal nuclear, el cual sigue creciendo gracias a los ilimitados recursos económicos del que dispone. En los asuntos mundiales, su voz es cada vez mas escuchada y su presencia se hace más evidente dejando en claro su tenaz oposición a una criminal guerra de agresión contra Siria e Irán por parte de Washington, haciendo causa común con Moscú en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU vetando resoluciones contra el régimen de Damasco patrocinadas por la Casa Blanca. ;Es mas, su estratégica alianza político-militar con Rusia los llevara a rediseñar el nuevo orden mundial, para desesperación de los EE.UU. y sus lacayos de la OTAN, así como del Japón, una potencia decadente que ve cada vez con mas inquietud el incontenible avance de su ancestral enemigo, el cual por cierto tiene viejas cuentas pendientes con Tokio por sus atrocidades cometidas en territorio chino durante la primera mitad del siglo XX. Los chinos serán pacientes pero no olvidan. Como sabéis, China tiene una historia milenaria, donde se afianzo como una gran potencia temida por muchos. Sin embargo, a lo largo del siglo XIX, le siguieron décadas de conflictos políticos y sociales que coincidieron con la decadencia de la Dinastía Qing, y que tras la proclamación de la republica en 1911 tuvo que soportar una serie de sangrientas guerras civiles (así como una brutal ocupación japonesa hasta 1945) que la fueron apartando del centro de la escena mundial. Luego llego el comunismo con Mao Tse Tung quien se mantuvo en el poder hasta su muerte en 1976, lo que posibilito a la nueva dirigencia iniciar un proceso de reformas económicas en 1978, experimentado desde entonces un progreso ininterrumpido en las últimas décadas. Bajo este escenario, China consiguió retomar a la senda de crecimiento, llegando a convertirse hoy en una potencia de primer orden, dispuesto a recuperar el tiempo perdido. Que no os engañe las apariencias. Oficialmente será una “república popular” gobernada por un partido único (con su bandera roja como símbolo del Estado y venerando la momia de Mao expuesta en Tiananmen) pero que de “comunista” no tiene nada. A primera vista podría parecer una contradicción, pero no lo es. Simplemente es el pragmatismo chino que le da buenos resultados. Ahora se hace cada vez mas presente en la escena mundial. En el aspecto puramente militar, China dispone de misiles con cabezas nucleares de largo alcance, además de contar con una industria aeroespacial muy desarrollada. Esto, en realidad, no es nada nuevo. Pero si proyectamos nuestra mirada hacia el futuro, y nos remitimos a mediados del siglo XXI, para ese entonces los chinos se convertirán en la primera potencia económica y tecnológica del planeta. En el campo político, sus ansias de expansión lo llevaran tarde o temprano a una confrontación con los EE.UU. debido a sus intereses comunes en la zona – Taiwán, Indochina y Japón - lo cual no solo lo ha llevado a una sólida alianza con Rusia para hacer frente a aquella amenaza, sino que esta interesada en hacer valer su influencia en los países de la región y crear un organismo de seguridad colectiva denominado el Grupo de Shangai (integrado por Rusia, China, Mongolia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán, a la cual se unirán próximamente la India, Serbia, Bielorrusia, Corea del Norte, Azerbaiján, Pakistán e Irán), que ha despertado la alarma en Occidente, según informa The Economist esta semana: "Se trata de una herramienta con la que Pekín está construyendo un nuevo orden mundial a su estilo ¿Con que intenciones? Aun no lo sabemos” afirma la publicación británica. ”Asusta la perspectiva de una especie de OTAN liderada por China" agrega la nota. Como podéis notar, los chinos están dejando en claro que gracias a su poderío económico y militar también están en capacidad de imponer sus condiciones al resto del mundo. Su firme posición junto a Rusia en la defensa de Siria e Irán frente a las intenciones criminales de los EE.UU. y sus secuaces de la OTAN, nos demuestra el nacimiento de una nueva alianza militar que servirá de contrapeso a quienes se creían los amos del mundo. Desde el Pacto de Varsovia no se veía nada igual. (Al momento de publicar esta nota continua una serie de ataques sobre las posiciones de los terroristas de ISIS por parte de los EE.UU. en Siria al margen de la legalidad internacional, violando la soberanía del país y amenazando la estabilidad de la región. Lo que suceda de ahora en adelante será responsabilidad de Washington) :(