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miércoles, 5 de marzo de 2014

RÉQUIEM POR UCRANIA: Nunca volverá a ser la misma

“Gracias” a las sucias maniobras desestabilizadoras por parte de los EE.UU. y sus socios de la OTAN, el mundo se desliza a un conflicto de gran envergadura, con Europa - una vez mas - como campo de batalla. En efecto, mientras Washington y sus secuaces se regocijaban por el golpe de Estado en Kiev, presentándolo a la desinformada opinión pública de Occidente como “una nueva revolución”, en el terreno se invierte la situación a favor de Rusia, que ha dispuesto el envío de miles de soldados a la estratégica península de Crimen, para proteger sus vastos intereses en la zona, a pesar de las airadas protestas, tanto de Kiev - quien ve en esas acciones como “una declaratoria de guerra” - y de Washington que ha amenazado a Moscú con sanciones de todo tipo, lo cual ha sido firmemente rechazado por el señor Putin quien no esta dispuesto a dar un paso atrás en sus intenciones “pase lo que pase”, ya que no reconoce “a ese nuevo gobierno de bandidos fascistas surgido de una insurrección armada digitada por la OTAN y por lo cual se reserva el derecho de usar la fuerza cuando lo crea conveniente”, según afirmo este martes. Como sabéis, luego de desplazar al gobierno del señor Yanukóvich, ahora son los agentes de Estados Unidos quienes se ven obligados –ya en el ejercicio del poder obtenido ilegalmente mediante la violencia – a enfrentar las consecuencias de sus acciones criminales. El problema es que Ucrania está arruinada y nadie, sea quien sea, podrá sacarla rápidamente de la bancarrota., con un ejercito dividido y con grandes deserciones que se ve impotente frente a la inminente ocupación rusa de Crimea y del Este del país, como respuesta al golpe de Estado patrocinado por la OTAN. Durante los Juegos Olímpicos de Sochi, Rusia no reaccionó ante los acontecimientos ucranianos, porque concentraba toda su atención en el evento deportivo debido a las potenciales amenazas de grupos terroristas islámicos. Sin embargo, al momento de la clausura de los Juegos, el poder ya había cambiado de manos en Kiev y Moscú consideró que había llegado el momento de actuar. Si bien la opinión pública occidental tuvo la falsa impresión de que se había producido en Ucrania “una revolución preeuropea” en realidad fue un golpe fascista en toda regla, protagonizados por grupos de nazis ucranianos que desataron una extremada violencia en las calles que dejaron centenares de muertos. Durante la guerra fría, estos extremistas (conocidos por su odio ancestral a todo lo ruso) fueron incorporados a las redes stay-behind de la OTAN para sabotear la economía soviética. Durante los pasados 3 meses de violentas manifestaciones se les unieron islamistas tártaros especialmente traídos de regreso desde Siria (donde fueron entrenados por la CIA y la Mossad israelí para luchar contra el régimen de Damasco) quienes en la plaza Maidan demostraron la pericia adquirida en Siria: mutilando policías y sacándoles los ojos. Es así como la sangrienta insurrección sirvió para enmascarar un golpe de Estado extremadamente clásico, donde el poder quedo en manos del ex jefe de los servicios secretos Alexander Turchinov, quien designó como primer ministro al agente de la CIA Arseni Yatseniuk, con el objetivo de colocar a su país bajo la orbita de Washington. Sin embargo, estos conspiradores no contaron que en Crimea, - donde está basada la flota rusa del Mar Negro y la mayoría de la población es rusa - el gobierno local ucraniano era derrocado y reemplazado por uno pro ruso, que inmediatamente llamo a un referéndum de autodeterminación para el 16 de marzo. Simultáneamente, miles de hombres uniformados rusos, pero sin bandera ni insignias, tomaron el control de los edificios oficiales y del aeropuerto, impidiendo así la posible llegada de fuerzas enviadas por Kiev.. Para empeorar las cosas, el Parlamento ruso autorizo al señor Putin el uso de la fuerza para reintegrar Crimea a Rusia de la que formó parte hasta 1954. Si bien las autoridades de Kiev ya han insistido en que no renunciarán a Crimea, la posición tan estratégica de la península hace que Moscú tampoco se plantee hacerlo. Perder Ucrania para Rusia es un duro golpe, pero perder Crimea seria inadmisible, dada su importancia estratégica y el hecho que Crimea, y en particular, Sebastopol, son la clave de la seguridad nacional rusa. El nexo que los une a Crimea, además, es también cultural. El 58% de la población de la región, según el censo de 2001, es de origen ruso, el 32% ucraniano y el 10% tártaro. De hecho, Moscú justifica su actuación en una respuesta a la ‘petición de ayuda’ de la población rusófila. Eso no es todo, porque todavía quedarán por resolver, para el Kremlin, el destino de la parte oriental de Ucrania -con una numerosa población rusa y una importante industria de defensa que Moscú desea “proteger” a toda costa - y también de Transnistria (ubicada en la frontera occidental de Ucranía), una región separatista de Moldavia de población rusa, que se autoproclamo independiente - aunque no es reconocida internacionalmente - luego de una cruenta guerra que contra él desataron en 1992, Moldavia, la fuerza aérea rumana y los consejeros de la OTAN y hoy en día una «fuerza de paz» rusa garantiza su seguridad. Como podéis notar, Rusia tiene motivos para mantener la mayor parte del país bajo su control efectivo y Ucrania por si sola no puede hacer nada por evitarlo. Si EEUU y la OTAN pretenden hacer una demostración de fuerza están equivocados. Rusia no es Siria o Irán. Es una superpotencia con armas nucleares capaces de llegar a cualquier lugar del globo, dispuesta a utilizarlas en caso de ser agredida, y tiene a su lado a China. Si finalmente estalla la guerra, Ucrania seria borrada del mapa y los demás países que propiciaron el golpe fascista en Kiev que se atengan a las consecuencias. Esperemos que no se llegue a esos extremos y se pueda lograr un acuerdo antes que sea demasiado tarde. Una cosa es segura (tal como titulamos nuestra nota): Ucrania nunca volverá a ser la misma:(
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