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miércoles, 14 de septiembre de 2016

COREA DEL NORTE: La paranoia del poder

En lo que supone un nuevo desafío a la comunidad internacional, Corea del Norte ha realizado la mayor prueba atómica de su historia. La detonación, efectuada al noreste del país, ha provocado un fuerte seísmo de magnitud 5,3 y ha vuelto a recordar a las principales potencias que Pyongyang es un foco de inestabilidad que amenaza con romper los equilibrios en la región. Aprovechando el día del aniversario de la fundación del régimen en 1948, la dictadura comunista ha querido exhibir ante el mundo la vitalidad de su programa nuclear, iniciado en los años 50 y que ha recibido un definitivo impulso desde la llegada al poder de Kim Jong-un. Con éste son ya cinco los ensayos realizados en los últimos diez años, algo que mantiene alarmados principalmente a sus vecinos del sur, que no cesan de exigir medidas más contundentes para detener la amenaza. Hasta el momento, las sanciones armamentísticas y financieras impuestas por la ONU desde el 2006 instauradas para debilitar económicamente al régimen comunista, no lo han hecho desistir de sus intenciones nucleares. Algo que sólo podría lograr China, su principal aliado en la zona, al que Corea del Sur, Japón y EEUU acusan de no hacer todo lo que está en su mano para presionar al dictador norcoreano. Porque a pesar de las sanciones que se le impusieron tras el cuarto ensayo nuclear, realizado en enero, Pekín y Pyongyang han seguido manteniendo encuentros diplomáticos y el volumen comercial de sus intercambios ha aumentado en lo que va de año un 9%. Si bien es cierto que China puede ejercer su influencia sobre Corea del Norte para disuadirlo que continué con su carrera nuclear, varios analistas coinciden en afirmar que esta sería limitada, ya que no le convendría enemistarse con el paranoico dictador, que ve enemigos por todas partes y que en su locura inclusive seria capaz de atacarlos, si se siente ‘amenazado’.Lo mismo podría decirse de Rusia, que al igual que China, ve a Corea del Norte como un vecino ‘incómodo’. De nada servirán las declaraciones de condena internacionales si no se actúa con más contundencia y determinación para desactivar un riesgo que cada día se vuelve más impredecible, con mayor razón cuando quien gobierna con mano de hierro ese aislado país, amenaza continuamente al mundo con una hecatombe nuclear. Pero pretender utilizar la fuerza para contenerlo, traería muchísimos riesgos precisamente por su capacidad nuclear, que a pesar de su tecnología obsoleta, no deja de ser peligrosa. Es por ese motivo que queriendo aprovecharse de esa circunstancia, el nuevo sistema antimisiles que Washington y Seúl pretenden desplegar en suelo surcoreano, aparentemente para contrarrestar esa posibilidad, es vista con gran recelo por China y Rusia ya que en realidad estaría dirigida contra ellos, tal como sucede en Europa, donde Washington y sus ‘socios’ de la OTAN planean instalarlo para hacer frente a lo que consideran ‘la amenaza rusa’ (?). En efecto, el programa de defensa antimisiles en el territorio de Corea del Sur ha sido ideado por los estadounidenses como parte de sus ideas de dominio global, asegura Alexandr Zhebin, jefe del Centro de Investigaciones Coreanas de la Academia de Ciencias de Rusia. Aunque las autoridades de Corea del Sur afirman que el escudo antimisiles de EEUU en su territorio ‘no está dirigido ni en contra de Rusia ni de China, sino relacionado con el incremento del potencial nuclear de Corea del Norte’, el experto ruso afirma lo contrario. "El escudo antimisiles en Corea del Sur fue pensado por los estadounidenses sobre la base de sus ideas globalistas respecto a Rusia y China", sostuvo Zhebin. El especialista pone de relieve que las pruebas de armas nucleares por parte de Corea del Norte representan un simple pretexto usado por EEUU y las autoridades surcoreanas para instalar los sistemas antimisiles. "Hoy, Rusia tiene dos variantes: tolerar en sus fronteras a una Corea del Norte nuclear, que sirve de freno a las ambiciones geopolíticas de EEUU en la región, o tener a las tropas estadounidenses con armas nucleares y sistemas antimisiles en nuestras fronteras en el este, en el Lejano Oriente, en la frontera chino-coreana y la ruso-coreana. La primera variante sería lo mejor para Rusia, aunque Kim Jong-un sea moralmente inaceptable y nos parezca repudiable en su forma de actuar, pero su caída y la anexión de Corea del Norte al Sur, permitiría el acercamiento de las tropas norteamericanas a nuestras fronteras en esa estratégica zona. "En Europa, la OTAN ya se ha acercado lo más posible. Lo mismo va a suceder en Asia si los estadounidenses logran el colapso de Corea del Norte", explica. Como sabéis, la decisión de Seúl y Washington de colocar los complejos antimisiles Thaad en Corea del Sur provocó fuertes discusiones no solo a nivel de los expertos, sino que además causó una oleada de indignación por parte de la población de las regiones candidatas a desplegar los sistemas ya que estarían en el punto de mira de sus adversarios. Según Zhebin, las autoridades surcoreanas entienden perfectamente el riesgo que corre la población de su país, pero poco pueden hacer ya que no pueden ejercer plenamente su soberanía, porque están hipotecados a Washington: “Los generales estadounidenses dirigen las fuerzas armadas de Corea del Sur. Y, en tiempo de guerra, las tropas surcoreanas pasan automáticamente a disposición del comando de EEUU desplegado en Corea del Sur" explicó. Al mismo tiempo, los surcoreanos esperan conseguir el colapso de Corea del Norte y unir a las dos Coreas bajo sus condiciones con ayuda de las sanciones y de los norteamericanos. “Llevan 25 años con este sueño, pero todavía no se ha hecho realidad y dudo que se realice alguna vez y mucho menos pacíficamente, dado que las acciones de EEUU no invitan a un diálogo de paz, sino a la intensificación del conflicto en la región”, concluye Zhebin. A ello debemos agregar el indisimulado deseo de Corea del Sur de querer desarrollar su propio programa nuclear, lo cual es rechazado por gran parte de su población, ya que están plenamente convencidos de que una escalada atómica en la zona - como pretende Seúl en conveniencia con Washington - no es la solución más deseable y solo agravará las cosas, dando argumentos a Pyongyang para incrementar su poderío nuclear, al cual por cierto, acaban de anunciar ‘que no lo abandonaran por ningún motivo’. Según la mayoría de los expertos, a pesar de que técnicamente Pyongyang ya es capaz de fabricar su propia bomba atómica (como demuestra este último ensayo), aún no podría lanzar ningún ataque de medio y largo alcance contra sus enemigos. Para que ello fuese posible, necesitaría tener la capacidad de fabricar pequeñas ojivas nucleares que pudiesen incorporar a sus misiles balísticos. Kim Jong-un ha asegurado que ya están en posesión de esa tecnología, aunque esa información nunca ha sido verificada. Es por ese motivo que a modo de contrapeso del lenguaje belicista de Washington y sus aliados, la comunidad internacional no debería escatimar esfuerzo alguno por todos los medios políticos y diplomáticos a su alcance para paralizar o al menos reducir el arsenal desarrollado por Corea del Norte, mediante intensas negociaciones tal como hizo con Irán, así como reducir gradualmente las sanciones impuestas que han demostrado su total ineficacia. Incluso el propio dictador norcoreano ha hecho más de una oferta de conversaciones a EE.UU. sin obtener respuesta alguna. Tan paradójico como pueda parecer, sus ensayos nucleares y de misiles van también dirigidos a recordar esas ofertas. Occidente debería por ello evaluar con contactos tras bambalinas la disposición al diálogo de Pyongyang para saber si sus intenciones son reales o solo tratan de ganar tiempo. Que no se vea ello como un signo de debilidad frente a los delirios bélicos de un tirano que actúa sin tener en cuenta las consecuencias de sus decisiones, porque está en juego el destino de la humanidad. A veces es necesario hacer algunas concesiones, así no nos guste, para conseguir los resultados esperados. Solo en el caso de fracasar las negociaciones y Corea del Norte insista en lo mismo, quedaría abierta la vía militar como último recurso y Kim Jong- un enfrentaría su destino, nada agradable por cierto ¿no os parece? :)
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