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miércoles, 7 de octubre de 2020

DONALD TRUMP: La última batalla

Como recordareis, el pasado viernes Donald Trump sorprendió al mundo al anunciar que él y la primera dama habían dado positivo por Covid-19, lo que arrojó a los EE.UU. a una incertidumbre aún más profunda a pocas semanas de las elecciones de noviembre. Entonces ¿qué podemos esperar ahora? Para algunos, podría ser una coincidencia que en uno de los períodos más desenfrenados ocurridos este año - a menos de mes del enfrentamiento épico entre Donald Trump y Joe Biden - el candidato republicano anunció que tiene Coronavirus. Y Twitter explotó. Mientras el anuncio de su enfermedad era recibido con un tsunami de oraciones digitales por parte de sus partidarios deseándole un pronto restablecimiento, era de esperar un sermón moralista del lado de sus adversarios, quienes no ocultaron su alegría por el hecho, deseando con todas sus fuerzas que su vicepresidente Mike Pence también estuviera contagiado con el Covid 19 para que la impresentable de Nancy Pelosi - cómplice de los terroristas negros que promueven la violencia en las calles y que funge nada menos que de presidenta de la Cámara de Representantes - pudiera acceder por fin a la Casa Blanca, pero fracaso en su burdo intento. La pregunta principal ahora es ¿qué es lo que seguirá a continuación? ¿Cuáles serán las consecuencias políticas de este inesperado anuncio dado a conocer el último fin de semana y qué partido podrá sacar ventaja de ello? Los demócratas ya están tomando posiciones de batalla detrás del manoseado argumento de que “Trump fue imprudente por no ponerse una máscara en público como Joe Biden, y aunque le deseamos una pronta recuperación - si, como no - realmente debería haber escuchado a la ciencia”. Venga ya, el burro hablando de orejas, con mayor razón cuando su candidato es un discapacitado físico y mental que es manejado como un títere por el establishment. Por ello, es poco probable que los demócratas saquen algún provecho de esa posición sumamente cínica e hipócrita. En la actualidad, muchos estadounidenses que sufren la fiebre del encierro cubiertos de incómodas mascarillas, observan impotentes cómo las pequeñas empresas están implosionando más rápido de lo que se imaginan, quedando tanto sus dueños como sus empleados en la calle. Esto, naturalmente, conduce a una cuestión de no poca gravedad: ¿qué se gana poder sobrevivir a un virus si las familias carecen de los medios para poner comida en la mesa? Aquí, el instinto de supervivencia se hace cargo a medida que más personas asumen la posición de que los riesgos de mantener a la nación en modo de bloqueo, superan con creces al temor de terminar contagiados por el Covid 19. El estado de Florida es un buen ejemplo. La semana pasada, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, firmó una orden ejecutiva que permite a los restaurantes y bares comenzar a operar inmediatamente al 100 por ciento de su capacidad. Si esa noticia no fuera suficiente para dejar sin aliento a los demócratas, DeSantis agregó que a Tampa Bay se le permitiría albergar el Super Bowl en febrero. Compare eso con la California dirigida por los demócratas, donde los ánimos están encendidos a medida que la cuarentena impuesta en el lugar continúa diezmando la economía del estado, hasta el punto en que incluso Disney World está despidiendo a sus empleados. Sin embargo, los demócratas no perderán la oportunidad de reprender a Trump por realizar mítines masivos en todo el país, mientras que su oponente discapacitado, rara vez sale de su sótano para encontrarse brevemente con la prensa, recordándoles “que aun esta en campaña”(?). Esta crítica interesada probablemente tenga más que ver con el evidente fracaso del bando de Biden en generar entusiasmo entre sus votantes que con cualquier legítima preocupación por proteger a las personas que asisten a esos eventos para que no se enfermen. Es así que mientras Trump se presentaba en los estadios de todo el país intensificando notablemente su campaña - con poca preocupación por el distanciamiento social - para Biden en cambio, seria todo un reto llenar un local de comida rápida un domingo por la mañana. Venga ya, si los demócratas se preocupasen realmente por detener la propagación del Coronavirus, ¿por qué les dieron carta libre a los grupos terroristas Black Lives Matter y Antifa para desatar el caos y la violencia en las calles de las ciudades donde ellos están al mando, justificando sus aborrecibles crímenes y convirtiéndose en sus cómplices? Esto por cierto, no es retórica barata. En junio, justo cuando las protestas de los terroristas negros estaban en pleno apogeo, Jennifer Nuzzo, investigadora principal del Centro Johns Hopkins para la Seguridad de la Salud, tuiteó: “En este momento, los riesgos para la salud pública de no protestar para exigir el fin del racismo sistémico superan con creces los daños del virus” Por Dios, ¿En que mundo vive esa gente? Su odio enfermizo a Trump supera todo lo inimaginable. Aquí es donde la “lógica” demócrata para hacer cumplir los bloqueos se desmorona contra las rocas de la razón. Por un lado, dicen que es absolutamente imperativo mantener cerrados los negocios, las iglesias cerradas y las manifestaciones de Trump fuera de las ciudades que ellos controlan “para que Covid no se expanda”. Pero al mismo tiempo, aprueban a los terroristas negros recorran sus ciudades como vándalos modernos, robando, saqueando e incendiado propiedades con total impunidad, sin importarles en lo mas mínimo el distanciamiento social, proporcionando además el golpe de gracia a empresas que ya estaban al borde de la bancarrota. Esto lleva a una pregunta: ¿por qué los demócratas están tan dispuestos a mimar a esos criminales, buscando infligir el mayor daño posible al país en un esfuerzo suicida por destruir las posibilidades de reelección de Trump? Si bien gran parte del debate partidista se centra en la cuestión de "llevar o no la mascarilla" durante una pandemia, hay un resultado posible que podría hacer que todo el debate sobre las cubiertas faciales y el distanciamiento social se vuelva obsoleto de la noche a la mañana. Como sabéis, durante semanas y meses, Trump ha prometido entregar alguna vacuna milagrosa que permitirá que los EE.UU. finalmente regresen a algún nivel de normalidad. Pero hasta ahora, esa promesa, denominada 'Operación Warp Speed', no ha dado sus frutos. Ahora imagine esto. ¿Qué pasaría si Donald y Melania deciden convertirse en sujetos médicos (los mejores conejillos de indias, por así decirlo) de un tratamiento "innovador" que muchos médicos insisten en que cura el Covid-19? Si, nos estamos refiriendo a la hidroxicloroquina (HCQ). Aunque existe un gran debate acerca de su seguridad y eficacia, este medicamento ha sido eficaz contra una serie de enfermedades, como la malaria, el lupus y la artritis reumatoide. Apenas el mes pasado, un equipo de médicos publicó un estudio que concluyó que “ HCQ es consistentemente efectivo contra el Covid-19 cuando se usa de manera temprana, demostrando que generalmente es efectivo contra el Covid-19, ya que no ha producido un empeoramiento del paciente, por lo que puede considerarse seguro”. Este hallazgo, sin embargo, choca con la posición adoptada por la Administración de Alimentos y Medicamentos, que se ha manifestado en contra del uso de HCQ fuera del ámbito hospitalario". Ahora, en el caso de que la pareja más poderosa de los EE.UU fuera 'curada' por el HCQ - un medicamento económico que no proporcionaría ganancias masivas a la industria farmacéutica - Trump obtendría una gran victoria de una sola vez, y solo unos días antes del 3 de noviembre. Él y Melania serían la prueba viviente de que los demócratas no tienen excusa para mantener bajo llave a gran parte de la nación. Por supuesto, estos últimos nunca estarían de acuerdo con el plan, diciendo que “es arriesgado e imprudente”, pero Trump tendría la 'cura milagrosa' que necesita para que al menos la mitad de los EE.UU. vuelva a ponerse de pie, y él pueda continuar en la Casa Blanca durante otros cuatro años. Para aquellos que dudan de un giro de los acontecimientos tal como hemos detallado, tengan en cuenta que este año absolutamente todo es posible (Al momento de escribir esta nota, Donald Trump abandona el hospital donde se encontraba internado y reanudara en breve su campaña política rumbo a las elecciones del 3 de noviembre, donde los demócratas volverán a morder el polvo de la derrota... A por ellos) :)
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