ALEMANIA DESPIERTA: Crece el rechazo a la islamización de Europa
No cabe duda que el Fascismo vuelve a recorrer el continente. La grave crisis económica y las duras políticas de austeridad impuestas por los gobiernos de turno por exigencia de la UE, han originado el resurgimiento de una serie de partidos nacionalistas y xenófobos que han crecido de forma imparable en una Europa que creía haber dejado atrás su pasado, pero retoma el mismo camino una vez más. “Se trata del mayor peligro que sufre Europa en el siglo XXI. Una amenaza que crece a paso firme sin que nuestros gobernantes hagan algo para detenerlos. Es la cada vez mayor presencia de inmigrantes musulmanes en el viejo continente: turcos en Alemania, argelinos en Francia, pakistaníes en Inglaterra, marroquíes en España … la lista es larga. Llegan en oleadas con sus anacrónicas costumbres y su religión propia del medioevo caracterizada por su fanatismo, instalándose en barrios periféricos de nuestras ciudades donde se reproducen como conejos y quienes tratan de expandir desde sus mezquitas su veneno islamista mostrando el odio visceral que nos tienen. Exigen para ellos libertad y tolerancia, algo que no existe en sus países de origen para las minorías cristianas, quienes son hostilizados, expulsados e incluso asesinados con la complicidad de sus gobiernos, Si no los detenemos, en pocos años toda Europa será musulmana” es la opinión mayoritaria de los alemanes hartos de su presencia, según una reveladora encuesta publicada por Die Welt. Es por ello que no nos sorprende el auge que tienen los partidos de extrema derecha en ese país y la mejor demostración de ello fue la multitudinaria manifestación realizada en Dresde la semana pasada, donde miles de personas denunciaron la pérdida de los valores alemanes frente a la amenaza que representa el Islam. En efecto, se trata del último movimiento de un ejército que, poco a poco, sin descanso va conquistando el viejo continente. Francia, Grecia, Holanda, Austria, Hungría, Italia, Reino Unido... y ahora también Alemania. La lista empieza a ser interminable. La acogida que ha tenido el movimiento Pegida en Alemania, amparado en los temores viscerales ante la islamización de Europa, no hace sino confirmar el auge de la ultraderecha en el continente. El nombre completo del movimiento es Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente y surgió en Dresde, en el este de Alemania - donde ha protagonizado sus manifestaciones más concurridas -, para luego tener ramificaciones en el resto del país donde actúa en conjunto con otros partidos de extrema derecha. Sin embargo, Pegida no responde a los estereotipos habituales del neonazismo. En sus multitudinarias manifestaciones, las cabezas rapadas y las botas de paracaidistas están en clara minoría y en sus pocas declaraciones, el líder del movimiento Lutz Bachmann, se esfuerza por distanciarse de las posiciones típicas de la ultraderecha. “No somos extremistas ni ultras. Todo lo que queremos es conservar la identidad alemana. No queremos llegar a la situación de otras ciudades de Alemania, donde se ha instaurado una policía de la sharía” indicó en referencia a un reciente suceso ocurrido en la ciudad de Wuppertal. Pero a pesar de sus palabras, su agrupación representa a la nueva camada de neonazis que ya no necesitan vestirse estereotipadamente para llamar la atención y ser reconocidos fácilmente en las calles, sino que lo hacen como cualquier ciudadano promedio, con traje y corbata, pero nazis al fin y al cabo. Tras esa aparente moderación, que le da al movimiento un matiz conservador y burgués, pese al tinte claramente islamófobo y xenófobo que hacen gala, hace, en opinión de algunos analistas, que Pegida sea aún más peligroso. Asimismo, un estudio reciente de la Fundación Friedrich Ebert muestra que, las posiciones abiertamente de ultraderecha van ganando terreno y crece el resentimiento contra grupos concretos, como los peticionarios de asilo y especialmente los turcos, (una plaga que se extendió en Alemania tras el final de la II Guerra Mundial, cuando el país fue obligado por sus enemigos a abrir sus fronteras a millones de ellos). Además, el temor al islamismo radical fomentado por los monstruosos crímenes cometidos por el grupo terrorista ISIS - creado y financiado por los EE.UU. y entrenado por la CIA y la Mossad israelí en campos de Turquía y Jordania para desatar el terror en Siria e Irak y “justificar” su presencia en la región - es explotado por movimientos que cultivan formas sutiles de radicalismo. El mismo estudio señala que ese tipo de posiciones cercanas a una especie de ultraderecha maquillada son comunes en el partido Alternativa para Alemania (AfD), que surgió como un movimiento euroescéptico en contra de las ayudas al sur de Europa y que ahora ha descubierto en la islamofobia un nuevo tema para atraer votantes. Sin embargo, el rechazo al Islam y al peligro que representa se da también en el resto de Europa, como en Francia, Reino Unido, Grecia, Hungría, Italia y Noruega por ejemplo, donde sus partidos de extrema derecha cargan contra la inmigración desatada, proponen blindar fronteras y llegan al corazón de los votantes exaltando el patriotismo. Tal es el caso del Frente Nacional en Francia, ahora liderado por Mariane Le Pen, hija del mítico Jean Marie, el hombre que llegó a decir que bienvenido sea el ébola porque servirá para frenar la inmigración, ha puesto en jaque al conservadurismo y el socialismo ahora en el gobierno, y se ha convertido en la fuerza política más votada en las últimas elecciones celebradas en Francia y a nadie se le escapa que es una alternativa real para llegar al Palacio del Elíseo. En Suiza, adepta a los referéndums consultivos por cualquier asunto, ha aceptado la propuesta de un partido de extrema derecha que ha sometido a votación limitar la llegada de inmigrantes incluso de la Unión Europea, que está tomando medidas de castigo. Pero en Gran Bretaña uno de los tirones más importantes del UKIP el partido ultranacionalista de Nigel Farage, es blindar Gran Bretaña para los británicos, los puestos de trabajo primero para ellos y solo regular la entrada de extranjeros para cubrir empleos que no quieran los nacionales. Mientras que en Grecia, la extrema derecha de Amanecer Dorado se ha convertido en un dolor de cabeza para las autoridades con sus palizas y agresiones a todo aquel que no sea griego, especialmente inmigrantes turcos a quienes tienen un odio visceral. Es por ese motivo que en el seno de la Unión Europea no esconden su preocupación ante el auge de la extrema derecha. Porque en el fondo del éxito de estos grupos está el rechazo cada vez más justificado hacia los inmigrantes y a todo lo que representan, justamente lo contrario del ideal preconizado por la Unión Europea y que hoy esta cada vez mas lejano ...