El Mastín Tibetano, también conocido como el "Dogo del Tíbet" o "Do-Khyi", es una de las razas caninas que ha conquistado a corazones en todo el mundo por su imponente presencia y lealtad incomparable. Tiene raíces que se remontan a más de dos mil años, donde desempeñó un papel crucial en la vida de los nómadas tibetanos y monasterios budistas. Su propósito principal era proteger el ganado y los monasterios de los depredadores y ladrones. En la antigüedad se le consideró complemento ideal de la maquinaria de guerra, en virtud de su gran tamaño e inteligencia para aprender a utilizar su fortaleza en el arte de la guerra, donde solo su apariencia, ya generaba terror en los ejércitos enemigos. Según se dice, el ejército de Genghis Khan tenía 30.000 ejemplares, uno para cada soldado. Este gigante animal impresiona a primera vista. Con una estructura robusta y poderosa, los machos pueden alcanzar alturas de hasta 66 centímetros y pesar hasta incluso 70 kilogramos. Su pelaje denso, áspero y doble, que actúa como aislante contra las bajas temperaturas del Himalaya, puede ser de varios colores, incluyendo negro, rojo, leonado y crema. La expresión de su rostro, con sus ojos oscuros y orejas caídas, transmite dignidad y serenidad. En cuanto a su personalidad, el Mastín Tibetano es conocido por su naturaleza tranquila y gentil. Apegado a su familia, es un guardián devoto y protector, dispuesto a poner su vida en riesgo para defender a los suyos. Suele ser un perro independiente e incluso reservado, pero siempre es fiel a su familia. Adaptados a las duras condiciones de las montañas del Himalaya, estos perros tienen una resistencia extraordinaria a la altitud y condiciones climáticas extremas. Este animal puede llegar a identificar las amenazas a larga distancias convirtiéndolo así como en uno de los mejores perros guardianes que existen. Aunque los perros de raza gigante tienen una corta esperanza de vida, el mastín tibetano tiene sorprendente una larga vida, superando los 12 años de edad en muchas ocasiones. Considerado sagrado por los monjes, se creía que estos perros tenían propiedades espirituales y podían reencarnarse como humanos. Además, también se considera el perro más caro del mundo. Factores como su rara disponibilidad, pureza de raza, historia distinguida y la demanda de adopción por parte de celebridades y personas adineradas contribuyen a su elevado precio. Los cachorros de esta raza pueden alcanzar fácilmente cifras de seis o incluso siete dígitos. En el 2011 un ejemplar de color rojo llamado Big Splash se vendió en la exposición canina celebrada en la provincia oriental de Zhejiang, China, por un millón y medio de euros. Y en el 2014 otro ejemplar superó este récord al ser adquirido por un millón novecientos mil euros. Su exquisita combinación de elegancia, fuerza y lealtad lo convierte en un símbolo de estatus y lujo. Sin embargo, aquellos que buscan adoptar un Mastín Tibetano deben recordar que la responsabilidad que conlleva cuidar de esta majestuosa criatura va más allá de su precio.