Unas preocupantes “filtraciones” dadas a conocer en los últimos días, indican que los EE.UU. estaría considerando cambiar el nombre de su oficina de representación en Taipei para incluir el nombre de la isla, lo que irritaría grandemente a Beijing y que podría desencadenar un bloqueo económico a Taiwán, lo que a su vez podría conducir a un conflicto armado que involucrase a los estadounidenses que acudirían en ayuda de su aliado. Cabe destacar que la semana pasada, el discapacitado físico y mental Joe Biden llamó telefónicamente al “emperador” chino Xi Jinping. Las consecuencias políticas de tener esa conversación desde entonces han sido obvias a nivel nacional en los EE.UU. Justo al día siguiente, se “filtró” una serie de propuestas agresivas al diario financiero británico Financial Times , alegando que el ministro de Relaciones Exteriores de Taiwán, Joseph Wu, estaba en EE.UU. para conversaciones 'secretas' sobre el posible cambio de nombre de la oficina de representación de Taipei en los EE.UU. (su embajada de facto ) para incluir el nombre 'Taiwán', una medida que el estado báltico de Lituania llevó a cabo a principios de este año, provocando la ira de Beijing. El artículo del Financial Times afirma que Washington, está contemplando una medida similar, pero el problema es que tendría que hacerse mediante una orden ejecutiva del propio Biden. Que EE.UU. se atreviera a hacerlo sería considerado como una gran provocación por parte de China, y conlleva cierto grado de riesgo militar. Al respecto, The Global Times - un diario nacionalista chino de posiciones extremas - respondió a los rumores amenazando con un bloqueo económico de Taiwán y la degradación de las relaciones con los EE.UU. a niveles mínimos. También el mismo día, “se filtró” otra propuesta, indicando que la administración estaba buscando escalar su guerra comercial y de aranceles contra China. Es probable que sea solo ruido, pero el patrón y el momento en que surgen son obvios. Estas propuestas agresivas golpearon repentinamente a la prensa por varias razones: en primer lugar, como un medio para salvar las apariencias de la administración para no ser vista como "blanda" con China; en segundo lugar, probablemente fueron filtrados por miembros agresivos de la administración que quieren socavar el compromiso entre Washington y Beijing, y esperan que las propuestas radicales "establezcan la agenda" y provoquen a China. Se dice que Kurt Campbell, el 'zar de Asia' de Biden, es el responsable de ello. Se trata de un modus operandi típico en ciertos círculos de Washington: dar a conocer sus agendas en los medios “filtrando” información sensible y esperar el estado de ánimo del público. Tales tácticas se implementaron con frecuencia durante la administración Trump, donde, a pesar de que la Casa Blanca adoptó una línea dura con China, individuos como Mike Pompeo y Matthew Pottinger hicieron propuestas mucho más radicales a través de los medios de comunicación. Por lo tanto, si bien estas propuestas de de Biden pueden no suceder realmente, sirven para ilustrar las restricciones políticas y las realidades que enfrenta actualmente. Ha sido encajonado efectivamente en una política de confrontación hacia Beijing, incluso si él no lo quiere personalmente. Esto hace que la reducción de las tensiones sea muy difícil. ¿Cómo surgió la idea? Cuando la administración Trump estaba por dejar el cargo, tensiono sobremanera las relaciones con China, lo que ha impedido políticamente a Biden volver al status quo imperante en los últimos años. Entre las medidas adoptadas por la anterior administración está la inclusión de un gran número de empresas chinas en una lista negra relacionadas con la tecnología; la declaración por parte de Mike Pompeo del genocidio practicado por China en la ocupada Uiguristán (Xinjiang); y la eliminación de las limitaciones diplomáticas en los contactos oficiales con Taiwán. Biden consideró que, políticamente, tenía que aceptar estos cambios y ahora ha incorporado la hostilidad contra China, preocupado de que negociar con ellos podría ser visto como un signo de debilidad por parte de sus votantes. Esto ha llevado a que todas las comunicaciones entre Washington y Beijing tengan ahora que ir acompañadas de una demostración de "dureza" por parte de EE.UU. No es de extrañar que cada cumbre que se anunciase entre ambos países, haya coincidido con el anuncio de una serie de sanciones contra China .Cuando Beijing reacciono y comenzó a limitar los contactos (lo que finalmente obligó a una llamada telefónica de Biden a Xi), instantáneamente “se filtraron” a la prensa nuevas propuestas agresivas, lo que demuestra la dificultad de la administración para hacer retroceder las tensiones. Pero la pregunta es ¿el propio Biden se lanzará a este arriesgado movimiento sobre Taiwán? Lógicamente, puede resultar políticamente ventajoso a largo plazo hasta las elecciones de mitad de período del próximo año. Si bien la adopción del nombre de "Taiwán" por parte de Washington puede considerarse en gran parte simbólica, pero sus consecuencias serían significativas. China creerá que si EE.UU. lo hace, otros países de Europa podrían hacer lo mismo. Pero si Biden toma esta decisión, sin duda correría el riesgo de crear mayores tensiones entre EE.UU. y China desde la era Trump y empujaría a Beijing a tomar enérgicas acciones como lo ha dejado entrever continuamente The Global Times. Si bien este medio no es una fuente tan autorizada como se dice, la amenaza de un bloqueo económico de Taipéi por parte de Beijing paso previo a una intervención militar a “su provincia rebelde” es una perspectiva preocupante. Este resultado no sería el tipo de "estabilidad estratégica" que Biden buscaba en su llamada con Xi. Pero sin duda seria lo que quieren los halcones, porque la respuesta inevitable de Beijing facilitaría que Washington uniera a sus aliados para volverse contra China. Pero un enfrentamiento dramático en el Estrecho frente a las costas de Taiwán sería peligroso; ya que se estarían dando todas las condiciones para el estallido de un conflicto militar y allí Washington tiene todas las de perder. Todo esto pone a Biden en una situación sumamente delicada. Su administración está tratando de hacer malabarismos imprudentes entre la agresividad y el compromiso, y este énfasis renovado en el primero ya ha hecho que el segundo sea desfavorable. Esto ha creado que la estrategia sobre China este plagada de contradicciones, no solo con objetivos poco claros y poco complementarios, sino también con una incapacidad incorporada para tratar de resolver las diferencias sin crear aún más tensiones. Los intereses de EE.UU. en la búsqueda de vínculos equilibrados con China se están desechando porque todo se reduce a la interpretación de la competencia de suma cero y la descripción de Beijing como un peligroso adversario. Para nadie es un secreto el ascenso de China en el escenario mundial al mismo tiempo que la decadencia de los EE.UU. es inevitable solo que estos últimos se niegan a reconocer la realidad y para ello están dispuestos a ir a la guerra con terribles consecuencias para la humanidad, al ser ambos potencias nucleares y con la capacidad de poder impactar con sus misiles el territorio del adversario. Esencialmente, lo que estamos viendo aquí la consolidación de una agresiva política exterior antichina iniciada por Trump, y que está llevando a Biden a tomar una serie de decisiones equivocadas, que solo puede conducir antes de lo que uno imagina, a una abierta confrontación :(