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miércoles, 8 de marzo de 2017

SUECIA: Delirios de grandeza

Rusia, aquel inmenso país que se extiende desde los Urales hasta el Pacifico siempre ha sido apetecida por sus enemigos a lo largo de la historia… y vaya coincidencia que quienes lo intentaron, mordieron el polvo de la derrota por su atrevimiento. No me refiero a Hitler o a Napoleón, sino a otro ambicioso caudillo militar quien creyó que atacando al por entonces joven Estado ruso - al cual despreciaba y lo veía débil e incapaz de hacerle frente - iba a expandir su imperio por el norte de Europa, pero que a la postre fue su perdición. Nos referimos al Rey de Suecia Carlos XII (1697- 1718), quien por sus afanes expansionistas se encontraba en continuas guerras con sus vecinos durante todo su reinado, esperando mantener en jaque a Dinamarca y convertir a Polonia en su vasallo, pero al enfrentarse con los rusos no midió las consecuencias de sus actos, lo que ocasiono su ruina y posterior muerte, ya que tras su derrota ante Pedro El Grande, el imperio sueco llego a su fin - perdiendo todas sus posesiones en el Báltico, incluida Finlandia y Carelia - posibilitando el surgimiento de Rusia como una gran potencia en Europa. Desde entonces Suecia  se mantuvo al margen de los grandes conflictos que se desencadenaron en el continente, adoptando una política de ‘neutralidad’ que ni siquiera las guerras mundiales pudieron cambiar. Sin embargo, su posición ha ido cambiando gradualmente tras el sangriento golpe de Estado en Ucrania preparado por la CIA en el 2014 mediante el cual fue derrocado al presidente constitucional Víktor Yanukovich y reemplazado por el traidor colaboracionista Petró Poroshenko, con el objetivo de permitir el paso de las tropas de la OTAN por su territorio para apoderarse de los inmensos yacimientos de gas y petróleo existentes en Siberia, pero fracasaron ruidosamente tras la inmediata intervención de Rusia que no solo desbarato sus infames planes, sino que también acudió al rescate de la minoría rusófona del este de Ucrania - sometida a un genocidio sistemático por parte de la camarilla golpista de Kiev - y tras una jugada maestra por parte del presidente ruso Vladimir Putin, reincorporo Crimea a Rusia, tras conocerse los resultados del referéndum donde sus habitantes en una decisión libre y soberana decidieron volver a la Madre Patria (de la cual había formado parte hasta 1954, cuando fue ‘regalada’ ilegalmente a Ucrania por el dictador comunista soviético de origen ucraniano, Nikita Krushev) privando así a los fascistas del control del Mar Negro. Este acto patriótico provoco la ira de los EE.UU. y sus secuaces de la OTAN quienes al ver fracasados sus intentos de expansión agresiva hacia el este, iniciaron desde entonces una demencial campaña propagandística tratando de presentar a Rusia como un ‘peligro’ para el resto de Europa. Es en ese contexto que Suecia al igual que Finlandia, ante un ‘inminente ataque ruso’ (?) decidieron ‘acercarse’ a la OTAN y participar en sus ejercicios conjuntos. Si bien no forman parte de la alianza atlántica, la enfermiza rusofobia existente en la región, ha originado dentro de aquellos países un intenso debate, para reconsiderar su ‘neutralidad’ y adherirse plenamente a la Organización. A ello debemos agregar el renaciente nacionalismo de grupos extremistas suecos que no solo rechazan la cada vez mayor presencia de ‘refugiados’ - terroristas en potencia - en su territorio, pidiendo su expulsión inmediata, sino que también añoran su pasado imperial (al que precisamente los rusos pusieron fin) y buscan vengarse por ello. Mientras que en Suecia hay prácticamente un empate entre defensores y contrarios a la unión a la alianza militar, en Finlandia todavía son mayoría los escépticos. Como es obvio, estos planes han sido rechazados firmemente por Moscú que vería la entrada de ambos países - ubicados en su sensible frontera norte - como un acto hostil a Rusia. “El ingreso de Suecia a la OTAN podría provocar que Rusia se viera obligado a responder de manera técnico-militar por este cambio geopolítico”, consideró el ministro de Exteriores ruso Serguéi Lavrov, quien afirmó que “Rusia no consideraría a Suecia como un país enemigo incluso si Estocolmo se uniera a la alianza”, pero ha añadido que el Kremlin se vería obligado a reaccionar a un cambio estratégico en la frontera septentrional rusa. “Tener en el norte a un vecino neutral es una cosa. Y otra muy diferente es cuando este vecino es miembro de la OTAN. Ellos tienen que estar conscientes de los riesgos a los que se exponen”, advirtió. Un eventual ingreso de Suecia en la OTAN podría limitar seriamente la libertad de movimiento ruso en el mar Báltico, señaló por su parte el docente de la facultad de Política Mundial de la Universidad Estatal de Moscú, Alexéi Fenenko. “Para nosotros la situación podría tornarse peor que en 1939; recuerdo que entonces Estonia y Finlandia prácticamente bloquearon el golfo de Finlandia, por lo que nuestra flota resultó literalmente encerrada", dijo el experto. Según Fenenko, "ahora, en caso de ingreso de Suecia o Finlandia en la OTAN, la situación será peor, ya que Suecia, Estonia y Finlandia representarían un bloque unido que amenazaría nuestras comunicaciones navales con nuestro enclave de Königsberg", comentó. El especialista subrayó que "respecto a las medidas, pienso que se tratará de un refuerzo considerable del grupo naval de la Flota del Báltico y en Königsberg, incluyendo el emplazamiento de armas nucleares tácticas e incluso, de neutrones". "Se trata realmente de un tema muy grave, que puede amenazar nuestra integridad territorial", argumentó. Respecto a la amenaza directa por parte de las Fuerzas Armadas de Suecia en caso de sumarse Estocolmo a la OTAN, Fenenko señaló que esta nación europea dispone de un potencial considerable. "Respecto a Suecia, claro está, es un potencial militar grande, aunque comparado con Rusia no destaca mucho, pero en relación con los países del Báltico miembros de la OTAN es realmente grande", observó. Fenenko advirtió que "con el ingreso de Suecia en la OTAN se tornaría vigente el tema de la cercanía de sus bases militares a nuestra región de San Petersburgo" comentó. Por su parte, el jefe del Departamento de Seguridad Europea del Instituto de Europa de la Academia de Ciencias de Rusia, Dmitri Danílov, considera que las especulaciones respecto al ingreso de Suecia en la OTAN demuestran la gran preocupación de Occidente provocada por las actividades de Rusia en el norte profundo. "En este caso se trata de que los países occidentales, incluyendo Suecia, muestran una gran preocupación con los esfuerzos militares realizados por Rusia en las regiones del norte, si Suecia o determinados sectores políticos de Suecia expresan el deseo y la disposición de sumarse a la OTAN, eso significa que se justifican nuestros esfuerzos para potenciar las defensas en el norte", afirmó el experto. Danílov subrayó que desde el punto de vista de Rusia, cualquier cambio en la configuración de la Alianza significará un cambio considerable de la situación política y militar en Europa. "Naturalmente, Rusia tendrá que reaccionar ante esto, lo cual significa un cambio considerable de formato de las actividades militares rusas hacia el norte y hacia el nordeste de la parte europea del país", considera el experto. Según Danílov, las consecuencias de la iniciativa de Estocolmo pueden resultar significativas para toda Europa del Norte. "Claro está, esto incidiría no solo en las relaciones de Rusia y la OTAN, sino en toda la situación en el norte y el noroeste de Europa", indicó. Como sabéis, las relaciones entre ambas naciones han estado bajo presión últimamente, debido a la histeria antirrusa provocada por la OTAN. Dentro de esa campaña se suma el reciente anuncio hecho por Suecia para restaurar el servicio militar obligatorio en el 2018, que había sido abandonado en el 2010. En el primer año, la medida afectará a unos 4.000 hombres y mujeres nacidos en 1999, sobre un total de 88.000 nacidos ese año. Los convocados a las armas serán elegidos entre un grupo de 13.000 personas previamente seleccionadas mediante cuestionarios. El número de reclutados subirá progresivamente de 4.000 hasta 8.000 en 2025. Esta medida se debe a la “dificultad” del Gobierno para encontrar voluntarios que quieran servir en las Fuerzas Armadas del país, ha asegurado el ministro de Defensa sueco, Peter Hultqvist. A partir de ahora, se fijará en la manera de poder adaptar el modelo de Noruega a la vecina Suecia. Finlandia y Dinamarca también gozan de un servicio militar obligatorio. Finlandia, país que comparte una larga frontera con Rusia, debate a su vez un aumento en el gasto militar y en el número de tropas que iría de 230.000 hasta 280.000, entre otras medidas. Pese a sus casi 1.340 kilómetros de frontera compartida, la tranquilidad que irradia Finlandia frente a Moscú se debe a su condición de neutralidad, aunque ahora presionado por la OTAN, pretende cambiar el ‘status quo’ a pesar del peligro que ello conlleva. Finlandia fue un Gran Ducado ruso durante el Imperio zarista y muchos sectores nacionalistas ahora se lamentan que concederle la independencia fue un gran error. Venga ya, para nadie es un secreto que en caso de estallar una guerra con Rusia, los suecos - al igual que los finlandeses, noruegos, daneses y el resto de países escandinavos - serian barridos al estar en primera línea de combate, mientras quienes exacerban esta campaña contra Rusia estarían seguros a miles de kilómetros (aunque finalmente tampoco se salvarían de los misiles intercontinentales que caerían sobre sus cabezas). Menudo grado de servilismo por parte de Suecia tratando de revivir un pasado que no volverá ¿A ese extremo estarían dispuestos a llegar? :(
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