Ubicado en el corazón del África, este pequeño país se encuentra en un proceso de franca descomposición con la inminente reactivación de una sangrienta guerra civil, producto de la grave crisis política en la que se encuentra ante la indiferencia del mundo que no hace nada para evitarlo. Esta situación es consecuencia de los múltiples abusos cometidos por el dictador Pierre Nkurunziza que han sumergido al país en la peor crisis desde la guerra civil de los años noventa entre los grupos étnicos hutus y tutsis. Las represalias y amenazas de muerte han llevado a más de 150.000 burundeses a huir del país para evitar ser victimas de quienes hoy detentan el poder. La difícil convivencia entre esos dos grupos devino en insostenible en abril del 2015 cuando los burundeses tutsis se manifestaron pacíficamente en las calles de Bujumbura contra la intención del hutu Pierre Nkurunziza de presentarse ilegalmente a un tercer mandato, ya que tanto la Constitución como el Acuerdo de Arusha - que puso fin a la guerra civil de 1993-2006, en que murieron unas 300.000 personas en un conflicto entre rebeldes de la mayoría hutu y el Ejército, dominado por la minoría tutsi - lo prohíben expresamente. Como podéis imaginar, las protestas, que se extendieron rápidamente a todo el país, fueron brutalmente reprimidas por la policía, las fuerzas de seguridad y las temibles milicias humus, quienes comenzaron a asesinar indiscriminadamente a la población civil, arrojando sus cadáveres bien a fosas comunes o a los ríos cuando estas ya no se dieron abasto. Miles perecieron en esa sangrienta represión por parte de aquellos que pretenden reeditar el genocidio ocurrido en Ruanda. En mayo de ese año, fracaso un sospechoso golpe de estado en contra del tirano, que Nkurunziza lo desbarato fácilmente a las pocas horas y que muchos analistas consideran que fue una maniobra para victimizarse. Como consecuencia de ese engaño, en julio fue reelegido con el 69.41% de los votos, en unas elecciones completamente amañadas con los partidos de oposición proscritos y donde solo se presentaron a participar el partido de gobierno y algunos movimientos satélites en un proceso que no tenía nada de democrático, con una prensa censurada y una brutal represión para acallar a los disidentes que tuvieron que elegir el exilio para no ser asesinados. Unos resultados que como era de esperar, no fueron reconocidos por la oposición, lo cual origino una violenta respuesta en noviembre por parte del régimen, asesinando, torturando y violando a todo aquel que no le rinda pleitesía al dictador, originando que cientos de miles de personas se desplacen a países vecinos para salvar sus vidas. Los responsables de esta masacre fueron los partidarios de Nkurunziza, en concreto los temidos “Imbonerakure”. Según un informe publicado por la ONG Human Rights Watch, los miembros de “Imbonerakure” cometen actos de violencia, que incluyen asesinatos, palizas, violaciones, amenazas y extorsiones contra sus opositores y otros burundeses. Una percepción confirmada por la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Ahora, tras el fallido golpe de Estado y las controvertidas elecciones en la que fue elegido ilegítimamente, Nkurunziza se enfrenta a una rebelión armada. No es la primera vez que ello ocurre en este convulsionado país. Burundi sufrió una guerra civil que arrasó el país entre 1993 y 2005 y que terminó con la vida de más de 300.000 personas por un conflicto entre hutus y tutsis. El origen de este odio reciproco entre ambas etnias proviene de tiempos de la colonia, cuando África - con la excepción de Etiopia - estaba en manos de las grandes potencias europeas quienes se la repartieron entre si. En el caso de Burundi, este paso a control de Bélgica, tras la derrota alemana en la I Guerra Mundial, en la cual también perdió sus colonias. Los belgas introdujeron el principio de “divide y reinarás” Así establecieron que los tutsis, una etnia minoritaria dedicada a la ganadería y clase dirigente, eran racialmente superiores y como tal llamada a su lado para gobernar el país. En cambio, la mayoría hutu, compuesta por agricultores, quedó relegada a un segundo lugar, carente de derechos, haciendo nacer en ellos un odio latente a los tutsis. La independencia lograda en julio de 1962 no trajo la paz. En 1972, los tutsis temerosos de perder el poder, masacraron a los hutus cuando pretendieron rebelarse. En 1993, un líder hutu, Melchior Ndadaye, fue elegido democráticamente, pero fue asesinado por el ejército tutsi, dando origen a una guerra civil, perdiendo la vida en ella más de 300.000 personas (Estos eventos y los refugiados de estas masacres, influenciaron los acontecimientos en Ruanda, incluyendo la guerra civil de 1990-1994 y el genocidio que tuvo lugar en 1994). Este conflicto terminó en el 2005, con la firma de los acuerdos de Arusha y gracias a ello, el hutu Pierre Nkurunziza fue elegido en las urnas para liderar el país. Su partido, el CNDD-FDD -Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia-Fuerzas de Defensa de la Democracia, combatió a los tutsis como milicia durante el conflicto y ahora en el poder debía compartirlo con ellos. Sin embargo, Nkurunziza pretende ahora desconocer lo firmado. En efecto, la gravedad del problema actual deviene que ahora está echando por tierra esos acuerdos que tanto costó conseguir, y todo lo que implicaron. Y ello está originando que el conflicto étnico esté aflorando otra vez. Al día de hoy, Burundi se encuentra a las puertas de una nueva guerra civil ante la indiferencia del mundo. Claro, como no tiene petróleo, a nadie interesa el drama en que viven Si bien la Unión Africana (UA) había decidido en diciembre último enviar una fuerza de paz de cinco mil soldados, esta fue finalmente descartada, debido a la tenaz oposición del régimen, que lo calificó de ser una "fuerza de invasión y ocupación" y prometió combatirla. Esa misma respuesta obtuvo la ONU la semana pasada cuando el Secretario General viajó a Bujumbura para tratar de convencer al dictador del envió de tropas para proteger a la población y evitar la carnicería, sin conseguirlo. El genocida no quiere testigos de sus crímenes y si no se le detiene a tiempo, va a ser muy tarde para lamentarlo. Lo que sucede en Burundi debe ser condenado por la comunidad internacional e intervenir militarmente para detener este nuevo baño de sangre. En juego está la vida de muchos seres humanos, lo que no debe ni puede ser ignorado :(
Parece que si se trata de hablar de velocidad de disparo y puntos de enfoque, Sony también quiere sumarse a la fiesta iniciada por Nikon y Canon con sus recientes D5 y EOS-1DX Mark II. Aunque poco tienen que ver esas dos réflex con la nueva A6300 que acaba de ser presentada, en este caso también las ráfagas y el autofoco centran la carta de presentación de esta pequeña sin espejo. Planteada no como el relevo de la A6000 sino como un modelo superior -la A6000 se queda en el catálogo, confirman desde la compañía- la nueva A6300 se presenta con un sensor CMOS de 24 megapíxeles y tamaño APS-C. Aunque se mantiene la resolución del modelo anterior, Sony habla de un sensor totalmente renovado que, junto al procesador Bionz X, se atreve con una sensibilidad calibrada de hasta 51.200 ISO y ráfagas de 11 fotogramas por segundo. Además, la A6300 ofrece un modo de disparo a 8 fotogramas por segundo en el que no solo se mantiene el enfoque continuo, sino que no se pierde en ningún momento la visión de la escena a través de la pantalla o el visor electrónico, como ocurría hasta ahora con este tipo de cámaras. El enfoque es precisamente otro de los puntos fuertes de esta cámara, que no registra grandes cambios en lo que respecta a diseño y tamaño, con el visor integrado, la pantalla abatible y la conexión Wi-Fi como parte de sus especificaciones. Bautizado como 4D Focus, el nuevo sistema híbrido no solo cuenta con 425 puntos de enfoque por detección de fase en su sensor, sino que Sony lo presenta como el más rápido del mercado a día de hoy. Un mecanismo que también amplía su cobertura de la escena para mejorar (más de 7 veces, según los datos de la compañía) el sistema de enfoque de seguimiento respecto a la generación anterior y que además es compatible con ópticas con montura A usadas mediante adaptador. En la lista de prestaciones de la nueva A6300 tampoco falta la grabación de vídeo 4K en formato Super 35 mm, con un flujo de datos de hasta 100 Mbps. También ofrece grabación Full HD a 120 fotogramas por segundo, curva de color S-Log y entrada para micrófonos, entre otras mejoras respecto a la A6000 en este terreno. Sony ha confirmado que la A6300 saldrá a la venta este mes con un precio de 1.250 euros (sin objetivo) y 1.400 euros (con el lente SELP1650) :)
Muchos hemos crecido con la idea de que los dragones eran unos seres fabulosos con la capacidad de volar y que echaban fuego por la boca, fabulosos en el sentido de que no podrían haber existido en realidad. Sin embargo, se trata de algo más que un mito, ya que semejantes criaturas existen (por lo menos de nombre) en Indonesia. Si bien no escupen fuego ni pueden elevarse por los aires, estos gigantescos y peligrosos animales alimentaron esa leyenda. Nos referimos al Dragón de Komodo, considerado el lagarto más grande del mundo, el cual puede alcanzar una longitud de 10 pies y un peso mayor a 250 libras. A pesar de su fortaleza y temeridad, los dragones de Komodo son animales en peligro de extinción. Quedan únicamente cerca de 5,000 dragones viviendo en cuatro pequeñas islas de Indonesia. Estas terribles criaturas obtuvieron su nombre de la isla en donde fueron descubiertos por primera vez, la Isla Komodo. Estos lagartos tienen la cabeza puntiaguda, cuello largo, lengua similar a la de las serpientes, piernas fuertes, y una poderosa cola. Son carnívoros. Pueden atacar a animales vivos o alimentarse de carne en descomposición. A pesar de su gran tamaño, los dragones de Komodo son corredores rápidos de distancias cortas, ya que pueden correr hasta 12 millas por hora en un periodo corto de tiempo. Sin embargo, los dragones de Komodo raramente persiguen a su presa. En lugar de eso, son depredadores cautelosos -se esconden quedándose inmóviles durante horas esperando que su comida se acerque. Cuando localizan a una presa, le tienden una emboscada corriendo fuera de su escondite a una velocidad máxima. Pueden utilizar estrategias diferentes de ataque dependiendo del tamaño de su presa. Si los dragones tienden una emboscada a una presa más grande que ellos, como un venado o un búfalo, primero atacan sus patas para derribar a su presa y hacerla perder el equilibrio. Aun cuando su presa puede levantarse y escapar, el animal herido no va a vivir por mucho tiempo, ya que su saliva de contiene bacterias mortales. Cuando los dragones lanzan un ataque y muerden a su presa con sus colmillos planos y dentados, también transmiten su saliva a la víctima. El animal en fuga muere algunas horas o días después a causa de las heridas infectadas. Entonces, atraído por el olor de la carne en descomposición, el dragón localiza a su presa y lo devora en el acto. En la actualidad se estiman que existen unos 5.000 ejemplares; más de la mitad de ellos viven dentro de los límites del Parque Nacional de Komodo (Indonesia) (que comprende la mayoría de las islas habitadas por el animal).Los estudios realizados en las últimas décadas, por desgracia, señalan una progresiva disminución de sus efectivos, así como de su área de distribución debido a la acción del hombre: la destrucción de su hábitat como consecuencia de la transformación de áreas naturales en cultivos, la fragmentación de sus poblaciones por el aumento progresivo de los núcleos urbanos, disminución de sus presas a causa del exceso de caza e incluso la captura de ejemplares para suministrar al tráfico ilegal de animales. Hoy, la situación de peligro que establece para él la Lista de Especies Amenazadas que realiza la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza es el de “vulnerable”. Estamos en la obligación de salvarlo de su desaparición. No debemos permitir que se convierta en un mito :(