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miércoles, 19 de julio de 2017

LIBIA: ¿De vuelta a empezar?

A seis años del brutal asesinato del líder libio Muammar Gadafi - tras la intervención de la OTAN en la guerra civil propiciada por los EE.UU., mediante la denominada ‘primavera árabe’ creada por la CIA a semejanza de las llamadas ‘revoluciones de colores’ que derrocaron a las dictaduras comunistas en Europa del Este - Libia sigue sin encontrar su camino hacia la unidad y se debate en el caos mas absoluto, convertido en un ‘santuario’ del terrorismo internacional, desde cuyas costas miles de terroristas que se hacen pasar como ‘refugiados’, tratan de llegar a Europa para desatar el terror entre los cruzados, con mayor razón ahora que ISIS prácticamente ha sido pulverizada tanto en Siria como en Irak y cuyos mercenarios huyen para escapar del justo castigo por sus aborrecibles crímenes cometidos, ya que de nada ha servido que esos asesinos hayan sido financiados, entrenados y armados tanto por los EE.UU. como por Arabia Saudita, para que hayan sido finalmente derrotados por los rusos y sean una sombra de lo alguna vez fueron. Y que mejor ocasión para tratar de guarecerse en Libia, destruido por la guerra y prácticamente dividida por diversos grupos que imponen su ‘ley’ en las zonas que controlan. ¿Cuáles son los factores que impiden el arreglo de las discrepancias en la región? ¿Qué futuro le aguarda a una nación desgarrada por las ambiciones de los EE.UU.? Como sabéis, Libia está conformada por tres zonas históricas. En el noroeste se encuentra Tripolitania; en el este, Cirenaica (región rica en hidrocarburos y donde se encuentran las ciudades de Tobruk y Bengasi) y en el suroeste, la región desértica de Fezán. Todas estas regiones fueron reunidas por primera vez bajo el mandato de Italia en 1934, que hizo de Libia su colonia. La historia de este país explica por qué existen en un mismo territorio diferentes dialectos del árabe, un origen distinto, intereses particulares de cada tribu y cada clan, así como diferentes grupos étnicos: árabes, bereberes, tuaregs y tubus. Cuando Gadafi fue bárbaramente asesinado en el 2011, el país quedo dividido en muchos territorios controlados por diferentes grupos terroristas. En el 2012, se celebraron elecciones a la Asamblea General de la Nación de Libia, estas fueron ganadas por los partidarios de estructuras islamistas. No obstante, su política fue rechazada por Occidente. En el 2014, el general Jalifa Haftar, un ambicioso exmilitar con el patrocinio de los EE.UU., dio un golpe de Estado, declarando el inicio de la ‘Operación Dignidad’ ocupando Trípoli en mayo de ese mismo año. Haftar organizó entonces las ‘elecciones’ para un nuevo órgano legislativo que estaría bajo su control, pero los islamistas declararon aquellas acciones como ilegítimas, convocaron una coalición armada para combatir al militar golpista, dando inicio a la operación ‘Amanecer Libio’. En el mismo año, estos grupos expulsaron a Haftar y al pseudo parlamento controlado por él al este del país, a la ciudad de Tobruk, donde instauro un ‘gobierno’ títere. En diciembre del 2015, los representantes de estos dos centros de poder formaron un ‘Gobierno de Acuerdo Nacional’ tras unas negociaciones en Marruecos. La ONU reconoció este órgano en el 2016 y a finales de marzo de ese año la institución, encabezada por Fayez Sarraj, se trasladó a Trípoli. No obstante, en verano de ese año, Haftar al ver que era desplazado paulatinamente del poder, retiró su apoyo a dicho ‘gobierno’ e instauro el suyo propio en el este de Libia. De esta manera, los actores políticos y militares de la política libia creen ‘controlar’ la situación en el país, aunque ello es una ficción. Así, el ‘gobierno’ de Trípoli, carece de instrumentos de poder y es simplemente decorativo ya que no tiene poder alguno de decisión. No solo es incapaz de controlar la capital libia, sino que se ve en la necesidad de buscar el apoyo de un conjunto de grupos distintos al este del país. "Se trata de más o menos estructuras autonómicas con una ideología distinta, pero que corresponden al espectro islamista moderado, parecidos a los Hermanos Musulmanes u otros de la misma índole", recalcó el jefe del Instituto ruso de Desarrollo e Innovación, Kiril Semiónov. Respecto al ejército mercenario de Haftar, el experto admitió que "sus fuerzas armadas son un mito, ya que en realidad carecen de una estructura unificada". Los acontecimientos de los últimos dos años pusieron de manifiesto que Haftar es capaz de controlar solo el este de Libia. La ciudad de Bengasi, capital de Cirenaica, fue tomada por su ejército solo a principios de julio del 2017 y, según diferentes informes, sigue combatiendo con distintos grupos de terroristas en la ciudad. Además, no se puede subestimar el ‘gobierno’ de Sarraj, quien tiene el apoyo de una buena parte del oeste del país. Para agravar las cosas, la reciente y sorpresiva liberación del hijo de Gadafi, Seif Islam, efectuada el 9 de junio (condenado a Cadena Perpetua, pero rescatado por un grupo de partidarios) añade aún más incertidumbre a la situación interna de Libia. Los expertos admiten que esta acción no recibió la aprobación de los ‘gobiernos’ rivales porque para ellos Seif Islam es un adversario más en la lucha por el poder. Entretanto, algunos analistas consideran que muchos de los problemas libios podrían ser resueltos si se restaurara la unidad del país. Y es que además de las contradicciones internas, el enfrentamiento de las dos coaliciones en Libia refleja las posturas de los actores externos. El ‘gobierno’ de Tobruk cuenta con el apoyo de Egipto, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita. Los grupos islamistas en Tripolitania reciben ayuda de Turquía y Qatar. Mientras, EE.UU., que antes simpatizaba con el ‘gobierno’ de Trípoli, ahora, según Semiónov, baraja la posibilidad de volver a colaborar con Haftar. "Hay indicios de que Trump sería más leal al ‘gobierno’ títere de Tobruk. Esto se puede relacionar con la crisis de Qatar y su antipatía a los Hermanos Musulmanes, quienes apoyan al ‘gobierno’ de Sarraj", remarcó el experto. Además, Semiónov sostuvo que EE.UU. podría jugar con ambos ‘gobiernos’ para aislar a los grupos afiliados a los Hermanos Musulmanes, ofreciendo al ‘gobierno de Acuerdo Nacional’ de Tripoli garantías de seguridad. Aparte de la amenaza terrorista, el problema principal que afecta a Libia es que el país se convirtió en un punto de trasbordo para los terroristas del desfalleciente ISIS que aparentando ser ‘refugiados’ intentan llegar a Europa por mar. Desde el comienzo de este año, el 85% de los 80.000 terroristas que llegaron a la UE cruzaron el mar Mediterráneo desde Libia. Tras la reunión de los ministros de Exteriores de la UE, celebrado el pasado 6 de julio, tardíamente se decidió impedir la entrada a Libia de los ‘refugiados’ de países limítrofes de África, cuando ya cientos de miles de ellos llegaron como una plaga al viejo continente con el ‘patrocinio’ de Ángela Merkel, quien recibió con los brazos abiertos a estos asesinos y pretende que los demás países de la UE hagan lo mismo. Mientras tanto, en Libia hasta ahora ninguno de los autoproclamados ‘gobiernos’ - ni el del Acuerdo Nacional, ni el de Hartar - son capaces de manejar el país. El proceso de unificación se puede iniciar, de acuerdo con Semiónov, solo con el apoyo internacional y si ambos grupos garantizan la seguridad mutua. El experto afirmó que la premisa principal para unir el país es crear "una estructura militar integrada: un consejo general conjunto" que coordine los esfuerzos en la lucha contra ISIS y Al Qaeda. La siguiente etapa, según el especialista, es celebrar elecciones generales y formar un nuevo gobierno. Aunque Sarraj y Haftar llegaron a un acuerdo en Doha en mayo del 2017 que prevé la celebración de unas elecciones, todavía no se tiene certeza de que el sufragio en realidad vaya a tener lugar. Por su parte, el catedrático de la Universidad Estatal Lingüística de Moscú, Mijaíl Roschin, ofrece otro escenario. Para este analista la unidad de Libia es solo posible sobre una base federativa que tenga en cuenta la experiencia del Reino de Libia, una federación dividida en provincias distintas, cada una con su propio parlamento. Sin embargo, la desconfianza mutua entre los diferentes grupos, hace que cualquiera de estos planes sean imposibles de materializar ya que por ningún motivo querrán perder sus cuotas de poder, por lo que se avizora a corto plazo el inicio de otra guerra civil a gran escala. De este modo, Libia avanza inexorablemente a su disolución :(
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