Google ha presentado por fin sus nuevos Pixel 3 y Pixel 3 XL, la nueva iteración de su línea de teléfonos. Dos dispositivos que no por filtrados son menos esperados, y que harán acto de presencia próximamente en diferentes mercados a lo largo y ancho del globo. El lanzamiento realizado en Nueva York ha sido, probablemente, el más insípido de los últimos años. El río de filtraciones vivido durante las últimas semanas han dejado sin sorpresas a uno de los teléfonos más importantes y, probablemente, de los mejores de este curso tecnológico. Pese a ello, el interés en torno a los nuevos teléfonos de Google parece no haberse diluido en absoluto. Y la razón es bastante sencilla: la magia de los teléfonos de Google no está en el diseño ni en las especificaciones técnicas; está en el software y en la experiencia de uso. Y eso, sumado al gran sabor de boca que dejó su predecesor, es un poderoso atractivo. Tanto el nuevo Pixel 3 como el Pixel 3 XL montan un microprocesador Snapdragon 845, 4 GB de memoria RAM y, dependiendo de la versión, un almacenamiento de 64 o 128 GB. Esta combinación de componentes, ya validada en otros teléfonos de la competencia, ofrece una experiencia solvente bajo cualquier situación. Tan solo Apple, con su recién estrenado A12 Bionic, puede presumir de una potencia bruta superior. Las pantallas de ambos equipos han crecido en dimensiones. La variante estándar alcanza ahora las 5,5 pulgadas de tamaño, mientras que el modelo XL llega hasta las 6,3 pulgadas. En ambos casos se emplea la tecnología OLED, aunque, como ya se observó el pasado año, no todos los OLED son sinónimo de calidad. Habrá que evaluar su desempeño final en el futuro análisis. La zona posterior de ambos productos ha sido ligeramente rediseñada para habilitar la carga inalámbrica mediante inducción. Ahora está construida en cristal, un material que sí permite la transmisión de energía a las baterías, cuyas capacidades son 2.915 mAh (Pixel 3) y 3.430 mAh (Pixel 3 XL). En cuanto a conectividad, ambos productos presumen de Wi-Fi, 4G LTE, NFC, Bluetooth 5.0, A-GPS, GLONASS, etc. También presentan un conector USB-C y prescinden del puerto de auriculares, algo cada vez más habitual en los segmentos altos del mercado. Las cámaras de ambos teléfonos no presentan grandes mejoras en el ámbito del hardware -el tamaño del sensor y las lentes permanecen intactas respecto a los encontrados en el Pixel 2 XL-. Sin embargo, el nuevo ISP del Snapdragon 845, combinado con el Pixel Visual Core y los mejorados algoritmos de procesamiento de imágenes, prometen un rendimiento superior al de sus predecesores. La interfaz de la cámara ha sido completamente rediseñada, facilitando el intercambio de modos y la operatividad de los controles. La disposición de los elementos se asemeja ahora a la mostrada por iOS y algunos productos de Huawei. La cámara frontal ahora está compuesta por dos sensores y objetivos diferentes. Uno de ellos ofrece un mayor angular que posibilita mejores selfies grupales y un rango de visión mayor. Ya disponible en la web de Google Store, con un precio de partida de 849 euros :)