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miércoles, 26 de marzo de 2025

SUPERNOVA: Como mueren las estrellas

Los cuerpos celestes del espacio tienen un ciclo vital de mil millones de años. Según la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés), cuando las estrellas agotan toda su composición de elementos combustibles, se expanden hasta formar una estrella conocida como gigante roja que subsiste por el consumo de otros elementos de su formación química como oxígeno, carbono, hierro, entre otros. Pero a medida que los elementos mencionados se agotan, la gigante roja se convierte en una enana blanca, denominación que identifica a aquellos astros que consumieron toda su combustión de hidrógeno disponible. Su finalidad es comprimirse hasta ocasionar una explosión que se expande por todo el Universo y que, dependiendo de sus características, da lugar a las llamadas supernovas. Se trata del mayor estallido que tiene lugar en el espacio exterior de unas estrellas que, luego de vivir millones de años, disminuyen los elementos químicos que promueven su combustión (hidrógeno y helio, principalmente) hasta agotarlos. Una vez que se transforman en enanas blancas, su explosión puede clasificarse de distintas formas, de acuerdo a cómo ocurre este fenómeno. Al respecto, la NASA identifica dos tipos de supernovas: Supernovas de tipo I Este tipo de supernova se crea únicamente cuando dos estrellas comparten un mismo punto gravitacional, lo que la agencia espacial estadounidense identifica como sistema binario de estrellas. Otra condición para su origen es que una estrella del par sea enana blanca de carbono y oxígeno; y cuya compañera sea cualquier otra clase de estrella, como una gigante roja u otra enana blanca. La enana blanca de este sistema binario se encarga de absorber toda la materia disponible de la estrella con mayor vitalidad. Cuando la cantidad absorbida alcanza 1.4 veces la masa del Sol, el exceso de materia del cuerpo comprimido ocasiona una supernova y se vaporiza por completo. El radio de tamaño 1.4 en relación a la masa del Sol es utilizado también por la astronomía para medir distancias en el Universo. Universe Today señala que, al conocer cuánta energía detonó la Supernova, los astrónomos pueden calcular la distancia de la explosión; Supernovas de tipo II La segunda especie de supernova identificada por la NASA corresponde a las estrellas masivas. Este término corresponde “a todo astro aislado que produce una explosión debido a su colapso gravitatorio”. Tal como continúa la agencia espacial, estas estrellas pueden tener hasta 5 veces la masa del Sol en nuestro sistema solar. Estos cuerpos aislados convierten el hidrógeno en fusión en su núcleo. Dicha reacción libera energía en forma de fotones y la presión que ejerce es empujada contra la interacción gravitatoria del espacio, que intenta atraer a la estrella sobre sí misma, agrega Universe Today. Una vez agotada la combustión de hidrógeno, la estrella dispone de otros elementos químicos para sobrevivir. Luego, las capas externas del lucero colapsan hacia adentro producto de la fuerza gravitatoria del espacio contra su materia y detona como una supernova de tipo II. Cabe precisar que pocas estrellas llegan a convertirse en supernovas. Muchas se enfrían y terminan sus días como enanas blancas y, posteriormente, como enanas negras. Por cierto, en relación a los tipos de supernovas, existe otro fenómeno que se desarrolla dentro de las de tipo I, con un detalle que las diferencia: mientras una supernova explota y muere; las estrellas que producen una nova sobreviven al fenómeno. Según Space, se denomina nova a aquella enana blanca de un sistema binario de estrellas que, al extraer materia de su compañera, produce una explosión de fusión nuclear que no desencadena la destrucción de la estrella, y que, por lo tanto, puede dar lugar a otras explosiones, expulsando todos los materiales que la constituían al espacio formando una nube, un espectáculo que no se ve todos los días. A propósito, este jueves no apartes la mirada del cielo, ya que podría ser la única oportunidad que tengas de ver una supernova. Se trata de una nova recurrente que se produce cada 80 años, aproximadamente. Un nuevo cálculo ha establecido que se producirá mañana y que se verá en todo el hemisferio norte. Se trata del T Coronae Borealis, un sistema estelar situado a unos 3.000 años luz, que se espera que protagonice un fenómeno astronómico de gran magnitud. Este tipo de eventos se producen cuando una enana blanca acumula suficiente materia de su estrella compañera, provocando una explosión termonuclear visible desde la Tierra. Según un estudio reciente desarrollado por investigadores de la Universidad de Louisiana State y de la Asociación Americana de Observadores de Estrellas Variables (AAVSO, por sus siglas en inglés), el estallido podría producirse este 27 de marzo, haciendo que el brillo del sistema aumente hasta igualar el de algunas de las estrellas más visibles del firmamento. Se trataría de la primera vez desde 1946 que este fenómeno puede observarse sin telescopios. El sistema, también conocido como T CrB, forma parte de la constelación de la Corona Boreal, fácilmente reconocible desde todo el hemisferio norte, compuesto por una gigante roja y una enana blanca, en interacción constante. Esta última, al captar materia de su compañera, sufre periódicamente un colapso que provoca un aumento repentino de luminosidad. Existen registros históricos de explosiones en los años 1217, 1787, 1866 y 1946. Desde entonces, los astrónomos han seguido con atención la evolución de su curva de luz. En marzo del 2023 se detectó una disminución del brillo conocida como Pre-eruption Dip, considerada una señal previa inequívoca del estallido. El pasado mes de agosto del 2024, los astrónomos estaban convencidos de que se produciría la explosión, pero finalmente no tuvo lugar. La constelación donde se encuentra el sistema comenzará a elevarse por el este a unas tres horas luego del anochecer. Para localizarla, se puede trazar una línea entre Arcturus y Vega: la Corona Boreal se sitúa entre ambas, cerca del cúmulo M13 en la constelación de Hércules. “Desde septiembre hemos observado variaciones que apuntan a la inminente llegada de esta esperada explosión”, explicó Franck Marchis, astrónomo del SETI Institute. Añadió que, aunque las predicciones se basan en observaciones empíricas, aún existe cierto margen de incertidumbre sobre la fecha exacta del evento. Esperemos que esta vez si ocurra… A estar preparados.
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