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miércoles, 20 de abril de 2016

TRUMP FORCE ONE: Para quien puede darse el gusto

A diferencia de los demás precandidatos a la nominación presidencial en los EE.UU., Donald Trump es el único de los cinco que tiene un avión propio para trasladarse. Y eso no es un dato irrelevante. A lo largo de las elecciones primarias, durante todos los meses que los políticos están en campaña, son muchos los kilómetros que tienen que recorrer y hacerlo con un transporte propio no es una ventaja menor. Mientras que Hillary Clinton, Ted Cruz y John Kasich están vendidos en cuerpo y alma a las corporaciones de Wall Street para que financien sus campañas, el señor Trump (quien por cierto acaba de imponerse ampliamente este martes en Nueva York) no lo necesita porque es multimillonario y no le debe favores a nadie. Como sabéis, alquilar un avión no es para nada accesible: cuando ya se está en la fase final de la campaña, una vez que el candidato fue oficialmente nominado, debe desembolsar hasta tres millones de dólares por semana (de 900.000 a 2,7 millones de euros). Si tenemos en cuenta que este año las Convenciones se celebran tres meses y medio antes de las elecciones, nos sale que solo el presupuesto para vuelos de los candidatos puede llegar a los 50 millones de euros. Un inconveniente tratándose de cualquier mortal, pero que para Donald Trump no es problema alguno. Para ello tiene su propio Boeing-757, marcado en sus costados con unas inmensas letras que componen su apellido, el cual puede trasladar hasta 300 personas y cuenta con todas las comodidades que el magnate puede reclamar. Por sus lujos y las instalaciones que ofrece, la prensa estadounidense lo bautizó como “Trump Force One”, en un juego de palabras con el avión presidencial “Air Force Once”, una especie de sucursal de la Casa Blanca en el aire. Construido en 1991, fue comprada al poco tiempo por el multimillonario Paul Allen, dueño del equipo de fútbol americano Seattle Seahawks, quien lo convirtió en una aeronave de lujo. En el 2011, Trump lo adquirió por la módica suma de $100 millones, según Business Insider. Pero como al magnate el estilo que tenía no era de su agrado, decidió cambiarlo todo, de una punta a la otra. Así, le puso sofás mohair, asientos de cuero, madera de primerísima calidad, accesorios en oro y plata, entre otros lujos, para sentirse a gusto como se merece. “¿Les gusta mi avión?”, exclamó Donald Trump a los reporteros cuando lo presentó oficialmente. Ahora vuela en el a todas partes dispuesto a hacerse con la nominación republicana o en su defecto lanzarse como independiente para llegar a la Casa Blanca y poner orden en este desbarajuste causado por quienes desean desatar a como de lugar la III Guerra Mundial. Esperemos verlo pronto como Presidente :)
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