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miércoles, 16 de marzo de 2016

DONALD TRUMP: La campaña del miedo

El Partido Republicano se encuentra en estado de pánico debido al ascenso imparable del multimillonario Donald Trump - el cual por cierto se impuso ampliamente este martes en Florida - quien se encamina a ser el nominado como “su” candidato a la presidencia a pesar del rechazo que genera en el establishment, sentimiento que evidentemente es mutuo. La desesperación ha llegado a tal punto que no solo le han declarado una “guerra” abierta generando una campaña de miedo en su contra (apelando a la violencia como sucedió el último fin de semana en Chicago, para tratar de acallar su voz) sino que conspiran para detenerlo “al precio que sea necesario”. En efecto, según informa The Huffington Post, decenas de aviones privados aterrizaron la semana pasada en Sea Island, en la costa del estado de Georgia (EE.UU.), para transportar a los representantes de la élite empresarial y política global al encuentro anual del Foro Mundial, que organiza el American Enterprise Institute (un 'think tank' conservador). Aunque la reunión está envuelta en el secretismo habitual, se pudo saber que la élite de la tecnología y política - incluidos el CEO de Apple, Tim Cook; el cofundador de Google, Larry Page; el creador del servicio de distribución de música Napster e inversor de Facebook Sean Parker, así como el empresario multimillonario de Tesla Motors, Elon Musk - se habían dado cita con los dirigentes republicanos especialmente para abordar cómo impedir que Donald Trump llegue a la Casa Blanca. La reunión anual se ha celebrado en un complejo privado en la costa de Georgia y está vetada a la prensa, por lo que no han trascendido detalles. Sin embargo, la fuente citada revela un correo electrónico enviado por el comentarista conservador Bill Kristol a los participantes en el evento sobre Trump: "Su aparición en la escena política generó mucha inquietud, fue objeto de muchas conversaciones, algunas profundas y reflexivas sobre por qué ha tenido tanto éxito, y numerosas esperanzas en su derrota. Al tener mucho dinero no necesita que los banqueros de Wall Street financien su campaña, por lo que no le debe nada a nadie, ni favores ni compromisos de ninguna especie, por lo cual no podría ser controlado y eso es lo preocupante". "Parafraseando una vez más a Karl Marx... La tarea clave no es tanto entender a Trump sino detenerlo", concluye Kristol en su correo. Asimismo, se ha conocido que Karl Rove, responsable de las campañas presidenciales del Criminal de Guerra George W. Bush, hizo una presentación centrada en la percepción entre los estadounidenses del 'fenómeno Trump' y cómo detener su ascenso. Muchos se preguntaran porque los republicanos lo ven como su “enemigo” a pesar de ser nominalmente parte de ese mismo partido. La respuesta a ello es el carácter belicoso y la propia personalidad del magnate, quien ha roto con todos los estereotipos de la clase política estadounidense, por lo que lo consideran como una “amenaza” a sus intereses. Venga ya, por lo visto el hablar claro y directo y llamar a las cosas por su nombre es para aquellos sectores algo “políticamente incorrecto” y quien transgrede esas líneas merece ser combatido. El problema se agudiza ya que si finalmente logran vetar su candidatura, Trump se presentaría como independiente - como ya lo ha anunciado en reiteradas oportunidades - provocando la dispersión de los votos conservadores y porque no, la división del partido. Lo que sus detractores parecen no darse cuenta es que los ofrecimientos y promesas del magnate han calado hondo precisamente entre aquellos sectores que piensan como el - que son muchos mas de lo que ellos creen - y de allí su éxito en las primarias, donde es el favorito para hacerse con la nominación republicana. No cabe duda por ello de que el 'fenómeno Trump' se manifiesta como algo inédito en la política estadounidense y que se estudiará durante mucho tiempo. No transcurre un solo día en que no ocupe grandes titulares. No es que Donald Trump se haya apropiado del debate político, sino que “él se ha convertido en el debate”. Todo parece girar en torno su figura y él, muy consciente de ello, no deja de sorprendernos con sus propuestas mas audaces - como el levantar un muro en la frontera para evitar la entrada de los mejicanos, a quienes califica de narcotraficantes o prohibir la llegada al país de los musulmanes, ya que son terroristas en potencia - ofrecimientos que ningún otro candidato se atrevió a proponer y cuya aceptación por parte del electorado lo ha llevado a encabezar las preferencias en el Partido Republicano. Su irrupción en la carrera por la Casa Blanca ha originado una revolución electoral que nadie había podido prever. Aunque en los Estados Unidos - a diferencia de Europa - pervive el bipartidismo entre demócratas y republicanos, la súbita irrupción de Trump en el escenario ha dejado atónitos a los analistas políticos. Quizá nos sorprenda menos a los europeos: el estilo directo en el discurso de Trump, muy alejado del habitual tono de los políticos que se valen del doble discurso, le ha conferido un áurea de autenticidad a ojos del sector más conservador de la sociedad norteamericana. Los analistas políticos hacen cábalas y han elaborado diversas hipótesis para tratar de explicar su inocultable éxito. Por un lado resulta obvio que el mensaje de Trump es claro y contundente. Su dominación en las encuestas de cara a las primarias republicanas pone de manifiesto que sus rivales dentro del partido han perdido el contacto con su electorado, reduciendo a cenizas a sus contendores, que hoy ha caído en la insignificancia. Este baile de candidatos antes de las primarias es habitual en los dos grandes partidos; lo que nadie esperaba era que Donald Trump pusiera en su sitio a los demás aspirantes republicanos enrostrándoles su cobardía y pusilanimidad, así como estar al servicio de los grandes banqueros ya que dependen financieramente de ellos. Como era de esperar, su ascenso ha causado gran alegría en el Europa, especialmente en los sectores nacionalistas, con quienes comparte su discurso en relación al peligro que representa aceptar a aquellos miles de “refugiados” (terroristas es la palabra mas adecuada) que inundan actualmente el viejo continente por la manifiesta incapacidad y complicidad de los gobiernos de turno - especialmente el alemán - y la imperiosa necesidad de cerrar las fronteras y expulsar a todos aquellos que viven desde hace décadas encerrados en sus guetos odiando todo lo occidental, quienes por cierto celebran cada ataque terrorista cometido por ISIS y Al Qaeda, a los que sienten tan suyos. Es por ese motivo que ante el peligro de la islamización de Europa, dichos sectores se sientan tan identificados por las frases de batalla empleadas por Trump que, unidas a algunas de sus propuestas más concretas, como el regresar al aislacionismo de antes de la II Guerra Mundial, dejar que los europeos resuelvan sus propios problemas y permitir que el Presidente ruso Vladimir Putin - por quien siente gran admiración - se encargue de Siria y Ucrania, suenan a música para sus oídos. Es así como con un mensaje emocional y apelando a los instintos, el magnate gana cada vez más simpatías en nuestros países, para desdicha de nuestra corrupta y decadente clase política que lo ve con indisimulado temor. No es un revolucionario ni un antisistema, pero si alguien de quien no comparten su incendiario discurso, que les recuerda a líderes ultranacionalistas como Marine Le Pen, en Francia; Frauke Petry, en Alemania; Geert Wilders, en Holanda; o Viktor Orban, en Hungría. Sus adversarios se han preguntado una y otra vez ¿en qué radica su éxito? Parte de la respuesta nos la podría haber dado el propio Trump cuando presume de que su condición de multimillonario, lo cual le permite ser un candidato espontáneo y diferente, libre de ataduras y compromisos - algo nada habitual en la política estadounidense - que ha impresionado incluso a sus detractores. Su relación con la prensa es mala ya que lo atacan constantemente. Pero no los necesita, ellos le necesitan a él. Lo dice así y actúa en consecuencia. Es la estrella del espectáculo. Cuando por cualquier motivo no ha acudido a un debate de las primarias republicanas, los demás candidatos le han mencionado una y otra vez. Ha ganado debates in absentia, lo cual resulta tan desconcertante como motivo de fascinación. Se siente indestructible y sabe que lo es. Lo interesante de Trump no es que pudiese ganar las elecciones presidenciales, sino que al hacerlo podría cambiar la política estadounidense para siempre :)
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