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miércoles, 14 de octubre de 2015

TURQUÍA: El terror llama a su puerta

“Cría cuervos y te sacarán los ojos” una frase que le viene a pelo a Turquía, la cual creyendo ilusamente que al convertirse en patrocinadora del terrorismo internacional y permitir que en su territorio se entrenen los comandos asesinos de ISIS bajo la supervisión de la CIA y el Mossad israelí, iba a mantenerse a salvo de la violencia y el terror que sacude al Medio Oriente, se equivoco completamente y ahora vive en carne propia el resultado de sus pérfidas acciones. En efecto, a escasas semanas de unas elecciones decisivas en el que esta en juego el futuro del dictador Recep Tayyip Erdogan - un sátrapa de la peor especie que en su locura se cree la reencarnación de Solimán el Magnífico - un atentado terrorista en la plaza de la estación del tren de alta velocidad de Ankara mató al menos a 97 personas y dejó 246 heridos, los cuales participaban paradójicamente en un acto a favor de la paz. Los organizadores de dicha marcha, entre los que destacan el pro kurdo Partido de la Democracia de los Pueblos (HDP) y el socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo (CHP), han venido criticando el creciente autoritarismo del régimen y la brutal represión en contra del pueblo kurdo, que lucha desde hace décadas por su independencia. Si bien se desconoce a los autores de tamaña carnicería que se vio en vivo a través de la televisión, todo parece indicar que sería obra de ISIS, desesperado sin duda alguna debido al duro castigo que está recibiendo en Siria por parte de Rusia, que con sus incesantes bombardeos han pulverizado sus sueños de instaurar un “califato” y ahora huyen como las ratas que son, refugiándose en Turquía donde han decidido “vengarse” de Ankara por no “ayudarla” a contener a Moscú, pretendiendo con ello desestabilizar al país. Aunque algunos analistas han deslizado la posibilidad que dicho atentado sea en realidad una obra conjunta de ISIS y el gobierno de Erdogan para favorecer las aspiraciones de este último para que su partido gane las elecciones, presentándose como el “único” que puede contener la amenaza terrorista: “No es la primera vez que ello ocurre. ISIS ya ataco por indicaciones del gobierno otras manifestaciones opositoras en meses recientes para tratar de intimidarlas. Lo que estamos viviendo es un terrorismo de Estado. Conociendo como conocemos a Erdogan con tal de perpetuarse en el poder, es capaz de todo” señalo uno de ellos, quien hablo bajo condición de anonimato por temor a represalias. De igual parecer es el líder del HDP, Selahattin Demirtas, quien no dudó culpar al gobierno, señalándolo como el responsable de esta masacre: “nos enfrentamos a un Estado asesino que se ha convertido en una mafia que patrocina a terroristas” aseveró, un parecer que es compartido por un amplio espectro del público. Más allá de esas especulaciones, el escenario de terror que se vivió en la capital turca tiene elementos de contexto ineludibles, tanto endógenos como exógenos. Entre los primeros destaca la ancestral confrontación entre agrupaciones kurdas y el gobierno de Ankara. Cabe recordar que Turquía es tristemente célebre por sus reiteradas violaciones a los derechos humanos, las brutales agresiones y una sangrienta represión en contra de los kurdos, un historial que remite inevitablemente al genocidio de los armenios perpetrado a principios del siglo XX, en tiempos del imperio otomano, en el contexto del cual murieron entre 600 mil y un millón 500 mil personas. Ese historial se recrudeció recientemente por la beligerancia del régimen de Erdogan y su afán de aniquilar a los independentistas kurdos. Muchos se preguntan ahora en relación al atentado, porque no se hizo lo suficiente para evitarlo, algo que contribuyó a la ira de los miles de personas quienes durante el último fin de semana salieron a las calles al grito de “Erdogan asesino” para condenar la masacre y culpar al Gobierno de ello. Uno de los manifestantes de la protesta que sufrió el atentado, explicó que frente a la estación central de ferrocarriles de la capital turca, donde se congregaron los asistentes no había policías, cosa infrecuente en Turquía, donde cualquier acto político público, especialmente si es organizado por formaciones de izquierda o pro-kurdas, es vigilado estrechamente por los agentes. “Un día antes de este tipo de actos, el lugar del mitin se despeja, se rodea con vallas y se despliegan los equipos (de seguridad) pero ahora sospechosamente no estuvieron en el lugar, como sabiendo lo que iba a ocurrir” explicó. Sin duda alguna que el brutal atentado ocurrido de Ankara envenenará aún más el volátil escenario político reinante antes de las elecciones del 1 de noviembre y dificultará no solo las relaciones entre el Gobierno turco y los grupos kurdos, algunos de ellos implicados en la marcha del sábado, sino que acentuará su propia inestabilidad, Y es que al estar situada entre dos frentes - la guerra de agresión contra Siria y el conflicto kurdo - Turquía se encuentra atrapada en una espiral de violencia. La ruptura en julio del cese de fuego entre el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (el proscrito PKK) y el Gobierno de Ankara por obra de este último, ha desencadenado en los últimos meses una sucesión de sangrientos enfrentamientos entre rebeldes y fuerzas de seguridad, Se trata de una confrontación difícil de separar de la guerra que al mismo tiempo se libra en Siria e Irak, donde Erdogan ha atacado posiciones kurdas, tratado de debilitarlos y tiene sus motivos para ello. Como sabéis, en las elecciones celebradas el pasado 7 de junio los kurdos aliados a fuerzas izquierdistas en el Partido Democrático de los Pueblos (HDP) obtuvieron un exitoso 13,1 por ciento de los votos, inesperado resultado que impidió al partido islamista de Erdogan lograr una mayoría suficiente para formar un nuevo gobierno, por lo que tuvo que llamar a nuevos comicios, reiniciando a su vez las hostilidades contra el PKK, rompiendo así un proceso de paz iniciado en el 2013. De este modo, Ankara parece dispuesta a mostrar los lazos entre el HDP y la organización independentista para restar votos a la formación izquierdista, mientras espera ganar apoyos conservadores. Es por ese motivo que el atentado de Ankara - sospechoso por donde se le mire – es el pretexto buscado por el gobierno para intentar reprimir toda clase de oposición y contribuir a consolidar el “sultanato” del demente Erdogan. Sin embargo, el sangriento atentado plantea a su vez una grave encrucijada que involucra tanto al gobierno como a las potencias occidentales, empezando por Washington: de persistir con sus políticas agresivas en la región y seguir fomentando el terrorismo, colocará a ese país asiático integrante de la OTAN, en una circunstancia de violencia e inestabilidad que lo llevara a su destrucción, al igual que Libia e Irak. Quizá sea lo mejor para todos :)
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