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miércoles, 13 de febrero de 2019

DONALD TRUMP: La banalidad del mal

Como parte de la locura colectiva en el que se desenvuelve el equipo de impresentables elementos que rodean a Donald Trump - empeñados como están en desatar una conflagración mundial - han conseguido que los EE.UU. abandone el Tratado sobre misiles nucleares de rango intermedio (INF) firmado con Rusia en 1987 y que salvaguardaba a Europa y al resto del mundo de una carrera armamentista entre ambas potencias. Esta es una noticia particularmente mala para los europeos, ya que pone nuestras vidas en riesgo debido a las irresponsables decisiones tomadas por el actual inquilino de la Casa Blanca que nos retrotrae a la época de la Guerra Fría, porque conlleva a una nueva generación de misiles nucleares estadounidenses estacionados en el continente. De una manera irracional, los EE. UU. han vuelto a incumplir su palabra, eliminando otro pilar de la arquitectura global para la reducción de armas. Como sabéis, hace unos días Trump en su infinita ‘sabiduría’, anunció grotescamente el retiro de su país de dicho tratado de armas nucleares "durante 180 días" - lo que, desde una perspectiva militar, debe interpretarse que es para siempre - acusando sin prueba alguna a Rusia de haberla incumplido: "EE.UU. suspenderá todas sus obligaciones en virtud del Tratado INF y comenzará el proceso de retiro, el cual se completará en seis meses, a menos que Rusia destruya todos los misiles, lanzadores y equipos que violen el acuerdo", afirmó Trump a través de un comunicado. En reciprocidad, el Presidente ruso Vladimir Putin, lamentando que EE.UU. no haya querido respetar el tratado, afirmo al día siguiente que se vería obligado a seguir su ejemplo: “Como los estadounidenses han declarado que suspenden su participación en el acuerdo, nosotros también lo suspendemos”, dijo Putin durante una reunión televisada con ministros extranjeros y de defensa. Asimismo, agrego que Rusia comenzará a trabajar en la creación de nuevos misiles, incluidos los hipersónicos, y pidió a sus ministros que no inicien conversaciones de desarme con Washington ya que se niegan a responder a tales requerimientos. “Hemos repetido, durante varios años, y hemos planteado constantemente una pregunta sobre conversaciones sustantivas sobre el tema del desarme”, dijo Putin. “Vemos, que en los últimos años ellos no han apoyado nuestras iniciativas” indicó. El líder ruso enfatizó, sin embargo, que Moscú no desplegaría estos misiles de rango intermedio ya sea en Europa o en cualquier parte del mundo “si antes no lo hacía los EE.UU.” que como sabéis, ya lo viene realizando, siendo este el verdadero motivo por el cual se retiro del tratado. Este aumento de las tensiones entre Moscú y Washington era totalmente evitable según los analistas, pero las intenciones de los EE. UU. demuestran claramente que ello es precisamente lo que buscaban . La culpa del deterioro de la situación la tienen aquellos desequilibrados mentales escapados de algún hospital psiquiátrico que ahora dictan la política exterior en la administración de Trump, en particular su asesor de Seguridad Nacional John Bolton - al que The Washington Post recientemente califico como “un asesino en serie realmente peligroso” recordando la ocasión que guardaba granadas de mano listos para estallar en su escritorio en el Departamento de Estado - quien dentro de su paranoia llego a la conclusión de que “desafiar a los rusos en el continente europeo apuntándoles con misiles nucleares a lo largo de sus extensas fronteras, es la mejor manera para tratar con ellos los problemas bilaterales” (?). Lo cierto es que Casa Blanca esta ‘indignada’ por la modernización de los arsenales nucleares rusos, en especial de su temible misil de crucero, el '9M729', que según afirma, supera el umbral de vuelo de 500 km establecido en el tratado que prohibió específicamente el desarrollo, despliegue y prueba de misiles con base en tierra con un rango entre 500 km y 5,500 km (310-3,400 millas). En respuesta, Moscú ha negado reiteradamente que ello sea cierto, pero la propaganda estadounidense dentro de su vomitiva y repugnante histeria antirrusa desplegada en los medios de comunicación al servicio del Pentágono, pretende convencernos de lo contrario. De hecho, el desarrollo de esta poderosa arma ha irritado tanto al gobierno de Trump que el año pasado, la embajadora de Estados Unidos ante la OTAN, Kay Bailey Hutchison, advirtió a Rusia que si no detenía su desarrollo, la OTAN se vería obligada a "atacarla", aunque no dijo como. Si bien más tarde Hutchison dio marcha atrás de su absurda y ridícula amenaza, dijo a modo de excusa que no pretendía ‘sugerir’ un ataque preventivo contra Rusia, pero el comentario subrayó la gravedad de la situación y ese deseo oculto que ya no quieren disimularlo. La pregunta obvia es: ¿tienen los EE. UU. motivos legítimos para preocuparse por este misil de crucero, uno de los últimos en una serie de nuevos sistemas de armas desplegados por el ejército ruso? Bueno, si tenían un motivo de preocupación real, perdieron deliberadamente varias oportunidades para examinarlo ellos mismos. De hecho, cuando Moscú invitó al Secretario de Estado de los EE. UU., Mike Pompeo, para asistir a una presentación pública en la que los militares rusos estaban dispuestos a responder cualquier pregunta que tuvieran acerca del misil, los estadounidenses rechazaron asistir al evento, lo que podría haberlos convencido a pensar dos veces antes de deshacerse de un tratado de control de armas histórico. En este punto, hubiera sido reconfortante escuchar algunas voces europeas imparciales que pensaban acerca del tema. Después de todo, en el caso de que se de otra carrera armamentística entre EE. UU. y Rusia, el continente europeo se verá obligado de nuevo a llevar un gran peso en la espalda ya que estará en primera línea de combate. A pesar de los riesgos que ello implica, lastimosamente los líderes europeos abordaron el tema desde el punto de vista de Washington, repitiendo aquel libreto previamente preparado de que Moscú “está violando el INF” cuando ello no es cierto, ya que los únicos que lo han hecho siempre y ahora con mayor razón, son los estadounidenses. La canciller alemana, Angela Merkel, por ejemplo, sin proporcionar un solo fragmento de evidencia, dijo : " Para nosotros está claro que Rusia ha violado este tratado ... lo importante es mantener abierta la ventana para el diálogo" asumiendo inmediatamente que “la culpa de Rusia” parece ser el motivo que evita que se de cualquier tipo de negociaciones productivas. ¿Pero qué hay detrás de la locura manifiesta expresada reiteradamente por los EE.UU.? Para tener una idea más clara de lo que está motivando exactamente ese comportamiento imprudente por parte de Washington, es esencial recordar que el retiro de la administración Trump de la INF es solo el último de una larga serie de movimientos agresivos contra Rusia. De hecho, esta no es la primera vez que Washington rompe un acuerdo de armas con Moscú. En el 2002, el gobierno de Bush puso fin al Tratado de Misiles Antibalísticos (ABM, por sus siglas en inglés) firmado en 1972, que mantuvo un pacto de no agresión entre los mayores rivales nucleares de la Guerra Fría. A partir de ahí todo ha sido cuesta abajo para las relaciones bilaterales. Con la eliminación del Tratado ABM, tanto Bush como Obama procedieron a construir unilateralmente, a pesar de las repetidas ofertas de Moscú para cooperar en el sistema, un escudo de defensa antimisiles de EE. UU. en Europa del Este, a lo largo de la frontera rusa. En mayo del 2016, la OTAN anunció que su base de defensa antimisiles en Rumania estaba en pleno funcionamiento. Tras el anuncio, Mikhail Ulyanov, jefe del departamento de control de armas del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, advirtió que el sistema de defensa antimisiles de EE. UU. no solo amenazaba el equilibrio estratégico entre las potencias nucleares, sino que los lanzadores en Rumania podrían ser fácilmente equipados con misiles nucleares, convirtiendo así el escudo ‘de defensa’ en una espada contra Rusia en cualquier momento. En otras palabras, Washington ahora está acusando hipócritamente a Moscú de violar un tratado de control de armas que ellos mismos han violado sistemáticamente durante años. Pierre-Emmanuel Thomann, un analista de geopolítica de la Universidad de París, dijo que "este es el resultado deseado que estaba buscando Washington, que ya había decidido de antemano salir del tratado, independientemente de las posibles concesiones de Moscú. Los EE.UU. ya desestabilizaron el equilibrio nuclear cuando decidieron salir del tratado ABM en el 2002, y al ver un mapa, se puede comprobar fácilmente que está instalando bases de misiles en todo Eurasia, intentando cercar a Rusia y China ", dijo Thomann. Esto nos lleva a otra posible razón por la cual el gobierno de Trump tomó la apresurada decisión de abandonar el tratado INF, y esto se debe a los grandes avances realizados por los chinos en los últimos tiempos. El año pasado, por ejemplo, una empresa china completó el lanzamiento exitoso de un misil supersónico - para alarma de los EE.UU. - que según el gobierno chino podría competir en los mercados internacionales. China, que no está sujeta a las condiciones establecidas por la INF, ha tenido una modernización vertiginosa de sus arsenales desde entonces. Sí los EE.UU. se convirtieron en una amenaza existencial para Beijing cuando la administración Obama anunció una doctrina que posibilito el incremento de las fuerzas navales de los EE.UU. en aguas del Pacífico, especialmente en zonas que China considera como suyas, disputándole el control del Mar Meridional, no puede esperar que con esa actitud confrontacional pueda llevar a los chinos junto a los rusos, a firmar un nuevo tratado de control de armas favorable a sus intereses, y si cree que con sus amenazas va a conseguir sus objetivos, lo esta haciendo de la peor manera posible. Cualquiera que sea la causa que lo ha llevado por ese camino abiertamente agresivo buscando con ello mantener la supremacía global en coordinación con la Unión Europea - que se comporta como un vasallo impotente y genuflexo fiel a las ordenes de su amo - EE.UU. debe asumir su culpa en la peligrosa inestabilidad de las relaciones globales que se vive el día de hoy. Sus recientes fracasos en Ucrania, Corea del Norte, Siria y Afganistán solo lo estimulan a crear nuevas áreas de conflicto como en Venezuela, creyendo que esta vez la suerte le será propicia para sus viles intereses. Konstantin Kosachev, jefe de la comisión de asuntos exteriores en la cámara alta del parlamento ruso, resumió adecuadamente el destino del mundo tras la última retirada de los EE.UU. del pacto de reducción de armas. “Felicito a todo el mundo”, dijo Kosachev al Senado ruso. “Los EE.UU. con su actitud suicida solo han dado otro paso hacia su destrucción total” aseveró. Y no le falta razón. La decadencia americana es irreversible pero hay quienes se niegan a aceptar la realidad, por lo que harán todo lo posible para evitar que llegue ese momento, así se carguen antes al mundo. Entre Trump, Pence, Pompeo y Bolton ... vaya banda de desequilibrados que tenéis montada :)
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